Elena Sánchez González, alumna de 3º de ELU
“Lidera quien sirve”. Así arrancaba la Jornada de Inauguración de la ELU en este nuevo curso, 2022-2023. Una frase que nos conmueve y nos incita a la reflexión después de unos años marcados por la pandemia, distanciados por los confinamientos y en los que, aprendimos, prácticamente por inercia, qué es lo más importante y a valorarlo lo suficiente, para que nunca deje de serlo.
Reencuentros después del verano, abrazos que hablan por sí solos y miradas llenas de ilusión: son los tres ingredientes perfectos para volver a “casa”; los que siempre nos abren sus brazos, los que ya llevamos algunos años y los que se estrenan en esta aventura. Muchas caras nuevas que llenaban de frescura, de dinamismo y de expectación aquel lugar. Qué ganas de escuchar sus historias vitales, sus inquietudes y sus ganas por involucrarse en esto que comienza. Qué ganas de ponernos en acción todos juntos.
Los “veteranos” nos veíamos reflejados en el entusiasmo de los más pequeños y, aunque podría resumirse de múltiples maneras, me quedo con las palabras de Juan Serrano: “A nosotros nos vuelve a suceder lo que nos sucedió cuando vemos qué les sucede a los que les sucede por primera vez”. Y tanto que nos volvió a suceder aquello que ya nos transformó y, en tan solo un día, volvimos a recordar (y a pasar por el corazón) nuestros inicios en aquella andadura. Qué privilegio poder ser espectadores de sus “primeras veces” y de verlo todo a través de sus ojos.
El servicio a la sociedad es uno de los grandes pilares del ser humano; un servicio que da sin esperar recibir a cambio, que se entrega plenamente y que insufla un sentido a nuestra vida. Ese servicio, entendido como una mejora que impulsa el crecimiento personal y profesional de cada uno de nosotros, nos permite cuestionarnos a quién queremos servir y cuál es el fin último de hacerlo. No cabe duda de que, ante preguntas así, generamos una mirada de mayor alcance y ampliamos nuestras perspectivas futuras.
Estar atento a las necesidades de los demás es, quizá, la prueba más grande de cómo uno puede llegar a liderar con el servicio. Es más, no conformándose con que las cosas son como son, ponemos en valor nuestro crecimiento personal; al mismo tiempo que, aunque la realidad se impone constantemente ante nosotros; también tenemos la posibilidad de convertirnos en “sujetos activos” de nuestras propias circunstancias y, como no, decisiones. Nuestra transformación sí depende de nosotros mismos.
Tomar las riendas de nuestro propio camino implica convertirnos en conocedores de todas sus bifurcaciones, sus atajos y sus secretos más recónditos. Sin embargo, saber de la mano de quién lo recorremos, nos salva. Es a través de los demás a partir de quienes puedo admirar capacidades en mí que yo antes no había visto; al mismo tiempo, que florecemos y admiramos las de los otros.
Para la primera lección magistral del curso, contamos con Rocío Solís; madre, periodista, coordinadora del Instituto Newman y apasionada del conocimiento y de la vida. No queremos dejar pasar la oportunidad de agradecerle su presencia, su cariño y su tiempo. A lo largo del tiempo que compartimos con ella, nos habló de José Jiménez Lozano: un líder al servicio de la sociedad.
A través de la biografía del autor y su recorrido de vida, pudimos aprender cuál era su forma de relacionarse con el mundo, con los otros y con él mismo. Así pues, al igual que su gran amigo Miguel Delibes, ambos comparten la certeza de que “la vida es un misterio de libertad” y que, uno, “no solamente desea ser libre, pero además, debe serlo”. Además, la fe se convirtió en un pilar fundamental de su vida, gracias a la cual pudo entender y cuestionar sobre los afanes y miserias del corazón humano.
Gracias Rocío por darnos a conocer la vida de un amante de la verdad, de un enamorado de las pequeñas cosas y de un servidor de hombres.
La jornada continuaba con ilusión y es que, después de todo el verano, era el momento de reencontrarnos con nuestros mentores y profesores. Con ellos, siempre nos sentimos acompañados y queridos. Ellos nos permiten aprender a su lado, nos impulsan a salir de nuestra zona de confort y a ponernos en juego ante todo aquello que está aún por suceder o, todo aquello que sucederá, si nos lo proponemos.
Gracias Carola y Juan por seguir apostando por este regalo y gracias a todo vuestro equipo por su incondicionalidad.
Poder pertenecer y ser parte de algo así es un privilegio de unos cuantos afortunados. Como bien dice Laura Llamas, “a todos los lugares importantes, hay que ir haciendo un Viaje”. Un Viaje en mayúsculas, que merezca la pena ser vivido y por el que ir dejando huella y no pasando de puntillas.
Gracias por ser los “mejores compañeros de viaje”, llenáis de sentido la palabra “amistad”.
¡Qué suerte tuvimos!