“Sobre lo esencial y lo secundario”

12 MAR

En situaciones de crisis, es esencial mantener la calma y reflexionar sobre lo que de verdad importa, sobre lo esencial y lo secundario.

La situación que estamos viviendo estos días es, cuanto menos, particular. Días de cambios de planes, días de dejar la rutina, días de volver a casa, días de agobio, días de incertidumbre, días….¿de qué? De todo aquello que dejamos que nos atrape, de agobios que nos nublan la vista y no nos dejan ver más allá.

Y es que, al final, por muchos cambios que estén surgiendo en nuestras rutinas estos días, ¿tan radicales son respecto a nuestras vidas? ¿tan necesario es aquello de lo que prescindimos? ¿o es todo aquello a lo que ya estamos acostumbrados y no nos deja conectar con lo esencial?

Todo aquello que hemos tenido que dejar de lado o que hemos sustituido volverá, pero ahora hemos de aprovechar estos días para enfrentarnos ante una realidad que nos ha sido dada, se nos ha impuesto con todas sus nuevas características, y tenemos que afrontarla con calma y comprensión.

Estos días, son muchos los eventos, congresos y conferencias que han sido cancelados por las medidas de prevención de contagio por el Covid-19. Son muchos los comités de organización que, tras meses de esfuerzo y de trabajo, no han llegado a ver y disfrutar los frutos de todo ese tiempo invertido en cada proyecto, de toda esa ilusión volcada en un día que al final no ha podido llegar. Y es cierto que frustra. A nadie le gusta, en primera instancia, implicarse al máximo y no poder ver los resultados, y más por causas ajenas, en las que no podemos hacer nada, solo aceptar lo que se nos impone, y seguir adelante.

Y es que seguir adelante ya significa que se lleva un camino recorrido, y eso es lo que se ha de tener en cuenta. Que el resultado de todo el esfuerzo no es más que una parada en el camino.

Que todo ese trabajo, por difícil que parezca verlo ahora, sí que ha valido la pena. Tanto si ha sido organizar un congreso, como quedarse en casa estudiando el finde, para un examen que han acabado por cancelar, como un viaje planeado con amigos y se va a tener que aplazar. Seguro alguna experiencia como esta nos ha ocurrido a todos en los últimos días, y algo nos ha enseñado.

Está claro que ver los resultados de algo en lo que has puesto cuerpo y alma motiva muchísimo, pero también ha de hacerlo todo el trayecto que te ha llevado hasta ahí. A veces nunca pensamos en que el proceso tiene una importancia en sí dentro de cada proyecto, y no hay que darle la espalda al mérito que tiene cada tarea hecha, cada reunión celebrada, cada conflicto resuelto, cada idea desarrollada. Todo tiene valor si tiene un sentido hacia el que se ha dirigido, y ese sentido es verdadero en tanto que está centrado en un objetivo mayor a la recompensa inmediata y efímera. El trabajo en equipo realizado, el esfuerzo por un objetivo mucho más allá de uno mismo, eso es lo que ha valido la pena de todo esto.

Porque lo importante, al fin y al cabo, es no perder el sentido de aquello que hacemos cada día, y que los cambios de estos días solo nos giran la veleta, pero el camino sigue siendo el mismo.

Solo hay que saber mirar más allá de lo que a cada uno le afecta, mirar más allá de uno mismo y centrarse, de nuevo, en lo esencial.

Teresa Mondría Terol