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Vida ELU

CENA DE NAVIDAD ELU EN MADRID

Por:

Laura Cuesta y Carlota Cardona

La primera cena de Navidad ELU Madrid, pero esperamos que la primera de muchas, tuvo lugar el pasado 21 de diciembre. Nada más y nada menos que 45 elus (y algún que otro elumni) disfrutamos de una animada cena llena de encuentros y conversaciones de esas que nunca se acaban. Pudimos compartir lo vivido este cuatrimestre, aprendizajes y reflexiones sobre el primer Fin de Semana del curso y las expectativas para el nuevo año, conociendo a elus de otros cursos y reencontrándonos con varios elumnis.

Merecen una mención especial los muchos elus de 1° que se animaron a venir y los elus que, aún habiendo vuelto de su Erasmus en EEUU el día de antes, vinieron con sueño, pero con muchas ganas.

Tras no pocas peripecias para organizar una cena tan numerosa, sorprendentemente nadie se quedó con hambre… ¡Hasta alguno salió con tupper!

Muchas gracias a todos los que vinisteis, fue un plan muy especial para empezar la Navidad y, ya que fue todo un éxito ¡convirtamos la cena de Navidad en tradición!

Vida ELU

Elus por el Mundo – Rodrigo Pérez

Por: ELU Admin

¡Hola a todos! Soy Rodrigo Pérez Díez, de 4º de la ELU y estudiante del doble grado en Estudios Internacionales y Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid. Durante el segundo cuatrimestre del curso pasado tuve la suerte de experimentar qué es el Erasmus en Maastricht, una preciosa ciudad al sur de los Países Bajos. Es posible que este lugar no os suene a muchas de las personas que estáis leyendo este blog, pero Maastricht es la capital de Limburgo, la región más al sur del país. Esta encantadora localidad se erige sobre el río Maas y ha sido protagonista en el proceso de integración europea, pues aquí es donde se firmó el famoso Tratado de Maastricht.

Irme de Erasmus siempre ocupó un apartado esencial en mi lista de pendientes, aunque hace unos años concebía esta experiencia como inalcanzable. ¡Quién lo diría! Cuando me adjudicaron la plaza, sentí como si ya supiera todo lo que quería vivir y lo que quería que me sucediera, pero no contaba con que este tipo de vivencias siempre tienen algo guardado con lo que sorprenderte…

Si una cosa tenía clara es que quería vivir mi propio Erasmus, es decir, tenía que construirlo a mi medida, y no dejarme influenciar por lo que otros estaban haciendo o iban a hacer, sino por lo que yo quería que me pasase. Fue un acierto afrontarlo desde esta perspectiva, y siempre que amigos que están a punto de irse me preguntan por un consejo respondo lo mismo: vive tu propio Erasmus.

Cuando llegó el tan esperado día, incluso cuando se acercaba la fecha, pensaba que no tenía que irme, que en realidad no era tan buena idea, a pesar de que llevaba meses deseándolo. Al ser de Madrid y, por tanto, estudiar allí, nunca había salido a estudiar fuera, lo cual me producía una mezcla de sensaciones un tanto extrañas. No obstante, ya no había marcha atrás. Era momento de dar un paso al frente, de armarme de valor y confiar en que sería una experiencia transformadora. Hoy puedo decir que menos mal que lo hice. Desde su inicio, la aventura fue de lo más intensa, y es que un vuelo, tres trenes y un autobús fueron suficientes para llegar a mi destino. Sea como fuere ya me encontraba en lo que sería mi casa durante medio año y sentía una amalgama de emociones: alegría, alivio, entusiasmo, o inquietud entre ellas.

En mi caso, anticipé mi llegada unos días antes del inicio del curso, pero para mi sorpresa, debido al Carnaval, las clases no empezaban hasta casi un mes después. Aproveché, entonces, esas semanas para hacerme a la ciudad, conocer gente, organizarme y tenerlo todo preparado para mi comienzo en la Universidad de Maastricht. En este tiempo —en realidad durante todo el Erasmus— tuve momentos muy especiales conmigo mismo. Descubrí la ciudad yo solo, maravillándome a cada paso de lo que me rodeaba: el río, el mercado, la plaza, el puente antiguo, los parques, las iglesias… Sinceramente, este fue uno de los retos que me propuse conseguir durante esos meses, esto es, disfrutar de momentos conmigo mismo y ser consciente del valor de mi propia compañía. Caminar solo y protagonizar de este modo el asombro que se da en el conocimiento de un nuevo lugar es una sensación inefable y de gran valor.

Si bien es cierto que los dos primeros días opté por esta opción “bohemia”, pronto comencé a juntarme con muchísima gente de muy diversas partes del mundo –brasileños, italianos, alemanes, franceses…– y de España. Cada una de estas personas fue especial, y con ellas no solo compartí un destino de intercambio, sino también intrigas, sueños, conversaciones profundas y mucha diversión. Puede sonar a cliché, pero el Erasmus, como tantas cosas en la vida, son las personas. Con gente buena y que te hace vibrar te animas a descubrir lugares nuevos, y sientes unas emociones y creas unas conexiones tan sumamente fuertes y bonitas que jamás se borrarán de la memoria; por lo menos de la mía.

Así, cuando antes hablaba de “construirme mi propia experiencia Erasmus”, me refería a encontrar un equilibrio entre todas las áreas que son importantes en mi vida, sin descuidar mi apertura y disposición a aprender y experimentar cosas nuevas para mí. Por este motivo, y trayendo a colación nuestro tan conocido lema en la ELU, “solo tú pero no tu solo” se convirtió en una de mis máximas durante esos meses y además la puse en práctica como nunca antes.

En la búsqueda de ese equilibrio personal, entremezclando la universidad, mis hábitos, las nuevas amistades, y mis proyectos, se encontraba el viajar. Aunque no tuve mucho tiempo para ello dado que las clases eran obligatorias y mi estancia limitada, creo que sí lo aproveché bien. Bruselas, Luxemburgo, Praga, Selva Negra, Aquisgrán, y varias ciudades de Holanda, como Utrecht y Amsterdam, acogieron mi fascinación al descubrir estos nuevos lugares. De hecho, me atrevería a decir que más allá de la cantidad de sitios, lo verdaderamente importante cuando los visité fueron las enseñanzas extraídas de esos viajes: tener cuidado con los radares alemanes; las ciudades (del norte de Europa) pierden encanto con el mal tiempo; FlixBus es un gran aliado (¡aunque implique un viaje de doce horas!); come comida local; los free tours funcionan bastante bien menos cuando estás cansado… En fin, poco os puedo decir que no sepáis, elus, porque somos todos unos viajeros natos.

En lo que respecta a la universidad, como ya os he contado, las clases eran obligatorias y eso condicionaba mi experiencia en muchos aspectos. Aún así, era consciente de lo afortunado que era de estar en otro país estudiando y, en consecuencia, absorbiendo todo cuanto era posible del sistema educativo holandés, lo cual era algo novedoso para mí. En la Facultad de Artes y Ciencias Sociales y en la Facultad de Económicas —que eran ambas donde se impartían mis clases— las dinámicas pedagógicas funcionaban como en España, es decir, había clases magistrales y clases prácticas. En los grupos más reducidos era donde residía el verdadero valor y el aprendizaje real, ya que se organizaban pequeños debates y discusiones para que entre todos construyamos un aprendizaje colectivo. Las magistrales, en cambio, representaban una mera contextualización de estas clases prácticas y, por este motivo, los estudiantes teníamos la  responsabilidad de preparar el material complementario leyendo papers, manuales y libros. Es cierto que este sistema de Problem Based Learning tiene aspectos muy positivos y beneficiosos, pero cuando uno lo vive en sus propias carnes también se da cuenta de las fallas o las desventajas que presentan este tipo de sistemas.

Asimismo, el ambiente universitario era muy bueno. Concretamente, el entorno Erasmus era un auténtico sinsentido porque la ciudad estaba prácticamente dominada por estudiantes internacionales. Esto es debido a que la Universidad de Maastricht acoge a más de un cincuenta por ciento de estudiantes de fuera. ¿Cuál es el resultado? Una ciudad con una diversidad cultural y social espectacular, con oportunidades por doquier para conocer personas de distintos ambientes y orígenes, y una ciudad con mucha vida y movimiento.

Como curiosidad, permitidme contaros que si estáis pensando en estudiar en Países Bajos o viajar por puro disfrute allí, hablan inglés perfectamente. De hecho, dicen que es el país que mejor inglés habla sin ser esta su lengua oficial. Las cajeras de los supermercados o los camareros en los restaurantes te hablan de primeras en inglés (menos en un par de ocasiones en las que debieron verme de los suyos: rubio y con ojos azules).

Para los que os preguntáis si es caro vivir en Países Bajos el tema de la vivienda es un tema complejo. Digamos que hay un exceso de demanda y poca oferta, lo cual encarece los precios. En el caso de las residencias de estudiantes, hay algunas en las que hay que buscarse edredón, microondas, vajilla, sartenes… Ahora bien, lo que sí me chocó un poco —acostumbrado quizá a España— fue lo costoso que es ir a comer fuera o tomar algo en una terraza (cuando hacía buen tiempo, claro). Menos mal que no fue necesario, me refiero, a una cuestión de vida o muerte, ya que en lo tocante a habilidades culinarias tuve tiempo de perfeccionar mis técnicas en este campo, lo cual también disfruté bastante.

En cuanto al mal tiempo, que sé que alguno lo estará pensando, dejadme deciros que sí, que el clima no es como en España. Pero ya sabéis lo que dicen, ¿no?: al mal tiempo buena cara. Personalmente, tenía muy claro que un poco de lluvia no arruinaría mis días, aunque sí me haría algo incómodo y difícil pedalear en la bicicleta de segunda mano con frenos defectuosos que compré a un vietnamita y luego vendí a un portugués. El tema de la bicicleta era una de las cosas que más ilusión me hacía, y aunque seguí manteniendo las horas peninsulares de comidas, he de reconocer en este sentido que me apetecía sentirme local o, al menos, moverme como uno. Según la estadística, teniendo en cuenta la proporción habitante-número de bicicletas, cada holandés tiene más de una bicicleta y, en consecuencia, hay un gran mercado en torno a las mismas: alquileres, apps de renting, compra-venta, estafas de bicicletas robadas… He de decir que era muy cómodo —menos cuando había que afrontar algunas cuestas— ir en bicicleta a todas partes; parecía, incluso, que las ciudades estaban hechas por y para ese fin, hasta el punto de que los ciclistas, con respecto a los automóviles, tenían preferencia absoluta.

Continuando con cosas interesantes o que pueden llegar a sorprender de primeras, la época de exámenes transcurría en unos pabellones gigantescos, que eran donde los hacíamos con unos ordenadores ya puestos por la universidad. Se trataba de un edificio multiusos que se empleaba para acoger grandes eventos y, entre ellos, los exámenes de la UM. Cuando me advirtieron de esto, al igual que de los métodos holandeses anti plagio, quise quitar peso al asunto, pero cuando me tocó vivirlo por primera vez fue impactante cuando menos. Esta meticulosidad, en coherencia, se vio reflejada de igual modo a la hora de poner las notas y corregir, es decir, que siguiendo esa efectividad holandesa respetaban los plazos a la perfección, lo cual se agradece mucho y, sobre esto, en algunos casos, la universidad española debería aprender.

En fin, podría seguir contando mil historias o peculiaridades, pero llega el momento de concluir este relato. En mi caso, me despedí de Maastricht a mi manera. Concretamente, lo hice diciendo adiós tal y como llegué diciendo hola: con un paseo solitario o, mejor dicho, en mi compañía. Sin embargo, sobre él no os diré mucho ya que, quizás, lo podéis imaginar. Fue algo nostálgico, incluso emocionante, volver a caminar por esas calles, por esos lugares y esos rincones tan especiales que un día descubrí por primera vez; la única diferencia es que ahora estaban llenos de recuerdos.

Sin lugar a duda, somos tremendamente afortunados de poder ir o haber ido a la universidad, y de que la vida nos brinde este tipo de oportunidades. Por eso, si estáis dudando en embarcaros en una aventura como el Erasmus, incluso si tenéis miedo (“hazlo, y si tienes miedo hazlo con miedo”), os diría, primero, que lo hagáis sin reflexionarlo mucho y, segundo, que no es tanto el destino de vuestro año en el extranjero sino la actitud con la que lo vivís. Da igual si es Europa, América o Asia, simplemente hacedlo, porque vayáis donde vayáis, como elus, sabréis admirar lo que tenéis en derredor y sabréis aprovechar la experiencia al máximo, o incluso vivirla como vosotros queráis hacerlo.

¿Qué me llevo de toda esta aventura? No sé por dónde empezar, esta redacción es una pequeña parte de ella. Lo que sí puedo afirmar sin ambages es que el Rodrigo que marchó no es el mismo que el que volvió, porque este último ha recibido un regalo invaluable como resultado de las grandes amistades construidas, los aprendizajes adquiridos a diario y la suerte de haber podido continuar mis estudios en un ambiente totalmente distinto.

Si habéis llegado hasta aquí, muchas gracias por acompañarme.

Un abrazo muy fuerte.

Cultura

Beers & Books en el Festival de las Ideas

Por: ELU Admin

El pasado 19 de septiembre tuvimos nuestro primer encuentro del curso en Beers and Books. Aprovechando que el Festival de las Ideas tenía lugar en Madrid, varios elus de la capital, acompañados de nuestro querido Martín Tami, nos juntamos para escuchar una ponencia sobre la historia de las emociones de la mano de Barbara H. Rosenwein, historiadora catedrática emérita en la Loyola University de Chicago.

Las velas del viento: ¿Qué cosas amamos y por qué?” Este era el título de la charla que tuvo lugar en el Club Matador, donde Rosenwein, a través de las preguntas de Montserrat Iglesias, cohesionó emociones e historia durante 60 minutos.

“Decía Voltaire que las emociones son el viento que mueve las velas de la vida. En esta ponencia, y de la mano de la experta en historia de las emociones, la profesora Barbara Rosenwein, nos preguntaremos cómo han cambiado los deseos y las emociones a lo largo de la geografía y de la historia. Decía el antropólogo francés René Girard que, como no sabemos lo que desear, deseamos lo que quieren otros. Quizá sea así, pero nadie mejor que Rosenwein para hablarnos del amor hacia lo que se quiere poseer y de la rabia ante la frustración y el fracaso. Y nadie mejor que la profesora Montserrat Iglesias, profesora de la Universidad Carlos III, pero sobre todo persona que conoce bien las relaciones entre la empresa y el conocimiento, para detener ese barco del que hablaba Voltaire y pensar en la fuerza del viento y en la cualidad de las velas”.

Este párrafo en el panfleto del Festival de las Ideas atrajo nuestra atención cuando la lluvia y un contratiempo nos hicieron tener que buscar un plan B en el último momento (algo que con los elus siempre es posible). Así pues, ¿qué es lo que nos llevamos de esta charla?

“We may better understand our own emotions by thinking of the emotions others had in the past”.

¿Acaso hay que replantearse la Edad Media desde el punto de vista de las emociones? ¿Es la Edad Media un espejo en el que podemos mirarnos? ¿Dónde están esas huellas del amor, la ira o la tristeza en la historia? ¿Cuáles son esas palabras del pasado cargadas de emoción? ¿Fueron olvidadas? Si las emociones las expresamos con palabras y esas palabras han ido cambiando con el tiempo, ¿cómo podemos identificarlas?

“Lo que más me maravilla es el mucho amor que yo de amistad siento por ti”. Garcilaso de la Vega era capaz de expresar algo tan grande como el amor a un amigo, ¿no es esto tremendamente poderoso? ¿Somos nosotros capaces de expresar nuestras emociones en una sociedad que vive a través de la pantalla?

Don Quijote, por ejemplo, idealiza el amor y, al hacerlo, se nos presenta como humillado, pero ¿y si ese amor no lo humilla sino que lo eleva?

Estos son algunos de los puntos que se abordaron en la ponencia. Salimos de ella queriendo entender cuáles son esas palabras del pasado que expresan lo que sentían entonces y que quizá sentimos nosotros.
La lluvia no pudo con nosotros y cena, cervezas y mucha conversación concluyeron nuestro día. Un gusto reencontrarse de nuevo con todos.

Nos vemos pronto en Beers and Books!!!!!

Vida ELU

Elus por el Mundo – Pilar Sierra

Por: ELU Admin

¡Hola! Lo primero me presento para aquellos que no me conozcan, soy Pilar, madrileña, elu de tercero y estudiante de medicina en la Universidad de Navarra. El pasado septiembre empezaba un curso diferente, dejaba atrás mi residencia, mis amigos y a una Pamplona que tan bien me había tratado estos dos últimos años; todo esto para volver a casa. Si me hubiesen preguntado hace unos meses cómo veía ese regreso diría que no las tenía todas conmigo… pero finalmente Madrid consiguió reconquistarme.

Escribo esto mientras la voz de la línea 6 canta Nuevos Ministerios, mitad de camino hacia la Clínica de Navarra (CUN Madrid) donde estoy haciendo cada mañana prácticas, donde estoy experimentando aquello que lo que he de dedicarme el resto de mi vida, donde estoy siendo muy feliz. Soy consciente de la oportunidad que mi universidad me ha brindado al darme la oportunidad de verlo todo tan pronto, de tener una visión completa de cada especialidad, desde cirugía general hasta medicina interna, pasando por anestesia, urología o plástica. Así cada mes o dos semanas voy rotando conociendo a médicos geniales que además de ser excelentes en su oficio, lo son en la docencia; algo que seguro dará sus frutos en los cuarenta privilegiados que hemos pasado por CUN Madrid.

Tal como un día dijo Nelson Mandela: “No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado para ver cuanto has cambiado tú”. Y es de este modo como me siento, he regresado a una vida que puse en pausa hace dos años para vivirla con otra mirada, para apreciar a toda la gente increíble que tengo aquí, para disfrutar de una ciudad que no
descansa, llena de oportunidades, cultura, arte, gastronomía, encanto, gente con sueños grandes, una ciudad llena de vida. Y eso es lo que me apasiona de Madrid, personas de cada rincón recóndito del mundo no dejan de llegar y siempre se les recibe con los brazos abiertos, acogiendo su cultura, creando así la nuestra. Madrid es diferente a cualquier otro sitio. Madrid es diferente a Pamplona. No sé si este sentimentalismo será por mis raíces o una realidad, pero no hay otra igual.

Así que ya en Avenida América, habiéndome levantado a las 6:15, con una hora larga de trayecto a mis espaldas, camino al hospital donde hay días que paso 12 horas; escribo sonriendo, sabiendo que merece la pena. Sabiendo que siempre volveré a Madrid.

Vida ELU

Elus por el Mundo – Joaquín Delgado

Por: ELU Admin

¡Hola a todos! Soy Joaquín Delgado, elu de tercero y estudiante de Física en la Universidad Autónoma de Madrid. Llevo unos meses viviendo y estudiando en Bruselas (Bélgica), y sin duda creo que está siendo una de las etapas más felices y enriquecedoras de toda mi vida. ¡Os cuento!

El tiempo pasa muy rápido, tan rápido que a veces no somos conscientes de ello, qué me vais a contar… Van pasando los años de estudio y esa idea de ir a estudiar al extranjero que solíamos escuchar de nuestros primos y amigos mayores, de repente está al alcance de nuestra mano. Cuando menos te lo esperas, tu universidad ya ha sacado la lista de destinos y está esperando a que te lances a la aventura. ¡Es tu turno!

Después de mucha meditación intentando encajar las piezas del rompecabezas de ciudades, universidades y oportunidades, elegí Bruselas. Una ciudad llena de cultura y de personas de todas partes del mundo, la capital de Europa. Un lugar que me daba acceso a una infinidad de países y pueblos cercanos y que me ha permitido explotar al máximo el idioma, tanto el inglés como el francés. Un ambiente que jamás habría pensado que en tan solo unos meses podría llamar hogar con tanto orgullo como lo hago ahora.

La vida aquí ha sido como una película, y una muy muy buena. Si algo tengo que destacar de la experiencia que llevo vivida son las personas que he tenido la suerte de conocer, tanto españoles, como belgas, como gente de otras partes del mundo. He tenido el privilegio de encontrar mucha calidad humana, muchísima empatía y gente de la que he podido aprender y aprendo mucho. No puedo sentirme más agradecido.

La Universidad Libre de Bruselas es una pasada. Hay mucho interés y facilidades para los estudiantes, y la alta exigencia te obliga a poner los pies en la tierra. He podido elegir asignaturas muy diferentes al plan de estudios español, como La Estructura del Universo, y estoy aprendiendo a disfrutar cada vez más de cada curso que estudio. Se fomenta el entendimiento de los conceptos más allá de la memorización, hay un interés por la participación y se promueve cualquier tipo de actividad científica en grupo. Además, compartimos muchas asignaturas con estudiantes de otros grados y hay infinidad de asociaciones y actividades entre universitarios, desde cualquier equipo de deporte, hasta grupos de música, orquestas o cursos de idiomas. Se me ha hecho muy fácil sentirme acogido aquí.

Ir de erasmus es un reto constante y sin frenos. Implica estar fuera de tu zona de confort casi todo el rato. Una nueva universidad, un nuevo idioma, nuevas personas y probablemente un estilo de vida totalmente diferente al que estamos acostumbrados.  Soy un afortunado, y he podido no solo conocer Bruselas, sino también viajar por toda Bélgica y por Europa. Tanta facilidad para viajar y moverse conlleva una enorme apertura de mente, y me ha ayudado a relativizar y conocer un poquito más cómo funcionamos las personas. Además, he podido ver a otros elus, que afortunadamente están viviendo su Erasmus en otros lugares. Me asombra ver cómo experiencias aparentemente tan parecidas son tan distintas al mismo tiempo, y poder compartir entre nosotros todo lo que nos está haciendo sentir es todo un regalo.

En definitiva, no puedo expresar con palabras la evolución personal que me llevo de esta primera mitad del erasmus. El Joaquín que llegó en septiembre un poco desubicado, que se enfrentaba por primera vez a la independencia, no tiene nada que ver con el Joaquín que visitaba Budapest o Edimburgo a mediados de noviembre, ¡y mucho menos con el Joaquín que se examina en enero! Me muero de ganas por seguir conociendo, aprendiendo y asombrándome con todo lo que el erasmus tenga que ofrecerme, lo recibiré con los brazos abiertos.

Para terminar, vuelvo a enfatizar que, sin duda, sin las personas que me han acompañado nada de esta experiencia tendría sentido. ¡Y poco a poco me voy dando cuenta de que ni esta experiencia, ni ninguna! Os animo a todos a lanzaros, a conocer, a dejaros asombrar y a compartir… Os aseguro que en seguida os daréis cuenta de que tal vez sois un poquito más felices. Afortunado y eternamente agradecido con Bruselas y con su gente.

¡Nos vemos pronto y a por todas!

Joaquín Delgado

Sin categoría

Los elus de Madrid colaboran con el Comedor de la Obra Social-Familiar Álvaro Portillo

Por: ELU Admin

Alberto Pradas, 3º ELU, y Cova Antuñano, 4º ELU

Durante la mañana del pasado 23 de diciembre un grupo de alumnos de la Escuela de Liderazgo Universitario participamos en una actividad de voluntariado en el Comedor de la Obra Social-Familiar Álvaro del Portillo, en el barrio madrileño de Carabanchel. Ayudamos limpiando, ordenando y preparando el local para el reparto de comida previsto para ese día, además de organizar la ropa de la tienda solidaria. Pero lo que nos llevamos fue un regalo inmenso en comparación con el pequeño esfuerzo que hicimos.

Todos hemos escuchado hablar de la famosa “zona de confort”, y de todas aquellas ocasiones en las que se nos ha animado a abandonarla, o lo que viene a ser salir de la comodidad y atrevernos a conocer nuestra mejor versión de nosotros mismos, y de lo que podemos aportar a los demás. Ya lo señaló Séneca, que “no hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba”. Unas pocas horas de servicio en el Comedor Social nos ayudaron a descubrir que a menos de 15 minutos en coche de nuestras casas existía una realidad muy diferente de la “burbuja” en la que estamos acostumbrados a vivir.

A veces, no somos conscientes de que para ayudar a los demás no hace falta irse tan lejos; a veces basta con tratar de mejorar, aunque sea un poquito, el entorno de uno. A la vuelta de la esquina hay muchas personas que pasan necesidad, de manera que el Comedor Social de Carabanchel parecía un buen lugar donde poner nuestro granito de arena, nuestra pequeña gota de agua.

A través de esta experiencia, aprendemos a mirar con otros ojos al otro, no como a un extraño, sino como a un amigo, alguien de quien podemos aprender las mejores y más grandes lecciones, que no son las que se enseñan en los libros, sino las que ponemos en práctica desde el corazón, con la intención de darnos y tratar de llevar el bien allá donde vayamos. El servicio a la sociedad, sin duda, nos ayuda a vivir en clave de agradecimiento, siendo conscientes de que la vida es un auténtico regalo.

Y si este servicio es realizado junto a otros estudiantes de la Escuela, la experiencia puede resultar aún más enriquecedora, pues somos jóvenes de muy distintos entornos y estudios, pero compartimos un profundo sentimiento de responsabilidad y dedicación por ayudar a mejorar nuestra comunidad. La Escuela de Liderazgo Universitario son cuatro años que se pasan en un abrir y cerrar de ojos, y merece la pena aprovechar estas oportunidades para conocer mejor a nuestros compañeros.

Es difícil de explicar, pero, al terminar la mañana que habíamos pasado ayudando en el comedor y en la tienda, nos fuimos con dos sentimientos en mente. Por una parte, habíamos recibido una lección de realidad y de humildad que nos había sacudido. Por otra, sentimos que habiendo dado un poco de nosotros, habíamos recibido mucho.

Aquel día experimentamos en primera persona que realmente “toda acción es esperanza” y que con muy poco que hagamos, saliendo por unos instantes de nosotros mismos, podemos hacer del mundo un lugar un poquito más bueno, más bello y más verdadero.

Vida ELU

Algunos elus de Madrid participan en una actividad online

Por:

“Ante situaciones atípicas y difíciles, los ELUs tendemos a intentar cosas distintas y a crear para evitar quedarnos parados. Eso mismo fue lo que pasó cuando el pasado 10 de marzo nos animamos a hacer un Speed Dating entre los mentorandos de Ainhoa/María en Madrid. Durante una hora, nos pusimos a conocer todo tipo de cosas los unos de los otros, desde nuestro tipo de pizza favorito al momento más gracioso de nuestra vida. Las risas no pararon y entre pregunta y pregunta, nos acercábamos más e íbamos formando red.

Estando ya en 4º, uno no puede evitar recordar cómo era todo cuando se encontraba en 1º y no conocía a tanta gente. Este tipo de encuentros son aquellos que te descubren lo más valioso que la ELU puede aportarte: el otro. Para mí, lo mejor de la velada fue ver como personas de distintos años y distintos contextos iban conociéndose e iban quedándose con ganas de seguir haciéndolo. Ese sentimiento tan bonito, es el que creo que caracteriza a los ELUs, y por ello estoy tan contento de haber podido participar en un evento como este”.

Pablo de Anta

“Unos días antes del Fin De Semana, algunos de los elus del grupo de Ainhoa y María nos reunimos para participar en un speed dating online organizado por Pablo de Anta, nuestro delegado. Duró aproximadamente una hora en la que nos conectamos a diferentes salas en intervalos de cinco minutos siguiendo un planning. En cada una, éramos entre dos y tres personas que, a partir de unas preguntas guía, pudimos conocernos un poco más.

Personalmente, creo que lo más destacable de esta experiencia es el dinamismo del encuentro. Es emocionante descubrir cómo solo cinco minutos son suficientes para generar una singular necesidad de seguir conociendo al otro. Es, además, una excusa perfecta para vernos, aunque sea a través de una pantalla, y recordar que una parte fundamental de la ELU somos las personas que la conformamos”.

Belén Gundín

“Es increíble la facilidad que tenemos de establecer un enlace cuando hay afinidad. Conocí a un par de personas en el speed dating con las que después hablé en el fin de semana como si las conociera de toda la vida. La gente de primero es súper maja, muy, muy educada y simpática, así que agradezco este tipo de iniciativas para ir conociéndoles”.

Luisa Ripoll

“Miércoles 10 a las 10 de la noche, a nada de empezar el finde ELU y con ganas de conocernos. ¿Qué mejor forma que con un speed dating?

Nos juntamos unos pocos por videollamada, Pablo lo organizó super bien para que repitiésemos lo mínimo posible y nos pudiéramos conocer un poco mejor los que estuvimos.

Sinceramente creo que todos nos lo pasamos genial, fue una muy buena toma de contacto previa al finde”.

Nuria Etemadi

Vida ELU

Feliz 2021

Por:

Queridos elus:

Estamos ya terminando enero y aflora la misma pregunta de todos los eneros: ¿hasta cuándo hay que felicitar el año?

Junto a ella, aparece este año una pregunta nueva que quizá nunca nos habíamos hecho pero que en este momento singular de la historia cobra, me parece, mucho sentido: ¿por qué nos felicitamos el año? ¿Acaso celebramos la revolución completa de nuestro planeta alrededor de nuestra estrella?

El año, como medida de tiempo, tiene algo de convencional. Al menos su inicio, ya que su duración viene marcada por la misma naturaleza. Más allá de los consensos históricos de los que es fruto el calendario, el hecho mismo de su existencia –del calendario– dice algo acerca de la conciencia humana que se hace vida: nuestra experiencia del tiempo es cíclica y, al mismo tiempo, vivimos proyectados hacia el futuro con esperanza.

Felicitarse el año es desear que esto que comienza, que es lo mismo de siempre y sin embargo es nuevo, sea bueno. Precisamente porque nosotros, que habitamos el tiempo y el espacio, percibimos singularmente nuestra existencia como una línea que se dirige hacia un lugar. Felicitar el año es entonces tomar conciencia de un nuevo comienzo que ofrece nuevas posibilidades y que nos permite redimir el pasado. El quicio entre un año y otro se pasa despierto porque en la bisagra sucede la transformación de lo viejo en nuevo. La ritualidad que encierra la Nochevieja es conciencia de que la realidad se transforma delante de nuestros ojos: si dormimos, nos quedamos atrás. El año nuevo no es, entonces, un suceso: es un acontecimiento.

Así, el año nuevo es un don: una oportunidad para volver a empezar. En cierto sentido es una convención, aquí en forma de relato que nos contamos a nosotros mismos. Pero toda la naturaleza –la de nuestro hemisferio, al menos– le da la razón a la fábula aunque aún de modo invisible: explotará en la primavera lo que está ahora aletargado.

Estamos hechos, también, de circunstancias. Las de 2020 no han sido demasiado buenas. De ahí el clamor universal al dejarlo atrás y la esperanza unánime al adentrarnos en 2021. Pero lo que sea 2021 para nosotros dependerá no tanto de lo que venga sino de lo que hagamos, juntos, con lo que venga.

Respondamos con esperanza al don que el año nuevo nos ofrece.

Feliz año nuevo.

Juan Serrano

Director Académico de la Escuela de Liderazgo Universitario

Vida ELU

Un café solidario por Plaza España

Por:

El sábado por la mañana, algunos ELUs nos levantamos para participar en un café solidario por Gran Vía. Con el desayuno guardado en la mochila, colgada a la espalda, quedamos a las 12:30 en Plaza España. Pablo Michavila nos organizó en grupos de 6 personas al llegar y nos dividimos por las calles. No sabíamos a quién conoceríamos esa mañana. Los cafés solidarios del grupo Youth Revolution ya resuenan por los círculos jóvenes de Madrid y de varias ciudades de España, después de solo 3 semanas en marcha, y la ELU tenía que participar en alguno de ellos.

Uno de los grupos comenzó a andar por la calle Princesa hasta encontrarse con José, un señor de unos sesenta años que llevaba un par de décadas en la calle. Agradeció el café y el desayuno y nos sentamos con él en el suelo a escucharle. Nos contó la razón por la que no quería ir a comedores sociales, que fumaba pero no bebía. Se acercó una señora y se alegró de que José tuviera compañía. Ella pasaba todos los días por ahí, le daba dinero cada vez, y ya le había cogido cariño. Después de media hora de conversación, nos levantamos para seguir conociendo por Gran Vía.

Fuimos en dirección a Callao nos paramos al lado de una cafetería llena de jóvenes desayunando. En la puerta cerrada del banco de al lado encontramos a un señor de unos cincuenta años, con la cara marcada y la piel rugosa. Le llamaban Checo y estaba leyendo cuando los seis chicos se acercaron. Nos volvimos a sentar en el suelo para acompañarle. Nos contó que tenía una mujer e hijos en Italia, de 25 y 26 años, pero que había perdido el contacto con ellos. Que llevaba desde los 16 años en la calle, por decisión propia. Se dedicaba a hacer pompas de jabón en la plaza de Ópera. Nos relató cómo se rompió la pierna y tuvo que dejar de hacer pompas en la plaza, y cómo al recuperarse en marzo, se lo prohibieron por el distanciamiento social.

Después de hablar con alguna persona más, llegaron las 14.00 y nos reunimos con el resto de grupos en Callao.

Con caras nuevas. Los cafés solidarios siempre cambian. Habíamos escuchado historias que desmontaban prejuicios, desde el respeto y la sencillez. Habíamos ayudado y habíamos aprendido. Nos tomamos unas cañas mientras compartíamos impresiones, y aseguramos que repetiríamos.

Teresa Mondría

Vida ELU

Primera actividad ELU en Madrid

Por:

El pasado 31 de octubre los delegados de Madrid organizaron la primera actividad en la Comunidad de Madrid que por los diversas circunstancias tuvo que dividirse en dos según la zona en la que viven los alumnos. Algunos de los que participaron nos cuentan ellos mismos cómo lo vivieron y en qué consistieron las dos propuestas:

MADRID

Pilar Monedero García-Ochoa – 1º

El pasado 31 de octubre se produjo el encuentro entre los ELUs de Madrid. Las limitaciones de movilidad plantearon en un primer momento ciertas dificultades para que se produjera. Sin embargo, los delegados supieron solucionarlo buscando todas las alternativas posibles para que este encuentro tuviera lugar, y ahora podemos decir que fue todo un éxito.

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La actividad giró en torno a la visita al Museo Thyssen, concretamente a la exposición temporal de expresionismo alemán, lo que nos permitió rodearnos de un ámbito cultural que nos ayude a empaparnos del sentido ELU. Las diferentes obras nos permitieron entender mejor la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX, que vivieron una época de guerras y enfrentamientos de clases lo que hizo que esto quedara reflejado en sus obras con motivos abstractos y subjetivos. Pudimos apreciar diferentes corrientes dentro del propio expresionismo lo que llenaba la exposición de contrastes. Por un lado, llamativos paisajes rurales o extrañas figuras que daban pie a la imaginación de cada uno. Por otro lado, obras más oscuras que representaban los sentimientos del autor que decidía abstraerse mediante la pintura para poder representar lo que ocurría a su alrededor.

Después de haber visitado la exposición, fuimos al Retiro para poder llevar a cabo los grupos de trabajo. Aprovechamos la agradable tarde de otoño para sentarnos en el césped y compartir nuestras impresiones sobre lo que nos había transmitido la exposición. Además, hubo tiempo para hablar sobre futuros encuentros y cómo utilizaremos el nuevo Pasaporte ELU que nos ayudará a llevar un recuento de todo lo que hagamos según el ámbito en el que se enfoque.

Por último, qué mejor manera de acabar este encuentro que yendo a tomar algo por los bares de Madrid. Recorrimos desde el Retiro las principales calles hasta encontrar algún bar que acogiera a tantos grupos de seis personas en los que nos dividíamos. De esta manera acabó este primer encuentro en Madrid, entre risas y anécdotas pudimos conocernos más y dar pie a futuros encuentros que seguro serán igual de increíbles.

Jaime López Espada – 2º

El pasado sábado tuvimos la oportunidad de reencontrarnos con nuestros compañeros de la ELU y de encontrarnos, en algunos casos por primera vez, con los de primero. Sin duda fue una gran oportunidad para conocernos un poquito mejor y, además, cómo se suele decir ahora, todo se hizo con las medidas sanitarias adecuadas.

La actividad comenzó en el museo Thyssen, donde nuestro grupo se dedicó a admirar las obras de los expresionistas alemanes, sobre todo las de Kandinsky, a renombrar cuadros y a tener algún que otro debate intensito, o mejor dicho, apasionado, sobre los límites del arte.

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La velada continuó en el parque madrileño del Retiro. Una vez dentro nos asentamos alrededor del Palacio de Cristal (en grupos de seis que es lo que marca la ley) que actualmente alberga una exposición de flores gigantes muy bonita. Allí y al modo de los grupos de trabajo tratamos de explicar qué era para nosotros la ELU y compartir experiencias, expectativas y emociones. Creo que hablo en nombre de todo mi grupo si digo que los seis salimos de allí con ganas de aprovechar lo máximo que se pueda este año todo lo que tenga que ver con la Escuela de Liderazgo. Ah bueno, y con ganas de rellenar todas las páginas del nuevo Pasaporte ELU.

Después de todo esto, la actividad se dio por finalizada y todos nos despedimos, pero como no podía ser de otra forma muchos nos fuimos a tomar algo y disfrutar de lo que quedaba de noche antes del toque de queda.

Luisa Ripoll – 3º

La exposición temporal del Thyssen estaba perfectamente escogida para mostrar el cambio de paradigma que se dio en el arte a principios del siglo XX: el uso subjetivo del color y de las formas, la búsqueda de los sentimientos más reales. Para mí, una exposición perfecta para el encuentro, ya que cada cuadro estaba sujeto a múltiples interpretaciones, y comentarlas con el ELU que tenías al lado surgía de forma natural y siempre era constructivo. Al final, uno se reconocía en la mirada del otro, y qué manera más bonita de conocerse.

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Borja García – 4º

El sábado pasado tuvimos una actividad los elus que somos de la zona de San Juan de la Cruz, en Pozuelo de Alarcón. En principio íbamos a ir al museo Thyssen en Madrid, pero como confinaron nuestra zona fuimos a ver otra obra de arte completamente inesperada. Esta obra es especial, pues no ha sido creada por ningún hombre.

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Además, aunque muchas veces se ha intentado copiar, nunca se ha conseguido igualar en belleza y asombro. Hablo de las puestas de sol.

Fuimos a un parque natural que hay en Pozuelo por la tarde, buscamos un sitio que tuviera buenas vistas y estuvimos contemplando la puesta de sol. Durante la puesta, leímos algunos fragmentos de poesías en las que se hablaba de esta maravilla, y después estuvimos hablando y reflexionando sobre cómo muchas veces las mayores maravillas del mundo no están en un museo ni en un lugar exótico, si no que las puedes encontrar con tan mirar a través de la ventana. Nos dimos cuenta de lo impresionante que es que algo tan peligroso y hostil como el sol puede generar una situación tan bella cuando se junta con el resto de elementos de la naturaleza.

¿De verdad todo esto se ha creado por azar? Nos preguntábamos.

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Nos sirvió para conocernos mejor a los que ya nos conocíamos de antes, a hacer amistad con aquellos que son de primero, a darnos cuenta de que muchas veces son las cosas más sencillas las más bellas, y que son estos momentos, bien disfrutados y con un buen grupo de amigos, de las cosas que nos hacen más humanos.

Jaime Parra – 1º 

En un mundo dividido por una enfermedad pandémica, los ELUs del Pozuelo confinado se encontraron en un día de cielo rosado para observar el atardecer. Arropados por letras de Neruda, reflexiones de Gandhi e historias de Exupèry, no les hace falta ver 43 atardeceres en un día como el Principito, porque con uno en buena compañía es suficiente.

Vida ELU

Una gota de agua más – Youth Revolution

Por:

Quitarnos las excusas. Todos tenemos un mínimo de ganas de echar un cable, de ayudar a quien lo necesita, de hacer algo de voluntariado…”, de esta idea nace Youth Revolution, un voluntariado creado por algunos alumnos de la ELU como Nacho Artero, Luisa Urquía, Ana Gabián, Marta Yarto, Santi Bercedo y Pablo Michavila en Madrid; Carmen García, Lucía Pina, María de Jorge y Jorge Úbeda en Valencia; y Amaya Vizmanos en Pamplona, junto con más amigos.

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Pablo cuenta que la idea surgió de casualidad: “Un día un colega me pide que le busque un voluntariado para el sábado y creamos varios grupos de Whatsapp a los que se unen 1500 personas”. En ese momento se dieron cuenta de que hay muchos jóvenes con muchas ganas de darse a los demás, “pero que el problema es que muchas veces no tenemos ni idea de cómo hacerlo. Y nos entra la flojera”. La idea es que a través de Youth Revolution “conozcamos diferentes planes que podemos hacer viernes por la tarde, sábados por la mañana o domingos. Sin compromiso y con la única intención de aportar lo que podemos y de paso conocer a otra gente muuuy grande”.

Actualmente han llevado a cabo diferentes acciones. “Para el corto plazo, planes lo más COVID-free posible. Café solidario por las calles de diferentes ciudades de España, ayuda en comedores sociales, repartos de comida a familias sin recursos…; y para el largo plazo, estamos pensando en visitas a hospitales de niños con cáncer o enfermedades crónicas, visitas a residencias de ancianos, clases a chavales sin recursos…”

Las sensaciones están siendo “de flipe e incredulidad” de todos los frutos que saben que pueden llegar a dar con estas acciones. ¿Quieres colaborar con ellos? Tienes toda la información en su cuenta de Instagram @youth.revolutionn y también puedes ayudar con la compra de un forro solidario en su web. ¡Ponte en juego!

Cultura

Cuaderno de Bitácora – La peste (1947)

Por:

Fue ayer, pero nos habla de hoy.

¿Qué haces cuando no se puede hacer nada? ¿Quién eres cuando lo absurdo de la vida te estalla en la cara? ¿Por qué buscamos el sentido cuando parece que no lo haya? ¿En qué creer si todo lo que creías salta por los aires?

Eso se plantean los habitantes de Orán cuando la peste se cuela en sus vidas. En Orán se vive una vida pacífica, sin sobresaltos. Ni muy aburrida, ni muy intensa. Ni muy mala, ni muy buena. Simplemente, una vida. Una vida donde no hay mucho lugar para plantearse nada en concreto porque todo simplemente fluye y nadie lo quiere parar (¿no te suena de algo?).

Entonces empieza (cuidado, spoiler) la peste en la ciudad. A través del ojo del Dr. Rieux, vemos cómo se derrumban todos los cimientos de lo que hoy consideraríamos una civilización desarrollada. Los habitantes de Orán se ven envueltos en una vida aparentemente sin sentido. No pueden trabajar, no pueden divertirse, no pueden ver a los vecinos, no pueden continuar con su vida tal y como era. Se ven sobrepasados por algo que no pueden controlar y que ni siquiera tienen claro qué es y cómo funciona.

Albert Camus (1913-1960), al presentarnos una metáfora del sinsentido de la vida, nos muestra los diferentes caminos que pueden adoptar las personas frente a él. Tenemos entonces a aquellos que buscan huir por cualquier medio de la ciudad, a aquellos que lo viven desde la fe y a aquellos que lo viven desde el oportunismo de una vida nueva. Camus nos muestra la experiencia humana desde lo más esencial, es decir, a través de la búsqueda del sentido, con una maestría digna de un Nobel de Literatura.

En cuanto al Dr. Rieux, él tiene una de las tareas más extremas en esta epidemia: curar. Camus nos lo presenta como narrador principal y es quien más radicalmente se enfrenta al sinsentido. El Dr. Rieux debe mirar cara a cara a la peste, luchar todos los días contra ella, y ya no solo por él, sino por los demás. Él tiene que ver cómo se muere la gente sin poder hacer nada. Tiene que ser machacado día tras día por la tragedia y la tristeza. En su cabeza, está la incertidumbre de si está haciendo todo lo posible; en su corazón, la desesperanza de la muerte; en sus manos, la vida de las personas. Todo ello interrelacionándose y formando parte de la complejidad de la persona. Aún así, sigue adelante buscando lo bueno, aferrándose a dar todo lo que puede sin entender el sentido de toda esa situación.

En La peste se habla de la humanidad. Se habla de ti y de mí. Y se habla de todos nosotros en el día de hoy. Me lo leí durante esos meses que nadie quiere recordar y fue como un regalo. Fue un recordatorio de que vivir merece la pena y de que buscar el amor en la vida es intrínseco al ser humano. Para mí, imprescindible (el amor y el libro).

Marta Morcillo Martínez

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Beatriz González del Yerro – Una gota de agua más

Por:

Un pequeño acto, hecho por Amor, ¡cuánto vale! (s. Josemaría Escrivá de Balaguer)

La medida de la entrega no es otra que la medida del Amor que se ha puesto en ella. Así no hay actos pequeños, si se hacen por Amor. Este año 2019-2020, he tenido la oportunidad de entregarme un poco más en un proyecto misionero de voluntariado llamado “Misión País”.

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Misión País es un proyecto de jóvenes universitarios católicos, con anhelo de misionar y entregarse a los demás. La Misión consiste en compartir, durante una semana, la alegría de la fe en Cristo, de la mano de María, en pequeños pueblos de España a través de la entrega, la escucha y la disposición para ayudar. 

Es una oportunidad para ponerse al servicio tanto de la Iglesia como de personas necesitadas, teniendo a vivencia de voluntariado, oración y servicio desinteresado a los demás. Es un regalo que la Juventud de Schoenstatt quiere entregar a España, para volver a hacer de ella una Tierra de María.

La Misión dura una semana, y se realiza durante 3 años en un mismo pueblo. Este año se han llevado a cabo 9 misiones distintas, varias de ellas promovidas por grupos de jóvenes universitarios de las Universidades de Comillas, Carlos III y la Politécnica de Madrid. 

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El haber tenido la oportunidad de coordinar este proyecto durante este año me ha hecho caer en la cuenta de la importancia de ser agradecidos y de querer entregarnos en las pequeñas cosas, con las personas de nuestro alrededor, de nuestro propio país… Es en las pequeñas cosas de cada día, en nuestros proyectos universitarios, en nuestros lugares de estudio, familias donde tenemos que entregarnos. Si solo esperamos a las grandes situaciones y proyectos para ponernos en juego, qué pocas veces podremos regalarnos a los demás. 

Ojalá sepamos salir al encuentro del otro en las pequeñas cosas del día a día, porque por Amor, hasta una mínima gota, se vuelve grande. 

Youtube: ¿Qué es Misión País?

Página Web: www.misionpais.es

Instagram: @misionpaisesp

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Andrea Sánchez – ELUs por el Mundo

Por:

¡Hola a todos! Soy Andrea y como algunos ya sabéis, desde septiembre del año pasado hasta abril de este año estuve en Múnich. Hoy os quiero contar un poco más de cerca como ha sido mi experiencia, que, aunque común a todos los que hacemos un Erasmus, es diferente.

Prácticamente toda la gente que conozco define su año de Erasmus como la mejor, o una de las mejores experiencias y años de su vida, que lo recomendaría a toda costa y a quien fuera. ¡Quizá sea de las pocas personas para las que esto no se cumple! Mi experiencia ha sido diferente, con ella he aprendido, he crecido, pero muchos días no he sido feliz o no encontré motivos para decir “volvería a decir que sí”. Sé que es sorprendente y que no es lo que nos gusta escuchar, porque preferimos escuchar historias increíbles donde todo va como esperamos. Pero este año he aprendido a ser sincera conmigo misma, a respetar mis tiempos, y también a transmitir mi verdad, aunque no sea la de la mayoría o, aunque a poca gente le guste contar lo malo y yo me convierta en esa minoría de gente completamente transparente.

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Hace ya un año tomé la decisión de elegir Múnich como destino de Erasmus con el objetivo de perfeccionar mi alemán. Pero pequé de seguir la corriente. En mi clase éramos 45 y solo 5 se quedaban en España, todos los demás querían irse de Erasmus. No fui capaz de ir a contracorriente y ser la número 6 que se quedaba. Dije: si no es ahora, ¿cuándo? Y decidí arriesgarme a decir que sí sin realmente quererlo, solo para poder decir “no me quedé con las ganas”, “no decepcioné a nadie”, “di mi máximo en ese momento”.

Otro factor decisivo fue el hecho de tomar la decisión en base a la calidad de la Universidad de destino. Este es sin duda un factor importante, pero no debería ser el único. Esta universidad solo ofertaba una plaza, por lo que cuando llegué, no conocía a nadie, no fui con ningún español ni nadie de mi universidad. Y más que eso, ningún Erasmus hacía mis asignaturas, por lo que todos los días iba a clase con nativos alemanes a quienes es difícil acceder. El ambiente en clase no era lo que solemos ver en España, grupos de amigos que quedan antes y después de clase. En mi universidad la gente iba a clase sola y cuando acababa, se levantaban y se iban. No había apenas interacción entre ellos, ¡ni mucho menos conmigo!

Para futuros Erasmus, ¡valoradlo todo! El clima, el ambiente, la dificultad de adaptación, la calidad de los alojamientos… Todo cuenta para la salud mental y felicidad durante la estancia. De hecho, al haber elegido una universidad tan buena (30ª mejor universidad en economía del mundo), la exigencia era muy alta. Eso no me permitió tener un Erasmus relajado y lleno de fiesta, que es como suelen pintarlo quienes vuelven de sus ciudades.

Hasta ahora os podéis hacer a la idea de la situación: estaba en una residencia donde no había nadie de Erasmus, iba a la universidad sola y tenía mucha carga lectiva y de trabajo en casa. El clima no acompañaba y en general, la sociedad alemana (muy a mi pesar porque quería quitarme el estereotipo) sí es fría y seria. Alguien podría preguntarse, ¿cómo aguantaste entonces? Intentando sacar algo positivo cada día.

Cuando llegué un mes antes de que empezaran las clases y no conocía literalmente a nadie me fui a pasear muchas veces sola por la ciudad. Iba con mi música, pensando en mis cosas, disfrutando de los rayos de sol de la ciudad antes de que empezara el otoño (que es casi un invierno para los que estamos acostumbrados al clima mediterráneo). Me esforcé por visitar museos y encontrar cada día algo que me animara a salir de casa.

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Por fin la segunda semana de septiembre comencé a conocer a gente. Hicimos un grupo grande y salimos de fiesta el primer mes cada viernes y sábados. Fuimos a karaokes y conocí a mucha gente. Este mes sería lo más parecido a lo que suele ser el mes de Erasmus para la mayoría de la gente. A estas alturas no había empezado el curso todavía y decidí sumergirme en la vida social al completo.

Algo que marcó también mi experiencia fue el trabajar en el Oktoberfest. Durante dos semanas y tres fines de semana trabajé de 11h a 23h en la carpa Marstall sacando fotos a los turistas y vendiéndoselas posteriormente. Necesité mucha resiliencia y fuerza porque era la primera vez que trabajaba en un entorno de fiesta donde todo el mundo va ebrio menos quienes trabajamos. En estas semanas me apoyé muchísimo en el grupo de chicas de todo el mundo que trabajaban como yo en la carpa. Aquí tuve la oportunidad de ver que cuando una carga se comparte, el sentimiento de desolación desaparece. Porque cuando eran las 22h30 y acababa el día, todo lo que necesitábamos era la mirada cómplice de “yo también me he cruzado hoy en la carpa con personas ebrias desagradables”. Tuve momentos duros, pero valió la pena ya que la remuneración era alta y yo quería el dinero para ir a ver a mi novio a China, donde estaba él de Erasmus.

Esto me lleva al siguiente punto: ¡relaciones a distancia! Si tomáis la decisión de iros al extranjero y vais a mantener una relación, armaos de paciencia. Todo es posible si le echáis ganas, pero al mismo tiempo, hay que estar preparado para ser flexible, transformar la relación en lo que cada uno pueda dar durante su periodo de adaptación y también saber perdonar el no recibir lo que se vive en una relación cara a cara.

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Ya en el mes de octubre comenzaron las clases y mi curso de alemán (aquí venía yo a por mí C1 que tanto quería). La universidad como tal era increíble, los profesores buenísimos y las clases se disfrutaban. Es una universidad del siglo XIV por lo que caminar por los pasillos de esta transmitía esa ansia de “búsqueda de la verdad”. Uno podía imaginarse a eruditos subiendo las escaleras y a sabios enseñando su conocimiento en las aulas hace siglos. Fue sin duda lo que más disfruté de mi estancia: el haber adquirido unos conocimientos tan bien enseñados de la mano de profesores muy bien preparados a nivel pedagógico.

Esto fue de la mano con un rebajar la fiesta y los planes para poder llevar al día toda la materia. Sí que antes de los exámenes tuve tiempo de viajar a Salzburgo, Praga, Innsbruck, Ammersee, Liubliana… Descubrí mucho de la historia de Europa y de las gentes que viven en estas ciudades.

Pero también aprendí algo: el con quién es tan importante como el cómo y el qué. Porque unido al con quién está el para qué, y algo con lo que yo he sufrido bastante es con el sentir que toda la gente que iba conociendo era efímera, pasajera. Pensaba ¿por qué debería estar dedicando mi tiempo a personas a quienes solo les importa salir? ¿por qué no hay un interés por conocer a las personas realmente? Sentía que a mi alrededor todos sabían que en un año no sabríamos los unos de los otros y eso me vaciaba. Porque me costó encontrar a esas 3-4 personas en quienes me podía apoyar en mi día a día y con quienes podía compartir mis alegrías y preocupaciones. Personas que sí querían ser amigos, con todas las letras.

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Creo que la búsqueda de autenticidad en todo lo que hacemos nos asegura rodearnos de personas sinceras y de confianza, a quienes nos abrimos y se abren. A la vez, este deseo nos lleva a tener decepciones, a llevar un camino más lento, a no conformarnos, ser exigentes. Porque yo soy el tipo de persona que se entrega, que no quiere estudios a medias, amigos a medias. Quizás por eso mi experiencia ha sido tan diferente, porque no he conseguido ver el valor de lo efímero, ¡y probablemente sea mi error! Así que eso es lo que me llevo. Un aprendizaje personal, un autoconocimiento… ¡y el tan ansiado C1 de alemán!

Sin categoría

Gloria Rodríguez – Una gota de agua más

Por:

¡Hola familia! Soy Gloria y os quería hablar sobre UN INICIO, un proyecto de catering social que en la situación que estamos viviendo ahora, ha comenzado a ayudar a las familias más necesitadas.

UN INICIO es una entidad que conozco bien porque surgió impulsada por mi madre, mi hermana y otros amigos. Se dedican a acompañar, formar, educar y emplear a jóvenes pertenecientes a ciertos colectivos en desigualdad de condiciones a través de la gastronomía. Sin embargo, dada la situación, como muchas otras empresas, se han visto obligados a reinventarse. Entre otras cosas, han decidido acompañar a las familias vulnerables que sufren los efectos de esta crisis, preparando cajas de alimentos y llevándolas a sus casas. Comenzaron este proyecto gracias a las donaciones de terceros y han llegado a ayudar a más de 6000 personas. Debido a la cercanía con estas familias, han visto que hay muchas que están pasando por situaciones complicadas, y este número no hace sino crecer. Es por esto que, gracias a los voluntarios que se están ofreciendo, se está pudiendo ayudar a casi 1000 familias a las que se visita de forma recurrente con la intención de acompañarles y ofrecerles cajas solidarias.

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A lo largo de la cuarentena, mi madre y mi hermana llegaban a casa todos los días impactadas por la situación tan difícil que se está viviendo. Ellas nos contaban con detalle lo que iban haciendo, lo que iban viendo, la gente con la que se han ido encontrando, y cuanto más nos contaban, más ganas nos entraban de ir a echar una mano. Sin embargo, dada mi situación en la universidad, veía que lo que se me ponía ahora delante era asistir a mis clases y enfrentarme con el estudio. Y esto ha sido difícil, porque no entendía por qué me encontraba un sábado por la tarde estudiando mientras toda mi familia estaba repartiendo cajas de alimentos.

Mi tía, a la que le pasa algo parecido, porque está también trabajando y se muere de ganas de ayudar, me decía que para ella fue clave recordar la frase de Santa Teresa de Calcuta “No es tanto qué hagas, sino en qué pongas el corazón”. Y es verdad, porque igual que marca la diferencia la ayuda que están dando desde UN INICIO, marca la diferencia cómo me ponga yo delante del estudio, por qué estudio. Pero como soy un poco cabezota, aun así insistí en que si podía hacer algo para ayudar desde casa, que contaran conmigo. Y así fue, me propusieron llamar a las familias para ver cómo ayudar, a quienes llevar la caja y qué necesidades había. Y eso he estado haciendo en estas últimas semanas. Ha sido algo realmente impactante. Al final estamos encerrados en casa, sin saber bien qué sucede fuera, y de repente te chocas con una realidad que, aunque supieras que está, yo al menos no era del todo consciente. Durante la cuarentena, en mi cuarto, me era muy fácil caer en mis problemas y mis quejas, y sin embargo estas llamadas me han hecho mirar esta situación con una perspectiva más amplia.

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Me ha sorprendido también darme cuenta de que estas familias sí, necesitan ayudas y alimentos, pero más que eso necesitan estar acompañados. Me ha pasado ya con varias personas que me cuentan que están solas y se echan a llorar, agradeciendo infinitamente el poder hablar con alguien.

A raíz de esto, he empezado a llamar a algunas personas que están solas simplemente para hablar. El pasado viernes llamé a Verónica, que anteriormente me contaba que estaba sola y pasándolo muy mal, y cuando colgué no daba crédito a lo que acababa de pasar. Yo la llamaba con la intención de charlar un rato, de acompañarla un poco, y cuando colgué, esta mujer me había dado mil vueltas. Verónica me contaba que durante este tiempo había empezado a leer libros de la carrera que dejó en el pasado, simplemente por amor al arte, por enriquecerse, y me decía “Si es que yo soy muy curiosa, a mí me gusta leer de todo, y ahora que tengo más tiempo, no pierdo oportunidad. Algunos compañeros me dicen que por qué leo eso si no me va a servir para el trabajo, sin embargo yo creo que esto es una riqueza que no tiene precio.” Y yo me veía estudiando con pereza, y sin ilusión, y de repente Verónica me recuerda que no es tanto para qué estudies, sino porqué, qué tiene de atractivo ahora aquello que he decidido estudiar.

También me contaba la situación de falta de compañía que estaba viviendo, no solo a nivel físico sino que veía cómo muchos de sus amigos le habían dado la espalda en esta situación, que se sentía sola. Y esto me hacía ver lo afortunada que soy, que tantas veces, y en estos días, miro más lo que me falta, lo que me gustaría que sucediera, y no lo que ya hay, empezando por tener una familia. Verónica me había ayudado mucho más que yo a ella, y como dice un amigo, vi cómo efectivamente la vida está para darla, ya sea repartiendo cajas de alimentos, estudiando o con una simple llamada.

Por último, quería hacer un llamamiento para animaros a colaborar como voluntarios. Desde UN INICIO cada vez reparten a más familias y necesitan ayuda para ello, por eso os animo a, si tenéis un hueco y ganas, apuntaros y echarnos una mano. Podéis repartir cajas de alimentos con vuestro padre, vuestra hermana, o algún amigo; o venir a ayudarnos a montarlas. ¡Gracias familia!

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Vida ELU

Diego Sánchez – ELUs por el Mundo

Por:

Quince minutos. Es el escaso tiempo que pasa desde que salgo por la puerta de mi casa hasta que llego a la Complutense, donde estudio Matemáticas y Física. Son apenas cinco minutos más de los que tardaba en llegar al instituto. Es muy cómodo, no lo voy a negar, pero al mismo tiempo ligeramente decepcionante. Sacarme el carnet de conducir supuso un mayor cambio en mis rutinas que entrar a la universidad y eso no suena demasiado bien.

Me llamo Diego y estoy en último curso de la ELU. Cuando era pequeño, me encantaba ver “Madrileños por el mundo”. Ver a gente que se había atrevido a trasladarse a Japón, Bolivia o Noruega me resultaba fascinante. Me parecían personas muy libres y con mucho que contar. Recuerdo perfectamente decirle a mi madre que yo algún día saldría en el programa. Por eso, mi elección universitaria es un tanto contradictoria. Por eso, el pasado 2 de septiembre, cogí las maletas para irme de Erasmus a París.

Probablemente estarás pensando que París tampoco es el fin del mundo. Y tienes toda la razón. Pero me gustan mucho las matemáticas, el francés y los museos interminables, así que la Sorbona parecía un acierto seguro. Spoiler 1: lo ha sido. Spoiler 2: no es oro todo lo que reluce.

Lo primero que me llamó la atención cuando llegué a la que iba a ser mi ciudad para los próximos meses fue la burocracia. Me habían prevenido al respecto, Francia y sus papeleos son famosos, al fin y al cabo hay quien dice que la administración de los Estados modernos tiene su origen en Napoleón. En cualquier caso, no podía ni imaginarme el monstruo de siete cabezas con el que me iba a tocar batirme. El día de mi llegada a París estuve esperando cinco horas y media (¡cinco y media!) para que me dieran la llave de mi habitación en la residencia. Y fui de los que tuve suerte, hubo más de un Erasmus que tuvo que buscarse un hotel.

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Lo que en el momento fue bastante desesperante, ahora es un bonito recuerdo que me hace sonreír. Y no tanto por la idealización de algo negativo, sino por todo lo que he aprendido desde entonces. Dicho en una palabra: paciencia. Algunas de mis actividades de mi primer mes de Erasmus fueron hacer un horario juntando asignaturas de distintos itinerarios, cumplimentar la documentación para que me concedieran la beca de ayuda al alojamiento o llamar por tercera vez a la oficina de transporte público para que me dieran la tarjeta del metro. Ninguna de estas cosas es demasiado complicada, pero requiere respirar y dejar que todo fluya. He aprendido muchísimo en este aspecto, y eso se hizo especialmente patente el día 10 de enero. Era viernes, acababa de terminar exámenes y estaba saliendo de tomar una copa en un bar bastante chulo del Barrio Latino. Suerte que solamente me tomé una (los precios de París son un tema para otro día) porque recibí una llamada urgente al filo de la medianoche. Al parecer, salía agua por debajo de la puerta de mi habitación. Volví lo más rápido que el transporte público me permitió (las huelgas de París también son un tema para otro día) y me encontré con mi cuarto con dos dedos de agua por una tubería que había reventado. La cosa no acabó ahí, puesto que tardaron doce (¡doce!) días en arreglar el problema. Tiempo que yo pasé sin agua corriente, mendigando cocinas y duchas de mis vecinos, que se portaron fenomenal conmigo. Arturo, si lees esto recuérdame que te debo por lo menos un helado. Bromas aparte, estoy convencido de que el Diego de hace un año se habría visto superado. Sin embargo, asumí la situación con bastante calma y es algo de lo que me siento ciertamente orgulloso. También es cierto que con escapadas ocasionales por París junto a personas como las de esta foto todo se hace más sencillo.

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Hasta aquí la parte negativa, gracias por escucharme. Porque todo lo demás ha sido maravilloso. Es una gozada, por ejemplo, pasar una noche electoral lejos de casa siguiendo los resultados con tus amigos de Taiwán. Es aún mejor hacer una porra todo el grupo sobre cómo va a quedar el asunto y que haya españoles que acierten menos que los extranjeros. Es lo que tiene dejarse llevar más por el corazón que por la cabeza para repartir escaños, recuerden leer siempre a Kiko Llaneras antes de hacer sus predicciones. Todo ello aderezado con algún pique amistoso, muchas risas y comida de importación para celebrar la fiesta de la democracia. El gazpacho Alvalle y las galletas Rebuenas de Mercadona siendo la parte más importante de todo lo anterior, por supuesto.

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Debo reconocer, eso sí, que la multiculturalidad tampoco ha sido mi mayor fuerte en esta experiencia. Pinshuo, Peggy, Giuseppe, Mafalda y Yannick son la honrosa excepción en un grupo de amigos formado mayoritariamente por españoles que gritamos mucho y nos saludamos con efusivos abrazos. Ya les hemos pegado estas patrias costumbres, y es que no hay mejor momento para sacar a relucir el orgullo nacional que cuando estás en el extranjero. Es precisamente ese sentimiento de compartir cultura y costumbres lo que ha contribuido a unirnos tanto estando lejos de casa.

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Como no soy muy dado a utilizar Instagram, aprovecho para compartiros algunas fotos más que muestran variopintas actividades de mi vida parisina, no todas ellas previamente esperadas. He patinado sobre hielo en la azotea de las Galerías Lafayette con la Torre Eiffel de fondo, yo, que tengo miedo a esquiar. También, y para asombro de mi madre, he cocinado migas con chorizo y pimiento verde con notable éxito (compré pan de más por error, larga historia). Incluso he jugado al baloncesto a oscuras con cinta reflectante y luz estroboscópica como única manera de ver algo. Recomiendo probarlo.

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No puedo dejar de mencionar la pequeña pero bonita comunidad ELU que hemos formado durante estos meses Tessa, Miguel, Rubén y yo, con la incorporación de Paula desde Reims cuando los horarios de Flixbus lo han permitido. Juntos hemos llevado el espíritu cultureta que nos caracteriza a París, visitando la casa-museo de Rodin, la tumba de Napoleón y el 59 de la rue Rivoli, una curiosa exposición de arte contemporáneo donde resulta complicado distinguir a artistas de visitantes. Además, como en la variedad está el gusto, también hemos compartido comidas en un barco atracado en el Sena, hemos bebido cervezas acompañadas de muchos cotillELUs y nos hemos encontrado por casualidad de fiesta en las discotecas que dan descuento con la tarjeta de la Erasmus Student Network. Incluso Jorge se dejó caer por sorpresa y nos hizo una agradable visita desde tierras valencianas. Para la próxima esperemos que traiga paella. Agradezco mucho la presencia de todos ellos, los ratos que hemos pasado juntos tenían un dulce sabor a hogar.

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Evidentemente, ni en mis previsiones más pesimistas habría pensado que mi Erasmus se vería abruptamente interrumpido de la manera en la que ha ocurrido. El 12 de marzo mis padres me llamaron según salía hacia la facultad para decirme que la cosa parecía estar poniéndose fea, que había rumores de que se podían llegar a cerrar las fronteras y que quizás lo mejor sería volverse a España. Hay veces en las que es mejor no discutir lo que te dicen tus padres cuando están preocupados. Compré los billetes de avión en el metro camino a la universidad, llegué allí dándole vueltas a la cabeza, hice un examen (que no me salió nada mal dadas las circunstancias) y, esa misma tarde, maleta a toda prisa y al aeropuerto; aterricé en Madrid a las 22:00. Un día completito en el que aún hubo tiempo para una foto rápida de despedida en la cafetería de la Sorbona. Suerte que ese día llevaba una sudadera apropiada. Ni siquiera entonces pensé que sería la última vez que comería allí, basta ver lo sonriente que salgo.

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El tiempo ha volado y ya han pasado dos meses desde aquel día. Tengo previsto volver a París a recoger las cosas que me dejé y quizás a hacer algún examen presencialmente. Pero, dado lo incierto de la situación, doy mi Erasmus como tal por acabado. Escribir esto me resulta amargo, pero también siento que el recorrido personal que ha supuesto la experiencia en su conjunto es algo que permanecerá siempre conmigo. Soy una persona mejor que la que se marchó en septiembre: un poco más sabio, más adulto, más feliz.

Además, hay un último detalle a mencionar. Me estaba gustando tanto el Erasmus que me puse a buscar y… ¡encontré! En pocas palabras, me han concedido una movilidad para el curso que viene en la Université de Montréal, Canadá. Si el coronavirus lo permite, para allá marcharé a finales de agosto. Quizás, bastantes años después, estoy por fin consiguiendo parecerme a aquello que soñaba frente a la tele cuando era un enano. Ya lo dijo Gregorio Marañón: “Toda la vida seremos lo que seamos capaces de ser desde jóvenes”.

¿Volverás a Madrid? Desde luego que sí. Sin embargo, por el momento, toca perseguir el viento.

Vida ELU

Congreso Lo Que De Verdad Importa

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19 de abril de 2020. El reloj de mi pantalla marca las 18:00 mientras la suave música de inicio atrapa mi atención. Está a punto de comenzar el congreso de “Lo que de verdad importa” y todavía no puedo hacerme una idea de lo mucho que me va a hacer vibrar, de lo mucho que me va a enseñar. A lo largo de dos horas, mis cimientos se van a ver sacudidos, zarandeados por esas tres personas, por esas tres historias de vida que, en lo que parecía una tarde cualquiera, me desvelaron el interior del corazón humano, me pusieron frente a mis miedos, anhelos, seguridades y consuelos; frente a mis valores, creencias y el recuerdo de los que están y los que se fueron. Frente a lo que de verdad importa.

Juan Pablo Escobar comenzaba resquebrajando mi coraza con una primera pregunta que todavía resuena en mis oídos: “¿para qué tener una mansión si nadie te está esperando?”. De su mano, soy capaz de presenciar la bondad del ser humano y la necesidad vital que tenemos de perdón y reconciliación. Con un padre narcotraficante, que tanto daño ha causado y que tantas víctimas ha dejado, este arquitecto me enseñó cómo no estamos obligados a continuar con ningún legado destructivo, sino al contrario. Es cierto que somos nosotros y nuestras circunstancias, pero también es verdadero que todo depende de nosotros, que somos nosotros quienes decidimos que esas circunstancias “no sean más grandes que nuestra persona”. Así, en este confinamiento al que nos vemos abocados, estas desafiantes palabras me recuerdan que es tiempo de aceptar la soledad y de crecerme en ella. Es tiempo de abrazar mi ser de la mano de esa gran maestra que, en el frenético ir y venir diario, había relegado a una esquina polvorienta de mi cuarto: la humildad.

Por su parte, con Bosco Gutiérrez Cortina me sentí pequeña, tremendamente frágil y necesitada de los demás. Necesitada de mis padres, de mis hermanos, de mis vecinos, de todas y cada una de las personas que me rodean, porque solo puedo ser yo “cuando formo parte del equipo”; y sin ese equipo, sin esas personas que me aman, que me cuidan y que velan por mí, no soy nada. Esto mismo experimentó Bosco Gutiérrez durante su encierro físico en unos escasos 4 metros cuadrados; y ese saberse necesitado, querido y dependiente, le hizo darse cuenta de que, precisamente, es esa dependencia la que nos libera. Con su ejemplo, constato que somos libres, que soy libre, porque “no me he hecho a mí misma”, como sostenía Hannah Arendt; porque no somos los únicos artesanos de nuestros actos, sino que somos limitados, y es precisamente esa limitación, es precisamente ese ser-con-otros lo que nos hace responsables para seguir adelante. Así, frente a mi gastada mesa de escritorio, siento que mis acciones no solo afectan a ese “yo, mi, me, conmigo” que tantas veces me construyo, sino que repercuten directamente sobre ese otro que me quiere, que me abraza con mis debilidades y en mis miserias. Experimento que el amor no entiende de murallas egoístas ni de fortines individualistas, sino que resquebraja toda armadura con su anhelo de vida.

De esta forma, Bosco Gutiérrez pasó a recordarme que, para poder seguir viviendo, para poder tener salud mental; es necesario aceptar, acoger cada situación con sus luces y sus sombras, en su simple y descarada realidad; porque “no es más inteligente el que más sabe, sino el que se adapta con mayor rapidez a las circunstancias”. Mi corazón, ese centro que de vez en cuando se me olvida escuchar, me recordaba que tengo, que todos tenemos una postura vital ante la muerte; que necesito esos momentos de reconfirmar mi fe y mis valores, porque son ellos los que marcan quién soy y quién quiero ser, hacia dónde va este navío que, a causa de mis debilidades y limitaciones humanas, se me descontrola. Para ello, no obstante, he de huir de ese egocentrismo que tantas veces me persigue y que, incluso, de vez en cuando me atrapa. Debo volver al origen, “ser un soldado de Cristo” y ofrecer cada minuto por las personas que tanto quiero. Debo aprovechar el tiempo, porque no en vano un tal Horacio nos enseñó que hay que vivir el momento; pero siempre con un norte, con un sentido, con el amor como bandera y la responsabilidad como emblema. Bosco Gutiérrez nos desveló que debemos ser pacientes, aprender a esperar, no darle tantas vueltas al pasado, sino establecernos propósitos prácticos y ser optimistas. Y siempre, siempre, volver a empezar y dar las gracias, porque nada de lo que tengo me lo merezco, porque cada minuto, cada segundo es un regalo que me ha sido dado, ¿y quién soy yo para atreverme a no valorarlo?

Así nos mostraba, a su vez, Pedro García Aguado, quien me recordaba que, efectivamente, las cosas no aparecen cuando y como yo las deseo, elevada sobre un pedestal de infinitos proyectos; sino que “todo llega cuando tiene que llegar”. Las palabras de Víctor Frankl danzaban por mi habitación mientras Pedro García nos mostraba cómo podemos y debemos “darle la vuelta al argumento” cuando la situación no se puede cambiar. Besar la realidad, amoldarme a ella y cambiar mi mirada sobre la misma, ahí está la clave para ser libre, para encontrar la verdad, el bien y la belleza; porque, como apuntaba Alfonso Méndez el pasado 18 de abril, la libertad es “poder ser yo delante de cualquier circunstancia”.

Sin embargo, para ello hace falta valentía, porque es seguro que caeremos y fallaremos. Lo importante es que “el fracaso nos enseñe aquello que el éxito oculta”, que seamos capaces de conquistar el miedo humano. Se requiere, como afirmaba Pedro García, “talento, valentía, esfuerzo” y, de nuevo, humildad, esa compañera que gusta ir de la mano de la paz. Y es que, ojalá que, para cuando acabe este confinamiento y recuperemos el tan ansiado exterior, nos demos cuenta de que no somos, de que no hemos sido prisioneros si hemos vivido en serenidad, si hemos buceado en las profundidades de nuestros anhelos, si hemos sido vulnerables, agradecidos, compartido y aceptado nuestras debilidades y, sobre todo, si hemos amado. Porque sí, ahora me doy cuenta de que solo el amor es lo que de verdad importa.

Silvia Tévar

Vida ELU

Marta Navas participa en BETA

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El mes pasado tuve la gran oportunidad de, una vez más, adentrarme en la Unión Europea. No sé si habréis oído hablar de Bringing Europeans Together Association pero, si no es el caso, permitidme presentárosla.

BETA es una asociación joven, políticamente independiente y sin ánimo de lucro, fundada en agosto de 2008 por nueve jóvenes europeos en Maguncia, Alemania.

Nuestros principales objetivos son fomentar la identidad y la conciencia europeas basadas en la pluralidad, la tolerancia y la cooperación entre los individuos, así como fortalecer la sociedad civil europea mediante un mayor desarrollo del proceso democrático tanto a nivel nacional como internacional. Para ello, la principal actividad es la organización de Modelos de la Unión Europea. Para la realización de estos eventos, contamos con la colaboración de la OTAN, la propia Unión Europea, los ministerios de Asuntos Exteriores y la ESN.

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Yo tuve la suerte de ser seleccionada para el Modelo de la Unión Europea de Viena para representar a Dinamarca en el partido parlamentario Renew Europe.

¡No sabéis qué experiencia más gratificante!

Fueron cuatro días intensos de trabajo, discusiones, enmiendas y colaboración. Europa debe ser un objetivo común, pues, sin ella, estamos solos.

Os animo a formar parte de esta asociación. Ahora mismo estoy de Head of Locals en el primer Modelo que se organizará en Madrid. Os aseguro que merece la pena, no solo por la alta calidad de la gente que participa, también para estar más cerca de algo que nos hace grandes.

Marta Navas

Vida ELU

Acción Social en Madrid

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“La Acción Social que organizamos en Madrid tuvo lugar en una de las casas de las Misioneras de la Caridad donde dan hogar, cuidado, atención y cariño, por un lado, a enfermos de SIDA, y por otro, a ancianos. Nuestro papel allí fue de disponibilidad y servicio, fuimos a lo que nos pidieran, a ayudar en aquello que necesitaran. Al llegar nos dividimos en dos grupos: los chicos estuvimos ayudando a los enfermos y las chicas estuvieron acompañando y ayudando a los ancianos.

Las labores fueron de lo más variopintas, desde doblar sábanas o fregar el suelo a dar un paseo con los enfermos y jugar con ellos al dominó. Con los ancianos, lo que mejor pudimos hacer fue escuchar, atender humilde y pacientemente y aprender de la historia de sus vidas.

Fue una muy buena forma de ponernos en juego, de regalar a los demás algo de nuestro tiempo y de aprender mucho de estas personas. Decía un santo que es dando como se recibe, y así lo comprobamos nosotros. Dimos un poco de nosotros, recibimos muchísimo más, aprendimos y nos llevamos mucho de todas estas personas con las que pudimos compartir la mañana. Esta jornada que pasamos con los enfermos y los ancianos fue muy buen ejemplo de aquello de que la felicidad solo es real cuando es compartida. Las alegrías crecen y las penas disminuyen cuando compartes y te compartes”.

Jorge Paredes

Vida ELU

ANA HAUYÓN: LA OBRA NEKRASSOV “pretende hacer una denuncia a la política de su momento y a la manipulación informativa”

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“El pasado domingo 24 de febrero un grupo de ELUs y profesores asistimos a la obra Nekrassov, de Jean-Paul Sastre, en el teatro Abadía. Esta obra del año 1955 es la única comedia del director y desarrolla su trama durante la Guerra Fría.

Mediante una farsa satírica, Sartre pretende hacer una denuncia a la política de su momento y a la manipulación informativa. El protagonista principal es George de Varela, un famoso estafador que para escapar de la cárcel decide hacerse pasar por Nekrassov, un ministro ruso que, supuestamente, había cruzado el Telón de Acero. Sostiene la mentira publicando noticias reveladoras sobre el gobierno soviético en el periódico anticomunista Soir à Paris. De esta manera, George/Nekrassov, se convierte en el centro de un entramado de intereses cruzados y maquinaciones políticas. Al final, el mismo manipulador acaba siendo manipulado, y George de Varela revela su identidad para liberarse de la gran presión a la que estaba siendo sometido.

Esta crítica al cuarto poder aborda temas de gran actualidad como la postverdad o las fake news. Sin embargo, como toda obra de Sartre, también trata las cuestiones de la identidad, la libertad, las contradicciones humanas y la confrontación entre la ética personal y el deber moral.

Al acabar la obra y aprovechando el buen tiempo en Madrid, fuimos a una terraza para compartir impresiones. El informal coloquio giró en torno a las ideas de identidad, falta de principios, desesperanza y búsqueda de la verdad. A pesar de ser comedia, en toda la obra se podía entrever la postura existencialista de Sartre. De entre todos los personajes, prácticamente ninguno se mantiene fiel a sus principios, si es que llegan a tener alguno. La moralidad parece una prenda de ropa, la cual los protagonistas se quitan y se ponen, según les convenga. Entre todos ellos, George de Varela, destaca por su falta de escrúpulos, afirmando al principio de la obra que él “no ha hecho un favor a nadie en toda su vida”.

Sin embargo, hacia el final de la representación, antes de que George de Varela revele su identidad, besa a Véronique, una periodista comunista. ¿Es este gesto un muestra de humanidad, algo verdadero, o simplemente es parte del absurdo sartreriano?. No sabremos lo que Sartre quería transmitir con este gesto, pero está claro que, si algo podía salvar a George de Varela (y a cualquiera de nosotros) del sinsentido y la desesperanza es el amor.

Espero que estas líneas se conviertan en una invitación a participar en estas actividades y en la próxima ocasión llenemos el teatro. ¡Sigamos haciendo comunidad!”

Vida ELU

UN SÍ Y UN PREMIO: EL JESSUP

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Decíamos el pasado FdS de Becas Europa que la fuerza de un SÍ te cambia la vida. De nuestro SÍ dependen muchas cosas.

Pues bien, hace poco menos de un año yo recibí un correo de ANUDI –la Asociación de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional de la UC3M– en el que se difundía el proceso de selección para ser miembro del equipo que representaría a la Universidad en la 60ª Edición del Philip C. Jessup Moot Court Competition.

Probablemente a estas alturas del artículo ya os tenga a unos cuantos desorientados. Os cuento mejor. El Jessup Moot es una competición de Derecho Internacional Público en la que se trabaja a fondo un caso ficticio entre dos países, se preparan los escritos de demanda y contestación a la demanda de los mismos (los memorials) y se defiende ante una corte que simula la Corte Internacional de Justicia compitiendo contra otra universidad.

En concreto este año se trataban los siguientes temas: atribución de conductas de una empresa privada al Estado, responsabilidad del Estado por violación de derechos humanos en su territorio por falta de acción (omisión), derechos culturales y religiosos de indígenas, protección de especies animales protegidas y del medio ambiente y apropiación y explotación de conocimiento tradicional de grupos indígenas.

mr1Tras participar en el proceso de selección fui una de los cuatro seleccionados para conformar el equipo de la UC3M. He ahí mi SÍ. No sabía realmente dónde me metía ni lo que me venía encima. Pero SÍ, yo quería y tenía que estar ahí.

Ni julio ni agosto fueron meses de descanso. Desde el primer momento, tuvimos Summer Assignments con lo que estar entretenidos cuando otros tenían un verdadero verano. Nuestros coaches, Javier y Paola, a quienes agradezco su ayuda, entrega desinteresada y apoyo en todo momento, nos advirtieron que no iba a ser un camino fácil. La Carlos III llevaba ganando tres años consecutivos las rondas nacionales y no sería fácil una cuarta victoria.

Tras los Summer Assignments, llegaba la publicación del Compromís (la disputa). A partir de entonces, las entregas semanales a nuestros coaches de lo que después serían los memorials ocupaba nuestros días: leer ensayos, buscar información sobre temas muy concretos, rompernos los sesos pensando argumentos jurídicos y fácticos para posturas enfrentadas, indagar en la mejor bibliografía posible… Javier y Paola querían ver avances, no servía cualquier cosa. Para ello, nos reuníamos el equipo como mínimo una tarde a la semana para comentar lo que individualmente íbamos avanzando. Una tarde que, conforme se acercaba la fecha de entrega se alargaba exponencialmente hasta terminar encerrados en mi casa las últimas 48 horas.

Llegamos al 11 de enero con ansiedad y falta de sueño. Habíamos pasado probablemente las navidades más poco navideñas de nuestras vidas. Pero llegamos al 11 con ganas de enviar los memorials y demostrar todo el trabajo que durante ya seis meses habíamos venido currándonos.

Era enero sí. Mes de exámenes. Como os podéis imaginar, yo no daba para más. Si hubiese seguido el mes de exámenes como tocaba, el 9 de enero, dos días antes de la entrega, me habría examinado de Derecho Tributario. Pero yo ya había decidido, había priorizado y me había comprometido con un equipo. Estaba dispuesta a sacrificar el mes de junio de vacaciones para dar todo de mí en el Jessup. Dispensé entonces dos de seis asignaturas en las que estaba matriculada, porque el 11 de enero no acabó nada, sino que comenzó una fase decisiva.

De la mejor manera que pude sobreviví los exámenes para luego prepararnos para las rondas orales. Eran del 13-15 de febrero, no quedaba nada.

Viendo las finales internacionales de años anteriores, yo me veía incapaz. Hablar 21 minutos en inglés frente a un tribunal de juristas de prestigio y con infinita experiencia me parecía de otro mundo. Hablar simplemente no, mejor dicho: defender a una parte mejor que tu contrincante, ser capaz de contestar a cualquiera de las preguntas que te pudiesen plantear los jueces, gestionando tu tiempo y adaptando tu discurso al mismo. Y nada de un discurso escrito y leerlo. No. Simplemente salíamos con un esquema.mr2

Pero seamos sinceros, después de haber estado seis meses trabajando a fondo sobre el caso, empecé a creer un poco más en mí. Y ahí estaba yo, nosotros, los días 13, 14 y 15 de febrero en la sede de Cuatrecasas representando un año más a la UC3M.

Teníamos buenos argumentos, un conocimiento del caso y del derecho increíble y además éramos la UC3M y en nuestra frente llevábamos grabadas tres victorias. Pero no, este año no nos clasificamos para las rondas internacionales de Washington DC. No ganamos. Este año, tras tres años de ganarles en la final, fue la Universidad Autónoma de Madrid, esta vez sí, la que ganó las rondas nacionales. La UAM se lo merecía: eran buenos, muy buenos.

El primer pensamiento que pasó por mi cabeza al no pasar siquiera a la final nacional fue “tantos meses de trabajo tan intenso para nada”. ¿Dónde estaba la recompensa a tantísimo esfuerzo?

Ahora me río de aquel pensamiento. Pero cómo no me daba cuenta de que el premio habían sido los últimos ocho meses y todo lo positivo que ello había traído a mi vida, todo lo que yo había crecido personal y profesionalmente, todo lo que había aprendido. Los últimos ocho meses eran mi premio.

El Jessup es algo más que una competición. Pretender buscar el premio fuera de mí, fuera de nosotros, no tenía sentido. El premio tenía caras y nombres: mis compañeros y ahora amigos (familia me atrevería a decir): María, Guille e Ignacio; los entrenadores: Javier y Paola; los exmooties que nos habían echado una mano, mi hermana por ayudarme diariamente, mi familia, etc.

No tuvimos el reconocimiento formal del esfuerzo, pero qué más da. No podíamos pedir más. Dimos un SÍ que nos cambió la vida y nos enseñó a vivirla.mr3

Recuerdo que un par de días antes de las rondas orales tenía miedo y les dije (tonta de mí, pensando que mi vida dependía de una victoria) a mis padres: papás, si no ganamos queredme igual. Mi madre me dijo: María, no te queremos por lo que haces sino por cómo eres. Si algo me ha enseñado esta experiencia es a cómo ser en mil y una circunstancias distintas.

Y a día de hoy ya soy una exmootie del Jessup muy feliz de compartir con vosotros esta historia y agradecida de haberme desvivido viviendo esta experiencia.

Vida ELU

Escaperoom ELU en Madrid

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Javier Gutiérrez-Gil, uno de los delegados de Madrid, organizó junto a otros ELUs un escaperoom que fue todo un éxito. A continuación nos cuenta cómo fue:

“El sábado 27 de octubre, tuvimos la suerte de poder disfrutar de nuestra primera experiencia ELU en Madrid. Primero fuimos a cenar para ir conociéndonos entre todos y dar la bienvenida a las nuevas incorporaciones de Becas XIII. Después acudimos a nuestra experiencia ELU: un escaperoom. En él, se nos retaba a conseguir escapar del despacho de Mr. Rombo con los documentos secretos de Giacomo Casanova que había conseguido encontrar en base al campo de especialización, los misterios de la Europa del Siglo XVIII. Sin embargo, no solo debíamos encontrarlos, sino que contábamos con un tiempo máximo de 60 minutos para ello, al haberse enterado la policía de que todavía existen esos documentos.

En un ejercicio de trabajo en equipo, escucha, atención y análisis, conseguimos ir resolviendo una a una las pistas que se nos iban dando y que cada vez nos acercaban más a los documentos. Había momentos en que veíamos que se nos acababa el tiempo, cundiendo la duda de si no íbamos a ser capaces de sacar adelante el reto, pero ante la capacidad de escucharnos los unos a los otros y cooperar de forma ordenada, conseguimos encontrar los documentos y escapar de la policía a falta de 20 segundos. Otro éxito para los ELUs.

Disfrutamos de una gran noche, teniendo la posibilidad de hablar los unos con los otros, conocernos un poco mejor y, además, de poder divertirnos tanto con esta actividad. Seguro que esto ayudará a cohesionar más el grupo y poder tener entender la ELU, no sólo con los módulos y los fines de semana, sino considerándola un punto de encuentro y de amistad donde poder disfrutar de lo que la vida universitaria ofrece, no solo a nivel intelectual, sino también de ocio. Ojalá repitamos pronto.”

Vida ELU

Los ELUs de Gymkhana por Madrid

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El pasado sábado 21 de octubre los delegados de Madrid organizaron la primera actividad ELU que consistió en una gymkhana por el famoso barrio de las letras madrileño. Dos de los participantes, Borja García y Rebeca Arranz han querido compartir su experiencia con nosotros, y ambos coinciden en que se lo pasaron genial y que fue todo un éxito.

En primer lugar, Borja cuenta que cuando le dijeron que en el futuro habría algunas actividades de la ELU por ciudades pensó que era una muy buena idea ya que así se vería con otros ELUs y conocería a más de diferentes generaciones. Pero además, confiesa que le gustó mucho más la idea de que ellos mismos tenían que organizarlas.

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Al enterarse de dónde se iba a desarrollar la gymkhana se dio cuenta de que esta sería diferente a las otras en las que había participado. “Quedamos en la tienda Apple de Sol. Cuando estuvimos todos, Alberto y Gloria, que fueron los organizadores, nos llevaron al barrio de las letras, y allí nos repartieron a cada equipo una hoja con 12 pruebas, un huevo crudo y un chupachups de los que te regalan con las revistas. Las pruebas llamaban la atención por su variedad y porque eran poco comunes, como por ejemplo, dar un abrazo todo el equipo a una persona desconocida y hacernos una foto con ella; o conseguir un poema de ocho versos pero escritos por personas desconocidas…” En esta última prueba confiesa que tuvieron mucha suerte ya que se encontraron con un grupo de ocho andaluces que eran literatos, “y entre verso y sorbo de unos gin-tonics que se estaban tomando, nos dieron un poema de casi 15 versos”.

Aunque destaca que lo mejor de la gymkhana fue la prueba del huevo y la prueba del chupachups. Esta primera consistía en que recibieron un huevo y “teníamos que conseguir freírlo y enseñárselo a los otros equipos al final de la actividad”. La segunda, “consistía en que nos daban un chupachups, y teníamos que conseguir cambiarlo por un objeto de más valor económico. Luego teníamos que conseguir cambiar el objeto que habíamos conseguido por otro de más valor. Y así hasta las ocho, que era cuando acababa la gymkhana”. En un primer momento pensó que era imposible ,”pero luego te das cuenta de que es mucho más fácil y divertido de lo que uno se espera”.

IMG-20171025-WA0016“En resumen, – dice Borja – la actividad fue un éxito total. Mezclaba diversión con cultura y, sobre todo, ayudó a muchos a quitarse la vergüenza que se tiene ante estas situaciones”.

Rebeca también cuenta que vio esta actividad como una oportunidad de conocer gente nueva y “empezar a meterme en este mundillo de la ELU que tantas ganas tenía de conocer, y finalmente cumplió y superó las expectativas”. Dice que a la fuerza tuvieron que acabar con la vergüenza y lanzarse y se sorprendió porque “la respuesta de la gente fue todo un descubrimiento”.

Destaca que le ayudó mucho a conocer a los demás y crear más ambiente entre los más mayores y los que acaban de entrar, como ella. Al final, “aprovechamos a tomar algo todos juntos, que nos lo habíamos ganado, mientras salían anécdotas ELU-Becas Europa”. En especial quiere dar las gracias a Gloria y Alberto y a todos los que fueron partícipes de la actividad.

Vida ELU WISE SUMMIT – Madrid

WISE SUMMIT – Madrid

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El pasado 28 de febrero, asistí a la WISE Summit, en la Ciudad Financiera del Banco Santander. Tuve la suerte de ir a este evento de lo que considero que es una de los foros más importantes sobre educación a nivel mundial, proyecto apoyado por Qatar Foundation.

WISE (World Innovation Summit for Education), es una plataforma internacional que tiene  como objetivo  debatir y emprender acciones reales para buscar soluciones a los problemas de la educación a nivel global.

WISE tiene varios eventos y programas al año a parte de un departamento de research abierto a todos desde su página web. Entre estos eventos se encuentra el programa Learner’s Voice, para jóvenes entre 18 y 25 años. Hace dos años  y el año pasado apliqué a este programa, llegué a las fases finales del proceso pero no me cogieron (no me rindo y seguiré aplicando). Aun así, pude mantener el contacto con algunos del programa que conocimos en una jornada de la ELU hace dos años, y sigo en su base de datos de WISE por lo que me llegó una invitación a asistir a esta Summit, y no lo dudé dos veces.

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En el evento nos recibió Ana Botín, Stavros Yiannouka (CEO de Wise) y Sheikha Hind bint Hamad Al Thani, (CEO de Qatar Foundation). En la presentación con el título de Imaging the future of education, se explicó una de las ideas fundamentales de WISE, que es que en este mundo globalizado y tecnológico se necesita repensar constantemente los sistemas educativos y acabar con la desigualdad educativa.

Las ponencias fueron variadas pero todas giraban en torno al valor de la educación, como mejor motor de cambio para generar valor, a través de la investigación y la innovación para poder afrontar así los retos del mundo, desde la pobreza hasta la sostenibilidad.

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Tuvimos conferencias y testimonios de profesionales del mundo de la enseñanza que habían conseguido esa innovación educativa en sus aulas, unos con ningún recurso como en la Fundación Escuela Nueva de Colombia y otros con los recursos más exóticos (entre ellos perros) como en la Universidad Americana de Atenas. Representando la innovación educativa en España tuvimos a la presidenta de los colegios SEK en España. Estas ponencias consiguieron romper uno de los prejuicios que tenemos todos con respecto a la innovación educativa, porque cuando me hablan de este tipo de innovación pienso en tecnología o en técnicas poco convencionales que tienen que ver con sentarse en el suelo.

Por la tarde, hablamos de la universidad y del papel que tiene en nuestra sociedad, no sólo para crear técnicos expertos sino buenos profesionales. A parte, se hizo mucho hincapié en la necesidad de que la universidad estuviera conectada con la sociedad y no en una torre de marfil y que para ello, la innovación educativa que fomente una investigación de calidad es clave. De estas conferencias me quedo con una idea: “si un cirujano de hace 100 años va a un quirófano de un hospital hoy, no se entera de nada, si un profesor universitario de hace 100 años entra en una clase, seguramente se enteraría de casi todo lo que ocurre.” En un mundo tan cambiante y global es necesario un sistema educativo universitario que sea capaz de adaptarse y estar a la vanguardia de lo que ocurre para poder ser verdaderamente agentes de cambio reales. A este respecto, y con esto se cerró el día, tuvimos una mesa redonda acerca de la importancia del emprendimiento y de cómo incentivar éste desde la universidad y desde las empresas.

A parte de lo que fue en sí una jornada de conferencias intensa pero enriquecedora, había entre conferencia y conferencia unos networking breaks que me permitieron conocer a profesionales de la educación, emprendedores, y empresarios de todas partes del mundo, desde Canadá hasta Nepal (literalmente).

En resumen, fue un día inolvidable en el que tuve la posibilidad de aprender de ponentes inspiradores, encontrarme con profesionales comprometidos con la sociedad y compartir esta experiencia con ellos. La educación es el motor de cambio del mundo, y días como este me hace recordar la importancia de la educación en mi vida valorar la suerte que tenemos de poder ser universitarios y de estar en la ELU.

Beatriz de León Cobo