¡Hola a todos! Antes de empezar, me presento, soy Álvaro Monllor, de cuarto de la ELU y estudiante de Economía y ADE en la Universidad de Alicante. Si hace unas semanas Elena escribió sobre su Erasmus en Inglaterra, hoy me toca a mi cruzar un pequeño mar para cambiar al país vecino y hablar de mi erasmus en Irlanda, concretamente, en la Universidad de Limerick, en la ciudad con el mismo nombre situada al oeste del país.
Debo decir, que en un primer momento no tenía pensado realizar ningún intercambio durante mis estudios de grado. Sin embargo, un “milagro” burocrático que consistió en un cambio en las bases de la convocatoria para este curso 2023-2024 me permitió poder solicitar movilidad para cursar asignaturas de ADE durante el segundo cuatrimestre de este curso. Tuve en ese momento claro que no iba a desaprovechar esta oportunidad que se presentaba ante mí y que me pedía a gritos que buscara algún destino para pasar unos meses estudiando en el extranjero.
Mi requisito a la hora de escoger el país fue sencillo, tenía que ser angloparlante, por lo que mi lista de posibles destinos se redujo bastante desde el primer momento. Finalmente, tras analizar asignaturas e instalaciones, decidí escoger Limerick como primera opción.
El 21 de enero, tras unas pocas turbulencias y un aterrizaje no muy suave, llegué al aeropuerto de Shannon. El motivo de un final de vuelo tan intranquilo me azotó en la cara nada más salir del avión dado que el país se encontraba en alerta meteorológica por la tormenta Isha. El fuerte viento y la lluvia provocada por la tormenta dejaba claro por qué este país, conocido como la Isla Esmeralda, es tan verde: llueve mucho. Pero yo ya estaba mentalizado de que dejaba atrás el sol del Mediterráneo y como decimos, al mal tiempo buena cara y palos con gusto no duelen.
Tras acomodarme en la residencia, llegó la semana de introducción donde, a parte de conocer a mucha gente de muchos países, nos introdujimos de lleno en la cultura irlandesa (bebiendo mucha cerveza Guinness) disfrutando de un espectáculo de baile típico y de música irlandesa.
A medida que comenzaban las clases y avanzaba el cuatrimestre, comenzaban a surgir numerosas oportunidades para viajar. Y es que, sin ninguna duda, una de las mejores partes de mi experiencia erasmus fue la de descubrir los rincones de este país. Irlanda es un país pequeño, lo que facilita los viajes de fin de semana. Visité ciudades como Dublín, Cork, Galway, Belfast y Derry (estas dos últimas en Irlanda del Norte, país perteneciente al Reino Unido) y pueblos como Ardara, Adare, Kinsale, Ennis, Kilkee, Killarney y Killaloe, todos ellos con su característico encanto: casas de colores y un pub donde (tomarse una buena Guinness) disfrutar de buena música en directo. Pero si hay algo de verdad impresionante es la naturaleza (y el número de vacas y ovejas que hay por todos los lados). Los acantilados de Moher, el Parque natural de Killarney, los faros de Loophead y de Sheep’s Head, la Calzada del Gigante y el área de Binevenagh (estas dos últimas en Irlanda del Norte) además de numerosas rutas de senderismo que hacen obligatorio pararse, mirar a todos los lados y asombrarse por la belleza y grandeza de la naturaleza que se muestra ante ti. He viajado con mis compañeros de resi, con amigos internacionales, con amigos de la Universidad de Alicante que estaban también de erasmus en la ciudad de Cork, con mi madre y con amigos que vinieron a Irlanda a vernos, cada viaje ha sido un regalo y me ha servido para recordar, una vez más, la importancia del “con quién”.
En cuanto a la vida académica, debo decir que la universidad presenta una oferta de actividades extraacadémicas impresionantes. Hay numerosos clubes deportivos y sociedades y un campus precioso con instalaciones deportivas de categoría. Es decir, siempre hay algo que hacer.
Sin embargo, hay algunos aspectos que hay que mencionar. El coste del alojamiento en Irlanda es bastante alto y, para visitar muchos lugares, es necesario alquilar un coche ya que los autobuses no llegan. Además, aquellos erasmus que busquen fiesta deben saber que aquí se termina temprano, alrededor de las dos de la mañana.
Finalmente, mi conclusión es que se me ha quedado corto. Han sido cuatro meses muy intensos en los que he hecho mucho, pero me ha quedado mucho por hacer. Me quedo con muchas personas y muchos lugares. La despedida fue dura pero necesaria para nuevos rencuentros que si llegan serán acompañados de ilusión, alegría y emoción. Mi recomendación va muy en línea con las recomendaciones de otros elus que han estado de Erasmus, aprovechad la oportunidad, salid de vuestra zona de confort e id a conocer nuevas metodologías, universidades y personas. Exprimid al máximo el tiempo libre y poned al límite vuestras habilidades de gestión del tiempo para viajar, pasar tiempo de ocio y estudiar (no nos olvidemos tampoco que seguimos siendo estudiantes). No conozco a ninguna persona que se haya ido de erasmus y se haya arrepentido de esta decisión. Puede ser que Irlanda no sea vuestro destino idílico, no os preocupéis porque afortunadamente hay más países, pero os lo recomiendo si queréis practicar mucho inglés, os gusta la naturaleza, queréis hacer muchas actividades extraacadémicas y queréis (beber Guinness) ver muchas ovejas y vacas.
Slán Libh! (Adiós en irlandés).