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Elus por el mundo – José Rama

Por: ELU Admin

No vengo a ser yo agorero. En verdad, pueden creerme, no quiero serlo. Tampoco yo desearía ni mentirles, ni mentirme, por eso a lo mejor caigo en un vicio horrible: moralismo, didactismo y otros “-ismos” de dudosa reputación. Quedan así, pues, avisados, avisados quedan. Ténganmelo en cuenta y no me tengan en cuenta mis fallas.

Algunos me conocen, otros tienen la suerte de no hacerlo. Sea como sea, me presento: José Rama Domínguez, para servirles. Soy un elu de tercero. Nací en Coruña, estudio Filología Hispánica en Santiago de Compostela y actualmente realizo mi Erasmus en Verona. Lo sé, sé lo que están pensando: qué bajada de categoría venirse a Italia pudiendo vivir en Galicia. Pero entiéndanme: viviendo siempre en el paraíso, uno de vez en cuando quiere conocer el purgatorio.

Y de esto quisiera hablarles —procuraré no sonar tal y como me sueno cada vez que me escucho—: del purgatorio. Han pasado por aquí elus estudiando en todo el mundo: Escocia, Escandinavia, América, el Este… Y cada uno de estos estudiantes tenía que intentar contar algo original. El rollito clásico ya lo habían soltado los primeros. Así que innovaron. Sin embargo, todos, repito, todos tenían una cosa en común: todos estaban taaan felices. No podían evitarlo, estaban viviendo un sueño: el Erasmus. Tierra prometida de libertad, de fiesta rachada, de estudiar poco y aprobar mucho. Todos conocemos el mito. Lo peor es que todos lo compramos.

No se confundan, queridísimos lectores, nada más lejos de mi intención despreciar a los que vinieron antes de mí y a los que me sucederán. No viven engañados ni están alienados. En este caso el Erasmus no es mito sino leyenda, pues tiene parte de verdad. También aquí en Verona hay idiomas y viajes, no tanta fiesta, pero mucha música. Y, sin embargo, me veo en mi obligación moral de no permitir que esta retórica Mr. Wonderful campe a sus anchas, no aquí, por lo menos, donde nos preciamos de ser un templo del saber. Esta retórica es ajena a la Verdad, y como tal ha de ser expuesta. Contándoles mi caso —quise hacer el juego con “mi verdad”, aunque me pareció impertinente— tal vez les esté contando algo interesante.

Verán, yo ya vivía fuera de casa, pero vivía a una hora de mi casa. Es, pues, para mí, la primera vez tan lejos tanto tiempo. Y ya no solo eso. Sabrán ustedes que Santiago es una de las ciudades universitarias por excelencia. Así pues, cuando me fui de casa para irme allá, no me iba solo, sino con tantos buenos amigos. Esta vez, no obstante, me fui solo a Italia. Verdaderamente solo.

Solo y desolado, perdido, sin rumbo y en el lodo, que decía una canción o que se inventó mi padre. En una tierra extranjera, dominando a duras penas el idioma. Sin amigos ni nadie en quién caer. Solo, al fin y al cabo, pero glosado.

No les cuento todo esto para que se apiaden de mí, en absoluto. Sino para que entiendan que el Erasmus no es un camino de rosas. ¿Quién de todos estos que ahora viven fuera, a mil, a dos mil, a tres mil kilómetros de casa, quién de todos estos osa decir que no ha llorado? O, por lo menos, deseado hacerlo. Ahimè, es dura la soledad.
Yo lloré el primero de noviembre del año de gracia de 2022. Es una fecha en la que hay que llorar por los muertos en sus tumbas, no por los vivos en sus camas. Pero, ¿qué quieren que le haga? Hasta entonces había estado ocupado: yendo a más horas de clase que en España, viajando como no había viajado, ¡yendo de fiesta como jamás volveré a hacer! (perdonen, se lo ruego, esta incongruencia en mi carácter, estaba muy necesitado de conocer gente y hacer amigos). Y de repente llega un puente y el mundo y tu vida se paran, y piensas, y estás solo. Y lloras, claro está. Por eso creo que el Erasmus medio nunca para, siempre tiene algo que hacer. Es demasiado duro enfrentarse a uno de los verdaderos valores del Erasmus: la soledad, remediada con viajes sin freno y fiestas sin fin, y la incomunicabilidad, solucionada con un sectarismo hispánico, por no decir meramente español, que ya es famoso en el circuito Erasmus.
Insisto, esto no es una crítica a ningún compañero ni elu ni erasmus, sino simplemente mi vida. A lo mejor puede ayudar a alguien.

Y el valor que tiene esa tristeza es que sales de ella. Y te das cuenta de que ni estás solo ni incomunicado. A mí me “salvaron” (perdón por el lenguaje catastrofista, pero ya saben que es que soy un dramático) la música y la Iglesia. Vine, de hecho, por la música a Verona. Y aquí entré al coro de la universidad. Y ahora canto, canto con gente maravillosa que “ignora estas dos palabras de tuyo y mío”. Canto Bach y Beethoven, sacro y profano, en alemán, italiano, latín e incluso español. Y todos estos coristas me acogieron el primer día sin reservas, cuando antes de haberme escuchado cantar siquiera ya me habían invitado a cantar a una boda con ellos. Una experiencia sublime, sin duda, esta de ser un español cantando en inglés en una boda italiana con un cura francés en un territorio germanófono. No podría haberlo hecho de no ser por el Erasmus. Como no podría haber escuchado tantas óperas y conciertos. He de dar gracias.

Y me acogió también la Iglesia, ya no solo la fe. Me invitaron a sus grupos los de Comunione e Liberazione cuando apenas siquiera podía participar, cuando no les entendía de lo rápido que hablaban y de las palabras en dialecto que metían en su discurso (tranquilos, acabé perfeccionando mi italiano, ahora ya puedo comunicarme sin problemas). Me acogieron también en la comunidad pastoral universitaria no como uno más, sino como alguien único. He bailado incluso con una anciana de mi iglesia en una fiesta con risotto para celebrar la apertura religiosa del año académico. ¿Quién me lo iba a decir, a mí, que tengo dos pies izquierdos y, aunque no me crean, un acusadísimo sentido del ridículo?

Y me temo que era esto lo que les quería contar. Que viesen que no es oro todo lo que reluce. Pero que también tiene cosas bellas, sobre todo bellísimas personas (uy, debería cambiar esta colocación, que solo se escucha en funerales y velorios). Por eso me niego a animar a nadie a que haga un Erasmus. Eso es una decisión mucho más seria de lo que parece y radicalmente personal. Es una apuesta, al fin y al cabo. Cualquiera diría que a todo el mundo le sale bien, pero puedo asegurarles que no. Al final la vida también es dolor.

Da Italia ancora, con gioia, davvero,
Giuseppe Rama

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Ratio Legis – Ley Solo sí es sí

Por: ELU Admin

I. Ley Sólo sí es sí 

En los últimos meses, la tan manida Ley Solo sí es sí se ha convertido en el epicentro de nuestra efervescente actualidad política. La Ley Orgánica 10/2022 reformó el Código Penal acabando con la distinción entre el abuso y la agresión sexual, eliminado el primer concepto y subsumiendo todo acto atentatorio contra la libertad e indemnidad sexual de las mujeres bajo el delito de agresión sexual. Asimismo, llevó a cabo una reducción general en la extensión de las penas con respecto a los marcos anteriores. 

Al margen de otras consideraciones de carácter técnico, la controversia que protagoniza la gran polémica ha sido la rebaja de las penas y la excarcelación de condenados por delitos sexuales. Desde la entrada en vigor de la norma el 7 de octubre de 2022 hemos visto una cadena de peticiones de revisiones de penas, que no han dejado a nadie indiferente. Con todo, hemos visto que algunos sectores ideológicos (prácticamente la totalidad del arco parlamentario) afirma que esta ley presenta severos desperfectos que deben ser corregidos cuanto antes, mientras que otros sectores continúan clamando contra la actuación de los jueces, afirmando que estamos ante “un problema de aplicación e interpretación” imputable a los Jueces y Fiscales. Para comprender adecuadamente este fenómeno concitado por la Ley Solo sí es sí, debemos explicar el principio de retroactividad penal favorable

II. Retroactividad penal favorable

Al contrario de lo que sucede en otros sectores del ordenamiento jurídico, caracterizados por una mayor laxitud, en el ámbito del Derecho Penal existe una total prohibición de la retroactividad de las leyes, por ser una importante expresión del principio de legalidad, destacado baluarte del Estado de Derecho. De este modo, no pueden ser castigadas las acciones u omisiones que no estén tipificadas como delito en virtud de una ley con anterioridad a su comisión. Se trata de una garantía de la seguridad jurídica de los ciudadanos que cuenta con protección constitucional del máximo nivel y que goza de reconocimiento legal expreso. 

Sin embargo, debemos tener en cuenta que este principio encuentra una excepción en el caso de las leyes penales favorables que, a diferencia de lo que sucediera con las normas punitivas restrictivas de derechos, sí que pueden tener efectos sobre hechos anteriores a su entrada en vigor. De este modo, cuando una nueva ley penal acomete la desaparición de una infracción tipificada en la legislación previa, o atenúa la responsabilidad en ciertos supuestos que anteriormente estaban revestidos de una mayor gravedad, o reduce las penas para una serie de delitos, o modifica el régimen jurídico de ciertas actividades consolidando un marco punitivo más beneficioso, el nuevo cuerpo normativo puede aplicarse a eventos que acontecieron antes de la existencia de la norma penal favorable. 

III. ¿Dónde está previsto este principio?

Nuestro Tribunal Constitucional ha reconocido en reiterada doctrina que este principio también está garantizado por la Constitución. Asimismo, se recoge en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.  Tampoco puede pasar desapercibido que nuestro propio Código Penal en su artículo 2.2 consolida la vigencia efectiva de esta garantía. En estos casos, los jueces deben proceder a la revisión de las sentencias para la adecuación de la condena, salvo cuando la pena privativa de libertad que se estableció anteriormente también resulte ser la imponible al hecho, atendiendo a todas sus circunstancias, en conformidad con el nuevo marco legal.

IV. Un ejemplo 

A modo de ejemplo ilustrativo podemos traer a colación un caso que en el pasado fue recurrente. Hasta el 26 de mayo de 1978 en España el adulterio era un delito tipificado por el artículo 449 del Código Penal de 1973. Imaginemos que en el momento de su despenalización una mujer se encontraba cumpliendo una pena de prisión por un adulterio cometido en 1977. Es evidente que sería absolutamente irrazonable e inicuo que continuase privada de libertad después de que el legislador decidiera suprimir el delito del Código Penal. Otro tanto cabría decir de los reos que se hallan cumpliendo penas de prisión que acaban siendo reducidas por el legislador mientras se despliega la sanción. En la medida en que se considera que el hecho delictivo representa un menor desvalor, no se puede sostener que el penado no vea modificada su situación, puesto que se entiende que las razones que hubo para castigarlo en el pasado hoy en día ya no son las mismas. 

El fundamento de este manido principio descansa en el valor superior del ordenamiento jurídico que encarna la justicia, en la medida en que se produce una modificación en la valoración de ciertos hechos desde el punto de vista de la política criminal. 

V. Respuesta del legislador al problema

Tras la avalancha de revisiones de casos a consecuencia de la Ley Solo sí es sí se ha generado una evidente preocupación social por los casos que salen a la luz de reos que ven sus penas rebajadas, en algunos supuestos hasta el punto de quedar en libertad (al haber cumplido ya el tiempo al que su condena ha sido reducida). Para intentar enmendar lo que hoy muchos sostienen que fue un error, el legislador pretende una nueva reforma del Código Penal. Sin entrar a analizar la reforma en profundidad, podríamos decir grosso modo que esta nueva intervención legislativa pretende volver a establecer las penas de prisión que regían antes de la consabida norma que tan impactantes consecuencias ha traído. En palabras del Presidente del Gobierno, “la ley ha tenido efectos indeseados.”

VI. Si se reforma el Código Penal ¿Dejarán de revisarse las penas impuestas?

Ahora, la pregunta que a cualquiera se nos ocurre es: ¿Entonces dejarán de revisarse las condenas? Pues bien, lo cierto es que de aprobarse una nueva reforma, la Ley Solo sí es sí pasaría a tener la condición de “ley penal intermedia”. Esto sucede cuando se aprueba una ley penal que es posterior a la comisión de los hechos delictivos pero que en el momento del enjuiciamiento de tales actos ya se encuentra derogada. Todo esto se traduciría, en el caso que nos ocupa, en que cuando se cometió un hecho delictivo había una ley penal vigente, derogada por la actual norma, más favorable que la anterior, y por último, de aprobarse la pretendida reforma, tendremos una tercera ley, más severa para los reos que la Ley Solo sí es sí. ¿Cuál de las tres normas se debe aplicar?

Pues bien, el Tribunal Supremo ha establecido que, en principio, la norma aplicable también en estos casos debe ser la ley penal más favorable, que sería la Ley Solo sí es sí. Todo ello considerado, parece muy difícil resolver el problema. En términos generales, es probable que la actual norma siga siendo de aplicación cuando represente un mayor beneficio para los penados.

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Peregrinación a Tierra Santa

Por: ELU Admin

Elena de la Iglesia, 3º de la ELU

08:00 horas, 6 de febrero. Uno apura para ir al trabajo o a la universidad y, aunque la calle, el autobús o el metro, la obligación y la devoción, aunque el gentío y la confusión de voces madrugadoras le recuerdan que está de vuelta en la rutina, uno tiene la cabeza en otro lugar y siente cierto dolor en el pecho con fuente en la melancolía. No me gustaría que esta crónica se quedara en una mera descripción del maravilloso itinerario seguido, sino que espero que, quienes me hayáis acompañado os identifiquéis con muchas palabras y, quienes no, que entendáis lo que hemos sentido y vivido, y que veáis aquello que seguimos reteniendo en nosotros tan intensamente. Y, es que, de algún modo, uno sabe que ni quiere ni puede vivir igual que antes después de nuestra estupenda peregrinación a Tierra Santa.

Cuando nos juntamos por fin el martes 31 de enero en el aeropuerto de Madrid, era tan pronto que nadie era consciente todavía de que estábamos embarcando hacia Tel Aviv (Israel), circunstancialmente, claro está, pues nuestro destino siempre fue Tierra Santa. El aeropuerto Ben Gurion nos recibió con los brazos más abiertos de lo que quizá esperábamos. Y, allí también, nos esperaba el Padre Rafa para recibirnos con una de sus características brillantes sonrisas. Estoy segura de que, quien haya pasado tan solo un segundo con él, da gracias por haberle conocido porque, mirando sus ojos y escuchando en sus palabras la Palabra, uno sabe que Dios realmente le pidió sus manos.

Cualquiera de nosotros juraría haber llegado completamente de noche al que sería nuestro alojamiento durante los siguientes dos días, pero la realidad es que apenas eran las 18:00 de la tarde. Había algo de especial en la oscuridad de Galilea, que por algunas horas quiso escondernos su mar. Con ganas de conocerlo, te levantas pronto y vislumbras el amanecer, en una tierra en la que no paras de pensar que Jesús también admiraba el trazo de los montículos que se elevaban frente al mar desde cada una de las ventanas. La primera mañana se levantó entre nubes, pero estamos de acuerdo en que el cielo así tenía un cierto encanto. En el Monte de las Bienaventuranzas, escuchando esos anhelos que llevas en el alma, aunque a menudo no sepas nombrarlos, mirabas al mar y parecía quieto y hasta se detenía el tiempo y el goteo de la lluvia dejaba de hacer ruido. Después, con el romper de las olas, el “te quiero” de San Pedro, de cuya casa vimos las ruinas, resonaba especialmente fuerte ante el “¿me amas?” de Jesucristo. No te crees merecedor, pero Él sí te ama. Caían rayos en Cafarnaúm que no hacían sino aumentar tus ganas de ver, pasear y reflexionar a la intemperie. Como inmersos en la Biblia, en medio de una neblina subimos con la ayuda de algunos taxis al Monte Tabor de la Transfiguración de Jesús. A sus pies, de forma algo más turística que peregrina, descansamos con un refrescante zumo de granada, ¡y eso que calor precisamente no teníamos! El día lo terminamos con una Adoración al Santísimo en la asombrosa Capilla de la Barca, donde no es ella la que se inunda, sino más bien son tus ojos los que no saben si aguantarán sin temblar una canción más.

En Caná, nos encontramos con la misma pregunta que recorrió con nosotros Santiago el pasado verano. Reconocimos que sí existe un amor pleno y para siempre, aunque la duda sigue abierta en el ámbito más terrenal. Nuestra marcha de la Iglesia de las Bodas de Caná, en medio de matrimonios procedentes de todo el mundo que venían para darnos envidia con su amor, fue algo abrupta, pero por ello también divertida. Esa tarde, en Belén, nuestros rezos también fueron un poco interrumpidos, y al final las dos salidas se quedan como anécdotas y como prueba de que la fe y la risa son más que compatibles. Si ese 2 de febrero hubo algo que nos removió en especial, creo que fue la entrada en Palestina a través de un checkpoint o puesto militar. ¿Cómo puede haber hoy día tales muros y fronteras? ¡En Tierra Santa! Nuestros ruegos espontáneos por la paz allí y en el mundo entero, por los sacerdotes, por los cristianos perseguidos y por aquellos que todavía no ven la Luz son ya una parte más de nuestro día a día.

La Basílica de la Anunciación, donde “el Verbo se hizo carne” fue, sin duda, una de las visitas más emocionantes de nuestra peregrinación. Primero, paseabas por las afueras de aquella imponente y atractiva iglesia de Nazaret, como queriendo dar un rodeo, ante la inquietud de lo que te esperaba en su interior. Entras. Enmudeces. Porque la Virgen María primero fue una joven. Ante los restos de su casa, te imaginas sus miedos e inseguridades, sus dudas y preguntas, y apenas puedes hacer más que caer de rodillas ante la gruta de la Anunciación, en el nivel inferior de la Basílica. Unas rocas que parecían gritar conformaban un habitáculo pequeño en el que se dio el sí más grande y estremecedor de la Historia. En un espacio tan cercano y envolvente, te recorre un tembleque de arriba abajo. Tu mente agoniza en paz, recordando momentos pasados de inmovilidad e incredulidad, de muchos noes que creías haber justificado equivocadamente usando tan solo la razón. A la salida, alguien se te acerca y te pregunta que por qué nos cuesta tanto dar un sí en mayúsculas, un sí con voz seria y paso firme, y enseguida comprendes que nadie en esta vida está a tu lado por casualidad.

El viernes 3 de febrero nos levantamos con la imaginable emoción que supone asistir a primera hora de la mañana a una misa en el Calvario, de donde nos fuimos con un hasta luego, pues volveríamos el domingo al Santo Sepulcro. Haciendo cola, reflexionas, escuchas, te impacientas: ¿eres consciente de que estás a punto de sentir, no con, pero en ellas, tus manos, el origen de todo aquello en cuanto crees? Es verdad. El reducidísimo tiempo para entrar y la rebosante decoración ortodoxa, con sus innumerables lámparas e iconos, te asfixian, pero verdaderamente más ahonda en tus escrúpulos ese espacio con voz propia. La tarde la vivimos en el Monte de los Olivos, rodeados de un sosiego que, paradójicamente, traía consigo aires de angustia, porque sabes que a menudo duermes cuando te piden que permanezcas despierto.

El sábado recordamos el regalo de la Eucaristía en el Cenaculito, bajo el interrogatorio del entrañable Fr. Artemio y, después, entre vallas y minas, llegamos al Río Jordán. No era, ni de lejos, un río azul precioso ni uno rodeado de viva y abundante vegetación. Banderas y militares de Jordania a un lado, y de Israel al otro. Era un río, en todos los sentidos, algo ruborizado. Pero, si allí vas a renovar tus promesas bautismales, ¿cuánto más importa mancharse los pies de barro? De vuelta al autobús, se te taponan los oídos descendiendo hasta el punto más bajo en tierra firme, a unos 430 metros por debajo del nivel del mar. Allí, en el Mar Muerto, nos escocían heridas, nos sacamos fotos en la orilla y nuestras caras reían. Y, quizá no allí, pero sí que aquí entiendes que tienes todos los motivos para dar muchas gracias por tanta alegría en nuestras vidas. Para poner fin a nuestro recorrido entre barros y sales, nos dirigimos a la “arena” del Desierto de Judea. Frente a nosotros, nada. ¿O todo? Estábamos los unos de los otros lo suficientemente lejos como para hablarle a nuestra soledad. Declives ásperos del terreno ante nuestros ojos en un desierto rocoso que en nada se parecía al sahariano que todos nos habíamos imaginado en aquel lugar en el que Cristo fue tentado. Con la brisa de fondo, tal enclave de frente, con juegos de luces y sombra, de frío y de calor, te sientes verdaderamente abrazado. Abriéndole tu intimidad al cielo, luchando contra todo intento de distracción, gritándole desde dentro al paraje escarpado que no te da miedo, rezando por maravillas en y a través de ti… abres tu libreta y escribes: “¿Hay algo que me pueda decir un hombre con palabras que no me hayas ya dicho Tú en esta pausa? Contigo, no es secreto mi silencio, ni tengo sed solo de agua, pese a encontrarme en el desierto”. Así, 1 hora pasó en 10 segundos y, de repente, te encuentras de nuevo en la mágica Jerusalén. 

Por su parte, el Vía Crucis es uno de esos retos que sabes de antemano que merece la pena afrontar. Caminas el domingo 5 de febrero entre el bullicio y el ajetreo, entre ruidos y muros aprisionadores, por calles estrechas y sobre suelos mojados, rememorando desde la primera hasta la decimocuarta estación. En las primeras estaciones, habrías deseado vivir en la época de Jesús con tal de salir inadvertidamente de entre la multitud de Jerusalén para ayudarle a cargar con el travesaño, en otras, sin embargo, como en la decimoprimera, egoístamente te gustaría ser insensible con tal de escapar del dolor, y en las últimas te quedas de piedra pensando en cuánto sufrimiento puede soportar una madre. Más tarde, con la esperanza fijada en lo eterno y permanente, con la certeza de que ya no quieres vivir a medias, te adentras en el avión que te devuelve a Madrid. Ya en casa, con los pies en el suelo de nuevo, recuerdas que no han faltado ni las compras ni el (más o menos exitoso) regateo, ni el sueño ni el razonable o infundado miedo. Ha habido dulces locales de más y salados momentos. Se te quedan grabados a fuego todas las risas y los silencios. Nos mojamos mucho, hizo frío y viento. A menudo, errábamos graciosamente en nuestro recuento. No olvidarás que estuviste en shabbat en el Muro de las Lamentaciones, con kipá o pañuelo. Y, más que por la obligación, por la experiencia. Todo esto, terrenal y vivido con el cuerpo, también lo incluimos sin duda en nuestros recuerdos.

23:00 horas, 6 de febrero. Uno no tiene prisa por irse a la cama porque quiere que algo dure para siempre. Sabes que eres ahora más culto porque Juan te ha hablado de Historia y etimología y todo ha cobrado sentido. Te das cuenta de que cada sitio ha calado más en ti porque Carola te ha explicado dónde te encontrabas y por qué estaba hecho así. Eres afortunado, porque Esther, María L., Sabrina y María T. están a tu lado y siempre están dispuestas a darte la mano. Rezas y ves a Santa Elena, y tu negación revienta al reconocer que, sin ella, esta peregrinación nunca habría tenido lugar. Rebosas de ternura al pensar en Alessandra, mujer de fe y pasión, que un miércoles 1 de febrero te hizo caminar por Magdala mientras ella corría detrás de Jesús. Pides perdón, y a la vez das gracias, porque tuviste que conocer a Anne Marie un viernes 3 de febrero para convencerte de que ciencia y fe no se matan: ¡cómo se nos encogía el alma al ver Su mortaja, la Sábana Santa! Todo ha acabado y ya duermes, pero sabes que este viaje de vida te acompañará el resto de tus días.

¡Señor Jesús, que te conozca de tal manera que no pueda dejar de amarte, y que te ame de tal manera que no pueda dejar de seguirte!

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mARTEs – El rapto de las sabinas

Por: ELU Admin

El rapto de las sabinas, 1582. Juan de Bolonia.

A lo largo de la historia, este episodio mitológico ha sido objeto de una representación artística ampliamente heterogénea, quedando plasmada en la obra de autores tan emblemáticos y variados como Rubens o Picasso.

Hoy, os traemos esta impresionante escultura de más de cuatro metros de altura modelada por Juan de Bolonia, también conocido como Giambologna, un artista franco-flamenco activo en Florencia durante el siglo XVI.

Al contemplar esta obra, es inevitable fijarse en la compleja torsión de los cuerpos que dota a la figura de un gran dinamismo, además de concederle una proyección cambiante, dependiendo del punto desde el que sea observada.

Actualmente, la escultura original se puede encontrar en la Academia de Florencia, aunque se conserva una réplica en la Piazza della Signoria, en Florencia, donde fue colocada inicialmente por orden de Francisco I de Médici.

Cultura

mARTEs – The Passion of Creation

Por: ELU Admin

Subimos esta publicación a nuestra cuenta de Instagram un miércoles, no un martes. ¿Nos hemos equivocado? Podríais pensar que sí, no os culparíamos… El caso es que la obra de hoy tiene mucho que decir sobre el error y la frustración.

Leonid Pasternak fue un pintor ruso que, como muchos otros jóvenes artistas europeos, experimentó una transición estilística desde la Academia, con sus formas bien delimitadas, a las manchas de colores del impresionismo. Su camino creativo, seguramente plagado de muchos dolores de cabeza, ha encontrado ecos en las reflexiones de nuestra compañera Marta Morcillo, con la que sin duda os sentiréis identificados:

«Puedo verme tan reflejada en ese cuadro. Es de noche, no te ha dado tiempo a hacer todas las cosas que querías hacer, le das un beso a tus padres de buenas noches tras una brevísima cena y te sientas en tu escritorio. Ese momento de decir: ¿en qué momento decidí yo todo esto? Cuando todo te sale mal o sientes que no puedes y te replanteas toda tu existencia y tus decisiones hasta el momento. Pero este cuadro no se llama la desesperanza o la frustración. Se llama la pasión de la creación. Porque muchas veces te preguntas qué estás haciendo, y aunque no tengas respuesta, sigues haciéndolo porque intuyes que hay algo bueno en ello. Algo más allá te dice que ese es el lugar donde tienes que estar. Y parece una contradicción, pero a mí me parece apasionante cómo podemos seguir diciendo que sí cuando todo lo de alrededor parece decirnos que no. Los pintores más famosos del mundo tiraron cuadros suyos porque no les parecían lo suficientemente buenos. Ellos no estaban seguros de que su obra fuese a ser “la obra”. Y estoy convencida de que más de una vez se quedaban sin pintura a mitad o tenían que entregar un cuadro al día siguiente y les estaba quedando mal. Pero existe esa pasión por la creación que todos llevamos dentro. Somos seres creativos y necesitamos transformar nuestro entorno para el bien de los demás. Por eso, aunque estés superado, y aun así al día siguiente sigues diciendo que sí (aunque sea tímidamente), enhorabuena, sientes pasión por la creación».

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Actividad ELU en Navarra

Por:

Poca gente puede decir que ha tenido la experiencia de contemplar un retrato de La Mona Lisa hecho con mermelada de fresa, y aún menos personas pueden afirmar haberla visto representada con mantequilla de cacahuete. Sin embargo, ya somos 3 alumnos de la familia ELU que hemos podido disfrutar de una exposición de arte tan original como esta: Manuel Alegre (3º), Reyes Hernández (4º) y Natalia Aldaba (2º).

La idea de la visita a la exposición “Vik Muniz” en el Museo de la Universidad de Navarra surgió como excusa para una reunión del grupo ELU Navarra, que tiene ganas de seguir creciendo y mantenerse activo. La pandemia, el cierre de toda la hostelería y el buen tiempo de Pamplona nos planteaba un reto: debía ser una actividad sin mucho contacto, de interior e interesante. Así que, ¿por qué no incluir un poco de arte en nuestras vidas?

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Vik Muniz es un artista brasileño que realiza exposiciones fotográficas de representaciones creadas a partir de obras clásicas, personajes literarios, situaciones cotidianas o paisajes universalmente reconocidos utilizando materiales poco comunes, como chatarra, comida, células madre, pigmentos o hilos que consiguen toda una nueva visión de la realidad expuesta. El autor juega con las profundidades, el volumen y la perspectiva de la obra y esto influye en la percepción de cada uno, que consigue diferir respecto de la provocada por la obra original. Desde la distancia, la obra se percibe como un conjunto lleno de significado. Sin embargo, cómo cambia la mirada a medida que uno se acerca a lo pequeño. Al prestar más atención, se descubrían los verdaderos materiales de la obra como tinta, juguetes o incluso diamantes; la riqueza de algunas técnicas al representar un paisaje con hilos finos o alambres, así como sutiles ironías presentes, como una imagen de la Gioconda bebiendo cerveza en una versión de “Baco”, de Velázquez, o una representación de Frankenstein hecha con caviar.

El arte nuevamente ha entrado a nuestras vidas rompiendo con la rutina, y nos ha invitado a la reflexión. Si el autor era capaz de rescatar todo tipo de objetos “desterrados” de un vertedero y dotarles de un nuevo sentido, ¿vuelve a convertir a estos objetos en útiles? ¿Puede el nuevo significado de la obra otorgar una “nueva utilidad” a esos materiales? ¿Se puede hablar de utilidad en el arte?

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Durante toda la exposición hemos mantenido una actitud de asombro y sorpresa, que nos ha brindado la oportunidad de poder escucharnos y comentar las diferentes interpretaciones o detalles escondidos que cada uno de nosotros era capaz de apreciar. De ahí nos ha surgido la pregunta: ¿Hasta qué punto habla de nosotros mismos aquello que nos suscita una obra? ¿Puede realmente todo lo que nos despierta una emoción ser considerado arte? ¿Deberían censurarse ciertos tipos de manifestaciones artísticas?

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Como todo hoy en día, también el arte se está modernizando: el artista, con ayuda del personal del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), consiguió disparar unos láseres sobre un grano de arena, consiguiendo, vista bajo un microscopio, la imagen de unos preciosos castillos dibujados.

Salir de la rutina para incorporar el arte en compañía de ELUs ha sido una experiencia realmente bonita, aunque efímera, lo cual nos deja con ganas de más actividades como esta. Es un pequeño recordatorio de que, pese a la situación actual, podemos seguir encontrando la belleza y el arte en la vida diaria. Al fin y al cabo queda demostrado que en Navarra, como en todas partes, hay más que coronavirus.

Natalia Aldaba

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Cuaderno de Bitácora – La peste (1947)

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Fue ayer, pero nos habla de hoy.

¿Qué haces cuando no se puede hacer nada? ¿Quién eres cuando lo absurdo de la vida te estalla en la cara? ¿Por qué buscamos el sentido cuando parece que no lo haya? ¿En qué creer si todo lo que creías salta por los aires?

Eso se plantean los habitantes de Orán cuando la peste se cuela en sus vidas. En Orán se vive una vida pacífica, sin sobresaltos. Ni muy aburrida, ni muy intensa. Ni muy mala, ni muy buena. Simplemente, una vida. Una vida donde no hay mucho lugar para plantearse nada en concreto porque todo simplemente fluye y nadie lo quiere parar (¿no te suena de algo?).

Entonces empieza (cuidado, spoiler) la peste en la ciudad. A través del ojo del Dr. Rieux, vemos cómo se derrumban todos los cimientos de lo que hoy consideraríamos una civilización desarrollada. Los habitantes de Orán se ven envueltos en una vida aparentemente sin sentido. No pueden trabajar, no pueden divertirse, no pueden ver a los vecinos, no pueden continuar con su vida tal y como era. Se ven sobrepasados por algo que no pueden controlar y que ni siquiera tienen claro qué es y cómo funciona.

Albert Camus (1913-1960), al presentarnos una metáfora del sinsentido de la vida, nos muestra los diferentes caminos que pueden adoptar las personas frente a él. Tenemos entonces a aquellos que buscan huir por cualquier medio de la ciudad, a aquellos que lo viven desde la fe y a aquellos que lo viven desde el oportunismo de una vida nueva. Camus nos muestra la experiencia humana desde lo más esencial, es decir, a través de la búsqueda del sentido, con una maestría digna de un Nobel de Literatura.

En cuanto al Dr. Rieux, él tiene una de las tareas más extremas en esta epidemia: curar. Camus nos lo presenta como narrador principal y es quien más radicalmente se enfrenta al sinsentido. El Dr. Rieux debe mirar cara a cara a la peste, luchar todos los días contra ella, y ya no solo por él, sino por los demás. Él tiene que ver cómo se muere la gente sin poder hacer nada. Tiene que ser machacado día tras día por la tragedia y la tristeza. En su cabeza, está la incertidumbre de si está haciendo todo lo posible; en su corazón, la desesperanza de la muerte; en sus manos, la vida de las personas. Todo ello interrelacionándose y formando parte de la complejidad de la persona. Aún así, sigue adelante buscando lo bueno, aferrándose a dar todo lo que puede sin entender el sentido de toda esa situación.

En La peste se habla de la humanidad. Se habla de ti y de mí. Y se habla de todos nosotros en el día de hoy. Me lo leí durante esos meses que nadie quiere recordar y fue como un regalo. Fue un recordatorio de que vivir merece la pena y de que buscar el amor en la vida es intrínseco al ser humano. Para mí, imprescindible (el amor y el libro).

Marta Morcillo Martínez

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Viaje Académico ELU 2019/2020: Sicilia

Por:

No sabemos si existe algo así como una crónica al uso, pues una crónica, cuando se escribe, ¿es para el recuerdo de quienes la vivieron o para el relato a quienes no pudieron?

No sabiendo la respuesta, o no queriéndola saber, hemos tratado de hacerla todoterreno. En cualquier caso, esperamos que no sea esta una crónica al desuso, y que sea verdad eso (que dicen) que dijo Tagore de que “las palabras van al corazón cuando han salido del corazón”. Si esto es cierto, podrá o no ser una buena crónica, pero, sin dudarlo, le encantará al lector.

Día 1
El momento del encuentro es siempre muy especial en un viaje: los abrazos entre aquellas personas que tanto tiempo hacía que no se veían, la curiosidad y las clásicas preguntas de contacto entre aquellas otras que no habían tenido aún la oportunidad de conocerse, y ese aura que se percibe y en la que todos se ven envueltos, esa magia que sobrevuela las maletas y que bien podría definirse como ilusión y esperanzas cargadas. El momento del encuentro, y María Longás entregándote la tarjeta de embarque, bajan a tierra el viaje y lo hacen realidad.

La expedición, que no se caracterizaba por la originalidad de sus nombres, estaba compuesta por 3 formadores: Juan Serrano, David García y María Longás; y por 24 ELUs: Amaya Vizmanos, Mar Corruchaga, Natalia Peralta, Nicolás Oriol, Carmen García, Alberto Reina, Diego Sánchez, Ana Hauyón, Carlos Gandiaga, Lucía García, Luisa Guajardo-Fajardo, 2 Cristinas (Llordén y Hernández), 2 Jaimes (López y Redondo), 2 Martas (Igea y Morcillo), 3 Jorges (de Diego, Peña y Romanillos) y 4 Marías (Álvaro, Jarabo, López y Santaolalla).

Sicilia 1

A lomos de Ryanair, sorteamos los kilómetros que nos separaban del ombligo del Mediterráneo y descendimos junto al sol en un precioso atardecer. En el aeropuerto de Catania nos esperaban Mar, Diego y Jaime Redondo, que habían llegado unas horas antes desde Barcelona, París y Manchester y, ya reunida la comitiva al completo, nos subimos al autobús de Giovanni, nuestro conductor.

El primer contacto urbano que tuvimos con Sicilia fue Catania, una Catania que empezaba a vestirse de gala por la proximidad de sus fiestas patronales y que nos acogió en el Hotel Collegiata. Allí tuvo lugar, tras repartirnos en las distintas habitaciones, la primera asamblea del viaje, en la que pudimos presentarnos de un modo más formal y compartir con el resto nuestras expectativas y los motivos que nos habían llevado a Sicilia. Además, Juan y David hicieron una introducción a la relevancia histórica y cultural de la isla, explicándonos que “es un lugar que nos habla de nosotros”, “porque somos griegos, porque somos romanos y porque somos judeocristianos”, porque, en cierto modo, vemos y entendemos el mundo “desde Sicilia, desde el Etna”. Nos advirtieron que el viaje sería intenso y fatigoso, que la actitud habría de ser nuestro sostén cuando nos faltase la energía, y también nos animaron, sonrientes, a que saliéramos al encuentro de nuestros compañeros de viaje, al descubrimiento de esos “con quien tanto” que en ocasiones la vida nos regala.

Con esto en mente, nos fuimos a cenar, y lo hicimos en una terracita del centro. La alargada mesa se llenó de tipos variados de pasta y embutidos típicos para compartir, que bajaron mayoritariamente con ayuda de un cóctel. La guinda a nuestra primera noche la pusieron Jaime López y Amaya, que nos presentaron tanto el Teatro Massimo Bellini como a Vicenzo, el compositor local de relevancia mundial que le da nombre con su apellido.

Además, no puede escapar a la crónica el grupo de valientes expedicionarios que, buscando añadir una segunda guinda a la anterior, fue en busca de fiesta hasta creer encontrarla en Mama África, un esperpéntico karaoke que bien podría haber inspirado a Valle-Inclán.

Día 2
El sol del segundo día cubrió de luz la ciudad, brindándonos una estampa diferente de las calles que habíamos empezado a recorrer la noche anterior.

Sicilia 2

Tras un buen desayuno, Diego y Jaime Redondo empezaban a hablarnos de la historia de Catania cuando, para nuestra sorpresa, una mujer nos invitó a entrar en la Universidad. Así, disfrutamos de una visita inesperada, guiada y completamente gratuita, a lo largo de la cual pudimos aprender sobre los orígenes de la institución, sobre su evolución y sobre la relación que mantuvo con los alumnos que combatieron en el frente durante la Primera Guerra Mundial.

Entre agradecimientos y suspiros, salimos para dirigirnos a la plaza principal, presidida por el elefante que es emblema de Catania. Allí, nuestros Erasmus y guías particulares nos nutrieron con datos y explicaciones del ayuntamiento y de la catedral, y nos contaron la leyenda de la patrona: Santa Águeda.

Callejeando, callejeando, llegamos al Monasterio benedictino de San Nicolò de L’Arena, uno de los más grandes de Europa y que en la actualidad alberga la Facultad de Humanidades de la Universidad de Catania. Allí, en un claustro, tuvimos un ratito de formación en el cual se nos habló de la caída del Imperio Romano, así como del papel fundamental que jugaron los monasterios para “reconstruir la idea de unidad a lo largo de Europa” mediante “el hilo conductor de la religión y la luz de la conservación y la creación de la cultura”.

Sicilia 3

Saciada por el momento nuestra sed de conocimientos, acudimos al mercado para calmar también nuestro hambre: pizzetas, arancinis, cannolis… Sicilia se hacía querer por los cinco sentidos.

Tras algo más de una hora en bus, llegamos a Taormina, una pequeña ciudad llena de agradables sorpresas. Por un lado, el buen gusto con que se construyeron en su momento, y se adornan actualmente sus calles hace de cada uno de sus rincones una postal en potencia. Por otro lado, su emplazamiento elevado en la costa noreste de la isla, subida al monte Tauro, hace de Taormina un balcón mitológico al Etna y al Mediterráneo. Pero es que, además, por si esto fuera poco, Amaya y Jaime López fueron revistiéndola de historia y pudimos presenciar en la Piazza IX Aprile el reencuentro de Juan con un amigo suyo de Mesina al que conoció durante la tesis.

Todo parecía ir de película hasta que, giro dramático de los acontecimientos, nos dijeron que su espectacular teatro griego del siglo III a.C. no aceptaba visitas a partir de las 16h, que no podríamos verlo. Finalmente, se impuso la razón sobre las propuestas locas de entrar en tromba para sortear a los dos guardias, y nos contentamos con la imagen de Wikipedia y la explicación que Marta Igea nos dio desde fuera. Finalmente… o no, porque Jorge de Diego tiró de iniciativa y creatividad para coordinar una subida al monte Tauro desde el cual, además de tener unas vistas preciosas, lograríamos ver el teatro. Así, no sólo nos quitamos la espinita, sino que llegamos a lo más alto justo a tiempo para despedir los últimos rayos del día.

Sicilia 4 Sicilia 5

Unos con la película de El padrino, y otros con el velo negro de sus ojos cerrados, reposamos las piernas y el cansancio y recorrimos el trayecto que nos separaba de Siracusa. Entonces, en mitad de la escena de la cena y la pistola escondida en el baño, el autobús se detuvo y unos sicilianos que, por edad y complexión, podrían haber trabajado para los Corleone, sacaron nuestras maletas y comenzaron a cargarlas en varias furgonetas negras para, justo después, invitarnos a nosotros mismos a subir. Tras unos pocos minutos, se abrieron las puertas en una explanada junto a un puerto y, en ese momento, lo vimos: allí estaba nuestro hotel.

Sicilia 6

A falta de la sala de reuniones que nos habían garantizado, bueno fue, aunque frío, el patio interior en el que celebramos la asamblea. Además de comentar el texto asignado, surgieron palabras de agradecimiento por nuestra suerte, de reconocimiento acerca de lo privilegiados que somos, y debatimos sobre la necesidad de concretar y bajar realmente a tierra las teorías que se tratan en la ELU a fin de que éstas se encuentren al servicio directo de las personas o, dicho de otra forma, para que no resulten meros ejercicios intelectuales de académicos para académicos.

Para rematar esta larga e intensa jornada, disfrutamos de nuestro primer giro pizza, así como de los grandes descuentos que había conseguido el equipo gastro-cultural, de la eficiencia lograda por la encuesta de tipos de pizza online creada por Nico y de la genial rapidez del bote común. Sin embargo, no pudieron disfrutar de mucha fiesta, pese a ser viernes, quienes la buscaron por el casco antiguo de Siracusa.

Día 3
Desayunito potente y arrancamos el día visitando el Parque Arqueológico de Neapolis, presentado por María Jarabo.

Hoy en ruinas, Neapolis fue uno de los cinco distritos de la antigua ciudad griega de Siracusa y es justo decir que, al ver las blancas gradas de roca excavadas en la propia colina verde, al subir y bajar sus escaleras recreando hoy lo que un día fue, al imaginar al Platón que entonces estuvo donde uno está… a uno le recorre, como diría Quevedo, un nosequé que quedas balbuciendo.

Sicilia 7

En este estado como de trance, con el arrullo tenue y constante del Ninfeo de fondo y con un cielo azul como pocos, las palabras de Juan y David alcanzan una profundidad especial, y puede llegar a entenderse esa relación con lo divino que era consustancial a la vida de los griegos. No obstante, a pesar de que “hoy lo entendemos todo desde lo racional”, parece claro que, más allá de las diferencias circunstanciales entre ellos y nosotros, compartimos una misma esencia, de alguna manera, muchos de los que eran sus problemas, siguen siendo hoy los nuestros, y muchos de sus antiguos ritos nos acompañan en la actualidad “en su versión pagana”. Aflora de nuevo el pensamiento de que “no viajamos para olvidar, sino para recordar”.

Próximos al mediodía, recorrimos la Latomía del Paraíso y nos internamos en la oreja de Dionisio, donde, juntos y separados, fuimos remando con nuestras voces en un canon precioso. Fue también impactante ver las ruinas del anfiteatro romano, así como la necrópolis en la que la leyenda ubica los restos de Arquímedes.

Sicilia 8

De regreso a la Siracusa del presente, y tras una comida libre, María Jarabo y Nico nos presentaron la despampanante catedral de la ciudad, construida sobre un templo griego a la diosa Atenea, y ubicada en su piazza, la del Duomo. También visitamos el Castello Maniace, que nos regaló cien marcos de piedra desde los cuales perdernos en la contemplación de un mar Mediterráneo surcado por veleros blancos en la luz cálida de la tarde, una estampa pacífica e idílica, de gran contraste con las feroces batallas entre romanos y cartagineses que nos relataba Nico, o con las pateras que en el mejor de los casos llegan en la actualidad desde el continente africano.

En el lado opuesto de la isla Ortigia, casco antiguo de la ciudad, nos esperaba el supuesto Museo de Arquímedes, pues lo fue más de Leonardo da Vinci. En él, pudimos ver recreaciones de algunos de los más fascinantes inventos del polímata por excelencia del Renacimiento, conectados con el físico, ingeniero, inventor, astrónomo y matemático griego de Siracusa debido a la gran referencia y fuente de inspiración que este supuso para da Vinci.

Después, tuvimos la oportunidad de asistir a una misa en italiano, pasaporte tanto a un descanso espiritual en nuestro viaje como al interior de la catedral. Además, nos reunimos a la salida en sus escaleras para celebrar la asamblea del día. John Keats, autor de Oda sobre una urna griega, sonó y dio qué pensar por su célebre epitafio: “Yo soy uno cuyo nombre está escrito en el agua”, ¿de qué manera hemos de afrontar la vida siendo conscientes de la muerte? De alguna forma, la propia Carta a Diogneto nos arrojó pistas sobre la esencia de la propuesta cristiana. Y, quizás, de alguna otra, la gastronomía italiana nos reafirmó en la idea de que, sea como fuere, la vida merece la pena ser vivida, y no sólo vivida, sino compartida, como la pizza misma.

Esta noche, de nuevo, se alargó de forma variable, y acabó antes para unos que para otras.

Día 4
“¡Lo NOTAS!”, “¡Se NOTA, se siente!”, “¡Eres un NOTAS!”, “Tomo NOTA” … puede decirse que Noto agudizó el ingenio del personal, o que el sol pegaba fuerte, o ambas… En cualquier caso, recorrimos la ciudad con las explicaciones de Natalia y de María Santaolalla en el ambiente de un grupo al que ya le ha dado tiempo a conocerse relativamente, y entre cuyos miembros fluye con menos frenos la espontaneidad.

Sicilia 9

Tras ver la iglesia de San Francisco de Asís y la catedral de San Nicolò, pudimos visitar el Palazzo Nicolaci, construido por una familia enriquecida por el negocio del atún, tono en italiano y, de nuevo, las bromas con Noto. Pero las fotos, con rima y todo, superaron en número las bromas con Noto: en balcones, en espejos, en sofás, del fotógrafo, del fotógrafo del fotógrafo, del fotógrafo del fotógrafo del fotógrafo, del fotógrafo del fotógrafo del fotógrafo del fotógrafo… y esto es real.

En lo relativo a la comida, tuvo una gran acogida la opción del súper, más barata, que propició una comida al aire libre a las puertas de la ciudad.

Sicilia 10

Uno de los mejores momentos del día fueron las dos horas de bus-siesta tras la comida, muy necesarias para cargar las pilas y, además, sorprendentes para quienes descubrieron, a través de sus ventanillas, los campos verdes llenos de cultivos y de árboles frutales de las fértiles tierras del interior de Sicilia.

A quince minutos escasos de Piazza Armerina, se detenía el autobús e iniciábamos nosotros, no la visita a la villa romana del Casale, sino una peregrinación rápida y generalizada al baño, que generaba un dilema interno, y luego externo, al pedir a la entrada 50 céntimos voluntarios, pues ya eran muchos los gastos, pero claro…

Jorge Romanillos fue en esta ocasión quien hizo una introducción a estos que eran los restos arqueológicos romanos más importantes de toda Sicilia. Conservados por una inundación que los sepultó en la capa protectora del barro y del olvido durante siglos, la villa del Casale conserva una de las colecciones de mosaicos romanos originales más impresionantes del mundo. Es difícil explicar esa sensación de entender a los romanos a través de los propios romanos, sin traductor de por medio, si un mosaico vale más que mil palabras, la villa del Casale vale más que un millón. Seguramente todavía habría gente allí si David no hubiera mandado un mensaje avisando de que iba a dar comienzo la formación. A través de un breve análisis de la evolución romana desde su época estoica hasta su época más epicúrea, parece poder trazarse una correlación entre la relajación de la moral y la destrucción de Roma, y brota, de un modo casi automático, la analogía al periodo actual: lo tenemos todo, pero… ¿Estamos realmente progresando con el progreso? ¿Vivimos vidas cada vez más plenas? ¿Avanza o retrocede nuestra sociedad?

Como suele ser habitual, con más preguntas que respuestas, arrancamos el camino que nos llevaría a Agrigento, en la costa sur de la isla.

Una vez allí, tras una cenita libre, la noche congregó a casi todos en un bar de copas, pues la gracia de ser tantos es que, si no hay ambiente, se crea y, si no hay fiesta, se lleva, aunque sea domingo en Agrigento.

Día 5
Llega un punto en el viaje en que, normalmente, el asombro sigue el curso de una curva de rendimientos decrecientes, sin embargo, ni la ELU ni Sicilia son normales, y el quinto día fue escandaloso de emocionante y bonito, por definirlo en pocas palabras.

Sicilia 13

Aquella mañana tuvo lugar nuestro encuentro, en vivo y en directo, con algunos de los grandes templos que tantas veces habíamos visto desde pequeños en las pequeñas imágenes de nuestros libros de texto. Pues, en efecto, tal y como explicó Jorge Romanillos, la hoy modesta ciudad de Agrigento alberga la mayor concentración de templos griegos del mundo, construidos a lo largo de los siglos desde que se fundase la colonia en el año 580 a.C. y financiados por la enorme relevancia comercial que llegó a atesorar esta polis: ubicada en el corazón del Mediterráneo, en el punto de encuentro entre Oriente, Occidente, África y Europa.

Tras un tranquilo y soleado paseo a través del Valle de los Templos, disfrutamos a la sombra, con olor a verano, de una nueva formación. David nos habló sobre la correlación existente en el mundo griego entre el perfeccionamiento exterior y la virtud interior, así como de la evolución de la areté desde una virtus heroica, que busca inmortalizarse en el recuerdo, hacia una más asociada a la contemplación pacífica, que persigue un mayor disfrute de la vida a través de los actos cotidianos del día a día. Por su parte, Juan nos invitó a descubrir los mitos y los héroes que, aunque actualizados, y sin esta denominación, aún hoy nos acompañan: desde Star Wars y el El señor de los anillos hasta Capitán América y Spiderman, pues seguimos necesitando historias y referentes “que nos señalicen el camino”, aunque, eso sí, la posmodernidad reemplace “la iluminación-revelación de los griegos por el esfuerzo personal”.

Sicilia 14

Davide, pues Giovanni se puso malo el día anterior, nos llevó a lo largo de 100 km por la costa hasta Selinunte, un pueblecito a pie de playa. Allí fue donde los Jaimes, el uno con bañador y el otro con muchas ganas, aprovecharon para zambullirse en la gran piscina del Mare Nostrum, que permanece abierta en febrero. Mientras, el resto miraba entre risas y comida de súper desde el pantalán.

Cuando María, David y Juan se terminaron el pez espada y los gambones que les sirvieron en el chiringuito de la playa, y que casi pudimos saborear por las gozosas descripciones del director de la ELU, dio comienzo una de las asambleas más apasionadas del viaje. Allí, rodeados por el gris-azul metálico de un mar que atardece entre sol, viento y nubes, envueltos por el regular e incesante morir de la olas, formando un círculo y una comunidad, hablamos sobre cómo ser héroes en nuestro día a día, o de si realmente habíamos de serlo, manteniendo un debate paralelo, en siglos y en argumentos, al de los griegos. Asimismo, abordamos el tema del amor, debatiendo, por un lado, sobre la manera en que teníamos que amar o, al menos, sobre el horizonte moral que habríamos de tener al amar: si en función de lo que nos aporta y nos hace sentir el otro, o si de un modo puro en base al propio ser de la persona amada; y, por otro lado, estableciendo diferentes tipos de amor, pues parece claro que no se ama de un mismo modo a una madre y a un novio o novia. Además, surgió y tratamos recurrentemente las implicaciones radicalmente opuestas que suponen estas dos formas de entender la vida: ver en ella una lucha individual por tomar las riendas y mantener el control a través del esfuerzo personal, o encarar la vida como un don, como un regalo que a uno se le da por lo que es, “de un modo inmerecido y gratuito”.

Sicilia 15

A pesar de lo acalorado de la asamblea, el fresco que empezaba a levantarse y la decisión de no perdernos el Parque Arqueológico de Selinunte nos llevaron allí mismo. Si había resultado impresionante la visión de los templos aquella misma mañana, imponente sería la palabra para describir la entrada a uno de ellos: puede sentirse la grandeza de los dioses inspirada por la magnitud de las columnas. Jorge Peña nos habló sobre aquella antigua ciudad griega, describiéndonos el ambiente que pudo haber llenado la acrópolis, y narrándonos los encuentros y desencuentros que moldearon la antigua Selinunte hasta llegar a las ruinas que la integran hoy.

Nos despedimos del día y de las antiguas civilizaciones para dirigirnos hacia la costa norte, donde nos aguardaba Palermo. Entrar allí, con sus grandes calles comerciales, llenas de luces y de escaparates, fue como regresar al siglo XXI, para bien y para mal.

Sicilia 16

Por variar un poco, pedimos pizzas para cenar, y algunos apuraron las últimas oportunidades para probar el canolo de ricota. Después, nos dirigirnos a una zona de bares con mucha gente y buen ambiente de fiesta, pues era lunes, pero también Palermo y, tras tomarnos algo por allí, Jorge de Diego nos guió a un karaoke en un intento de volver al Mamma África. El sitio, sin embargo, y gracias a Dios, resultó ser mucho más agradable, y pudimos bailar y cantar juntos en español, en inglés y en italiano, así como escuchar cantar, fascinados, a Giovani, de quien más tarde supimos que era un cantante famoso en la ciudad.

Día 6
Uno puede ver, en las conversaciones y en las miradas, cuándo es el último día. De repente, los momentos más normales tienen un algo especial, un cierto punto de escasez que lleva a tratar de saborearlos mejor.

Sicilia 19

Tras cerrar por última vez las maletas, salimos al encuentro del Palermo diurno. En la Piazza Giuseppe Verdi, frente al monumental Teatro Massimo, Carmen y Ana nos presentaron la ciudad y nos hablaron de la ópera que se encontraba junto a nosotros y que está dedicada a Victor Manuel II de Italia, siendo la más grande de Italia y la tercera más grande de Europa. Además, haciendo uso de los últimos ahorrillos del bote común, gestionado por Natalia y por Jorge Romanillos bajo la supervisión contable de Nico, tuvimos la oportunidad de recorrerla por dentro con una visita guiada. Si bien sorprenden ciertas grietas y goteras en algunos de los pasillos, el patio de butacas, el proscenio y el telón de boca ponen fin a cualquier duda en lo relativo a su majestuosidad.

Después, callejeamos pasando por los Quattro Canti y deteniéndonos en la Fontana Pretoria antes de entrar en la Concatedral de Santa María del Almirante, donde pudimos observar la huella bizantina y la mezcolanza de estilos artísticos que la caracterizan.

La última formación del viaje tuvo lugar frente a la catedral, cerca de una estatua de Santa Rosalía, patrona de la ciudad. Desarrollando un tema que ya había aparecido en varias ocasiones, Juan nos habló del posmodernismo, que, pese a habernos ofrecido una prosperidad material sin precedentes, puede llegar a esclavizarnos bajo una atractiva apariencia de libertad. Juan nos explicaba que esto es debido a, principalmente, “la afirmación del individuo hasta el extremo”, “la incomunicabilidad” que supone hablar sin comunicarse y la pérdida de libertad ‘real’ que representa “la afirmación de la rebeldía como un valor”.

Hubo, tras la formación, quien no quiso perderse la oportunidad de hacer unas últimas compras, y también quien aprovechó para catar una última pizza, un último gelato, una última granita...

Sicilia 20

Monreale fue nuestra última parada antes del aeropuerto. Situada sobre una colina a escasos kilómetros de la capital de Sicilia, domina Palermo y es famosa, tal y como Marta Morcillo nos contó, por su espectacular catedral de estilo árabe-normando del siglo XII, en cuyo interior se encuentra un tesoro formado por grandes mosaicos dorados que representan el Antiguo y el Nuevo Testamento. Fue bonito despedirse visitando el claustro, un precioso espacio con apariencia armónica y uniforme que está compuesto, y se sostiene, por infinidad de columnas distintas unas de otras, con formas variadas y colores diversos, de algún modo, si se quiere, como la ELU.

Tras asomarnos a las vistas de Palermo y tomarnos un último café, emprendimos nuestro rumbo hacia el aeropuerto. Allí, en medio del pasillo y del bullicio, logramos crear un espacio increíblemente íntimo en el que celebrar la asamblea final. Tuvimos la oportunidad, cada uno de nosotros, de compartir con el resto unos últimos pensamientos, un nuevo agradecimiento, un breve análisis del viaje, algún mensaje especial. Parecía ayer cuando hablábamos de nuestras expectativas en Catania, y resultaba increíble pensar que hubieran pasado tantas cosas y, a la vez, que hubieran pasado tan rápido. Fue muy, muy bonito.

Sicilia 21

Además, y como viene siendo propio de Becas Europa y de la ELU, supimos ver un nuevo comienzo en este nuevo final. Supimos y sabemos que quedan muchos sueños por los que luchar e ilusiones que perseguir, y éramos y somos conscientes de que vendrán muchos más. Para entonces, y para ahora, cabe recordar la esencia de la ELU, eso en lo que realmente consiste el liderazgo comunitario: en ese sólo tú, pero no tú solo, en esa felicidad que solo es real cuando es compartida, en ese viaje más amplio y de por vida que esta vez nos ha llevado a Sicilia, pero que recorremos juntos, cada uno, y cada día.

Cultura

VIAJE ACADÉMICO DE LA ELU A RUSIA. MARZO 2018

Por:

Rusia desde fuera, por José Luis Parada
Nos aproximamos a Rusia como un turista al mismo tiempo emocionado e intranquilo ante semejante destino. Rusia aún tiene un halo de misterio, de extrañeza y de estalinismo que a uno sobrecoge. Y a pesar de eso, parece que atrae con su marchamo de gran potencia universal de las artes y la geopolítica.

Atraídos, pues, nosotros, decidimos que las cosas se temen menos cuando se conocen, y de ahí que planificáramos un programa de formación que se desarrollaría a lo largo del viaje, y que pasara por la historia, la política, la espiritualidad, las bellas artes y el urbanismo, en lo que podríamos definir como una mirada desde fuera.

1El interés de la ELU por Rusia reside en su cuádruple condición de: a) frontera oriental de Europa; b) escenario de la Revolución Rusa, que es la manifestación política de la cosmovisión marxista (del mismo modo que la Revolución Francesa es la manifestación política de las ideas ilustradas); c) epicentro de uno de los dos bloques en que se dividió el mundo durante gran parte del siglo XX; d) reconstrucción como gran potencia, bajo el modelo de un capitalismo autoritario, que demuestra que aquel fin de la historia que proclamó Fukuyama está lejos de ser real.

Para comprender todo esto a fondo, los alumnos han realizado una notable labor de investigación, de manera que han ido desvelando el ser de Rusia (como puede comprobarse en los Anexos) a partir de algunos de sus más importantes acontecimientos históricos y de sus personalidades más destacadas. Así, en el ámbito de la historia y la política, hemos conocido la transición del europeísmo de zares como Pedro I o Catalina la Grande, hasta la eslavofilia de los últimos cuatro zares, de Nicolas I a Nicolás II, y su carácter imperialista y autoritario. También el “fracaso” de la Revolución de 1905, que pondría las bases para la Revolución de 1917 y, de ahí, la relevancia de Lenin, el totalitarismo de Stalin, la incertidumbre de Breznev y Kruschev durante la Guerra Fría, el liderazgo de Gorbachov durante la Perestroika, la adaptación de Yeltsin y el renacer ruso a cargo de Putin, elecciones presidenciales por medio incluidas.2

El ámbito cultural tampoco podía faltar, y de este modo, hemos vivido y reflexionado sobre la espiritualidad ortodoxa (visitando iglesias, oliendo incienso y participando en su rito dominical), sobre la universalidad de las letras rusas (representadas por Dostoievski, Totlstoi, Pushkin, Gogol, Chéjov y Tsvetayeva-Ajmatova y donde se observa la tensión entre europeísmo y eslavofilia, tradición y revolución, formas clásicas y modernas), el dinamismo de unas vanguardias artísticas honestas y rebeldes, la experimentación cinematográfica entre el expresionismo y el realismo, la música a un tiempo sosegada y brutal y la manifiesta diferencia entre dos formas de organizar una ciudad, Moscú y San Petesburgo.

Por ello, es de agradecer a los alumnos su dedicación y trabajo, pues de esta manera hemos conocido un poco más el país… desde fuera, es decir, como advenedizos. Sin embargo, este viaje ha traído consigo algo más: una serie de visitas institucionales que relatarán los alumnos en esta crónica, y que nos han permitido conocer un poco mejor el país, desde dentro.3

Instituto Cervantes en Moscú, por Juan José Prados
Nuestra primera parada del viaje reflejaría la propia esencia del mismo como estación perfectamente balanceada entre lo cultural y lo institucional; preludio de nuestra inmersión completa en el país de destino.

De la mano de Abel (Director), Tatiana (Gestora cultural), y Manuel (Jefe de estudios), pudimos conocer la labor de las sedes internacionales de nuestra cultura patria, así como entrevimos las profusas relaciones entre dos países, tan lejanos pero tan “de cuento”, como Rusia y España; “Igual que a España le regalamos Pushkin, España nos regaló a Cervantes”.4

Y es que ya adelantaba Unamuno “tengo la sensación de que Tolstoi es español”, pues algo parecido debieron pensar “ellos” tras leer a nuestros autores consagrados como Tirso de Molina en la Donación del Pueblo Español encuadernada para la URSS; o cuando las obras lorquianas emanaban mensajes de libertad frente al régimen comunista, al tiempo que los Niños de la Guerra consolidaban las bases de un cierto legado e interés por lo español en Rusia, que aún hoy perdura y se refleja en un Instituto Cervantes que es seña de calidad y de autenticidad; no podemos tener mejor representación, ni mejores referentes…

Cena con Vasily Pushkov (Sputnik), por Markus
5El jueves por la noche tuvimos la oportunidad de hablar con un verdadero ruso por primera vez: Vasily Pushkov, el ‘Jefe del Centro de Proyectos Internacionales’ de la agencia de noticias estatal Rossija Sewodnja. Rossija Sewodnja opera Sputnik News, una agencia de noticias dirigida a audiencias extranjeras y que cubre noticias rusas e internacionales. La función de Vasily es establecer alianzas con agencias de noticias extranjeras y otros proveedores de noticias.

Invitamos a Vasily a unirse a nosotros en lo que pensamos que era un restaurante típico ruso.6 Sin embargo, Vasily se apresuró a aclarar que lo que estábamos a punto de comer no era ruso: el restaurante servía cocina uzbeka. La comida fue sin embargo excelente y abundante.
Vasily fue un anfitrión encantador, que se lanzó a hablar sobre la vida en Moscú, sus viajes, su familia, su trabajo e incluso sobre política (las elecciones presidenciales y la política exterior rusa) mientras evitaba hábilmente que los temas controvertidos ocuparan demasiado espacio.
La velada brindó una de las raras oportunidades de hablar abiertamente con un ruso y debatir sobre los temas que mueven a la Rusia actual.

Embajada de España en Moscú, por Ángela Ramos
Ante el objetivo que nos habíamos fijado de conocer más a fondo la política exterior rusa y sus relaciones con nuestro país, la Embajada española en Moscú constituía una parada obligatoria.

En la que fue una de las primeras visitas institucionales del viaje, recibimos algunas pinceladas acerca del papel de Rusia en conflictos como los de Crimea o Siria, o su posición con respecto a Estados Unidos o la Unión Europea. Si bien es cierto que desde 2014 ha existido una innegable incomprensión entre Occidente y Rusia, España ha sido siempre bien valorada, considerada un país importante dentro de la Unión Europea con el que hay interés de dialogar.

Esto ha permitido a los dos países fomentar los intercambios culturales, algo que ha sido crucial tras las etapas de franquismo y comunismo vividas en cada uno de ellos. De la mano de Don Ignacio Ybáñez Rubio, embajador español en Moscú, pudimos ratificar lo que ya nos habían contado en el Instituto Cervantes; que en Rusia la lengua y cultura españolas son verdaderamente apreciadas, hasta el punto de ser primer idioma en numerosos colegios, y ofertarse incluso la doble titulación en bachillerato español y ruso.

7Sin embargo, esta relativa buena relación es difícil de extrapolar al marco internacional, ya sea por tratados que no se cumplen (acuerdos de Minsk para facilitar el diálogo y la resolución de la disputa en el este y el sur de Ucrania), o distintas formas de gobernar (mientras que en Rusia una idea se lleva a su ejecución por medio del presidente, en la UE debe ser sometida a una puesta en común en el consejo de ministros, lo que inevitablemente dificulta y ralentiza su aplicación).

En cuanto a otros conflictos armados como el de Siria, se concluyó que la intervención extranjera apoyando un bando u otro está suponiendo una prolongación de la guerra. Teniendo en cuenta que Estados Unidos y Rusia no tienen intención de comenzar un enfrentamiento directo, dadas las nefastas consecuencias que tendría para ambas potencias, una posible solución sería una discusión política en la que decidieran su propio fin las fuerzas armadas sirias, incluyendo su gobierno.

En definitiva, son numerosos frentes los que Rusia tiene abiertos actualmente, pero si algo ha quedado claro en este viaje, es que nada allí es en realidad como lo vemos desde fuera, siendo difícil de explicar esta realidad política y social desde la óptica europea y tampoco podemos tratar de aplicar un sistema de corte y funcionamiento de Rusia, siendo como es un país con una historia y un perfil tan diferente al nuestro.

Delegación de la Unión Europea en Rusia, por Ignacio Leonardo Pueyo
A orillas Del Río Moscú, rodeados por una atmósfera gélida e histórica con la plaza roja y el Kremlin perfectamente divisibles, procedemos a visitar la Delegación de la Comisión Europea en Moscú. Tras acomodarnos, Sanjin Soldatic procede a realizar una ronda de presentaciones para facilitar la interacción en el coloquio.8

Mirko Kruppa (Head of Politics) nos explicó los intereses de la Unión Europea en Rusia, como potencia económica mundial debido a sus reservas energéticas. Abordó el conflicto de Crimea y las sanciones económicas que conllevó de forma mutua. Insistió en la necesidad de que Rusia cumpliera con los acuerdos de Misk. Y finalmente trato de describir la sociedad rusa, apostillando que el mayor desafío al que se enfrenta la UE es la confianza mutua.

Posteriormente, Luis Portero (Head of Economiscs) nos mostró también su largo recorrido y nos reveló la función clara de la Delegación de la UE, facilitando la política común y la política de cooperación. Nada extraño teniendo en cuenta que Rusia es el 4° socio comercial más importante para la UE, que cada año compra mercancías por valor de 226 mil millones. Del mismo modo la UE compra el 45% de mercancías que Rusia exporta mundialmente.

Como broche al coloquio, se abordaron temas como la contaminación y los intereses en energías renovables; movimiento LGTBI; y la promoción de “compras patrióticas” como instrumento para fomentar la marca Rusia en el país.
Indudablemente este Q & A, nos permitió ir conociendo las distintas realidades institucionales que eran uno de los claros objetivos de nuestro viaje académico.9

Estudios de Russia Today, por Sara Álvaro
Cuando hablamos de medios de comunicación no podemos evitar mantenernos un poco escépticos. ¿De qué postura tratarán de convencerme esta vez? ¿A qué partido político quieren que vote? Extrapolando esta situación a un contexto más internacional, cuando tuvimos la oportunidad de visitar los estudios de Russia Today todos estábamos, como poco, emocionados. Por fin íbamos a conocer la perspectiva rusa (aquella que tanto se omite en libros de historia y en prensa) acerca de los acontecimientos pasados y actuales. Conoceremos como es Putin para los que están ahí dentro, qué significó para Rusia la Guerra Fría o La Segunda Guerra Mundial, y por qué siempre resultan ser los malos y marginados por la historia a costa de países que salen victoriosos y benévolos.11

De la mano de Javier Rodríguez Carrasco, periodista español que trabaja como presentador en el programa El Zoom en el canal en español de RT, pudimos percibir con mayor nitidez cual es la versión de Rusia. Un programa que va muy enfocado a sacar a relucir aquellas verdades que muchas veces se obvian o tergiversan. En su desarrollo se entrevista a distintos profesionales relevantes en el contexto actual, sin importar su ideología, y se hace cuestionar al público si lo que hemos estado dando por evidente durante tanto tiempo es ciertamente la verdad o sólo una esquina de todo cuadro que conforma la realidad.12

De esta visita nos quedamos con una gran reflexión acerca de los medios de comunicación y de la verdad y su relatividad. También con la gran magnitud de espectadores internacionales con los que cuenta RT (tienen canales en ruso, español, inglés, árabe, francés…). Pero nos vamos también algo reticentes ante la perspectiva de que su verdad sea la absoluta. Si nos han hecho plantearnos la veracidad de lo que nos cuentan, es de esperar que esto se aplique a todos los contextos. Y esa es la moraleja que sacamos de la visita, la de forjar espíritus críticos, resumible en su propio eslogan: “Question more”.

Metro de Moscú, por Blanca González Lavín
El Metro de Moscú, inaugurado en 1935, es conocido también como el «palacio subterráneo». Con una longitud de 360 kilómetros es el tercero del mundo tras los de Londres y Nueva York.

Consta de 14 líneas y 212 estaciones. Actualmente es el primero del mundo por pasajeros llegando a transportar 2.389 millones de pasajeros en 2011, y 9,27 millones en un sólo día. Como comparación, el metro de Madrid tiene 289 estaciones y 294 kilómetros. Transportó en 2016 585 millones de personas, es decir, la cuarta parte del metro de Moscú tiene un trazado radial. En la línea circular, la voz que anuncia las paradas es masculina si se viaja en sentido se las agujas del reloj y femenina en sentido opuesto. En las demás líneas, se usa la voz masculina cuando nos acercamos al centro de la ciudad y femenina si nos alejamos de él. Resulta curioso ver cómo han resuelto en este detalle el tema de la igualdad y paridad cuando en España es una cuestión de contínuo debate.

13Una de las cosas que más choca es la gran profundidad de las estaciones, esto es debido a que la mayoría se construyeron durante la Guerra Fría y se hicieron así para que sirvieran de refugios nucleares en caso de estallar una nueva guerra. La estación más profunda es Park Pobedi (85 metros de profundidad) y tiene la escalera mecánica más larga, de 126 metros.

El Metro de Moscú es visita obligada, ya que está lleno de historia y de obras de arte. La decoración es suntuosa (“realismo social”), está lleno de: esculturas, lámparas de araña, vidrieras, estatuas de soldados y mosaicos y azulejos que representan escenas propias de la clase campesina trabajando. También está ampliamente representada la imagen de Lenin y diferentes obras sobre la guerra.14

Antes de entrar en el metro, se tiene la curiosidad de estar ante un elemento casi propagandístico, y un exponente más de la guerra fría y de la competición entre EEUU y la Unión Soviética. La realidad no decepciona. 15Tecnológicamente, no es más avanzado que otros metros de Europa, pero impresionan sus volúmenes y la suntuosidad de los acabados: suelos, techos, iluminación y decoración. Parece algo anacrónico y más propio del tiempo de los zares que del periodo posterior a la revolución. Merece la pena visitarlo.

Mausoleo de Lenin, por Oscar I. Barracchini
Los -19º con que nos despertamos en esta soleada mañana de sábado auguraban un día memorable. No defraudó. Después de un poderoso desayuno emprendimos una caminata de casi una hora desde nuestro hotel hasta el corazón de Moscú por unas gélidas, pero bellísimas, avenidas hasta llegar al mausoleo de Lenin, en plena Plaza Roja.16

El mausoleo se presentaba como símbolo de la historia de un país de contrastes, no en vano se erigen las Galerías GUM justo en frente de la tumba del gran ideólogo de la Revolución Socialista de Octubre de 1917. La solemnidad y el respeto rigen en una visita imponente e indescriptible en la que rezumaba una cierta veneración- más allá del respeto por la historia común- que el propio Lenin explica en El Estado y la Revolución (1918)-: “el marxismo educa a la vanguardia del proletariado, vanguardia capaz de tomar poder y conducir a todo el pueblo al socialismo, de dirigir y organizar el nuevo régimen, de ser el maestro, el dirigente, el jefe de todos los trabajadores y explotados en la obra de construir su propia vida social sin burguesía y contra la burguesía. Esa vanguardia; ese maestro; ese líder, en definitiva, era Vladímir Ilich Uliánov, Lenin. Y así se le reconoce en su lugar de descanso.

Kremlin de Moscú, por Álvaro Prados
Tras pasear por la Plaza Roja y sus anexos, no podíamos dejar de acercarnos al Kremlin antes de abandonar el centro histórico-geográfico de la ciudad de Moscú. Nuestra aproximación, de unas dos horas, a este entorno aunó dos aspectos imprescindibles como son la arquitectura (con influencias rusas y del renacimiento italiano, fundamentalmente) y la religión.

Particularmente, nos entretuvimos en la llamada Plaza de las Catedrales donde se ubican, entre otras, la Catedral de la Anunciación, la Catedral del Arcángel y la Catedral de la Asunción, que nos dieron pie a analizar la importancia de la iconografía en la religión ortodoxa, plantear dudas sobre nuestra cercanía o lejanía teológica, y divagar sobre el misticismo inherente a los ritos ortodoxos vinculado con la presencia del iconostasio a modo de velo entre la nave de los feligreses y el santuario. Por supuesto, esta introducción a la espiritualidad del país sería completada la tarde del domingo en San Petersburgo.

Para finalizar y poner rumbo al Jardín de la Victoria y al Museo de la Gran Guerra Patria, nos despediríamos de este enclave crítico para la vida terrenal y espiritual rusa paseando entre otros de sus atractivos, como el cañón del Zar.17

Nuestro grupo andando por la ‘Plaza de las Catedrales’. De izquierda a derecha: El campanario de Iván el Grande, la Catedral del Arcángel, y la Catedral de la Anunciación.

Museo II Guerra Mundial, por Abraham Velarde
El viaje de la Escuela de Liderazgo no pretendía quedarse en la superficialidad de lo que observábamos o escuchábamos. Esto era una18 premisa que todos los alumnos teníamos muy clara incluso antes de despegar. Los elus teníamos muy presente el objetivo de ahondar en las raíces históricas del país ruso. No podemos pretender sumergirnos en la esencia y sentido de la actual Rusia sin echar la vista atrás. Debíamos volvernos hacia el pasado, para valorar y contrastar una realidad histórica a la que nuestra visita al Museo Nacional de Historia de la Segunda Guerra Mundial nos empujaría.

Tras habernos alejado del centro de la capital moscovita, salíamos del metro expectantes por lo que sería nuestro próximo descubrimiento. El Museo de la Segunda Guerra Mundial, hasta hacía un año conocido como “Museo de la Gran Guerra Patriótica” se alzaba al final de la “Plaza de la Victoria” que recorrimos mientras comprobábamos con detalle sus enormes dimensiones.

19Antes de comenzar nuestro paseo por la historia, no pudimos evitar volver la mirada hacia el cielo para comprobar donde tenía fin el gigante obelisco que se levanta triunfante delante del Museo. 141’8 metros en honor de los 1418 días en los que la Segunda Guerra Mundial dejó su huella sobre el pueblo ruso. El monumento, se considera una representación del heroísmo ruso, no solo en la Segunda Guerra Mundial sino también en otros episodios de su historia, y así se encarna este mensaje en la escultura de la Diosa Griega de La Victoria que corona el monumento, en cuya base observábamos, no sin dificultad a causa de los montones de nieve, un San Jorge igualmente triunfante matando al dragón.

El Museo que nos disponíamos a visitar se inauguró el día del cincuenta aniversario del llamado “Día de la Victoria” (victoria de la Unión Soviética y los Aliados sobre la Alemana Nazi, el 9 de mayo de 1945). El edificio, que por sí solo sorprende por sus grandes dimensiones, su arquitectura y la disposición de sus grandes salas, parecía querer transmitir al visitante el sentimiento de nación imperial, de gran imperio. En él se albergaban numerosas exposiciones y dioramas, que junto a una impresionante proyección de sorprendentes efectos audiovisuales y sonoros nos acercaron a la II Guerra Mundial. Igualmente impresionante nos parecieron los salones de la Memoria y el Dolor.

20Pocas veces habíamos tenido la oportunidad de contemplar la historia siendo tan partícipes de la exposición, y es que las logradas recreaciones de los escenarios bélicos más significativos invitaban al espectador a sumergirse en el conflicto como si de un combatiente o civil atónito se tratase.

Conocer la historia desde, la poco frecuente en el mundo occidental, perspectiva soviética fue sin duda una de las grandes experiencias didácticas del viaje. Aun así, lo inabarcable de la historia nos resulta una excusa perfecta para volver y seguir descubriendo todo lo que nos quedó por ver aquella fría y memorable mañana de marzo.

21

El Hemitage, por Francesco Davoli
Ir a San Petersburgo sin visitar el Hermitage es como ir a Roma sin pasar al lado del Coliseo. Este imponente museo, cuyo22 complejo arquitectónico está compuesto por cinco edificios que se asoman al Nevá, es uno de los más importantes del País y del mundo entero, un testimonio tangible del interés por Europa que Rusia poseía durante el período imperial: si San Petersburgo es la “Venecia del norte” con un toque parisino, el Hermitage es la “embajada” de la historia del arte europeo.

23Parece una paradoja, pero andar por los pasillos del Hermitage ha sido como volver a casa antes de tiempo: cientos de metros cuadrados de galerías dedicadas al arte italiano, español, holandés, alemán, francés… baste recordar que la colección de pinturas impresionistas francesas es de las más extensas del mundo. El museo alberga también obras rusas y de otras culturas orientales, aunque no son en absoluto las que sobresalen.

Sobre el arte no se puede hablar mucho, hay más bien que contemplarlo. Eso es lo que hemos24 intentado hacer en el breve tiempo que hemos podido dedicar a este museo inmenso: andar por los pasillos en silencio, sobrecogidos por la belleza de lo que nos rodeaba, incluyendo los edificios imponentes (en gran parte proyectados por arquitectos europeos) en los que un tiempo vivían zares y emperadores.
Es cierto que el Hermitage, y San Petersburgo en general, son la prueba evidente de la peculiaridad de la cultura rusa: amplia, variopinta, diversa, dividida y contendida entre Oriente y Occidente.

25Hemos salido de la visita rebosantes de belleza en los ojos y también con muchas cuestiones abiertas, como la pregunta sobre el sentido del arte fuera de su contexto y su cultura de origen. Además, para el próximo viaje a San Petersburgo queda pendiente el Museo Estatal Ruso, donde se puede hacer una inmersión en la parte de cultura más oriental de este maravilloso País.27

Una tarde ortodoxa, en lo religioso…y en lo político, por Beatriz Álvarez
La tarde continuó con un espacio para el recogimiento personal en un escenario inusual: la celebración de una misa ortodoxa en la majestuosa Catedral de Nuestra Señora de Kazán. El omnipresente mármol y las paredes vestidas de pan de oro nos recibieron en un silencio solo roto por la profunda voz de barítono del sacerdote.

28En el rito ortodoxo, al menos para ojos legos, el misterio se revela más claramente misterioso al quedar oculto tras el muro del iconostasio. Ello, unido a los cánticos griegos, las inscripciones cirílicas y el recitar eslavo, sumía el espíritu en un curioso estado de contemplación, propio de quien observa un fenómeno extraño y familiar a partes iguales.

La multitud de sacerdotes, el crepitar de las velas y el vaivén continuo de los incensarios no eran óbice para apreciar, en el titilar de los cuerpos que se mecían al ritmo de los salmos, e incluso en los santiguamientos inversos, la raíz de una misma experiencia religiosa; puente entre civilizaciones tan hermanas y tan desconocidas.

Pero poco sabíamos entonces de que aún abordaríamos la ortodoxia rusa desde otro ángulo. Como todas las buenas historias, ocurrió cuando menos lo esperábamos, fruto de tomar un camino que no era el correcto pero sí, finalmente, el más adecuado.

Después de perdernos intentando volver al hotel, y tras jugarnos la vida deslizándonos por una capa de hielo de un palmo de grosor que cubría el paseo junto al río Neva, llegamos a nuestro puente, iluminado por el fuego recién encendido de dos pebeteros colosales; y avistamos, a lo lejos, un difuso vaivén de banderas azules y blancas.29

Intrépidos como nosotros solos, nos lanzamos a través de los controles de seguridad hasta mezclarnos con la multitud que celebraba, en un jolgorio de música y color, la nueva victoria del presidente eterno. Si en Moscú nos sobrecogió la quietud del sepulcro del padre de la patria rusa; en San Petersburgo vimos la ebullición de la ortodoxia política… Putin y la “politics as usual”.

Paseo por San Petesburgo, por Rubén Gayarre
El lunes por la mañana, decididos y con energías renovadas nos propusimos recorrer a pie el frente fluvial de la ciudad y sus numerosos símbolos. Bajo una copiosa nevada y con el reluciente Neva a nuestro lado, congelado, como no podría ser de otra manera.

Habiendo visitado ya el pasado dia la Perspectiva Nevsky, el Hermitage y las iglesias del Salvador y Kazán nos faltaba recorrer el arco norte de la ciudad. Nos dirigimos primero al Consulado de España en Furshtatskaya Ulitsa pasando por la Isla Vasilievsky, la Antigua Bolsa de San Petersburgo, el Puente del Palacio y siguiendo el Neva por el Muelle del Palacio y el Frente Kutuzov.
Nuestra siguiente parada era el Crucero Aurora, reliquia de la Guerra ruso-japonesa y la Revolución de octubre y hoy buque museo anclado en los muelles Petrogradskaya.

Continuamos la avenida hasta la que fue la mezquita más grande toda Europa, con capacidad para 5000 fieles con sus minaretes de 50 metros, fiel reflejo de la diversidad espiritual de Rusia.

Nuestro destino final era la fortaleza de Pedro y Pablo, origen de una ciudad capricho del zar Pedro I y su deseo de crear una nueva capital con salida al mar y puerta a Europa. En su construcción murieron 30.000 obreros rusos y fue posteriormente transformada en una prisión política, por la que pasaron Dostoievski y Bakunin entre otros.

La Ciudad Azul o la Venecia del Norte no oculta su artificialidad y planeamiento cuidado y desde cero. La antigua Leningrado y nuevamente bautizada como San Petersburgo se nos reveló más humana y menos fría que las inabarcables avenidas de Moscú, estéticamente más compacta y estilísticamente más europea. Aun así, la nieve y la distancia no nos dejaron ver su aspecto urbano desde su corazón, separado en dos por más de medio kilómetro de hielo, en verano, el río más ancho de Europa.

Consulado de España en San Petesburgo, por Beatriz de León
El lunes por la mañana fuimos recibidos por , Juan Antonio Martínez-Cattaneo y Hingston cónsul general de España en San Petersburgo.

30Nuestras expectativas como estudiantes de la ELU era conocer cuál era el trabajo de un consulado así como la situación y los retos a los que se enfrenta la colonia española en Rusia, pero no solo nos contó eso, sino que durante las casi tres horas que nos recibió, nos compartió un testimonio de su experiencia y sabiduría vital (que acompaña sus casi 70 años).

Primero, nos habló de su trayectoria profesional de más de 40 años. Don Juan Antonio Martínez-Cattaneo y Hingston es un servidor público, diplomático de carrera que ha estado representando a España y a sus intereses y protegiendo a los españoles alrededor del mundo, desde Nador hasta Japón, pasando por Ecuador y hasta Iraq en tiempos de Sadam. Nos hablaba de dos palabras que van de la mano en esta profesión, vocación y sacrificio. Cuando encuentra uno la vocación va a tener que sacrificar su comodidad, la de su familia por la realización personal que supone esa profesión que te llama, eso por lo que merece la pena el sacrificio, en el caso de este cónsul, ese sacrificio consistía en mudarse cada 3 o 4 años a distintos destinos (calurosos como Iraq, fríos como Rusia) junto con su familia y a veces teniendo que estar separada de ella, por ser un servidor público. Encontrar testimonios como el suyo en un momento de la historia de España en la que la función pública está tan criticada es una auténtica inspiración.

31Por otro lado, a parte de su biografía, nos compartió un análisis geopolítico no solo de Rusia sino del mundo entero y también de España y sus intereses en el mismo que evidentemente han cambiado desde que él comenzó su trayectoria porque han acontecido verdaderos momentos estelares de la humanidad como diría Zweig, desde la descolonización, hasta caída del muro de Berlín, incluyendo la revolución iraní y el 11S.

En resumen, la verdad es que su análisis de 3 horas incluyendo anécdotas de lo más variopintas nos dejó a todos con la sensación de que él no sólo conocía la realidad de su profesión, ni la de los países a los que estuvo destinando, sino que sobre todo, conocía profundamente a España, porque uno entiende su casa cuando vive fuera de ella, y aprende a valorarla de una manera distinta.

Iglesia del Salvador sobre la Sangre derramada y Catedral de San Pedro y San Pablo, por Jugatx Orti
32La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada o Iglesia de la Resurreción de Cristo, situada en la orilla del canal Griboyédova, fue construída sobre el lugar donde Alejandro II de Rusia fue herido de muerte en un atentado. Su exterior llama la atención desde la avenida Nesky Prospekt. El interior nos sumerge en un mundo de frescos y mosaicos -más de 7.000 metros cuadrados- que cubren sus paredes y techo sin dejar un espacio libre. Hasta 32 artistas tardaron más de 100 años en completar el conjunto de escenas bíblicas. La capilla de Alejandro II es otro de los puntos interiores más impresionantes,con sus cuatro columnas y baldosas de mármol, todas diferentes.33

La Fortaleza de Pedro y Pablo es uno de los sitios emblemáticos de San Petersburgo, ya que fue la primera construcción de la nueva ciudad. Dentro de la Fortaleza se levanta la Catedral de San Pedro y San Pablo, que fue consagrada en 1733. El estilo barroco de la catedral se asemeja al de las catedrales protestantes del occidente europeo, y con su altísima aguja dorada rematada con un ángel sosteniendo una cruz, es el edificio más alto de San Petersburgo. Sus majestuosas columnas, la decoración pintada y el iconostasio pintado y sobredorado acoge las tumbas de los zares rusos de la dinastía de los Romanov. Pudimos, además, escuchar el “Padre Nuestro” cantado por un coro “a capella”, con su amplia variedad melódica propia de la música de la Liturgia Ortodoxa.

Rusia desde dentro, por José Luis Parada

¿Cómo es el pueblo ruso? En el primer encuentro institucional del viaje, Tatiana Pigariova, gestora cultural del Instituto Cervantes en Moscú, nos habló de la nostalgia imperial, de la combinación de lo trágico y lo humorístico, de cierta esencia barroca (“el orden producido por el desorden”, como decía Alejo Carpentier, y que nos asemeja a rusos y españoles). En el último encuentro, el cónsul español en San Petesburgo, Juan Antono Martínez-Cattáneo Hingston, se refirió a cómo el pueblo ruso es rudo, sabe sufrir y puede vivir con mucho menos de lo que nosotros podemos, de ahí que su resistencia sea mayor y cómo se crecen en la adversidad.

34¿Por qué votan como votan? Tanto en la delegación de la UE en Moscú, como en los encuentros con periodistas de Sputnik o de RT, como en las visitas a embajada y consulado, e incluso en las conversaciones con nuestros guías rusos, hemos podido comprender un poco mejor en qué consiste la democracia imperfecta de Rusia y cómo Putin ha sabido presentarse como un nuevo padre, una nueva figura a un tiempo cercana pero implacable, en quien los rusos pueden confiar. La escasa oposición política, la aún mejorable libertad de expresión, cierta marginalización de las minorías, la agresividad diplomática y la presión militar sobre algunos territorios son elementos que hablan de una democracia todavía en estado gestante, pero no menos cierto es que un país de las dimensiones de Rusia, tan heterogéneo, que ha sufrido un duro golpe tras el fin de la Guerra Fría y que aún tiene en la memoria el ánimo insuflado por un Lenin omnipresente en la imaginería rusa, posiblemente sea este sistema lo que ahora necesite.

¿Cómo son las relaciones con Europa y el resto del mundo occidental? Delicadas. La geoeconomía no ha llegado a calar, y aún quedan décadas de geopolítica a la antigua usanza, a pesar de los cambios tecnológicos y sociales. Las relaciones son complejas por la calidad de la democracia rusa, pero son necesarios cuantos más esfuerzos diplomáticos (Ignacio Ibánez Rubio, embajador español en Moscú y Mirko Kruppa, Head of Politics, de la Delegación de la UE en Moscú), mejor, así como ampliar las relaciones comerciales (Luis Portero, Head of Economy de la Delegación de la UE en Moscú), culturales (Abel Murcia, director del Instituto Cervantes en Moscú) y educativas (José Aurelio Llaneza, agregado de educación en la embajada española en Moscú).

Conocernos a nosotros, por José Luis Parada
Sabemos que no es lo mismo hacer turismos que viajar, que viajar no es igual que peregrinar, y que más allá de peregrinar se puede estar en35 un destino. Nos acercamos como turistas pero regresamos como viajeros que han peregrinado poco (aunque la visita al mausoleo de Lenin bien podría comprenderse como una peregrinación) pero que sobre todo han disfrutado del encuentro con quienes están.

Conocer al otro significa conocernos mejor a nosotros mismos. A estas alturas ya sabemos que no se ama sino lo que se conoce y no se conoce sino lo que se ama, y en el proceso de conocer mejor Rusia creo que todos hemos aprendido a quererla más y mejor. Hay ciertas semejanzas entre los pueblos ruso y español que se refleja en el sincero amor que los rusos profesan por el Quijote. Él fue un héroe abnegado y alocado, el pueblo ruso sigue siendo sacrificado y laborioso, el español ha olvidado el valor del sacrificio y ha dejado de soñar.

Tal vez sea esta la mejor de las enseñanzas del viaje: juzgar menos al otro, salir a su encuentro, encontrarse en los valores universales. Si es así, esto habrá sido un viaje universitario, un viaje de la ELU.

Cultura

Las Acciones que van a llevar a cabo los ELUs de Sevilla

Por:

Los ELUs de Sevilla ya tienen definidas las dos acciones que van a llevar a cabo este curso. La primera es la Acción Social que consistirá en la puesta en marcha de un programa radiofónico en la Radio de la Universidad de Sevilla cuyo objetivo es que deje marca en la comunidad universitaria sevillana. Lo que pretenden es acercar la vida y experiencias de diversos colectivos universitarios, como alumnos, PDI y PAS, a través de entrevistas en las que contarán sus propias experiencias en la Universidad y consejos sobre cómo afrontar las carreras, másteres o doctorados que están cursando además de alguna anécdota destacada que quieran compartir. También están pensando en añadir un espacio en el que analizar diferentes “tips” para el estudio, es decir, análisis de distintas técnicas de estudio para hacer más fácil el estudio de diversas disciplinas en la etapa universitaria.

La Acción Cultural se desarrollará una visita al Museo de Bellas Artes de Sevilla, ya que creen que es un sitio que tienen desaprovechado. Para que todos participen, cada uno de los ELUs se preparará una obra o sala del museo, de manera que ponga en contexto al resto de compañeros. De esta manera, conocerán más a fondo el bagaje artístico de la ciudad y fortalecer la red de ELUs.

Cultura

LOS ELUS SE VAN AL TEATRO

Por:

El pasado viernes 24 de noviembre, los delegados de la ELU de Madrid organizaron la segunda actividad del año. Pudieron disfrutar de la obra de teatro de Los Miserables y después tuvieron un encuentro con los actores en el Teatro Victoria. Algunos de los que asistieron han querido compartir su experiencia con nosotros, a continuación puedes leerlos:

Jaime Zabala:

“Gracias a esas casualidades de la vida, un día (en el que llevas mucho tiempo sin meterte en la web de la ELU y te entra cargo de conciencia), vas y te encuentras con una actividad en el Wall con la que dices: ¡a esa me apunto!
Ciertamente en lo que viene a ser el teatro soy más bien ignorante y, en cuanto a Víctor Hugo y su obra, todavía más si cabe. No obstante, aunque al principio me había ilusionado la idea de ver la representación, poco a poco me había dejado llevar por tal vez malas reflexiones en frío, dejando que el calor del primer momento se fuera apagando. Tan clásico debate como el de ¿qué es mejor, el libro o la película? Y ¿el musical? Puede llevarte con facilidad por mal camino. Efectivamente, las casi 2000 y tantas páginas que componen los Miserables, más profundas que extensas, que ya es decir, Liam Neeson o el musical, ya te alertan de que igual no sales del teatro a “grito pelado” entonando Do you hear the people sing.
Pero qué error más grande compararlos. Menos mal que como fruto de las casualidades, resulta que a veces viene alguien que te saca de esa cerrazón con la que entraste. Como si de repente Monseigneur Bienvenu se presentase a recomponerte la mirada. Siempre va a ser con alguien. Aunque en este caso fueron no uno, sino catorce actores. Después de presentarte a unos Miserables, tal vez más enfocados en resaltar la trama que mostrar su contenido, en el encuentro con los actores se fue creando un ambiente que nos dejó plantados en el asiento con cara pensativa.
Momentos como cuando el actor que interpretaba a Javert nos sorprendía con comentarios del estilo de “solamente necesito la palabra y no tanto la biografía en sí para crear al personaje”. O cuando alguien, con números como 15M o 155, nos planteó si en el momento histórico actual cabía la importancia que da el autor de los Miserables a la justicia (social o divina). Preguntas como ¿ha cambiado algo en vuestra vida el interpretar a estos personajes? Y respuesta como: y a ti como espectador ¿te va a hacer cambiar algo?, consiguieron hacer que la obra tuviera un sabor distinto en su final.”

Alba de Pedro:

“El pasado viernes 24 de noviembre tuve la oportunidad de ver en el Teatro Victoria la adaptación teatral de la obra Los Miserables de Víctor Hugo. Fue una experiencia genial, además de tener un precio más que económico. La actividad tuvo un gran poder de convocatoria, lo que hizo que solo con nuestro grupo, casi llenamos un teatro en el que nos trasladamos al París de mediados de siglo XIX. Es una obra larga, de dos horas con un descanso en medio de 5 minutos, pero a mí se me hizo hasta corta. Recomendaría esta obra a cualquiera que quiera pasar un buen rato, pasando de la risa al llanto en cuestión de minutos. Además, tuvimos la oportunidad de mantener un coloquio con los actores al finalizar la obra que creo que nos enriqueció un poco más a todos y que nos hizo admirar aún más esta profesión, que, en palabras de una de las actrices: “Ser actor es una mezcla entre cuerpo, voz y alma”.

Andrea Sánchez:

“El pasado fin de semana fuimos algunos de los ELUs de Madrid al teatro Victoria para ver una adaptación de Los Miserables. Antes de ir no tenía mucha idea de la obra, solo que había sido escrita por Víctor Hugo en el siglo XIX. Sin embargo, bastaron unas pocas escenas para ponerse en situación. La puesta en escena era sencilla, pero la intensidad con la que los actores interpretaron sus papeles y su capacidad para introducirse de lleno en el personaje consiguieron captar nuestra atención hasta el final de la obra. En especial me hizo reflexionar sobre cómo a pesar de haber pasado dos siglos desde entonces, las cosas no han cambiado tanto. Cómo el sufrimiento sigue estando presente y cómo la forma de afrontarlo nos hace tan humanos. Finalmente, el coloquio con los actores me inspiró por el esfuerzo que hay detrás del montaje de una obra, no solo material si no personal. Cómo una persona puede controlar sus habilidades hasta conseguir que de ella nazca un personaje que siente y se emociona, para luego emocionarnos a los demás”.

Teresa Mondría: 

“La compañía de teatro de Paloma Mejía nos ofreció el viernes pasado una experiencia maravillosa con su adaptación de la obra Los miserables de Víctor Hugo. A algunos nos sorprendió el hecho de que no fuera una versión musical, pero no por ello se quedó corta la actuación, ni mucho menos. Las casi dos horas que duró la obra volaron mientras la sala centraba su atención plena en las interpretaciones.
Los actores expresaron con gran fidelidad el carácter de los personajes de la obra original, jugaron con las voces cuales cantantes y se movieron como bailarines. La forma de expresar que mostraron tenía grandes similitudes con la música, y eso les permitió transmitir sentimiento no solo a través de los diálogos y las palabras, bien construidos, sino también a través del resto de elementos interpretativos. Acompañados de un magnífico juego de luces, y una escenificación minimalista que dejaba paso a nuestra imaginación, la obra nos mantuvo en vilo durante toda la actuación.
Al acabar, tuvimos la suerte de poder realizar un coloquio con la compañía, y preguntarles acerca de todo aquello que nos picaba la curiosidad, tanto de aspectos técnicos de la obra, como de los procesos de preparación de las actuaciones, hasta otras dudas más profundas sobre qué significaba para ellos ser actor, en qué se diferenciaba de ser cualquier persona, a lo que los artistas respondieron con gran sinceridad, abiertamente, de forma muy cercana. Para ellos, actuar es dar voz a historias, a personajes, es ser la transmisión de un mensaje en cuerpo, mente y alma para el público. Con ello, pudimos vislumbrar toda la pasión y empeño que ponen todos los integrantes del grupo en este proyecto y en el mundo de la actuación, con el que llevan ya 7 años y esperemos que les deparen muchos más por delante”.

Fernando Rivas:

“Me gustaría comenzar diciendo que nunca antes había visto ni leído nada relacionado con la obra de Los Miserables, exceptuando algún clip de vídeo o algún fragmento de texto. Por tanto, la representación a la que acudimos el pasado viernes es el primer contacto de verdad que he tenido hasta ahora con la obra. Habiendo dicho esto, mi opinión sobre la experiencia es bastante positiva. En términos técnicos, el nivel de los actores me pareció bueno, destacando sobre todo al actor de Javert y al de Jean Valjean. También me gustaría hacer mención a los actores infantiles, pues me sorprendió el nivel de su interpretación dada su corta edad. La puesta en escena fue bastante decente, teniendo en cuenta que se trata de una compañía más bien pequeña y por tanto el presupuesto no será muy elevado. Aun así, consiguieron crear buenos ambientes que fueron acompañados con el vestuario.

Con lo que me quedo de esta experiencia ELU (que era un poco peculiar ya que estaba organizada por elus, lo cual creo que es genial) a nivel personal es con el trabajo que las personas de la compañía Paloma Mejía Martí. Sin duda hay que ser valiente para afrontar una obra como los miserables con las limitaciones a las que se enfrentan. Sin embargo, estos profesionales consiguen una fiel adaptación de la obra (por lo que otros compañeros me comentan, ya que yo no lo había visto como he comentado antes). Además, para aquellos que disfrutamos de este drama por primera vez, resulta muy ameno e interesante, se puede seguir la trama perfectamente y, sin duda, me ha dejado con el gusanillo de leer la obra original.

Como conclusión me gustaría decir que muchas veces, cuando pensamos en cultura, se nos vienen a la cabeza los grandes teatros con grandes representaciones, o famosos museos con obras maestras, y se nos olvida completamente que podemos encontrar cultura y arte de menor renombre en muchos más sitios, como el pequeño teatro Victoria de la calle Pez, pero no por ello de menor calidad”.

Cultura

EXPO-JORNADAS: “IGNACIO VALLE: LA CURVA Y EL CUADRADO”

Por:

Os invitamos a la primera exposición que aúna el conjunto de relatos creados por Ignacio Valle, una personalidad compleja y fascinante que, como esa naturaleza que pretendía explicar, solamente puede entenderse a través de la simplicidad creadora del cuadrado y la curva. Un grupo de alumnos de nuestra Escuela ha tenido la oportunidad de organizar las Expo-Jornadas: ‘Ignacio Valle: La curva y el cuadradoexposición del artista Ignacio Valle Garagorri (1948-2014) que se celebrará en Espacio Ronda (c/ Ronda de Segovia 50, Madrid) del 2 al 17 de junio.

Esta exposición tiene como objetivo celebrar el arte en sus distintas esferas a través de la figura de un artista multidisciplinar que trabajó la pintura, la escultura y la poesía desde una mirada humanista.

Ignacio Valle es curva y es cuadrado: a través de ellos vio y explicó el mundo. Incansable artista, Ignacio Valle Garagorri emprendió una búsqueda en vida que no cesó jamás. Ni siquiera el culmen de su obra, el curvismo, lo sació en su ansia de comprensión. Quiso dar respuesta a su enigmática existencia y sus pasos le llevaron a recorrer África y encontrar al amor de su vida, a aprender de los maestros de la pintura, a ver la realidad a través de los ojos de El Bosco a Mondrian (pasando por Lorraine, Cézanne, Braque) a maravillarse con pensamientos lejanos al suyo. A pesar de su intenso miedo al fracaso, Ignacio Valle vivió apasionadamente, descubrió sagazmente y comprendió hasta el último de sus días.

Las actividades programadas durante la exposición se desarrollarán los días 2, 8 y 16:

Viernes 2 de junio de 2017: APROXIMACIONES A IGNACIO VALLE

19:30 h – 19:45 h

Bienvenida –a cargo de Diana Michelow

19:45 h – 20:00 h

¿Por qué Ignacio Valle? ¿Por qué la Escuela de Liderazgo Universitario? –a cargo de José Luis Parada y Laura Llamas.

20:00 h – 20:45 h

Viajando al mundo de Ignacio Valle Garagorri –a cargo de María Barral y Rubén J. Almendros.

20:45 h – 21:30 h

Cóctel de bienvenida y concierto de jazz –a cargo del grupo Sona’tin.

Jueves 8 de junio de 2017: EL PROCESO CREATIVO: LA UNIÓN ENTRE TEORÍA Y OBRA

19:30 h – 20:00 h

Adentrándose en la teoría curvista –a cargo de Juan Granero.

20:00 h – 21h00

Conversaciones sobre el curvismo –a cargo de Carolina Dolado y Fernando Ron. Con la participación de los artistas Rafa Macarrón y Manolo Oyonarte.

Viernes 16 de junio de 2017: EXPERIENCIAS DE UN COMISARIADO

19:30 h – 20:00 h

Ignacio Valle: aprendizajes de un comisariado –a cargo de Javier Jiménez y Diego Cerrillo.

20:00 h – 20:30 h

Clausura –a cargo de Diana Michelow y acompañantes.

20:30 h – 21:00 h

Lectura de poemas y escritos de Ignacio Valle –a cargo de los alumnos de la ELU.

La exposición se podrá visitar de 10-14 horas y de 17-21 horas del 2 al 17 de junio.

Es importante confirmación de la asistencia a través de este formulario:

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSe4TcHa6lT1L0sagK64aFGBRL6ImcMQre_bcAs8n6bzVjebUw/viewform?usp=sf_link

 

 

 

Cultura

Madrid – Irene Cedenilla

Por:

Tal vez recorra mil rutas y senderos
y puede, además que bautice autopistas;
navegaré por mares y riachuelos;
subiré montañas, bajaré colinas.
Recorreré ciudades con sus calles y avenidas
y me empaparé de culturas que no son la mía.
El mundo entero será entonces mi casa,
una noche tras otra, día tras día.
El tiempo pasará rápido,
haciendo que el recuerdo se desvanezca
de lo que un día fuera mi casa,
de lo que un día feliz me hiciera.
Más cuando pida mi cuerpo volver al hogar
y la noche fría me empuje a morir
el corazón y el alma rogarme querrán
siempre ver amanecer en Madrid.

Irene Cedenilla

Cultura

Johnny Cash: poeta de los oprimidos

Por:

Entre las fuerzas de la naturaleza, mi preferida es Johnny Cash. No me cabe duda de que el magnetismo que ejerce sobre nosotros resulta, en buena parte, de su credibilidad. Una credibilidad que brota de la honestidad del mensaje que comunica, de su música simple, directa y diáfana, sostenida por una voz que parece provenir del centro de la tierra.

Su música y voz fueron desde temprano vividas desde una conciencia atípica y genuinamente artística: ponerse al servicio de la realidad en fuga, cuando ésta se abre en un destello capaz de transportarnos a su origen profundo. De ahí que Johnny interpretara desde sus comienzos letras escritas por otras manos que la suya, ritmos, estilos y formas siempre frescas, eludiendo sin cesar la etiqueta. Si se topaba con una buena canción, fuera de quien fuera, él le rendiría culto y la serviría aportando lo mejor de sí mismo.

El mensaje fue otra de las cosas a la que prestó pleitesía. Poeta de los oprimidos, cantó aquello que amaba, inundando el mundo con la nostalgia de América, sus paisajes, su historia y los valores irrenunciables del Sur. La más persistente de sus certezas fue el considerar que el deseo humano no se equivoca cuando pide a gritos más, y más, y más. Esta certeza empapó de sentido religioso su obra e hizo de la redención una clave fundamental de su música.

Antes de pasar a considerar el tema de la redención en la música de Johnny Cash, digamos algo sobre su vida.

Del campo de algodón a los estudios de Sam Phillips

Nacido durante la Gran Depresión americana, en una humilde familia de granjeros, Johnny conoció pronto la austeridad y el esfuerzo que nace del afán de vivir. Su padre Ray fue un modelo de diligencia y responsabilidad, aceptando cualquier oportunidad que supusiese un plato de comida para su familia (a veces literalmente, siendo un poco de comida el medio de pago en aquella época de indigencia). Johnny vería otras veces a su padre saltar al tren para ir detrás de algún posible trabajo temporal. La imagen mítica del ferrocarril quedaría en el imaginario de Johnny, y saldría a luz en su primer álbum conceptual Ride this train (1960).

Cuando la familia Cash por fin alcance cierto grado de estabilidad –afincándose en Dyess, una colonia agrícola promovida por el New Deal de Roosevelt– un desbordamiento del río Mississippi  los enfrenta al desafío de tener que recomenzar desde cero. También de aquella dura experiencia Johnny sacaría un álbum  (y una canción): Five feet high and rising (1974). Toda la familia contribuyó para superar aquél golpe. Son los años en los que Johnny dedica las tardes después de clase a colaborar en la cosecha de algodón. El soul, como no podía ser menos, regala a Johnny la oportunidad de conocer desde muy pronto el carácter telúrico de la música. Allí en el campo, su hermana mayor le enseñará –casi proféticamente– algunos clásicos como Amazing Grace o Will the circle be unbroken?, cantando juntos contra la monotonía y el cansancio. La música sin embargo era mucho más que un antídoto contra la pesada carga del trabajo. Carrie Rivers, la madre de Johnny, provenía de una familia que hacía de la música una forma de vida, incluyéndola en el día a día, impregnando de sentido la rutina diaria. Escucharla cantar canciones populares en casa, y participar regularmente de los himnos en la Iglesia local, sólo podía predisponer más y mejor a sus hijos hacia ese lenguaje que Beethoven llamó alguna vez divino. Como le ocurrió a otros grandes y decisivos músicos contemporáneos (Elvis Priestly o Jerry Lee Lewis, por ejemplo), la música llegó a Johnny vinculada a la fe cristiana y vivida desde una fuerte conciencia comunitaria.

La inesperada y dramática muerte de su hermano Jack (mientras trabajaba cortando madera una sierra le perforó un costado) le enseñó el rostro amargo del dolor, y sin duda le mostró la hondura a la que debe enfrentarse la fe si es que no quiere convertirse en quimera.

El medio por el cual Johnny salió de la estrechez de Dyess fue uno muy común en su época para los jóvenes de escasos medios económicos: el ejército. Se especializó como operador de radio y fue enviado a Alemania. De estos años salió Johnny con una esposa (su primera mujer y madre de cuatro hijas, Vivian Liberto) y con el extraño honor de ser el primer americano en enterarse de la muerte de Joseph Stalin. Una vez abandonado el ejército, Johnny conseguiría su primer trabajo como vendedor ambulante de equipos electrónicos. Si bien en el futuro sería una imagen de marca, disputada en el mundo del marketing, su primera incursión comercial fue poco gloriosa: no servía como vendedor. Pero ya se acercaba el momento decisivo en que todo cambiaría, a partir del día en que Johnny, acompañado de Luther Perkins y Marshall Grant, cantara ante Sam Phillips, el visionario director de Sun Records.

Ascenso al podio, descenso a los infiernos

Sun Records era por entonces una discográfica lo suficientemente grande para hacerse oír en todo el país y lo suficientemente pequeña para correr riesgos y apostar fuerte. Aunque Johnny y su grupo se presentaron con un repertorio de góspel (un género de limitado público), Sam Phillips reconoció en la particular voz y appeal de Cash una apuesta segura. El impulsor de Elvis y llamado por algunos “inventor del rock`n´roll” será el primer mentor musical de Johnny, con quien producirá varios de sus temas más reconocidos. De la mano de Sun Records llegará el éxito y la fama. Entre 1954 y 1956 “Johnny Cash and The Tennessee Two” aprenderán el oficio del músico tocando sin parar en bares, cafeterías, teatros y radios locales, sirviendo a veces de teloneros de artistas más reconocidos. Hacia finales del 55´Folsom Prision Blues, pegadiza en la melodía y novedosa en la manera de contar la historia de un preso, será bien recibida por el público y preparará el terreno al prometedor artista. El siguiente hit, con mayor resonancia, no se dejará esperar y supondrá un antes y un después en la carrera de Johnny. I Walk The Line resulta un éxito inmediato y repercutirá a nivel nacional. A partir de este momento, Johnny Cash jugará en las grandes ligas sin descender jamás. Una imagen que capta bien este momento en la vida de Johnny, es  la del “Million Dollar Quartet”, cuando una tarde de finales del 56´, cuatro grandes de la nueva música coincidieron espontáneamente en los estudios de Sam Phillips.

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Al lanzamiento de temas y álbumes, acompaña la vida en carretera, recorriendo EEUU en una trepidante carrera de éxito. En el 58` sale su primer álbum con Columbia The fabulous Johnny Chash, al que seguirán en muy poco tiempo otros, como Hymns By Johnny Cash o Songs of Our Soil. Es por esta época de giras y promoción continua cuando comienza el romance con las anfetaminas. Al comienzo Johnny veía en las pastillas un aliado contra el agotamiento de las giras, una forma de conservar el buen espíritu ante su ávido auditorio. Tal vez por esta razón ni él ni quienes le rodeaban mostraron preocupación; al fin y al cabo era una medicamento que Johnny obtenía por prescripción del médico. El asunto de las pastillas, sin embargo no tardaría en salirse de control. Su carácter empezó a verse afectado, ausentándose a veces de los estudios sin explicación, o de algún evento que debía ser repentinamente cancelado. Por el efecto de las drogas fue incapaz de reaccionar con prontitud ante un incidente que provocaría un incendio de gran magnitud en California. Otro momento paradigmático ocurrió en 1965 poco después del asunto del incendio. Cuando su tropa reparó en que Johnny nunca había vuelto al hotel después de una noche de parranda, comenzaron a llamar a amigos y conocidos en el afán de encontrarlo. No sería hasta unos días después cuando recibieran noticias de Johnny: había sido detenido bajo arresto en El Paso, en posesión de un alijo de 668 pastillas de Dexedrina y 475 de Equanil. Como escribiera en su autobiografía de 1975,

“I´d talk to the demons, and they talk back to me –and I could hear them. I mean they´d say, ´Go on John, take 20 more milligrams of Dexedrine, you´ll be all right`” (Hablaba con los demonios, y ellos me contestaban –Y podía oírles. Es decir, me dirían: Vamos John, toma 20 miligramos más de Dexedrina, estarás bien).

Si la relación con su mujer Vivian se había resentido por el nuevo estilo de vida de Johnny –casi siempre en carretera, poco en casa –las drogas acelerarían la crisis llevando a la ruptura y separación en el 66` y posterior divorcio (a principios del 68´).

En una ocasión en que la familia Cash se juntó a conmemorar el aniversario del fallecido Jack, Johnny golpeó, en frente a toda su familia, a su hermano Tommy, después de que éste le reprochara el estado en que se encontraba. Su familia y amigos empezaron a temer que no hubiese solución al deterioro psíquico y físico en que se encontraba. Gracias sin embargo a la paciencia y el amor de aquellos que le rodeaban, y también a la propia decisión del músico, 1968 sería el año en que comenzara a salir del laberinto de la droga. Sin duda una persona clave en este proceso fue June Carter.

Johnny & June

June Carter se unió al tour de Johnny a principios de los sesenta, en un acuerdo que beneficiaba a ambos: a Johnny, que necesitaba una voz femenina (y que siempre había admirado a La Familia Carter) y a June, que había visto como las ventas del grupo que formaba con su madre y sus hermanas caían hasta el punto de ser insuficientes para mantener una familia. Pronto formaron un excelente tándem arriba del escenario, y en este punto, la película que tiene a Joaquín Phoenix y Reese Whiterspoon como protagonistas es un buen reflejo de la química que existía entre ellos cuando se subían a las tablas. A medida que la confianza crecía entre la pareja, June comenzó a intervenir en el asunto de las pastillas, limpiando, buscando y eliminándolas allí donde las encontraba. Fue June una de las más activas del círculo interno de Johnny que se unió para buscar una solución a su problema. Poco a poco, Johnny conseguiría domar a sus demonios (aunque no sin recaídas), y comenzaría una nueva etapa. Los años más intensos de la droga habían repercutido también en la calidad de su música  y hacía falta volver a cosechar un éxito importante si quería seguir en lo más alto. Ese éxito vino con un clásico de la marca Cash: Johnny Cash At Folsom Prision, un álbum grabado íntegramente en la cárcel ante un auditorio de 2000 prisioneros.

Poco después se casaría con June Carter, e iniciaría una época de estabilidad, en las que su figura se asentaría todavía más en el imaginario americano. Un refuerzo de su imagen se lo daría su papel de anfitrión en el Johnny Cash Show, para la cadena ABC. Y también su compromiso político, como cantar para las tropas en Vietnam, o apoyar a las comunidades indígenas de América (algo que había comenzado tiempo atrás con canciones como The Ballad Of Ira Hayes). El mismo que mantenía buena  amistad con artistas como Bob Dylan o Janis Joplin, participaría de los festivales multitudinarios que convocara el predicador Billy Graham, por ejemplo el Jesus Musical Festival Explo del 72´ al que asistieron más de 100.000 personas, y que fue bautizado por Graham como el Woodstock religioso.

Johnny, que había formado parte de esa generación pionera del rock, y al mismo tiempo había sido capaz de mantenerse a flote durante la explosión de géneros musicales entre las décadas de los 60´ y los 70´ (sosteniendo la música Country entre los vaivenes de las novedades), apenas sí resistió los embates del pop ochentero. A pesar de estar en cierto sentido a la sombra de la música del momento, aquella fue curiosamente la década del reconocimiento, recibiendo el honor de entrar en el Salón de la Fama de la música Country (más adelante ingresaría también en el Salón de la fama del Rock and Roll y del Gospel). Entre las novedades de aquellos años habría que contar sin duda el grupo que formó con otros grandes nombres del Country  (The Highwaymen: Johnny Cash, Kris Kristofferson, Willie Nelson y Wailon Jennings). Aparte de ello, su actividad se redujo a los conciertos que siguió dando a sus fans, y las causas solidarias en las que participó.

Al entrar los 90´ parecía que su momento por fin había llegado, y después de cargar en sus espaldas una tras otra a varias generaciones, había que dar un paso atrás y ceder el testigo. Su propio cuerpo parecía incluso pedir un cese; su salud cada vez más comprometida (desmayos, cirugía de bypass, neumonía…) no parecía pedir otra cosa.

Ain´t no grave

La última década en la vida de JC, musicalmente no fue más que la simple suma de guitarra, y voz. Ese fue el cocktail que preparó Rick Rubin y que sirvió Johnny Cash en el álbum American Recordings, y la serie que siguió a partir de aquél éxito. Después de varias décadas, un Johnny maduro volvía a conectar con aquél joven protegido de Sam Phillips. La entrega de Johnny fue completa y a medida que pasaban los años, su salud decaía y la muerte asomaba su rostro, la voz del anciano y enfermo Cash resonaba con más fuerza que nunca. Ese fue el Johnny Cash que conectó con una generación tan distinta a la suya, con versiones tan potentes de canciones como One (U2), Personal Jesus (Depeche Mode) o la aclamada por la crítica Hurt (Nine Inch Nails). Y operó el milagro: Johnny volvía a escalar la cima.

Es en este punto de la vida –y muerte– de Johnny (murió en 2003, mientras trabajaba en American Recordings VI: Ain´t no grave) donde retomamos el tema que dio pie a este artículo: la redención en la música de Johnny Cash.

Su último álbum es el colofón de una preocupación continua en Cash, que no se reduce a una bajada musical de su experiencia en la recuperación de las drogas. Si nos retrotraemos a los comienzos de su andar, vemos que, por un lado la música de temática religiosa estuvo siempre presente. Por otro, también muchos de los temas profanos hablan de la necesidad del hombre de salir de los enredos a los que su libertad lo ha conducido. Folsom Prision Blues, aquél éxito de los 50, no sólo trata de la vida de un preso común, sino de la misma condición humana; en palabras de Johnny,

“Most of us are living in one little kind of prision or another, and whether we know it or not the words of a song about someone who is actually in a prision speak for a lot of us who might appear not to be, but really are” (Muchos de nosotros vivimos en una pequeña cárcel, de un tipo u otro, y más allá de que lo sepamos o no, las palabras de una canción sobre alguien que está de hecho en una prisión, habla por muchos de nosotros que aparentemente no lo estamos, cuando en realidad sí).

Como si aquél comienzo fuese profético, la propia vida de Johnny lo llevaría a experimentar la debilidad y fragilidad de la voluntad, ese querer y no poder. Vida y obra comienzan cada vez más a ser una misma cosa, y entre medio, da voz a los oprimidos, a los desechados de la sociedad, a los renegados. En carne propia experimenta su incapacidad para salir adelante si no es aferrado por una mano que lo impulse y lo rescate. La lectura que él mismo hace de los hechos de su vida y las redenciones continuas– lectura que comparte con sus allegados –está completada por la fe. No es que Johnny se convirtiese al cristianismo después de salir de las drogas; su certeza había arraigado ya en la infancia, y su caso fue el de un cristiano adicto, de un pecador salvado que vuelve una y otra vez a caer. Por ello su mirada cristiana nunca fue dialéctica, dividiendo el mundo entre justos y pecadores:

“I´d been converted when young but I gave my body to the devil and I really went through hell” (“Mi conversion me llegó de joven, pero di mi cuerpo al diablo y realmente pasé por un infierno”)

En el momento de tocar fondo en el asunto de las drogas, cuando Johnny no podía sentirse más hundido en el abismo, tomó una decisión desesperada. Tal como lo cuenta en su autobiografía del 97´, se dijo a sí mismo: “Go into Nickajack Cave and let God take me from this earth and put me wherever He puts people like me” (Ir a las cuevas de Nickajack y dejar que Dios me saque de este mundo y me ponga donde pone a las personas como yo). Una imagen que describe la agonía del que desespera: desear desaparecer, no ser, o acaso ser tragado por la tierra. Poderosa imagen que tiene su paralelo musical en el Sinnerman de Nina Simone.

Se metió en aquellas cuevas y durante horas se arrastró hacia sus profundidades, hasta que la batería de la linterna se apagó y quedó sumido en la oscuridad y el silencio más absoluto. Allí vivió una epifanía, “I thought I´d left Him but He hadn´t left me” (“Creí que Lo había dejado atrás, pero Él no me había abandonado”).  Con dificultad y esfuerzo consiguió salir, y fue cuando tomó la decisión de hacer lo posible por enterrar al hombre viejo que tiraba de él hacia abajo. Se puso en manos de sus amigos y allegados, y con ellos llevándolo de la mano, salió del túnel sin fondo en el que se había perdido años atrás.

“In 1967, I won, through God, the victory over drugs, through human anchors that He sent me” (“En 1967 gané, gracias a Dios, la victoria sobre las drogas, a partir de las anclas humanas que Él me envió”)

Aun cuando esta experiencia es innegable, la redención como tema que empapa su música no es sólo aquella que afecta al drama personal. Es también la injusticia informe, esa que clama al cielo, surgida de las estructuras deficientes creadas por el hombre. Es esta injusticia estructural y cósmica contra la que Johnny se rebela con la fuerza de su voz y su compromiso social. Recordando la dureza con que la policía de Jamaica trató a los ladrones que le robaron con cierta violencia a él y su familia durante sus vacaciones de 1981, Johnny diría:

“What´s my stance on unofficially sanctioned summary justice in the Third World? I don´t know… What´s yours?… I´m out of answers. My only certainties are that I grieve for desperate young men and the societies that produce and suffer so many of them, and I felt that I knew those boys (“¿Cuál es mi posición frente a la justica sumaria extra-oficial en el Tercer Mundo? No lo sé. ¿Cuál es la tuya?… No tengo una respuesta. Mi única certeza es mi duelo por aquellos jóvenes desesperados y por la sociedad que produce y sufren tantas personas, y siento que conocía a esos muchachos”).

La canción The Man Comes Around (título además del IV Álbum de la serie de American…) es sin duda un poderoso reclamo –apocalíptico – de esta redención completa del mundo y todo lo que lo habita.

Y llegamos así a su testamento musical-existencial: American VI: Ain´t no grave, su álbum póstumo, grabado mientras camina la línea de la vida y de la muerte. Se trata en esencia de un canto a la esperanza. Allí encontramos su versión de I Corintios 15, 55 en donde la aparente derrota del calvario deviene en la gloriosa Pascua que ya asoma:

Oh death, where is thy sting?

Oh grave, where is thy victory?

Oh life, you are a shining path

And hope springs eternal just over the rise

When I see my Redeemer beckoning me

Y con ello llegamos al punto final de este artículo-homenaje. Con el mismo deseo que le hizo cantar Ain´t no grave, la misma promesa que él vivió en muchos momentos, de forma adelantada:

No hay sepulcro ni losa que pueda retener tu cuerpo, Johnny.

Santiago Huvelle

(ver artículo original)

Cultura

Experiencia Cultural – “Vuelos”

Por:

El pasado 20 de diciembre emprendimos un viaje de la mano de la compañía de danza contemporánea Aracaladanza. Durante cincuenta minutos volamos envueltos en luces, música y movimiento, acercándonos a Leonardo da Vinci de una forma completamente nueva. Dos de nuestras mentoras, Sabrina y Ainhoa, se habían reunido con el director, Enrique Cabrera, al cual habían preguntado cuál era la mejor forma de vivir esta experiencia y en qué debíamos de fijarnos. “Ninguna”, había respondido él. Y así, a la entrada del Teatro de la Abadía, ellas nos transmitían las palabras del creador de Vuelos, invitándonos a dejarnos sorprender, a acercarnos como niños y a atrevernos a soñar.

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Efectivamente, Vuelos es un espectáculo creado para los sentidos, inspirado en el legado del genio del Renacimiento, que te transporta a su mundo creador, a la utopía del hombre que soñó con volar, imaginando más allá de lo posible. “No existe un hilo narrativo”, nos explicaban los bailarines, con los que tuvimos el privilegio de hablar después de la función. Son “cuadros” que a través de la danza, la música y la luz, transportan a distintas emociones, sugieren ideas y rompen con los esquemas tradicionales buscando nuevas figuras que reivindican libertad, “porque las alas de la imaginación, nos hacen libres”.

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Tal y como Leonardo sobrevoló los límites de la imaginación, un grupo de afortunados ELUs volamos juntos esa tarde, y os animamos a todos a que probéis cómo se siente.

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Beatriz Vázquez de Miguel

Cultura
1.0

El Mr. Holmes de Bill Condon

Por:

 

En mayo de 2012, coincidiendo con el lanzamiento en DVD de Sherlock Holmes: juego de sombras (RITCHIE, 2011), la Guinness World Records anunció que, hasta la fecha, Sherlock Holmes era el personaje de ficción “humano” que más veces había aparecido en adaptaciones cinematográficas y televisivas. Un total de 254 apariciones en pantalla —48 más que Hamlet, la siguiente figura literaria en popularidad— y más de 75 actores habiendo encarnado al detective desde finales del siglo XIX avalaban tal anuncio (LEDWITH y ENOCH, 2012). ¿Qué puede añadir, entonces, una nueva entrega de sus andanzas al universo ficcional del personaje?

Cuando uno repasa la filmografía holmesiana, se encuentra todo tipo de adaptaciones, desde réplicas escrupulosamente fieles a la obra de Arthur Conan Doyle hasta revisiones libres realizadas no tanto a partir del original literario cuanto del mito presente en la cultura popular. Para entendernos, desde el Holmes escrupuloso, elegante y sereno de Jeremy Brett (COX, 1984-1994) —que muchos lectores de Doyle consideran como el más parecido al Holmes primigenio— hasta el estrafalario, exadicto y tecnófilo consultor de la policía de Nueva York de Jonny Lee Miller (DOHERTY, 2012-) o el Holmes borrachín, perezoso, mujeriego y farsante de Michael Caine (EBERHARDT, 1988). Nada nuevo, en realidad. Con más de un siglo de vida, el personaje de Holmes y las coordenadas básicas (temáticas, psicológicas) que componen su universo narrativo hace tiempo que trascendieron el molde inicial para instalarse en el imaginario colectivo. Y es que la pareja formada por Holmes y Watson remite a numerosos universales humanos: idealismo y realismo, la búsqueda de la verdad y de la justicia, el amor, la amistad y la soledad, el lugar de la inteligencia en el conjunto de la vida humana… Además, simbólicamente, también remite a otras parejas literarias, siendo quizá la de Quijote y Sancho la que más a mano tenemos los lectores hispanos.

Acaso no haya mejor manera de probar la vigencia del personaje que lanzándoles una pregunta. ¿Alguno de ustedes no conoce a Sherlock Holmes? Y otra más. ¿Dirían que es un tipo listo? Si, como imagino, contestaron que “no” a la primera y “sí” a la segunda, entonces están en perfecta disposición para disfrutar la película que aquí se comenta. Lo están porque, si les suena el personaje, podrán divertirse estableciendo conexiones y comparaciones con según qué Holmes hayan convivido y/o privilegien en sus recuerdos. Pero también lo están porque si entienden que Holmes es inteligente, posiblemente es que ya estén en posesión, consciente o inconsciente, de una idea sobre lo que es la racionalidad humana. Las líneas que siguen simplemente pretenden esbozar una breve reflexión a partir de estos dos ejes, a saber, la reinterpretación del mito de Holmes y la consideración sobre la inteligencia que se desprenden de la película de Bill Condon.

Una paradoja actual
Hablar de Sherlock Holmes en nuestro tiempo no deja de tener algo de paradójico, pues es hablar de un símbolo de la inteligencia en una época que desconfía de la racionalidad. ¿Qué época? La posmoderna, por supuesto, caracterizada por un modo de pensar y vivir que encuentra eco en el ámbito estético, en el filosófico y en el sociopolítico y que, en aras de la brevedad, podríamos resumir como una actitud de sospecha.

Una actitud no es algo que se pueda teorizar ni concluir a partir de un razonamiento, pero sí se puede rastrear en sus orígenes e indicar en sus manifestaciones. Seguramente, las raíces de la sospecha posmoderna se hallen en los tres autores —Marx, Nietzsche y Freud— que Paul Ricoeur (1973) etiquetó como “maestros” de la sospecha y cuyo pensamiento, si tiene algo en común, es justamente la sospecha de la exaltación ilustrada de la razón, cuyos adalides presentan como garantía de saber cuando, en realidad, está condicionada por intereses económicos y de clase, es incapaz de conocer un mundo que es irracional y, además, está dirigida por el inconsciente dinámico.

De aquellos polvos, estos lodos, pues ¿de qué sospecha el posmoderno? Fundamentalmente, del saber (LYOTARD, 1987). El posmoderno rechaza que haya algún conocimiento “privilegiado” acerca del mundo, de la historia, del ser humano, de Dios. Las distintas explicaciones que podemos encontrar en la ciencia, en la filosofía, en la literatura, en la economía, en la historia, en el arte… no son más que relatos, ficciones, que pueden ser más convincentes o persuasivos según quién lo defienda, pero que en modo alguno son más “verdaderos” que otros relatos, vengan de donde vengan (parapsicología, medicina mágica, astrología…). El conocimiento que tenemos del mundo es contextual, depende del momento, de las ciencias que en cada época tengan más prestigio, de los movimientos políticos, los proyectos de investigación financiados por la industria y los gobiernos, del grado de difusión que tienen ciertas investigaciones en prensa y medios… En última instancia, el mundo tal como es no se puede conocer, de ahí que haya que sospechar de cualquier discurso que se presente como un modo de “saber”. En contra del proyecto moderno y su ideal de un conocimiento racional perfecto o basado en fundamentos incorregibles, el posmoderno enfatiza que la racionalidad y el conocimiento humano siempre es interesado (FLAMARIQUE, 2010: 63-66), de ahí que a lo sumo pueda proponer una racionalidad débil.

Espiritualmente, por tanto, nuestro tiempo está muy lejos de aquel optimismo decimonónico basado en el auge de la ciencia y el positivismo que flotaba en el ambiente cuando Doyle escribió los relatos originales y que recoge magistralmente la película Sherlock Holmes y el arma secreta (NEILL, 1943) cuando su protagonista concluye que “no hay problema creado por la mente humana que la mente humana no pueda resolver”. El relato policial y detectivesco clásico, en efecto, partía de una cosmovisión para la cual “la realidad puede ser no sólo conocida sino también controlada, ordenada tanto por la lógica como por la justicia” (PARDO GARCÍA, 2007: 250). En las obras de Doyle, Agatha Christie o Edgar Allan Poe lo racional triunfa sobre lo irracional y el orden se restaura tras el desafío al mismo representado por el crimen, generando así en el lector y/o en el espectador un sentimiento de seguridad y confianza epistemológica y moral. De esta manera, el relato “efectúa una especie de exorcismo racional de la irracionalidad y refleja una visión optimista y una actitud positivista ante una realidad potencialmente caótica” (PARDO GARCÍA, 2007: 250). El misterio se comprende, el caso se resuelve, los culpables son descubiertos y reciben su castigo.

El contraste con nuestra época no puede ser más pronunciado, pues si algo es cualitativamente paradigmático en muchos de los relatos detectivescos que se escriben o ruedan hoy en día es su carácter anti-detectivesco, esto es, la negación o cuestionamiento de que la mente humana pueda encontrar o dar sentido al mundo. El rasgo fundamental de este tipo de relato es, justamente, “la suspensión de la solución, la no solución o la parodia de la solución, para así enfrentar al lector con la ininteligibilidad o la indeterminación del mundo: nada mejor para mostrar tales ideas que poner en escena un detective que se esfuerza por dar solución a un enigma pero que no lo encuentra o, si lo hace, es una solución problemática” (PARDO GARCÍA, 2007: 251-252).

Bastaría recordar La muerte y la brújula, de Jorge Luis Borges (1997 [1942]), o Insomnio de Christopher Nolan (2002) para entender de qué estamos hablando.

De ahí, en definitiva, lo llamativa que resulta la pervivencia de un personaje como Sherlock Holmes, cuyas historias nos ayudan a ver el mundo de un modo en que predomine el orden sobre el caos, el ser sobre la precariedad de la existencia. Dejando a un lado sus continuaciones literarias, la vigencia de este mito en la pantalla, hoy, sólo se explica por los sucesivos intentos de distintos autores por desmontar —parcialmente, claro— la visión idealizadora de la inteligencia que contiene el relato canónico. Así, por ejemplo, en La vida privada de Sherlock Holmes (WILDER, 1970) la inteligencia puede ser vencida por el corazón; en la serie Sherlock (GATISS y MOFFAT, 2010-) puede conducir al aislamiento y a resolver problemas sin comprenderlos; y en Mr. Holmes la capacidad analítica se ve fatalmente limitada por la edad y la memoria.

La ficción como necesidad humana
En su concepción inicial, Mr. Holmes comparte algunos rasgos del relato anti-detectivesco. La acción se sitúa en 1947, en una casa de campo donde reside un avejentado Sherlock Holmes, retirado desde hace tres décadas tras haber sido incapaz de resolver un caso. Peina 93 años y la mayoría de sus allegados ha fallecido: de Watson, Mycroft, la señora Hudson, el inspector Lestrade o el doctor Moriarty sólo queda el recuerdo. Y apenas. Sólo Roger, el hijo del ama de llaves, hará las veces de aprendiz, instando al otrora mítico detective a que termine de escribir el relato de aquel misterio no resuelto. ¿Inconveniente? Que a duras penas puede Holmes rememorar todos los detalles. Sabe que el caso terminó mal, pero no por qué. “Debo haber hecho algo terrible”, se dice a sí mismo.

A partir de aquí, la película retoma el formato detectivesco clásico para narrar tres “casos” distintos: en el presente inmediato, Holmes y el pequeño Roger procuran averiguar qué o quién está causando la muerte de las abejas que el anciano cuida a diario; en el presente más extendido, Holmes evoca un viaje reciente a Japón, a donde se desplazó a instancias de un corresponsal para encontrar una planta peculiar; y, por último, la película retrocede a 1919, en que el detective acepta el caso de Ann Kelmot, una mujer “hechizada” por una profesora de música.

Ciertamente, en la película se “resuelven” todos los casos. Y, de alguna manera, en las tres subtramas subyace una justificación lógica, acorde a la personalidad del protagonista, que practica la apicultura para obtener jalea real y demostrar sus propiedades curativas, que acude a Hiroshima para buscar una planta con que paliar sus deficiencias cognitivas, y que es capaz de descifrar las consecuencias psicológicas de la maternidad frustrada en la conducta errática de una esposa solitaria.

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Imagen 1. Holmes y Ann Kelmot, dos almas solitarias. Mr. Holmes (2015)

Bill Condon articula estos hilos mediante una puesta en escena correcta y predecible, así como de un montaje preciso y ajustado (tras la presentación de los personajes y su entorno, a los veinte minutos de metraje se introduce el caso Kelmot, que se retoma con fuerza en el segundo acto de la película, veinte minutos más adelante). Con todo, a primera vista, el resultado final del film es un tanto desigual, y así lo destacaron los cronistas tras su primera proyección en el Festival de Berlín 2015. Muchas de las críticas que, tras su estreno comercial, recibió el film replicaban las que ya generó la novela original de Mitch Cullin (2005) en que se basa la historia, a la que, básicamente, se le achacó rebajar en exceso al detective presentándolo como un mero anciano senil, detenerse más de la cuenta en la descripción de las labores apicultoras y, sobre todo, no presentar un caso central más absorbente. La adaptación de Jeffrey Hatcher hace lo que puede por integrar mejor el motivo de las abejas y modifica sustancialmente el dramático final de la novela pero, aún así, se echa en falta algo más de ambición a la hora de desarrollar la subtrama en el pasado.

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Imagen 2. Las abejas muertas, metáfora del deterioro del protagonista. Mr. Holmes (2015)

Que el más grande de los detectives solucione un caso pero sea incapaz de impedir su fatal desenlace no es novedoso en los relatos de Holmes ni le resta un ápice de grandeza al personaje. Lo que, hasta ahora, no habíamos visto en pantalla —aunque, últimamente, es un tropo que aparece cada vez más, como en Remember (EGOYAN, 2015), sobre la incapacidad un superviviente del Holocausto para encontrar al criminal de guerra responsable de la muerte de su familia— es que Holmes tiene un adversario mucho más poderoso que cualquiera de sus enemigos: el tiempo. Precisamente, es este apunte crítico-realista sobre el intelecto humano el detalle anti-detectivesco que hace que Mr. Holmes prolongue la vigencia del mito. ¿Cómo resolver un caso cuando la propia constitución física del detective lo dificulta o impide? La respuesta de la película es clara y, a la vez, sugestiva: a través de la ficción.

Tanto en la escritura como en la resolución de problemas no deja de haber una cierta lucha contra el tiempo, manifiesto tanto en el esfuerzo del investigador por reconstruir las condiciones de un problema tal que quede cancelado como en la pretensión del relato de estructurar lo que en la vida real no se da de forma ordenada y, de paso, perdurar en la memoria de los lectores. Acaso el ánimo infatigable con que el Homes literario y cinematográfico acomete cada uno de sus casos no haga sino revelar una singular forma de huída del vacío existencial o, viceversa, un ansia de hallar sentido a la vida (recordemos que otro de los lugares comunes del universo holmesiano es, justamente, el aburrimiento del personaje cuando carece de casos, quizá porque no sabe ver en la vida corriente nada asombroso). Sea como sea, en Mr. Holmes es sólo a través de la re-escritura de Sherlock Holmes y la dama de gris —la novelización del caso Kelmot por parte del doctor Watson que nunca satisfizo a su partenaire— que Holmes será capaz de trascender la verdad de los hechos y usar su razón a un nivel más allá de lo lógico, lo analítico y lo instrumental. Será capaz de comprender, un tipo de conocimiento de contornos más imprecisos que, según Hannah Arendt, implica enfrentarse a la realidad y reconciliarse con ella, en particular con el sufrimiento, cuyo afrontamiento engendra sentido y vínculo con el otro (LUDZ, 2010: 14-16).

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Imagen 3. “Estimado sr. Umezaki…”. Mr. Holmes (2015)

¿Y qué es lo que comprende Holmes? Que los seres humanos necesitamos algo más que la verdad de los hechos, los cuales son susceptibles de ser descritos con verdad… aunque carezcan de significado. ¿Es casual que los dos flash-back de la película se sitúen en 1919 y 1947, al cabo de las dos guerras mundiales, acaso la máxima expresión de irracionalidad acaecida durante el siglo pasado? Cuando Holmes visita Japón, rápidamente descubre las intenciones de Umezaki, el guía que le ha llevado hasta allí y que ahora pretende que el detective le revele la verdad sobre su padre, un diplomático nipón que hace tiempo abandonó a la familia y alegó hacerlo por consejo del propio Holmes. “No sería el primer hombre en ocultar su cobardía bajo un manto de sacrificio” deduce con rapidez Sherlock a partir de los hechos del caso. ¿Suficiente? En modo alguno. La carta final (y ficticia) que Holmes dirige a Umezaki, corroborando (y embelleciendo) en primera persona la historia del padre, se erige así en un bello y emotivo testimonio de la necesidad humana de la ficción, una cuestión meta-literaria que constituye lo mejor de Mr. Holmes.

Juan Pablo Serra Bellver

(Alberto Fijo (ed.), Cine pensado: estudios críticos sobre 30 películas estrenadas en 2015, Fila Siete, Sevilla, 2016, 185-193)

Mr. Holmes
Ficha
Dirección: Bill Condon
Guión: Jeffrey Hatcher, a partir de la novela de Mitch Cullin
Fotografía: Tobias A. Schliessler
Montaje: Virginia Katz
Música: Carter Burwell
Diseño producción: Martin Childs
Vestuario: Keith Madden
Intérpretes: Ian McKellen, Laura Linney, Milo Parker, Hiroyuki Sanada, Frances de la Tour
Duración: 103 min.
País: Reino Unido
Distribuidora en España: DeaPlaneta
Estreno en España: 21.08.2015

 

Cultura

GAWCOTT FRENTE AL CIS. UNA REFLEXIÓN SOBRE “LO NUESTRO”

Por:

Recién publicados los resultados de intención de voto de la última encuesta del CIS previa a las Elecciones Generales del 26 de junio, ya han comenzado los análisis partidistas, los debates acalorados, el juicio sobre los “cocineros” de las encuestas y un sinfín de opiniones que, como politólogo, me interesan, no lo niego, pero mi cabeza ha comenzado a pensar en Gawcott. ¿En qué? ¿Por qué? Si se continúa leyendo, se entenderá.

Gawcott es un pequeño pueblo de no más de 1000 habitantes a 20 minutos de Oxford y unos 45 de Londres. Tuve la suerte de visitarlo hace un tiempo y me cautivó por varios motivos: De un lado, sus casas dignas de una revista de decoración; esas cocinas amplias con mesas de madera, hornos de hierro, teteras, manteles bordados con flores; los salones con chimenea, butacas y estanterías cargadas de libros; aquellos jardines con moreras o con casitas colgadas de los árboles para que coman y duerman los pájaros.

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De otro lado, el pueblecito mismo, con una iglesia preciosa, bien cuidada, y un cementerio aledaño donde descansan los restos de quienes han poblado aquel lugar desde hace siglos. Una escuela que nosotros diríamos “de pueblo” donde los niños parecen felices, sin nada que envidiar al niño más rico del planeta. El pub, The Crown, donde se bebe una cerveza artesanal del condado, se toman unos fish and chips realmente bien fritos y donde el olor a espuma se mezcla con el de la leña mientras llueve tranquilamente fuera.

Por último, las gentes del lugar. Como si de una atracción se tratase, nos recibieron como invitados especiales a los que cuidar y agasajar y a fe que así hicieron: comida casera, cerveza, vino, y sobre todo mucha conversación, muchas risas y mucho cariño. Salir a las 03:00 de la mañana del salón donde uno había entrado a las 20:00 sin dejar de beber (dado que el anfitrión no permitía que en momento alguno la copa estuviese vacía) y sólo tener que cruzar la calle para dormir plácidamente en la casa de tus amigos, no tiene precio.

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Idílico, ¿verdad? Sin lugar a dudas, así es. No me esperaba en absoluto que la experiencia fuese así. “Vamos a un pueblecito inglés”, me dijeron, y no quise emocionarme demasiado pues pensaba que no sería lo que uno espera que sea un pueblecito inglés. Tal vez por eso mi sorpresa fue doble, porque era exactamente como uno sueña que sea. Y si además los anfitriones (amigos nuestros) son el ejemplo de la generosidad, la hospitalidad y la simpatía, ¿qué más se puede pedir?

A la mañana siguiente me desperté el primero y bajé al salón de la casa de mis amigos. Estaba ojeando los libros y las revistas de la casa, cuando me encontré con dos papeles grapados que resultaron ser la Newsletter del pueblo. Por lo visto, además de idílico, el pueblo es participativo. En la newsletter se decían, entre otras, las siguientes cosas:

*1. Se acerca la Navidad, es momento de que decoremos nuestro pueblo. Nos citamos a tal hora en tal lugar.

  1. ¿Tienes una cena o simplemente quieres pasar una noche fuera con tu pareja? Soy Sally, alumna del colegio y me ofrezco como au-pair.
  2. El horario de biblioteca es de 10:00 a 16:00. Alguien la está cerrando antes. Por favor, deje de hacerlo por el bien de los vecinos (apunte: la biblioteca es una cabina de teléfono con estanterías).
  3. Crónica del Rememberance Day que se celebró el día 11 de noviembre.

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A este tipo de actividades, pensé, se une la celebración regular de fiestas en las casas de los vecinos para integrar a nuevos residentes (y eso es mucho considerando que gran parte de los residentes en Gawcott son de otras partes de Inglaterra y del mundo -escoceses, irlandeses, australianos, una española…), y me generó cierta envidia. Envidia, y cierta amargura, porque de pronto volví de Gawcott a los resultados del CIS, a los tertulianos, periodistas y canales despotricando unos contra otros, a la cruda realidad patria.

Ahora bien, antes de dejarme llevar por la desazón, decidí tomar perspectiva. ¿Cruda realidad patria? ¿De qué nos quejamos, de que no somos como Gawcott? Eso nada tiene que ver con haber nacido aquí y no allí, sino con lo que decidimos hacer con las oportunidades que nos han sido dadas y con las personas que, por uno u otro motivo, nos han tocado en suerte. Si nos fuéramos todos a Gawcott, ¿nos adaptaríamos, mejoraríamos o estropearíamos el ambiente? No lo sé, pero está claro que de nosotros dependería una u otra cosa. Exactamente igual que lo que pasa en nuestro entorno, en nuestro campus, lugar de trabajo, barrio, ciudad o país.

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Siempre he pensado que hay que tener muchas agallas para hacer como Edward Bloom y marcharse de Spectre (si alguien no sabe a qué me refiero, que vea Big Fish urgentemente). El pueblo es idílico, pero es la propia vida la que está aún por hacer. Y la mía ha de ver con los alumnos que me tocan en el aula (y ellos han de soportar al profesor que el destino les ha puesto en su camino), con Podemos, Ciudadanos, el PP, el PSOE, ERC, la CUP y resto de la cohorte política, con las finales que los atléticos perdemos contra el Real Madrid (¡Aúpa Atleti!), con lo mejor y peor de la cultura española, con mis propias limitaciones y defectos… Y es con estos mimbres con los que tenemos que trabajar, hic et nunc.

Los políticos no son imbéciles; los ciudadanos no somos inútiles; los periodistas no son malévolos. Pero puede haber ignorancia, incompetencia o inconsistencia en todos los que formamos parte de esta sociedad. Intentemos minimizar nuestros errores y potenciar nuestras capacidades, hagamos que las cosas pasen. Y con ese espíritu salvemos el CIS (y su océano de porcentajes), las Elecciones (ganen “los míos” o “los tuyos”), la Eurocopa (venzamos o seamos derrotados en octavos), los exámenes (suspendamos o nos aprueben, aprobemos o nos suspendan), la Declaración de la Renta (nos toque a pagar o devolver), las planificaciones anuales (sean más o menos tediosas), las enfermedades que nos amenacen (pongan o no en juego nuestra vida), las pérdidas de seres queridos (aunque se hayan ido demasiado pronto), las llegadas de nuevos rostros a la familia (que son todo potencia) y tantos otros hitos de nuestra vida que aún están por llegar. Ya lo decía Ortega: la vida que nos es dada no nos es dada del todo hecha. Pues venga, vamos a hacerlo con Gawcott en la memoria, y con el CIS tranquilamente lejos.

Cultura

LA CIUDAD DISPERSA: INTERIORIZACIÓN DE UNA METRÓPOLI

Por:

En ocasiones he preguntado a los alumnos por su vinculación con sus ciudades de origen y/o residencia. La pregunta suele ser ésta: ¿Podrías preparar a un amigo que viene a tu ciudad un itinerario de visita en torno a los lugares más relevantes, los personajes ilustres de la ciudad (y por qué lo son), sus acontecimientos históricos y sus tesoros culturales? Ninguno de mis alumnos de Madrid ha respondido jamás afirmativamente: saben “algunas cosas”, “les suena algo”, pero en todo caso tendrían que preparárselo a conciencia, sin tener capacidad de improvisar lo más mínimo. Sin embargo, aquellos alumnos que proceden de ciudades pequeñas suelen mostrarse mucho más seguros y afirman que serían perfectamente capaces de hacerlo: conocen la tradición de la ciudad, los personajes relevantes, los hitos históricos que han sucedido…

¿A qué es debido esto? He oído diferentes respuestas. Hay quienes afirman que una gran ciudad acumula mucha más historia (e historias) que una pequeña y, por tanto, uno se pierde en una selva de datos que resulta difícil filtrar. Otros, por su parte, indican que al configurarse las grandes urbes por una cantidad grande de inmigrantes nacionales e internacionales, se diluye el sentido de pertenencia.

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Sin negar que estas posturas sean rotundamente falsas, creo que la cuestión es más profunda y ha de ver con la dispersión del ciudadano metropolitano. Tal vez, el modelo de vida que se configura en las grandes urbes influye en que se vaya perdiendo el contacto natural y armónico de las personas y la ciudad. ¿Son los ciudadanos verdaderos “habitantes” de las ciudades? El modo de vida en una gran urbe está definido por la prisa, el dinamismo, la inmediatez, el cambio y el ruido. Resulta difícil encontrar remansos de paz, y los que puedan existir, paradójicamente, están masificados, de modo que vuelve a aparecer la falta de silencio, el movimiento, el desasosiego…

¿No han perdido, pues, las grandes ciudades, la capacidad de invitar al ciudadano que la habita a conocerla? ¿Por qué huyen los ciudadanos de la gran ciudad a otras localidades los fines de semana o las vacaciones? ¿No deberían ser momentos de encuentro con la ciudad, con su cultura, sus arquitecturas, sus calles, sus plazas, jardines, avenidas, con sus historias, con las gentes que la habitaron y colaboraron a hacer de la misma ciudad otra distinta, de más valor?

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El espíritu de la dispersión está eliminando la capacidad del ciudadano de la metrópoli de interiorizar su ciudad y, con ello, de hacerla más grande, no en tamaño, sino en espíritu, pues una ciudad se define, también, por el espíritu de sus ciudadanos. Pongamos a París como ejemplo:

París es una de las capitales más extraordinarias de cuantas existen en el mundo. Sus museos, su urbanismo, sus monumentos, sus instituciones y sus infraestructuras son símbolo de la majestuosidad de la citté. Sin embargo, su magia es otra. La magia de París no está en las obras, sino en el espíritu que las inspiró o que las informa.

La Sant Chapelle no existe sino por el espíritu penitente de Luis IX, el rey santo, y su deseo pacificador. El Louvre perdería valor si no fuese por que alberga la Victoria de Samotracia o La Balsa de Medusa, por poner sólo dos ejemplos. La fuerza espiritual del Panteón radica en ser la sepultura de los mayores genios de Francia. La Plaza de la Concorde rezuma historia revolucionaria. La Sorbone recuerda el origen medieval de la universidad. El cementerio de Père Lachaise no es sino el dormitorio de Piaf, Wilde, Callas, Parmentier, Balzac, Nerval, Morrison…

Si París es París también por sus cafés (como el Procope), no es por los cafés en sí mismos, por su estilo, sino por ser el ámbito de encuentro de intelectualidad parisina, francesa y europea. Los nombres de filósofos como Malebranche, Voltaire, Diderot o Sartre, de literatos como Racine, Madamme Stael, Chateubriand, Hugo, Zola o Gide, o de artistas como Monet, Rodin, Sand, Picasso, Braque, Gris son quienes han hecho a París ser la ciudad que hoy es.

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Sucede lo mismo con Madrid. Sin embargo, ¿cuántos madrileños podrían contar las fascinantes historias de Madrid? Pocos, me atrevo a asegurar. Y es triste, porque así la ciudad se va disipando. Es por ello que invito a mis alumnos a empaparse de las ciudades, a hacerse uno con ellas, y sacar la esencia, su espíritu: “Este libro para amantes de los viajes no es una guía de monumentos y catedrales. Trata, por el contrario, de cafés y mercados, tertulias y fuentes, artesanos y artistas, sombreros y carreras de caballos, maletas y hoteles, melones y sabios, princesas y costureras, islas y antiguas ciudades (…). El buen viajero no busca la verdad sino la belleza. Y, a veces, funde las imágenes en su recuerdo y crea una ciudad nueva” (WIESENTHAL, M.; El esnobismo de las golondrinas, Edhasa, Barcelona, 2007, pp. 9-10.)

Cultura

NO ES LO MISMO EL TEATRO QUE EL TEATRO

Por:

Tuve ocasión hace unos días de acudir a las Naves del Español, en el Matadero de Madrid, para ver El Jurado, obra que me habían aconsejado y que está basada en el clásico del cine Doce hombres sin piedad (siempre me ha gustado más el título original: 12 angry men, con número). Posiblemente esto ya era un aviso de que la obra, en el mejor de los casos, me iba a dejar templado, pues estar a la altura de Sidney Lumet en la dirección y de Henry Fonda en la actuación son palabras mayores. Aún así, acudí con mi mejor predisposición y, debo reconocer, la puesta en escena me pareció atractiva e incluso, pasados unos 20 minutos y con cierta fuerza de voluntad, pude obviar la sobreactuación de algunos miembros del elenco de actores.

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La cuestión bien conocida sobre la duda razonable de la película ha sido adaptada a la idiosincrasia española contemporánea, de manera que durante una hora y media se hace un repaso a aspectos que, aunque algo tópicos, no están faltos de interés: la honestidad de los políticos, la equidad impositiva, la frivolidad de la opinión pública, la banalización de lo comunitario, la corrupción, la falta de conciencia cívica, la relación entre ley y moral, la monopolización de conceptos por parte de las ideologías, la diferencia entre justicia y revancha, la demagogia como perversión de la democracia y, finalmente, la gran pregunta: ¿somos todos corruptibles?

Creo que es bueno que los espectadores-ciudadanos reflexionemos sobre estas cuestiones de vez en cuando, y si es ocasión una obra que plantea una duda razonable sobre un supuesto político corrupto, miel sobre hojuelas. El problema es que, en este caso, pierden director y actores una buena oportunidad de aproximarse a este tema sin la puñetera tendencia española de pasar todo por lo políticamente correcto, por el tamiz de la ideología, por el prejuicio y por querer que los españoles piensen como uno quiere que piensen. Vamos, que en lugar de respetar el espíritu original de la película, el director y guionista de El jurado decide culpabilizar a alguien en concreto, destrozando la idea original de lo que significa la razón, la duda, la opinión y la honestidad desinteresados. ¡Qué oportunidad perdida! ¡Qué lejos estamos de solventar nuestros problemas como sociedad si no somos capaces de abandonar los prejuicios y la mentalidad dialéctica –el conflicto de intereses como explicación última de las relaciones -de las cosas!

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Como espectador me sentí defraudado, con la obra, con los actores que entran en ese juego, y con el público que, vaya usted a saber, quizá sentían lo mismo que yo pero sus rostros y aplaudir efusivo me mueven a pensar lo contrario. No es que yo tenga la razón, pero para mi gusto, el teatro debería ayudarme a forjar el criterio –ése debe ser el objetivo del arte- no a consumir un determinado y predispuesto discurso.

Semejante desilusión había que solucionarla de inmediato, de modo que no perdí la oportunidad de ir a escuchar a Rafael Álvarez, “el Brujo” quien, durante varios meses, ha estado en Madrid celebrando los 25 años de su primera función del Lazarillo de Tormes.

Ir a visitar al Brujo es una experiencia que busco de tiempo en tiempo. No es que siempre esté magnífico, pero es extraño el día que me deja indiferente y que no me lleve a reflexionar sobre las más diversas cuestiones. Es cierto, lo reconozco, su Odisea o El asno de oro no me mataron, pero El evangelio de San Juan, Mujeres de Shakespeare, Cómico, La luz oscura de la fe o San Francisco, jugar de Dios, me arrebataron. No sólo a mí, sino a la cohorte de seguidores que Don Rafael tiene por todo el país. Y no es para menos: es difícil conseguir tantos premios como él atesora, tener tantas obras en cartel al mismo tiempo, llevar más de 45 años actuando a un ritmo escandaloso y, sobre todo, ser considerado el último trovador, un trovador contemporáneo, que no es poca cosa.

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Rafael Álvarez embruja por varias razones. Primero, por su extraordinaria memoria (cuando escribo estas líneas, el bueno del Brujo tiene no una, ni dos, ni tres, sino siete obras en cartel, amén de otras cinco obras presentadas el año pasado). Segundo, por sus dotes actorales, combinando la declamación, la mímica, la imitación o el clown de un modo tan asombroso como natural. Tercero, por su atrevimiento, al no temer recuperar obras clásicas revisándolas a su manera, como Picasso hizo con Las meninas. Cuarto, por su cultura, rica, inmensa, que pasa por el latín, el griego, el arameo, el castellano viejo, los maestros del teatro universal o los magos del Siglo de Oro español. Quinto, por su sentido del humor, siendo capaz de elevar el espíritu y hacerlo caer estrepitosamente a la arena en un segundo, a través de chanzas, charadas o jugando al despiste con su técnico de luces y sonido.

Para que no piense nadie que soy un exagerado, decidí tomar notas de aquellas cosas que nombró el Brujo mientras representaba el Lazarillo, para comprobar lo estrambótico de la situación: Zurbarán y el tenebrismo español, la orden de los Jesuitas, la cafetería Nebraska sita en la Gran Vía madrileña, el minimalismo, el liberalismo y el neo-liberalismo, la danza contemporánea, el canal 3 efecto 27 de la sala de teatro –que supuestamente había de ver con la luna-, las series de televisión españolas -cómo después de Isabel va Carlos y conseguirán unirlo con Cuéntame-, Merkel y Rajoy –“para gobernar España nunca ha hecho falta hablar bien español”-, George Clooney y la Nespresso, el 21% de IVA, el grupo teatral catalán Tricicle, Puigdemont y la política minimalista catalana, el arte conceptual del Guggenheim, la política conceptual de Rita Barberá, Fernando Fernán Gómez –“en España gusta mucho ver sufrir al actor, no al personaje”-, el teatro del siglo XVI y la Compañía de Teatro Clásico, Juego de Tronos, Norma Duval, Estopa, Rafa Nadal, el Real Madrid C.F., el performance de gestión municipal de Manuela Carmena y Rita Maestre, El Rey León y Marina Abramovic en el MOMA.

No mentía. Es todo un alarde de verborrea, sabiduría, diversión y mucha libertad. El Brujo hace sobre las tablas, literalmente, lo que quiere, pero en el sentido agustiniano (dilige et quod vis fac, ama y haz lo que quieras). Y esa es la manera que tiene el Brujo de amarnos y nosotros a él. No impone su pensamiento, no dirige al espectador a lugar alguno, no hace ideología escondida, no disfraza segundas intenciones. Él habla y se mueve, los demás escuchamos y observamos, cada uno interpreta lo que quiere, juntos compartimos un espacio de reflexión y creatividad auténtico. Esto es teatro, y por eso, opino, que no es lo mismo el teatro que el teatro.

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Cultura

SOLOS EN LA MADRUGADA (dedicado a Garci y J.M. González Sinde)

Por:

Una noche de fin de semana, con la ventana abierta y un finísimo rastro de humo que flota en el ambiente, ha vuelto a suceder que un buen guión emociona a alguien que siente nostalgia de una época que no vivió. Parece mentira que haya visto tantas veces “Midnight in Paris” y sepa que no es saludable insistir en el mito de la Edad de Oro. Pero, de vez en cuando, la nostalgia es, a su modo, saludable, y retornar a Garci, a las escenas del Madrid de los 70 y a los ideales, bien merece un poquito de su tiempo.

Y es que hay momentos de claridad que no deberían quedar en el olvido. Antes bien, deberían inspirar nuestras decisiones cotidianas. Por eso, en esta ocasión, cedemos nuestro espacio a un locutor nocturno que se despide de sus oyentes:

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“Hoy se acaba “Solos en la madrugada”, pero se van a acabar también para siempre la nostalgia, el recuerdo de un pasado sórdido, la lástima por nosotros mismos. Se acabó la temporada que ha durado treinta y ocho hermosos años, estamos en mil novecientos setenta y siete, somos adultos, a lo mejor un poquito contrahechos, pero adultos… Ya no tenemos papá. ¿Qué cosa, eh? Somos huérfanos gracias a Dios y estamos maravillosamente desamparados ante el mundo.

Bueno, pues hay que enfrentarse al mundo y con esa cepa que nos da ese aire garboso tenemos que convencernos de que somos iguales a los otros seres que andan por ahí, por Francia, por Suecia, por Inglaterra.

En septiembre ya no vamos a reunirnos solos en la madrugada para contarnos nuestras penas, para mirarnos el ombligo, para seguir siendo mártires, para sufrir. No. A partir de ahora y aunque sigamos siendo igual de minusválidos, vamos a intentar luchar por lo que creemos que hay que luchar: por la libertad, por la felicidad, ¡por lo que sea! Hay que hacer algo ¿no?; para alguna cosa tendrá que servirnos el cambio. Pues venga, vamos a cambiar de vida.

A ti, Rosi ¿qué te pasa? Que tu vida con Andrés y los chicos no te gusta ¿no? Pues fuera, cada uno por su lado pero con dos ovarios, como si fuésemos mayores. Y tú Nacho ¿qué? ¿no te ha tirado siempre lo otro? Pues venga, guerra, pero sin tapujos. Ponte la peineta y a ello, pero con dignidad, con la cara bien alta, ¡que no pasa nada! Vamos a ver Andrés ¿tú no querías dejar esas contabilidades y vivir sólo con el sueldo? ¿Qué esperas?… ¿Que no puedes? Claro que puedes. ¡Plántate! ¡Plántate con Hernández, con Gil, con Troncoso, plantaos y a pedir un sueldo digno, ya verás cómo se acojonan los de la planta noble! Y a vivir como un ser humano y no como un robot, a vivir con tus hijos, a charlar con tu mujer ¿o no?

Hay que comprometerse con uno mismo, hay que tratar de ser uno mismo, hay que ir a las libertades personales.

Margarita de mi vida, ya no me sirve eso que me dices siempre, de que te pasas la vida metida en casa, que Vicente no te saca. ¿Qué pasa? Quieres ir al cine y Vicente no quiere, pues vete al cine, fíjate qué sencillo: ese metro, ese autobús, me da una butaca y ya está, ya has visto a Paul Newman, que era lo que querías.

Se ha terminado eso de ser víctimas de la vida, hay que vencer a la vida. Hay que tomar el mando en la cama, hay que mandar a la mierda la parcela, hay que tirar el televisor en color… ¡o no!. Si lo que quieres es un televisor en color, cómprate el más grande que encuentres porque es lo que quieres, no ahorres cuatro perras para dejarlas a los hijos, disfrutad de la vida vosotros porque es vuestra vida y porque además esas cuatro perras luego no van a ser nada.

Hay que empezar a tratar de ser libres. Yo también quiero ser libre. No quiero tener que mentirme tanto. Sé que tengo que hacer algo… a lo mejor escuchar, escuchar más a la gente o hacer un programa de radio para adultos, para hablar de las cosas de hoy, porque… porque no podemos pasarnos otros cuarenta años hablando de los cuarenta años…

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Ese viejo disco que vais a escuchar es el último de una melodía que no oiremos más. Yo os prometo que Ray Peterson, Raimundo Pérez si hubiese nacido en el Imperio, no volverá a decirle a Laura que la quiere, porque es que Laura tiene ya treinta y cinco castañas, cinco hijos y está casada con uno de Arkansas y eso hay que afrontarlo, coño [Se refiere el guionista a la canción “Tell Laura I love her”, de Ray Peterson].

No soy político, ni sociólogo, pero creo que lo que deberíamos hacer es darnos la libertad los unos a los otros, aunque sea una libertad condicional. Pero el caso es empezar. Yo creo que sí podemos hacerlo, creo que sí. No debe preocuparnos si cuesta al principio, porque lo importante es que al final habremos recuperado la convivencia, el amor, la ilusión. Pues de lo no que no cabe es de que tal y como vivimos, estamos fracasando.

Vamos a intentar algo nuevo y mejor.

Vamos a cambiar la vida y vamos a empezar por nosotros, ¿eh?

Vamos. Por nosotros”. https://www.youtube.com/watch?v=JneufsU2m6Y (De la película española Solos en la madrugada, 1978, dirección, guión e historia original de José Luis Garci, e interpretada por José Sacristán, Fiorella Faltoyano, Emma Cohen, María Casanova).

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Volver a empezar, El crack, Asignatura pendiente, Las verdes praderas, You´re the one, Historia de un beso, El abuelo y tantas otras películas de Garci me siguen emocionando cada vez que las veo. Y siempre me hacen recordar el personaje de Candela Peña en Princesas, cuando pregunta amargamente a una compañera, también prostituta: “¿Se podrá tener nostalgia de algo que aún no ha pasado?”. https://www.youtube.com/watch?v=XANvMXanBiI

No es momento para perder el tiempo ni para evadir responsabilidades. La vida es urgente. Y de vez en cuando es bueno quedarse a solas con un buen guión para recordar, ya nos lo decía el bueno de Jaime Gil de Biedma, que la vida va en serio.

Vamos, por nosotros. Vamos.

Cultura

DESANDAR LO ANDADO: VERDADERO ARTE EN LA PREHISTORIA

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Llevarse uno a sí mismo la contraria es una de las cosas más sanas que pueden hacerse. Aunque bien mirado, no voy a llevarme la contraria propiamente, sino a cambiar radicalmente de tercio tras el último post sobre arte contemporáneo. Si la semana pasada hablábamos sobre lo difícil que resulta emitir un juicio objetivo sobre el arte actual, hoy me desmarco con algo a priori mucho más simple, al menos en apariencia, como es el arte prehistórico.

Para ser sincero, acudí al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid con no muy altas expectativas. Todo lo que recordaba de ese museo es que de pequeño vi un esqueleto enorme de dinosaurio que me impresionó, y que el día de nuestra boda mi mujer y yo decidimos hacernos las fotos de recién casados en el monumento a la Constitución Española de 1978 (así de cívicos somos) que está al lado del bicentenario edificio.

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Cuando uno ha tenido la suerte de visitar museos, instituciones, universidades y ciudades nacionales e internacionales puede caer en el error de convertirse en un bárbaro que desprecia lo sencillo y lo cercano, o sea, en un pedante ignorante y bruto. Este riesgo lo corremos todos y me reconocí como tal cuando entré en la exposición “Arte y naturaleza en la prehistoria. La colección del MNCN-CSIC”.

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“Visto uno, vistos todos”, pensé, “esto ya me lo sé”. Mi soberbia intelectual, que mete en un mismo cajón el Neolítico y el Paleolítico, se dio de bruces con una magnífica exposición que sirvió, entre otras cosas, para demostrar que la ignorancia es muy atrevida. El día me tenía preparada una lección, todo un aprendizaje en tres fases:

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PRIMERA FASE: ¡ESTO ES AUTÉNTICO ARTE! Lo que yo creía que se trataba de unas siluetas toscamente elaboradas sobre piedra resultaron ser cuidados elementos decorativos de una extraordinaria belleza, incluso impregnados de cierta magia. Un arte delicado, preciso y tecnicolor, un trabajo disciplinado, una técnica adaptada a la representación simbólica o figurativa. ¡Auténtico arte! Artistas capaces de representar la belleza con una fina pluma de ave o una modesta astilla. Cabré, famoso arqueólogo, reconocía allá por 1915, las “pasmosas lecciones de seguridad en el trazo, de sencillez en la línea, de justeza en la expresión realista” en estas pinturas.

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SEGUNDA FASE: UNA REALIDAD REPRESENTADA. Más allá de las figuras de chamanes, gurús e indalos, las figuras humanas y animales destacan por su elaboración y cuidado. Preciosas imágenes propias de un telar africano o del fauvismo que van purificándose tras varios intentos, nos permiten observar algunas vestimentas, técnicas de caza o la fauna de la zona (astur, levantina, gaditana o almeriense según hablemos de la Cueva del Pindal, la de la Araña, la Cueva del Tajo de las Figuras –donde se representan aves volando, algo muy extraño en toda la figura prehistórica conocida- o de la Cueva de los Letreros, respectivamente). A fin de cuentas, el hombre pinta lo que ve, como explica Cabré: “¿Qué harían allí tales gentes y por multiplicados días? Pues vivían de la caza, pensar en ella, en los medios para conseguirla y en prepararlos; su ambición y su ideal tendrían siempre ante los ojos las variadas carnes del mamut y del bisonte, del caballo y del ciervo, de la cabra salvaje, y no añado al reno por casi no haber existido en España”. Aunque también hay otros, como Obermales y Vega del Sella, que interpretan estas pinturas en clave religiosa: “Estas pinturas no fueron ejecutadas por un motivo decorativo, sino más bien con fines mágicos o religiosos”. Personalmente desconozco la intención ulterior, pero eso no me impide admirarme de su obra.

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TERCERA FASE: LO QUE PERMITE QUE LO CONTEMPLEMOS HOY. Me rindo ante los responsables de la exposición no sólo por el contenido, sino por poner en valor el titánico esfuerzo de ciertos arqueólogos de los años veinte y la precisa restauración de los técnicos de hoy. Lo que contemplamos en esta exposición es posible gracias a la extraordinaria empresa realizada por hombres de la talla de Juan Cabré Aguiló o de Francisco Benítez Mellado, quienes dedicaron todo su talento a la copia y conservación de las pinturas de algunas cuevas que ya no existen, o cuyas pinturas han sido devoradas por el agua y el viento. Digno de admirar es también el trabajo realizado por la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas, auténtico referente internacional en el primer tercio de siglo de cuidado y difusión del arte prehistórico. ¿Pero qué hubiese sido de aquellos calcos, de aquellas copias y representaciones sin la delicada mano de hombres y mujeres que han sabido recuperar con gran mimo aquel centenario trabajo?

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Aún anonadado salí de aquellas salas, excitado y reconfortado, valorando la vocación de los restauradores, el coraje de unos arqueólogos y el arte de nuestros antepasados. Benditos sean, pues, estos museos, auténticos oasis para el alma.

Cultura

DECONSTRUCTIVISMO: APRENDIENDO A COMPRENDER UNA PIEZA DE ARTE (por Marga Rodríguez, historiadora)

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Las preguntas sobre qué es el arte y qué una obra maestra suelen generar un gran debate en el que aspectos subjetivos y objetivos se confunden y, a medida que se avanza en la discusión, parece que la respuesta se va haciendo más confusa en lugar de aclararse. Esto sin duda sucede con el arte contemporáneo hasta el punto de que tanto en viajes de Becas Europa como en Experiencias ELU hemos mantenido más de una viva discusión.

Cuando afronto estas cuestiones, suelo explicar lo que viví allá por 2002 cuando, con un grupo de alumnos iberoamericanos de la primera promoción del programa Becas Líder-Fundación Carolina, visitamos en un mismo día el Chillida Leku y el Guggenheim de Bilbao.

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Por la mañana tuvimos la suerte de ser acompañados en el magistral escenario que es el Chillida Leku por Luis Chillida, hijo del difunto artista, quien nos explicó la maestría que reflejan las obras de su padre. Yo, que siempre había desdeñado las formas pétreas de Chillida (pongamos “La sirena varada” bajo el Puente de Eduardo Dato en Madrid), descubrí su grandeza y reconocí mi ignorancia. ¡Cuánta belleza, cuanto sentido y qué atrevida mi ignorancia!

Con mi nueva mirada enfilé el museo de arte moderno de Bilbao, donde el director del mismo nos introdujo a la obra y a la arquitectura del edificio. Cuando observé unas grandes planchas de un color rojizo en la entrada estuve a punto de emitir un juicio de valor, pero recordé lo que había aprendido aquella mañana. Necesitaba otra mirada, tenía que reconocer mi ignorancia y dar una oportunidad a aquella obra que desconocía.

Pues bien, hace pocos días la historiadora del Arte, Marga Rodríguez, compartió conmigo un texto sobre el Deconstructivismo en el que hacía un análisis de aquella obra. No pude dejar de recordar la anécdota que acabo de relatar y por eso le pedí permiso para hacer uso de su texto en este blog. Con su permio concedido, he aquí la primera de futuras entradas sobre Arte. Gracias, Marga.

EL DECONSTRUCTIVISMO NOS RECIBE EN EL GUGGENHEIM.

Deconstrucción significa rechazar la visión tradicional que a lo largo de la historia se ha tenido de la filosofía y el arte. Se impone la fragmentación, la parte individual y la fractura del todo para llegar a la esencia misma del ser, un concepto filosófico postmodernista que se traslada al resto de las disciplinas de la cultura, desde el urbanismo al lenguaje, desde la escultura al mundo de la comunicación. Según Libeskind, “el impulso modernista hacia el futuro se ha agotado, las bases de la modernidad: revolución, laicismo y vanguardia, se abandonan por el hedonismo y el personalismo, el individualismo y el denominado neo-narcisismo.”

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El termino Deconstrucción fue creado por el filósofo francés Jaques Derrida introducido en su libro “De la gramatología” en 1967. Pero esto no fue más que la definición lingüística de un hecho que se venía pergeñando desde inicios del siglo XX y que a partir de la segunda mitad del siglo se hace notar sensiblemente como un acto de renovación de los conceptos. Lo que Ihab Hassan denomina “Unmaking”, podríamos definirlo como descentralidad, desmitificación o dispersión entre otros términos.

Es a partir de los años 80 cuando en el mundo de la arquitectura se define el Deconstructivismo como un movimiento con un inusitado interés por la fragmentación en los proyectos arquitectónicos, que se proyecta en concursos y premios internacionales, siendo la exposición del Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1988 “Deconstrutivist Architecture” uno de los más significativos, donde se exhibieron obras de Frank Gehry, Daniel Libeskind o Zaha Hadid, recientemente desaparecida, entre otros. Pero ese movimiento ya se había ido introduciendo en el mundo del arte, según algunos autores incluso desde los momentos iniciales del siglo XX, y tras el final de la II Guerra Mundial se deja notar con mucha más intensidad en un momento en el que el arte parece que necesita redefinirse, reinventarse y crear nuevos conceptos tanto del significado del arte en sí mismo como de la manera de representarlo. La gran mayoría de pintores, escultores, escritores, arquitectos recogen este concepto y en él desarrollan sus creaciones. De entre ellos, hoy presentamos “La materia del tiempo” de Richard Serra.

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Richard Serra La Materia del Tiempo. (The Matter of Time) 1994-2005 Siete esculturas que unidas a otra anterior ya instalada en el museo (Serpiente-Snake) hacen un conjunto escultórico de ocho piezas. Acero COR-TEN Las dimensiones varían entre los 3,46 y los 4.27 metros de altura Museo Guggenheim Bilbao Colección Permanente-

Cada una de las esculturas esta realizada por una o varias planchas de acero, de diferente longitud. Ocupan la sala más grande del museo y se denominan según se inicia el recorrido desde la entrada a la sala: Torsión espiral-cerrada abierta cerrada abierta cerrada-/ / Torsión Elíptica/ Torsión elíptica doble/ Serpiente/ Torsión espiral derecha-izquierda// Torsión espiral izquierda abierta derecha cerrada// Entre el toro y la esfera //Punto ciego invertido. La pieza más ligera pesa 44 toneladas y la más pesada compuesta por ocho planchas de acero, 276 toneladas. Las esculturas se introducen unas en otras quedando conectadas en forma elíptica, para que el visitante se introduzca en este laberinto de acero y pueda percibir el espacio de forma singular, no hay un recorrido ni itinerario prefijado, éste debe realizarse por elección personal para percibir el espacio íntimamente y a la vez de forma pública pues puede ser observado desde el piso superior por otros espectadores que percibirán el espacio al completo a la vez que el recorrido elegido.

Richard Serra (San Francisco 1936) de padre español y madre rusa, en la actualidad está considerado como uno de los mejores escultores vivos. Según el propio artista, ésta es su obra más importante y el título hace referencia a la idea de temporalidad, de la distinta duración del tiempo en que cada uno permanece en cada una de las piezas.

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Se formó en los altos hornos de las fábricas de acero de Pittsburgh, donde trabajó para pagarse los estudios universitarios en Yale donde coincide con Jasper Johns y Frank Stella. Sus primeros trabajos fueron abstractos y se introdujo en el movimiento conocido como process art (arte en proceso) donde lo importante es el proceso de realización de la obra no su resultado final. La mayor parte de su obra podemos incluirla dentro del arte minimalista, que a partir de los 70 se convierte en su etapa más prolífica, aunque como experimenta con desechos industriales también se le podría relacionar con el arte póvera y con el land art por sus grandes esculturas urbanas.

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El minimalismo es una tendencia artística surgida en Estados Unidos en los años 60 y desarrollado en la década de 1970, posiblemente como reacción contra el expresionismo abstracto. Hace referencia a la concepción del arte simplificado al máximo, despojado de cualquier elemento sobrante. Fue Richard Wollheim quien introdujo el término en un artículo de la revista Art Magazine, en 1965 refiriéndose a obras que utilizan las formas geométricas simples– como poliedros regulares- y, en pintura, ausencia de las tres dimensiones. Si el expresionismo utiliza la subjetividad y la improvisación, el minimalismo busca un arte totalmente preconcebido-estudiando incluso la ubicación exacta de la obra, el lugar donde debe ser exhibido- colores puros, superficies perfectas, y el uso de toda clase de materiales trabajados de la forma más natural posible para no alterar su calidad visual. Podemos incluir en esta tendencia a Robert Morris, Donald Judd, Carl André y a pintores como Keneth Nolan, Frank Stella o Barnet Newma entre muchos otros, pero de ellos hablaremos en otra ocasión.

Cultura

SINFONÍAS Y BIOGRAFÍAS DE LA MAÑANA

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UN RÉQUIEM POR LA PATRIA FRANCESA. El organista Fauré es llamado por Le Blanc, Ministro de Cultura del Gobierno Francés, mientras Francia está oprimida bajo el Gobierno de Vichy. Los teutones imponen no sólo su política sino también su estética: Beethoven, Brahms o Richard Strauss suenan y se representan mucho más en tierras francas que Berlioz. “Hay que volver a demostrar al mundo la grandeza de Francia”, reclama el ministro, y pide al organista que componga una sinfonía coral que aliente los corazones franceses. Tras años de trabajo, el resultado es… ¿un Réquiem por la Patria o un Réquiem por el Padre?

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DE CERVEZAS Y TROMPETAS EN UN BAR DE BAYREUTH, 1873. Bruckner llega a la ciudad cargado con dos pesadas maletas. Resoplando y comido por los nervios, avanza hasta la casa de Wagner, quien le invita a tomar una cerveza. En el bar, Bruckner enseña dos sinfonías al maestro quien, a pesar de estar centrado en el diseño de su teatro y haber aparcado su propia creación artística (estaba aún componiendo los Nibelungos), las observa con atención. La primera le parece ruidosa, pero la segunda le fascina. Cerveza tras cerveza pasa la noche y Wagner alaba hasta tal punto la segunda sinfonía, que acuerdan que Bruckner se la dedique. La mañana siguiente, con una gran resaca, Bruckner no recuerda cuál de las dos le debía dedicar. ¿Cómo resolverlo? Algo pasaba con una trompeta…

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LA TENTACIÓN INGLESA DE UN PIANISTA ESPAÑOL. Míster Money Coutts fuma un puro mientras espera la llegada de Isaac Albeniz. “Es usted un compositor extraordinario, excelente, diría yo”, le dice nada más entrar en la estancia el compositor, a quien ofrece otro cigarro. Mas no será el habano lo único que le ofrecerá, sino componer bajo su mecenazgo, y reactivar la música inglesa. Al cansado viajero errante que es Albeniz le invade un auténtico fervor patrio, alabando el mestizaje y magia españoles. El banquero, quien no deja de ser inglés, aplaude su patriotismo y su virtuosismo: “Es usted el Listz español”, pero recuerda la sacrificada y poco recompensada vida de los pianistas. Mister Money no ceja en su empeño de ser Luis II de Baviera y hacer de Albeniz su Wagner particular. ¿Podría él aceptarlo sin dejar de ser Albeniz?

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LORRAINE ESTÁ DE CUMPLEAÑOS EN EL CLUB DE LA 45st. Charlie Parker, Miles Davis, Charles Mingus, Tommy Porter y otros grandes del jazz acuden al club de la calle 45 a su llamada. Su pichoncito, Lorraine, está de cumpleaños y nada mejor que unir a los mejores músicos de jazz de la época para vivir la mejor fiesta entre las posibles. Una de las cosas que más le satisface es poder tocar con Charlie, quien llevaba dos años sin poder hacer sonar su saxo en lugares públicos debido a sus problemas de alcoholismo. Sin embargo, cuando empieza la música, todo fluye como antaño y las improvisaciones alcanzan un virtuosismo de leyenda. En un descanso, la pareja cómica “Stam & Stampy” actúa. A él no le hacen mucha gracia, pero Lorraine disfruta con las tonterías que hacen. Sin embargo, se masca la tragedia cuando uno de los dos actores cae sobre su trompeta. Ésta se inclina 45 grados y queda inservible. Él queda desolado, y ni siquiera las palabras de Charlie le consuelan. A modo de despedida, decide soplarla una última vez, y la trompeta gime dejando escapar un bellísimo lamento nunca antes oído. Es el descubrimiento de la trompeta de Dizzy Gillespie, a quien poco importaría saber que un francés había patentado un trompa similar hacia décadas: “Seguro que él no la inventó en mitad de una fiesta de cumpleaños como ésta”.

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Y así, entre biografías de compositores, amistades entre pianistas, excentricidades de divas de la Ópera, manías de tenores, repertorios de leyenda, sucesos calamitosos, piezas de ballet, acordes de guitarra y bocanadas de inspiración y genialidad comienzo el día todas las mañanas. De un modo casual (que hoy creo providencial) descubrí que los 11 minutos que transcurren de 08:01 a 08:12 cada día son mágicos cuando uno sintoniza “SINFONÍA DE LA MAÑANA” (Radio Clásica-RNE). Y sería un egoísta si no compartiese con vosotros esta joya que habita en las ondas hertzianas de nuestras ciudades. Ta nan ta nan ta nan ta naaaaaaaannnnnnn…

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http://www.rtve.es/alacarta/audios/sinfonia-de-la-manana/

Cultura

PEQUEÑOS PRODUCTORES: LO RURAL Y LA IGNORANCIA

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Gracias a una de esas casualidades de la vida, me encontré el otro día en un taller gastronómico organizado por el chef Christophe Pais, dueño de La Bomba Bistro, quien ha comprendido cuán importante es apostar por una cocina sostenible y de calidad. Christophe es uno de esos chefs integrales que domina técnicas culinarias, sabe escoger el producto, investiga sin cesar (son varios los libros que continuamente está leyendo) y regenta su negocio con exquisitez. Parte de su gestión consiste en identificar, entre los miles de productores que pululan por el mundo de la hostelería española y francesa, a aquellos que miman extremadamente el producto y ofrecen una relación calidad/precio poco frecuente.

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En el primer taller, Florent Mercier, un joven francés distribuidor de champagnes de pequeño productor, nos introdujo en el mundo de los orfebres del champagne. Para ello lo más importante es comenzar por el contexto y tener así una aproximación a conceptos generales sobre el champagne como por ejemplo la situación de los viñedos (su climatología, su suelo, la historia de la Denominación de Origen, su tamaño y distribución), la tipología de las uvas (chardonay, pinot noir y pinot meunier), el modo de ensamblaje o mezcla de variedades de uva y terruños, las familias que se distinguen (bruts sin añada, blanc de blancs, blanc de noir, millesime, cuvée de prestige y rosé), el proceso de fermentación (una primera alcohólica y una segunda carbónica en botella) y el dosaje (dosis de azúcar añadidas a los vinos).

Todo esto tenía como objetivo entrar a analizar y valorar la diferencia que hay entre las grandes casas que realizan champagne (las grandes marcas conocidas por todos que compran uva, barricas o botellas ya hechas y cuyos nombres se pasean altivos en campeonatos de motor, fiestas de futbolistas o presentaciones de la alta sociedad), las cooperativas (que participan por lo general en el proceso de fabricación industrial del champagne vendiendo esas uvas, barricas o botellas) y los pequeños viticultores (los cuales en ocasiones venden uva a grandes casas pero que, por lo general, son autónomos y autosuficientes).

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Estos viticultores representan en su mayoría la manera artesanal de trabajar el champagne frente a las formas industriales. Mientras los segundos buscan vinos regulares, fiables, que siempre sepan igual, los primeros buscan un champagne más auténtico, irregular, cambiante, que va cambiando sus tonalidades cada año. Ellos sólo pueden trabajar con la uva de sus viñedos (no pueden comprar nunca a terceros) y deben vinificar ellos mismos, realizando todo el proceso de principio a fin (vendimia manual, prensado, chaptalización –añadir azúcar de remolacha-, primera fermentación con levaduras seleccionadas, depósitos en acero inoxidable, etiquetado y comercialización).

¿Quiénes son estos apasionados de las formas más naturales de producción agrícola? De los 15.000 viticultores que hay entre las 4 zonas de Champagne, 12.000 producen y venden uva, quedando sólo 3.000 que fabrican su propio vino y, de entre ellos, aproximadamente 300 familias son las únicas puramente artesanas.

Pues bien, según escuchaba hablar a Florent, mi mente no dejaba de recordar una de las mejores novelas gráficas que he leído en tiempo, llamada “Los ignorantes”, de Ètienne Davodeau. En esa obra, el autor decide acompañar durante un año a un pequeño viticultor francés –Richard Leroy- para conocer de primera mano y a fondo, el proceso de fabricación artesanal del vino y, al mismo tiempo, él introduce al viticultor en el mundo de la realización de un cómic. De ese modo, los dos protagonistas de la obra pasan de podar las viñas a visitar una imprenta, de conocer la labor de los toneleros a la forma en la que se edita una obra gráfica, de ferias de agrícolas a salones del cómic… la obra se titula “Los ignorantes” porque tal cual son ambos, ignorantes en la disciplina en la que el otro es experto.

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La obra resulta magnífica por tres cosas: por el alegato socrático a reconocer la propia ignorancia y resolverla por la vía del diálogo y la experiencia vital; por aproximar al lector de manera muy sencilla y práctica a los mundos del vino y el cómic; y por supuesto, por su dibujo y su guión.

La obra está llena de sorpresas, como aquel momento en que Richard lleva a Ètienne a fumigar los viñedos una noche de luna creciente, a las 5 de la madrugada, con una mezcla casera de elementos biológicos, no químicos, basados en la filosofía biodinámica. Ètienne se muestra escéptico con este modo de proceder pero Richard, sin saber explicar por qué funciona pero convencido de que así sucede, insiste en la utilidad de esos procesos.

Cuál sería mi sorpresa cuando un mes después del primer taller de champagnes, Christophe Pais organizó un segundo taller sobre Agricultura Ecológica en el que se hablaba de la biodinámica. A cargo de ello estaba Julio Arroyo (Finca Río Pradillo), quien después de décadas dedicado a la quesería, la panadería y la ganadería, es hoy un asesor sobre técnicas biodinámicas en las cuales ciencia y filosofía convergen. A grandes rasgos, diremos que la biodinámica, fundada por Rudolf Steiner –fundador a su vez de la pedagogía Waldorf- se basa en la idea de que la tierra es un ser vivo y, por tanto, hay que trabajar el suelo de manera natural, dejándolo vivo y sabiendo qué excrementos usar y cómo, evitar los agroquímicos de síntesis por los residuos que dejan en tierra y producto, usar cuernos de vaca para realizar las mezclas, considerar los calendarios lunares y planetarios para sembrar, podar, fumigar o incluso catar los vinos…

Suene o no extraño, el caso es que los resultados de los cultivos biodinámicos son extraordinarios, y conversando con él y otros ponentes se me pasaron volando dos horas y media (después llegaría el momento de la cena. Allí estaba Hugo Vela, avezado cultivador de unas de las mejores fresas del país (Finca Monjarama), defensor del cultivo ecológico, historiador de la fresa y recitador de Cicerón: “La agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre”. Y también se encontraba Santiago Pérez (Finca Los Cuervos), recuperador de productos autóctonos gallegos, recolector nocturno, defensor de la agricultura ética (un ejemplo: para tener los mejores guisantes lágrima de España el proceso incluye el trabajo en los bancales, la selección de las semillas, el uso de tijeras de cerámica, la recolección a las 06:00 de la mañana cantes de que salga la luz y ya haya perdido la tierra su calor durante la noche, uso de cajas de pórex con agua y hielo y la limpieza de secado antiguo sobre papel). ¿Cómo comemos? ¿Qué valoramos como consumidores? ¿Cuánto tiempo nos preocupamos por ser nosotros mismos sostenibles –no sólo las empresas, los políticos, los medios de comunicación? ¿Y por dónde empezar, si queremos cambiar la perspectiva y la actitud? A mí se me ocurren dos cosas: visitad fincas, huertos, restaurantes, y leed obras como “Los ignorantes” o “Rural”, también de Ètienne Davodeau, que en esta ocasión es testigo de los avatares de los pequeños productores de leche ecológica… Pero esto no os lo cuento, Mejor leedlo.

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Cultura

Domingos con Articulistas

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En una época en la que se anuncia la muerte del papel y donde lo habitual es recibir noticias a través de alertas en los teléfonos móviles, puede resultar extraño reivindicar la lectura del periódico en su versión clásica, aquella que huele a imprenta, tiene las hojas troqueladas y se pasan las páginas moviendo el brazo, no haciendo un “scroll” sobre una pantalla.

Sin embargo, desde hace unas semanas he decidido volver a comprar el periódico, aunque sólo sea los domingos, movido por la nostalgia de aquellos años en los que, siendo un chiquillo, acompañaba sábados y domingos a mi padre a comprar las tres cabeceras nacionales. Las noticias internacionales se confundían con las páginas salmón, los deportes con los pasatiempos, la cartelera de televisión con las esquelas y los suplementos infantiles con las revistas dominicales.

Me ha hecho especial ilusión comprobar que, a pesar de mi dilatada infidelidad a los diarios, todo sigue más o menos igual, y que muchos de los articulistas que antaño me emocionaban con su heterodoxa mirada, se mantienen en primera línea de batalla compartiendo aquellas ideas que les parecen dignas de ser publicadas. Aún guardo muchos artículos de esos dominicales en una carpeta que forma parte los materiales que uso en mis clases de Ética y que casi conozco de memoria.

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Pues bien, he comprobado que aquellos mismos autores siguen en esas páginas lanzando como dardos historias y pensamientos. A veces me emocionan, otras me irritan, algunas me divierten y, casi siempre, me interpelan y me hacen reflexionar sobre cuestiones que minutos antes no había siquiera considerado.

La delicia que supone leer a quien tiene algo que decir y que se expresa con elegancia es mayor cuando se lee en papel, pues no hay pop-ups, anuncios en Java o barras laterales con información que despistan la lectura. Sólo el artículo, la foto del autor y la atenta mirada de quien lo lee. Sólo así se aprecia lo leído y se predispone el lector a entrar en conversación con aquello que el escritor le propone. ¡Y qué temáticas! La vida entera se encuentra cada domingo en esas páginas. Y para muestra, un botón:

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El mismo domingo que terminaba el Fin de Semana de la ELU sobre Nazismo (10 de abril de 2016) Javier Marías criticaba la mala gestión del cuarto centenario de la muerte de Cervantes, lo que se explica en parte con el poco respeto que los españoles guardamos a la historia y a la cultura en general; Carmen Posadas pedía respeto por quienes no tienen la suerte de afrontar una enfermedad crónica con una sonrisa y se sienten turbados y apesadumbrados pues parece que la moda es tener que parecer dichoso cuando a alguien le diagnostican un cáncer; Carlos Herrera defendía la cultura taurina frente barullo ideológico, aprovechando un follón montado con la excusa de la aparición de un torero en una campaña de turismo de la ciudad de Cádiz; Rosa Montero defendía el valor de las religiones desde su agnosticismo militante, considerando que la legítima separación Estado – Iglesia no debería estar reñido con la aniquilación pública de lo religioso; Manuel Rivas criticaba el ambiente de cortesía negativa que imprime el carácter político europeo y nacional e impide el encuentro real entre facciones ideológicas distintas; Juan Manuel de Prada clamaba contra el incorrecto (y sectario) uso del lenguaje, que es menos inocente de lo que podría pareceren un primer momento; y Marcos Giralt Torrente enviaba una extraña e íntima carta a su abuelo fallecido, Gonzalo Torrente Ballester, que aún estoy asimilando… Mundo, hombre y Dios en 7 artículos, escritos por hombres y mujeres de derechas e izquierdas, católicos y anticlericales, taurinos y antitaurinos, españoles de muy diversas regiones, sin contar las columnas de los diarios y los suplementos. ¿No es acaso esto un regalo maravilloso por el módico precio de 5´80 euros?

Un auténtico regalo más aún si consideramos un octavo artículo que he querido dejar para el final. Hace años Javier Marías escribió un artículo en El País Semanal con motivo de la película “Alatriste”, haciendo una semblanza del capitán español ideado por la mente de Pérez Reverte y llevado al cine por Díaz Yanes (como director) y Viggo Mortensen (como actor). El artículo, fechado el 17 de septiembre de 2006 llevaba por título “Un hombre conforme” (http://elpais.com/diario/2006/09/17/eps/1158474423_850215.html). Pues bien, como si de un regalo del destino se tratarse, un década después me encuentro con la historia de un niño de 4 años enfermo de cáncer al que le gusta disfrazarse de Alatriste y recitar aquello de “No era el hombre más honesto ni más piadoso, pero era un hombre valiente”… en presencia de Arturo Pérez Reverte, quien emocionado por la fuerza que derrocha ese niño, escribe uno de los artículos más conmovedores que he leído en años, cuyo título es “Un tipo duro” (http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/1084/un-tipo-duro/).

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Dedicad tiempo a leer ambos artículos, en orden cronológico (primero el de Marías, después el de Reverte), fijaos en la relación entre los títulos y la coincidencia en el espacio y el tiempo, y decidme si no merece la pena invertir una hora del domingo para estos menesteres.

Cultura

Benditas Novelas Gráficas

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A las seis Bellas Artes clásicas (Música, Danza –en ambas dos se incluye el Teatro-, Declamación –donde se engloba la Poesía-, Pintura –y Dibujo-, Escultura y Arquitectura) se añadió hace ya cien años el Cine (por eso lo llamamos habitualmente el séptimo arte), más adelante la Fotografía como octavo y, recientemente, el Cómic como noveno. Actualmente hay un debate en las redes sobre cuál sería el décimo (¿Grafiti, Diseño digital, Videojuegos? Por mi parte, incluiría la Gastronomía, que ha llegado a límites insospechados desde el punto de vista estético).

This is a titleCuento esto con motivo de una ferviente pasión, las novelas gráficas, que me ha atrapado los últimos dos años y, especialmente, los últimos dos meses, donde me he visto de nuevo impaciente por terminar de trabajar y poder dedicarle 30 ó 40 minutos a disfrutar la lectura que la noche anterior había dejado a medias.

De niño me sucedía con Tintín, con Astérix, con Valerian y Laury, con Percevan, con Blake y Mortimer, con Jèrome K. Jèrome Bloche, con Mafalda, con Súper López, con Groonan, con 13 Rúe del Percebe… También con El pequeño vampiro, La historia interminable, El ponche de los deseos, La maldición de Monteoscuro, El gran libro verde, Los Minimals y, por supuesto, la magnífica colección de Cuenta Cuentos de Salvat. De ellos aprendí el amor por los libros, la fuerza de la imaginación y la necesidad de mirar siempre más allá para no perderse en el más acá.

Más tarde fue la poesía la que me enganchó, especialmente los poetas españoles e hispanoamericanos del siglo XX. Creo que mi pasión vino al descubrir un nuevo lenguaje y un nuevo sentido: vivencias que creía comprender, estructuras vivas y dinámicas y una mezcla de sentimientos íntimos y sociales que tocaban la fibra rebelde del adolescente que era. Lorca, Machado, Neruda, Salinas, Blas de Otero, Bonald, Gloria Fuertes, Alfonsina Storni, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Altolaguirre, Ángel González, Hierro, D´Ors, Adoum, Benedetti, Rosetti, Panero, Goytisolo… Los versos fluían solos, el tiempo pasaba volando, los deberes quedaban apartados en un rincón.

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Después vendría una época, la universitaria, donde se colaron de forma indiscriminada y caótica Homenaje a Cataluña, El castillo (en realidad, todo Kafka), Trece noches, La fiesta del chivo, Becket, Siddhartha, El gran divorcio, Así habló Zaratustra, Yo-Otro, El principito, Adiós a la Filosofía, Ética a Nicómaco, La república, Confesiones, Fides et Ratio, Historia de la revolución cubana, Huid del escepticismo, Nieve, Sociología de las Filosofías, Reflexiones sobre el exilio, El divino impaciente, Barioná… Obras literarias, tratados filosóficos, manuales de Ciencia Política, ensayos y Poesía se sucedían sin orden ni concierto en lo que esperaba ayudase a construir un relato claro y distinto sobre la realidad social y el sentido de la existencia. Pasar por conservadores y progresistas, descreídos y creyentes, europeos y americanos, modernos y clásicos contribuyó a forjar un espíritu heterodoxo, amigo de lo crepuscular e interesado por lo que sucede en las fronteras entre unos y otros paradigmas y cosmovisiones. Eso sí, el relato no resultó ser claro ni distinto, aunque sí sumamente atractivo.

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La vida profesional hace estragos desde el punto de vista cultural, y los años comenzaron a sucederse sin poder dedicar tiempo al dolce far niente. Todas mis lecturas estaban circunscritas a la tesis doctoral y a los manuales y textos complementarios que necesariamente había de usar para preparar lecciones y guías académicas. Por paradójico que pueda suceder, esos años fueron de mucha lectura, pero de muy poco crecimiento personal, pues leer bajo presión y buscándole una “utilidad” concreta a la lectura, es la anti-literatura. Cuánto recuerdo en aquellos años a uno de mis maestros sufriendo por la mucha gestión, por la mucha docencia y por la escasa o nula lectura pausada. Al menos descubrí en aquel tiempo, he de confesarlo, El esnobismo de las golondrinas, Momentos estelares de la Humanidad y Las palabras quedan.

Sin embargo, y quizá deba tener que ver con el final de ciertas etapas y/o con la madurez, de un tiempo a esta parte he vuelto a disfrutar como en aquella época en que volvía del colegio con ganas de leer a Tintín, del instituto deseoso de absorber poemas y de la universidad con un nuevo libro bajo el brazo. Y lo he hecho gracias a las novelas gráficas (pueden llamarse cómics) de carácter histórico y biográfico. No hablo de mangas, de DC o de cómics de humor, sino de auténticas obras de arte que ilustran, como difícilmente puede hacerlo otro tipo de literatura, la vida y circunstancias de personajes tan dispares como Richard Feyman, Tina Modotti, Bertrand Russell, Jane Goodall, B. Traven, Olimpya de Gauges, Picasso, Anna Politkóvskaya, Lorca, Kiki de Montparnase o Freud. También permiten, de un modo diferente y muy rico, abrir otras perspectivas sobre acontecimientos claves como la guerra de los Balcanes, el conflicto palestino – israelí, la república de Weimar y el ascenso del nazismo, la Guerra Civil Española y la lucha de los españoles en la resistencia francesa, los regímenes dictatoriales coreano, birmano y talibán, la lucha encarnizada en Chechenia, la historia de las sufragistas, la enfermedad del Alzheimer o del Sida, el desarrollo rural y el comercio ecológico o la situación de los Derechos Humanos a nivel global. Por todo ello, al fin, he vuelto a dejar tiempo para lo importante, incluyendo tiempo diario y obligatorio al disfrute de la lectura, que es el alimento del docente.

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En mis clases, al inicio del curso, pregunto a los alumnos qué música les gusta escuchar, qué artista plástico es su favorito y qué libro destacaría entre sus preferidos. Por cada “elegir uno es muy difícil” hay cinco “no soy de leer” y, sin negar la calidad de las series de televisión actuales, el valor de los videojuegos y lo divertido que pueden llegar a ser muchos contenidos de Internet, me pregunto qué habría que hacer para que los alumnos leyeran más. ¿Leer el qué? Da igual el qué… simplemente que leyeran, pues estoy convencido de que les ayudaría a pensar más profundamente sobre la realidad social, sobre ellos mismos, sobre el más acá y el más allá. En cierto modo creo que la cultura salvará al mundo y, como difícilmente puede haber cultura sin lectura, deseo que mis alumnos, los herederos del mañana, lean.

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Quizá lo mejor no sea que les obligue a leer Misión de la Universidad de Ortega y Gasset, así que estoy empezando a pensar en usar algunas de las novelas gráficas de las que hablaré en los próximos post. Tal vez tampoco les gusten, así que pido ideas. Yo, mientras tanto, voy a dedicarme 30 ó 40 minutos a terminar Notas a pié de Gaza, de Joe Sacco.