Elus por el mundo – Lola Álvarez
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¡Buenas a todos!
Al parecer la ELU ha decidido este año conquistar Italia y yo no voy a ser menos. Soy Lola Álvarez, estudiante de 4º de Ingeniería Química en el Instituto Químico de Sarrià (Universidad Ramon Llull) en Barcelona y este último cuatrimestre he estado en Milán de Erasmus.
Me he sumado tarde al carro de contar mi experiencia, puesto que la mayoría de mis compañeros lo han hecho durante su estancia, pero como bien dice nuestro querido Martín, un camino no lo da todo hasta que no se recorre por entero. Por otra parte, quería darme un tiempo para aterrizar y digerir todo lo vivido, para así poder contarlo de la mejor manera posible.
No os voy a mentir, considerando toda la historia y cultura que abunda en Italia, Milán no era de mis primeras opciones como destino. Sin embargo, al ser mi universidad de origen pequeña, las ofertas eran un tanto limitadas, y de todas las elecciones posibles (en Italia tenía únicamente dos), terminé decantándome por la universidad: el Politecnico di Milano.
Con casi 50.000 estudiantes y 6 campus enormes repartidos por la región de Lombardía, el Polimi es una de las universidades con más prestigio a nivel europeo para estudiar ingeniería. Mi compañero Dani Abellán – si lees esto, verás como Milán mola más que Turín 😉 – ya comentó en su día cómo funciona el sistema educativo en Italia, así que no me entretendré porque en Milán funciona de la misma forma. Lo que sí mencionaré sobre el Politecnico es que está diseñada para que los alumnos se gestionen ellos mismos su propio tiempo y dedicación a los estudios, lo cual supone un gran contraste teniendo en cuenta que yo venía de una universidad privada, con muy pocos alumnos por clase, tres horas de laboratorio diarias y evaluación continua. El Politecnico es más bien todo lo contrario. No obstante, me ha gustado poder vivir la experiencia y poder contrastar dos formas de aprender distintas, cada una con sus respectivas ventajas e inconvenientes.
Mi campus en concreto, Leonardo, está ubicado en Città Studi, una zona de Milán no muy alejada del centro pero a su vez muy tranquila. Se respira el ambiente estudiantil allá donde vayas, en especial hacia las siete de la tarde, cuando la mayoría de clases han terminado y, si hace buen tiempo, se observa a todo el mundo sentado en la hierba que hay delante del edificio principal tomándose un Aperol del bar de confianza, la Spritzeria.
Pese a lo que muchos opinen, Milán es una ciudad bonita para vivir. Evidentemente no tiene el calibre cultural que tiene Roma, donde en prácticamente cada esquina hay una ruina o monumento que contemplar, pero es bonita a su manera. Más allá de los lugares más turísticos a visitar, como el Duomo, las galerías Vittorio Emmanuele, el Castello Sforzesco, la Pinacoteca de Brera y la zona de Navigli, vivir en Milán me ha dado la oportunidad de descubrir rincones preciosos que suelen pasar desapercibidos. Además, es la ciudad que mejor comunicada está del país, tanto dentro como fuera. Y es que donde no llegue una de las líneas de metro, llega un tranvía, y si no, habrá un bus que te lleve a tu destino. Por lo que respecta a viajes, su posición es tan estratégica que te permite hacer infinitas excursiones con sus trenes regionales. Gracias a ello, yo visité toda la región de Lombardía, Piemonte, Veneto, la Toscana y llegué incluso a Lazio, por no mencionar los viajes por Europa desde cualquiera de los tres aeropuertos de la ciudad.
Creo que todos los que hemos ido de Erasmus o de intercambio coincidiremos en dos cosas. La primera es que todos hacemos una evolución. Como bien comentaba mi compañero Ramón, volvemos siendo personas completamente distintas. A parte de que la Lola de hace seis meses no sabía cocinar, ni saber vivir sola, ni espabilarse, he vuelto con un cambio de mentalidad. Algo que no me gustaba de mí y que siempre comentaba con María en las mentorías es que de estar tan preocupada por el futuro, no lograba vivir el presente al cien por cien y no estaba conectada con la realidad. Pero este cambio de aires, no tener una rutina preestablecida y mis ganas de no querer contar lo mismo que ayer han permitido que disfrutara más de lo que vivía, y es algo que me he llevado de vuelta a Barcelona.
La segunda cosa es que la experiencia Erasmus no son los viajes, ni la fiesta (que por cierto, en Milán es lo más), sino que son las personas. No me considero una persona tímida (en gran parte gracias a la ELU, donde en cada ocasión uno acaba conociendo a gente nueva, y en parte porque al ir completamente sola no me quedaba otra) y no me fue difícil hacer amigos. Y qué amigos. No sabéis la suerte que he tenido de haberme rodeado de gente tan buena, y no sabéis lo agradecida que me siento. Vivir lejos de mi casa, sumado con la intensidad que supone estar de Erasmus, convierte a tus amigos en tu única familia allí, y una vez más pude ver reflejada la frase que tanto se nos dice en la ELU, no es dónde, sino con quién.
No me quiero enrollar mucho más, pero a efectos prácticos sí me gustaría dar algunos consejos para aquellos que quieran irse o se vayan a Milán de Erasmus:
- Id pronto. Aunque vuestras clases no empiecen hasta mediados de septiembre, intentad venir diez días antes para asentarse a la ciudad, conocerla y hacer planes con el resto de Erasmus que ya estén allí.
- Milán es una ciudad de clima extremo, el entretiempo no existe. Suele hacer mucho calor hasta mediados de octubre y en cuestión de dos días llega el frío invernal.
- Como buena catalana, os diré el bolsillo os va a picar, sobre todo con el alojamiento. Pero la situación es la que es y cuanto antes busquéis alojamiento, mejores opciones tendréis.
- Lo queráis o no, acabaréis relacionándoos más con españoles por inercia. Al fin y al cabo somos los que no solo compartimos el idioma sino también costumbres. Sin embargo, os animo a no cerraros y conocer a personas de distintas nacionalidades (no solo italianos, sino que también libaneses, belgas, franceses, iraníes, taiwaneses, americanos,…). La riqueza cultural que ganaréis será brutal y os llevaréis muy buenos amigos.
- No decir que no a ningún plan, las mejores anécdotas nacen de los planes más aleatorios.
- Sed conscientes de que lo que estáis viviendo es algo único y que muy probablemente estéis viviendo los mejores meses de vuestra vida, por lo que aprovechad desde el principio cada momento.
Por mi parte creo que no me no me olvido de nada, salvo de recomendar encarecidamente que vayáis de Erasmus. No tendremos muchas más ocasiones en la vida de vivir una experiencia así, de modo que si os lo estáis pensando, no dudéis. Y por supuesto, si alguien tiene alguna pregunta, yo estaré encantada de responderos.
Ci vediamo en el finde!