Queridos Elus:
Por fin me decido a escribiros. No sé si puedo contaros algo que os sirva pero, como aquí en Los Ángeles todo pasa tan rápido y hay tantas cosas que quiero hacer, creo que escribiros al menos va a ayudarme a poner todo en perspectiva. Han pasado cinco meses desde aquel día en que comenzaba mi viaje en Santander. Sin darme cuenta, ¡ya había llegado el momento! Inicié esta aventura y la sigo viviendo sin expectativas, sin esperar nada, recibiendo las alegrías con sorpresa y las dificultades con el agradecimiento del que quiere aprender.
Recuerdo que el verano se me había hecho insuficiente. En el autobús de camino a Madrid, donde tomaría mi vuelo a California, me preguntaba por qué de nuevo me alejaba de mi familia y de mis amigos (¡con todo lo que les quiero!). Estoy hecha de inquietud, y ahora veo que marcharme me está sirviendo en mi búsqueda. No estaba nerviosa, de echo estaba muy tranquila. Fuera como fuese lo que me esperaba en Los Ángeles, sabía que había un lugar en mi donde encontrar paz.
Al llegar, todo era nuevo: el espacio, las personas, el lenguaje. Todo lo aparente había cambiado en un instante. El campus de UCLA es de película: el nombre de la universidad por todos los lados (hasta en la ropa de la gente), el enorme campo de fútbol, carteles en búsqueda de animadoras, y un montón de estudiantes de clubs universitarios repartiendo flyers en Bruin Walk. Los edificios son preciosos y estamos rodeados de naturaleza (¡y de muchas ardillas!). Al llegar no podía salir de mi habitación sin el mapa del campus si quería llegar a los sitios. Las calles estaban llenas de estudiantes de un lado para otro porque todos estábamos de mudanza, y había mil eventos para dar la bienvenida al nuevo curso. Me sentía muy agradecida de estar aquí.
En lo personal, he de decir que había subestimado el cambio cultural. Me da la impresión de que, por lo general, los estudiantes americanos son más reservados y se creen autosuficientes, perdiéndose la parte tan humana y profunda de la amistad. No están acostumbrados a darse, y por ello, cuando lo hacen es muy especial. Me siento súper agradecida porque Kat me apoye con mis clases sin apenas conocerme, porque Jen me regalara un kit de supervivencia para superar nuestros exámenes y Seble dejara bajo mi puerta algunas de sus mascarillas favoritas, por las risas y la complicidad que comparto con Riya, porque Kelly me invite a salir de fiesta con sus amigas o Zuleyka a ir al gimnasio juntas. Además he tenido la suerte de coincidir con otros estudiantes españoles como Antonio e Irene, o Nacho, Álvaro y Eloy, y darme cuenta, cuando nos contamos cómo nos va, de que todos nos vemos reflejados de alguna manera en la experiencia del resto.
Fuera de la universidad también puedo contar con gente espectacular aquí. Una de mis mayores suertes es tener a Visi y a George en Los Ángeles, y a Celia en San Francisco. Ellos son mi familia sin serlo. Me encanta la frescura y la ternura de Visi, la búsqueda de conexión con todos de George, y la pasión y los sueños de Celia. Estar con ellos me hace recarga las pilas. El pasado mes vinieron a verme mis padres y nos encontramos todos. Además fuimos a Baja California donde pude conocer a Solange, Benito, Oliva, Abigail y Mauricio. No recordaba lo que era disfrutar tantísimo de un viaje (¡solo nos faltaba mi hermana!), y todo gracias a estas personas tan cálidas, generosas y buenas. Ahora son de nuestra familia también. Qué bonito es ir dejando un trocito de uno mismo junto a personas queridas en distintos sitios del mundo, y sentirse, a pesar de la distancia, acompañado por ellas.
En lo académico, me encanta la libertad que tiene los estudiantes aquí para escoger asignaturas de cualquier otro grado. El primer trimestre me matriculé de tres asignaturas, y una de ellas era de la Escuela de Artes y Arquitectura, en la que tratamos diez grandes temas (el espacio, el tiempo, la belleza, la libertad, la memoria, el cuerpo, el fracaso, el trabajo, el conocimiento y la universidad) acompañados por profesores de distintas disciplinas. La disfruté como una niña. El resto han sido relacionadas con mis estudios de Derecho y Economía en la Carlos III: Sociología Económica, Economía del Desarrollo, Economía del Medio Ambiente, Filosofía del Derecho, etc. Me gusta la cercanía de mis profesores aquí. Se esfuerzan por dar las clases de la mejor manera que saben, porque entendamos su asignatura, y están encantados de resolver nuestras dudas dentro y fuera del aula. Además, los contenidos van directamente a lo importante, y noto que se nos enseña de tal manera que nos hacemos preguntas y aprendamos a pensar. De verdad se preocupan por nuestro aprendizaje, cubrir todo el temario que tenían previsto no es lo esencial.
En lo que me queda de curso espero seguir aprendiendo de todo, descubrir rincones nuevos, seguir compartiendo mi experiencia con mi familia y amigos a un lado y otro del charco, ¡y también disfrutar del proyecto final de la Elu tanto como hasta ahora!
Gracias a mi hermana y mis padres, el apoyo total que me sostiene; a Alba, And, Marina, Ger, Dani, y mis amigos de siempre, por seguir cuidándome; y a Te, Eva, Rosell, Meri, Javi, Rosa, Bárbara, Vic, Jorge, Manu, y todos los que llegaron con la universidad para quedarse, por hacer que todo tenga sentido.
¡Espero que nos encontremos pronto!
Un abrazo,
Lucía.