De la libertad en Macbeth
Natalia Aldaba Petrina, 2º de la ELU
Vivimos en un mundo con una riqueza cultural y una variedad maravillosas. Gracias a ello, las personas somos muy diferentes en nuestra manera de pensar, sentir y actuar. No obstante, hay algo esencial en nuestra naturaleza que nos une: la libertad. Vivimos en la constante necesidad de tomar decisiones, elegimos en todos y cada uno de los ámbitos y momentos de nuestra vida y, en una última instancia, elegimos incluso la actitud con que afrontarlos.
Shakespeare, como uno de los autores más importantes de la Literatura, no pasó este hecho por alto y decidió escribir sobre el gran tema en su obra Macbeth (1606). En ella, el protagonista- uno de los caballeros del rey- es visitado por unas brujas que como si de oráculos se tratasen, le vaticinan que será proclamado rey. Macbeth entonces se ve tentado por la posibilidad de matar al monarca para ostentar su poder. Gran parte del comienzo de la obra trata el dilema presentado al personaje principal que refleja la importancia de nuestras elecciones y sus consecuencias.
De esta manera, el autor opone la libertad de los protagonistas a la fatalidad predicha por los oráculos. Aquellos que optan por el mal teniendo plena consciencia de sus actos son atacados por su propia conciencia moral. Shakespeare nos muestra así unos personajes que, atrapados por un círculo de mal, van perdiendo libertad, y junto a ella pierden el sentido. Muestra cómo la ira deshumaniza al ser humano y lo convierte en un monstruo, o cómo la pérdida de uno mismo arrastra hacia el camino de la locura y a las decisiones más desesperadas, acabando en una pérdida del yo. En contraposición, también se puede ver a través de varios personajes la importancia del buen uso de la libertad: quien elige el bien, haciendo caso omiso de los vaticinios, es acompañado de sus seres queridos y persiste en la búsqueda de sus ideales.
La libertad y el sentido en relación a la identidad de uno mismo fueron para mí los temas claves encontrados en esta gran obra. Recomendaría la lectura de esta obra a cualquiera, puesto que además es idónea por su brevedad y por pertenecer al género teatral, que muchas veces acompaña en la imaginación del universo propuesto por el autor.
Quizás no exista mejor momento para leer esta obra, ahora que se está empleando tantísimo el término “libertad”. Puede que sea el momento perfecto para recordar lo que realmente significa, también dentro de la sociedad, y valorar si se contempla en su totalidad o si, por el contrario, estamos cayendo en discursos rápidos y vacíos. Ojalá hagamos un buen uso de la libertad para que podamos seguir buscando nuestro sentido.