
Elus por el Mundo – Carmen Rojo
Por: ELU Admin
¡Hola a todos!
Soy Carmen Rojo, de 3º de la ELU y del doble grado de Derecho y Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Granada y este año estoy teniendo la gran suerte de vivir en Roma.
Cuando llegó el momento de solicitar el Erasmus ni me lo pensé. Era una experiencia que no me podía perder. En mi caso, elegí Roma porque era un destino que reunía muchas de las cosas que buscaba: buen clima y mejor gastronomía, un extraordinario patrimonio histórico y cultural, la posibilidad de aprender un nuevo idioma y mucho ambiente estudiantil. Hoy, al mirar atrás, me doy cuenta de que acerté con mi elección de destino ya que Roma no solo ha superado mis expectativas con creces, sino que era lo que necesitaba en este momento de mi vida.
Ahora, aunque tenía muy claro que quería irme, al principio, no todo fue fácil. Roma es una ciudad impresionante, pero ante todo, caótica, que para una persona como yo, acostumbrada a vivir en una ciudad pequeña impone de primeras. Esto, unido a la incertidumbre y la lejanía de mi familia y amigos me hizo vivir algún que otro momento de vértigo los primeros días. Pero, como dice una buena amiga mía del erasmus: ”todo cae por su propio peso”, y así fue. A las pocas semanas, todo se fue ordenando, comencé a conocer a muchos de mis actuales amigos aquí e incluso me acostumbré a cruzar los pasos de cebra con actitud (porque en Roma es ver a un peatón y los coches aceleran). De un momento a otro, aquella sensación había desaparecido y no me veía en otro sitio que no fuera aquí.

Por otro lado, uno de los factores que más ha marcado mi experiencia ha sido decidir dónde iba a vivir. Y es que, pese a que la mayoría de erasmus españoles optan por vivir en piso, yo en cambio, me decanté por una residencia a apenas cinco minutos andando del Vaticano. Gracias a esto, estoy pudiendo disfrutar de una experiencia más internacional, ya que convivo principalmente con italianos, lo que me está ayudando a sumergirme en su cultura y a aprender el idioma. Por supuesto, esto no ha sido un obstáculo para conocer a otros españoles (porque, como bien sabéis, en Italia estamos por todas partes), quienes, en pocos meses, se han convertido en piezas fundamentales de mi vida aquí, en mi segunda familia.
Como decía, esta ciudad rompe con tus esquemas y te enseña a vivir en el presente, porque aunque siempre sabes cómo va a comenzar el día, nunca sabes cómo va a acabar. Roma te despierta y te devuelve la atención y el asombro envolviéndote en sus calles y en su belleza descomunal. Te permite disfrutar de algunos de los monumentos más emblemáticos como el Coliseo, pero también de lo sencillo como un café en tu cafetería de confianza o un buen atardecer.
Pero, sobre todo, Roma me está permitiendo encontrarme y encontrar a gente auténtica, llena de inquietudes, con las que puedo reafirmar, una vez más, que la vida tiene mucho más “de con quién qué, de dónde”. Me sobrecoge pensar en todos los gestos de cariño que he recibido y sigo recibiendo de esta ciudad y su gente. Esto me recuerda lo esencial que es conocer genuinamente al otro, ponernos en juego y hacer saber a la gente que estamos a su lado a través de las palabras y las acciones. Me doy cuenta, de lo importante que es trabajar las relaciones y tener paciencia. Que lo bueno tarda en llegar y construirse pero, siempre acaba llegando.

Sin embargo, sé que aún me queda mucho por vivir, ya que al fin y al cabo, esto no ha hecho más que empezar. Y es que, no es casual que Roma se conozca como la ciudad eterna, ya que siempre hay algo nuevo que te espera y cada día se convierte en una oportunidad.
Por último, me gustaría acabar con algo que el Erasmus ha despertado en mí, la necesidad de amar, con todo lo que ello implica. El miedo es normal cuando nos enfrentamos a lo desconocido, así como las dificultades y el caos sobrecogen. Pero eso no lo hace menos valioso, porque cuando eres capaz de ver la belleza y el valor detrás de ello (ya sea en tus amistades, tu experiencia erasmus etc.), descubres que merece la pena querer con todo, abrazando la realidad en su totalidad. Es decir, tan valiosos son los momentos en los que estaba alegre, viajando o conociendo a gente, como aquellos en los que tenía dudas, echaba de menos o tenía que enfrentarme a situaciones nuevas. Porque todos ellos forman parte del proceso y todos ellos conforman una vida que me está permitiendo crecer y ser feliz.
Con esto, os animo a todos los que estéis pensando en vivir una experiencia así a que deis el paso.
Muchas gracias por llegar hasta aquí.
Un abrazo,
Carmen Rojo
