mARTEs – Autorretrato con la muerte tocando el violín, 1872

04 MAY

¡Último mARTEs de abril! Y seguro que también el primero de la fase de exámenes finales de muchos de vosotros. El cuadro de hoy, Autorretrato con la muerte tocando el violín, fue pintado por el pintor suizo Arnold Böcklin y se enmarca en una corriente a veces olvidada y difícil de definir: el simbolismo. Los artistas simbolistas buscaban representar el ideal de las cosas, lo que transmiten los grandes conceptos: la muerte, el amor, la pasión, la melancolía… En el siglo XX, muchos surrealistas se inspiraron en sus trabajos, ambientados en mundos extraños y misteriosos.

Contamos el placer de leer las palabras de Joaquín Delgado, estudiante de segundo curso de Física en la Universidad Autónoma de Madrid y segundo año de la Escuela de Liderazgo Universitario. Su contribución es un recordatorio al que agarrarse cuando estéis estresados por los estudios: ¡la vida es mucho más que eso: es arte!

«Llevaba mucho tiempo pensando en escribir algo que fuera capaz de unir la pintura y la música, y creo que esta, sin duda, es la obra perfecta.

¿No es curioso que la música aparezca representada a través de la muerte? La postura de Böcklin es realmente intrigante, como si mientras pintara hubiera tenido la necesidad de parar un momento para escuchar esa melodía que sale del violín. Qué pasada, ¿no? Da la sensación de que Böcklin trata de enfrentarse a la muerte a través del arte, inmortalizándolo. Como si quisiera decirnos que, a pesar de la fugacidad de la vida humana, el arte va a permanecer, tocando los corazones de todos aquellos que se abran a él. Qué os voy a contar… ¡Yo soy el primero que hoy en día se emociona con una sinfonía de Brahms o con una sonata de Beethoven! La idea del arte como concepto inmortal me incita a descubrirlo cada día más y más, me anima a exprimir los sentimientos y el mensaje que el autor ha querido plasmar en un lienzo o en un papel.

Además, también hace referencia a la fugacidad de la vida, ¿no? Está claro que Böcklin no pasa de puntillas, le ha metido un hat-trick a la muerte. Es como si le estuviera susurrando al oído que recuerde que en algún momento todo se acabará. Pero no lo dice sin más, ¡por supuesto que no! La propia muerte, a través de la música, le está recordando que el arte es un placer de esta corta vida. El arte es el medio más trascendental de expresar sentimientos y de contar una historia, capaz de llegar allí donde las palabras no son suficientes. Muchas veces cuando me preguntan: “Joaquín, ¿cómo estás?” casi me sale contestar: “Pues, ¡no lo sé! Pero escucha esta canción a ver si sientes lo mismo que yo”.

Este cuadro tiene tanta relevancia que incluso el segundo movimiento de la cuarta sinfonía de Mahler está inspirado en él (os animo a escucharla porque es una pasada). No me sorprende que me haga reflexionar tanto. Al fin y al cabo, ¿qué es el arte para nosotros? ¿Cómo nos mueve? ¿De qué forma está presente en nuestra vida? Böcklin no tiene dudas».