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El intercambio que estoy haciendo este año en The Wharton School (en UPenn), es una enorme oportunidad que me ha abierto perspectivas a nuevos horizontes.
La vida del día a día en Filadelfia, una ciudad cosmopolita pero histórica donde hay una gran diversidad racial y cultural, me han enriquecido enormemente por conocer tantas culturas y nacionalidades tan diversas en tan poco tiempo.
Además, los clubes o las fraternidades permiten aprovechar una universidad muy prestigiosa con numerosas actividades complementarias como los MUN en Harvard o Georgetown, o cursos y talleres de profesionales financieros. Es decir, que no se para quieto de tantas cosas interesantes que hacer.
La experiencia de salir de intercambio se la recomiendo a todo el mundo, ya que aprendes a convivir con el mundo y a conocerte más a ti mismo, madurando en todos los sentidos. A parte de por lo divertido y lo bien que se lo pasa uno cuando hace un Erasmus o Intercambio.
Lo más interesante sin duda de mi experiencia es la cantidad de gente tan distinta pero a la vez tan increíble que he conocido. Estoy con ganas de volver a Filadelfia, pues aún me quedan cuatro meses más allí para viajar y conocer más gente.
Destacaría un roadtrip que hice con varios amigos internacionales a las Cataratas del Niágara que fueron espectaculares, pero del que destaco más el trayecto, donde paramos en un pueblo de cazadores. Nunca se me olvidará ese momento cuando al salir de la cabaña por la mañana teníamos cinco alces con una gran cornamenta, dándonos los Buenos Días. O cuando nos sentamos por la noche en el bosque a charlar con unos cazadores que nos invitaron a tomar cervezas al calor de un fuego (era como estar en una película).
