El impresionismo que impresiona.
19.00h, miércoles 7 de octubre, Centro Cultural Bancaja. Un grupo de ELUs de Valencia nos reunimos con la intención de conocer un poco más sobre nuestro patrimonio cultural. Así, nos disponemos a ver la exposición temporal de Joaquín Sorolla (1863) que se encuentra en el centro de la ciudad.
La idea surge tras la reunión que tuvimos el día de Introducción a la ELU. Compartimos un día muy especial todos juntos. ¿Por qué no compartir el arte también? Nos decidimos por ir a la exposición Sorolla. Cazando impresiones. Esta está realizada gracias a la colaboración del Museo Sorolla, la Fundación Museo Sorolla de Madrid y Bankia. Está integrada por 270 obras procedentes del Museo Sorolla, la Diputació de València, la Casa Museo Benlliure, la Colección Hortensia Herrero, una veintena de colecciones particulares, y de la propia colección de la Fundación Bancaja.
Paseando por las salas de la exposición, compartimos juntos el asombro hacia tanta belleza encerrada en esos bocetos y cuadros. Pequeños y grandes, todos te interpelaban. Podías ver el trazo impresionista de Sorolla que trata de captar la luz a la vez que reflejar el dinamismo de las escenas. Asimismo, los colores blancos y vivos aportaban una luminosidad inigualable que hacían que te introdujeras de lleno en la vida que plasmaba. Vida que podías reconocer perfectamente suscrita a la ciudad de Valencia y a sus playas. Retratos de la cotidianeidad en todas sus dimensiones desde la mirada de este ilustre pintor.
Como todo buen arte, nos suscitaba preguntas. Desde preguntarnos cómo podría haber pintado esas obras hasta preguntarnos por la finalidad del arte, pasando por la visión del arte en el pasado y en el presente. Nosotros no teníamos las respuestas, pero resultó precioso el encuentro de las personas en el contexto del arte.
Así, disfrutamos de una tarde diferente a la vez que inspiradora. Somos un grupo variado, con personas de todas las ramas del saber, y ahí estábamos juntos un miércoles por la tarde, asombrados frente la Triste herencia (foto). Todos con la impresión de estar dentro de la escena retratada, sintiendo el dinamismo de la vida desde la contemplación del arte. ¿Qué mejor compañía para ello?
Para concluir, me gustaría incluir unas palabras de Joaquín Sorolla:
No hay nada inmóvil en lo que nos rodea. El mar se riza a cada instante, la nube se deforma al mudar de sitio; la cuerda que pende de ese barco oscila lentamente; ese muchacho salta; esos arbolillos doblan sus ramas y tornan al levantarlas… Pero aunque todo estuviera petrificado y fijo, bastaría que se moviera el sol, que lo hace de continuo, para dar diverso aspecto a las cosas… Hay que pintar las cosas deprisa, porque ¡cuánto se pierde, fugaz, que no vuelve a encontrarse!
Marta Morcillo Martínez.