Elus por el Mundo – Ignacio Pueyo

21 ABR

¡Hola de nuevo a todos!, aunque muchos ya nos conocemos, soy Ignacio Pueyo. Casi ya exalumno ELU, ¡qué vértigo pensar que esto se termina en nada!

Estudio 4º de Medicina en la Universidad de Zaragoza, y desde septiembre estoy de Erasmus en Bruselas, en la ULB (Université Libre de Bruxelles) para realizar este extraño curso académico afectado por la pandemia.

La verdad que podría contaros que está siendo un curso muy bueno, o muy malo depende desde qué perspectiva lo mires, pero voy a intentar ser plenamente objetivo contándoos mi experiencia.

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Todo empezó por el ya lejano mes de septiembre, donde después de escuchar las mil anécdotas de mi querido amigo Enrique Mochales (también 4º ELU) que estuvo en este mismo destino el curso anterior, uno se piensa que va a poder visitar todos los destinos lejanos y cercanos que ofrece este interesante destino de Erasmus. Pero cuando apenas llevábamos un mes disfrutando de buen tiempo y terrazas, nos cierran todo por la nueva ola de la pandemia. Ya todos sabéis de sobras lo que conlleva. Y así llevamos hasta la fecha en la que os escribo a mediados del mes de abril. Bares, restaurantes y clases llevan cerrados a los estudiantes universitarios durante todos estos meses. Así pintado puede parecer un Erasmus muy desolador respecto a lo que la mayoría de nosotros podríamos tener en mente a un año normal.

Pero lo cierto es que también está teniendo muchísimas cosas buenas. Estoy viviendo en una residencia de estudiantes internacionales en pleno centro de Bruselas y he podido disfrutar de todos los alrededores para hacer planes con ellos. Vivimos a ocho minutos andando de la Gare Central, y al no haber impuesto confinamientos perimetrales entre regiones, hemos viajado por todo el país muchos fines de semana. Entre ellos, Brujas, Gante, Amberes, Dinant, Namur, Spa…. y seguro que me olvido algún sitio más. Y, al tener frontera cerca con otros países, también hemos podido visitar Luxemburgo, Amsterdam y espero que dentro de poco París y Colonia. La verdad que ha sido una oportunidad muy buena para conocer el país a fondo.

Y lo mismo ha pasado con la gente de la residencia. Las personas con las que he compartido todos estos meses hemos convivido más intensamente que en un Erasmus normal, y ha sido una buena oportunidad para conocerlas de verdad, y creo que la amistad con ellas perdurará por esto mismo. De hecho, he convivido todos estos meses casualmente con una persona del Fin de Semana de Selección de mi promoción Becas XII.

Respecto a la parte académica la verdad que no he podido tener más suerte. Bélgica ha sido de los pocos países europeos que no ha interrumpido las prácticas clínicas para sus estudiantes de medicina. Y la verdad que esto ha sido sin duda lo mejor de mi Erasmus. Para los que estudiéis medicina no sé cómo serán las prácticas en vuestras facultades durante los primeros cursos, pero en Zaragoza no tenemos prácticamente ni una práctica clínica hasta el segundo semestre de 5º. Aquí en Bélgica nos dan mil vueltas. Los estudiantes desde 2º de carrera hacen “stages” = prácticas clínicas en hospitales como enfermeros. Al llegar a 4º la mayoría saben perfectamente hacer extracciones de sangre, suturar heridas, realizar gasometrías, completar dosieres con anamnesis completas… Es una enseñanza mucho más práctica, de hecho en la ULB para graduarse deben completar 40 guardias nocturnas en urgencias, por las cuales te pagan entre 30-50 euros cada una.

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Yo en principio me apunté a dos meses completos de prácticas de 8:30 a 16:00, que hay que compaginar con exámenes si estás en 4º. Pero visto al final la situación de la pandemia, y que no se podían hacer muchos planes de ocio, he acabado realizando cuatro meses enteros de prácticas en radiología, neurología, gastroenterología médica y oftalmología. Estas, si eres erasmus, se pueden solicitar aleatoriamente por una lista de preferencias y siempre son de cuatro semanas de duración.

La verdad que el primer mes de prácticas en noviembre-diciembre se hizo duro. En septiembre yo aterricé en Bélgica con un B1/B2 de Francés bastante oxidado, y para colmo algunos pacientes más ancianos hablaban en Neerlandés durante las consultas. Aquí en Bélgica son los dos idiomas oficiales y hay que hablarlos para poder trabajar en hospitales, aunque como estudiante solo te exigen el francés. Lo bueno es que antes de empezar las prácticas la propia universidad te ofrece clases de francés médico. Y la verdad que, a día de hoy, después trabajar a diario 4 meses en francés he podido mejorarlo muchísimo.

Sobre todo lo mejor ha sido renovar verdaderamente mi vocación por la medicina. Durante el mes de marzo en las prácticas de gastroenterología la mayoría de pacientes estaban muy enfermos, y tenían las visitas de familiares muy restringidas por el Covid-19. Poder pasar un rato con pacientes, hablar con ellos tranquilamente y que incluso algunos te digan que les has alegrado el día es verdaderamente muy reconfortarte. Y te das cuenta de la suerte que tendremos el día de mañana en poder trabajar en una profesión tan humana y agradecida. En el mismo mes, tuve la mala suerte de aprender también a gestionar la muerte de un paciente, pudiendo comprobar y certificar a los pocos minutos su fallecimiento con el médico.

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Por todo lo contado hasta el momento, el balance a nivel personal de esta experiencia ha sido muy positivo. De hecho, me daba tanta pena que se terminase que apliqué hace poco a otro Erasmus. Y tengo la suerte de haber sido aceptado el año que viene a realizar otro con prácticas clínicas muy interesantes en LMU (Ludwig-Maximilians Universität de Munich).

Espero que no me guste tanto, y que me aleje de España temporalmente. Ya que a nivel de investigación y docencia estos países realmente ofrecen muy buenas e interesantes oportunidades.

Espero que todos os encontréis muy bien, y que podamos vernos dentro de poco.

Un abrazo grande,

Ignacio