Una noche de fin de semana, con la ventana abierta y un finísimo rastro de humo que flota en el ambiente, ha vuelto a suceder que un buen guión emociona a alguien que siente nostalgia de una época que no vivió. Parece mentira que haya visto tantas veces “Midnight in Paris” y sepa que no es saludable insistir en el mito de la Edad de Oro. Pero, de vez en cuando, la nostalgia es, a su modo, saludable, y retornar a Garci, a las escenas del Madrid de los 70 y a los ideales, bien merece un poquito de su tiempo.
Y es que hay momentos de claridad que no deberían quedar en el olvido. Antes bien, deberían inspirar nuestras decisiones cotidianas. Por eso, en esta ocasión, cedemos nuestro espacio a un locutor nocturno que se despide de sus oyentes:
“Hoy se acaba “Solos en la madrugada”, pero se van a acabar también para siempre la nostalgia, el recuerdo de un pasado sórdido, la lástima por nosotros mismos. Se acabó la temporada que ha durado treinta y ocho hermosos años, estamos en mil novecientos setenta y siete, somos adultos, a lo mejor un poquito contrahechos, pero adultos… Ya no tenemos papá. ¿Qué cosa, eh? Somos huérfanos gracias a Dios y estamos maravillosamente desamparados ante el mundo.
Bueno, pues hay que enfrentarse al mundo y con esa cepa que nos da ese aire garboso tenemos que convencernos de que somos iguales a los otros seres que andan por ahí, por Francia, por Suecia, por Inglaterra.
En septiembre ya no vamos a reunirnos solos en la madrugada para contarnos nuestras penas, para mirarnos el ombligo, para seguir siendo mártires, para sufrir. No. A partir de ahora y aunque sigamos siendo igual de minusválidos, vamos a intentar luchar por lo que creemos que hay que luchar: por la libertad, por la felicidad, ¡por lo que sea! Hay que hacer algo ¿no?; para alguna cosa tendrá que servirnos el cambio. Pues venga, vamos a cambiar de vida.
A ti, Rosi ¿qué te pasa? Que tu vida con Andrés y los chicos no te gusta ¿no? Pues fuera, cada uno por su lado pero con dos ovarios, como si fuésemos mayores. Y tú Nacho ¿qué? ¿no te ha tirado siempre lo otro? Pues venga, guerra, pero sin tapujos. Ponte la peineta y a ello, pero con dignidad, con la cara bien alta, ¡que no pasa nada! Vamos a ver Andrés ¿tú no querías dejar esas contabilidades y vivir sólo con el sueldo? ¿Qué esperas?… ¿Que no puedes? Claro que puedes. ¡Plántate! ¡Plántate con Hernández, con Gil, con Troncoso, plantaos y a pedir un sueldo digno, ya verás cómo se acojonan los de la planta noble! Y a vivir como un ser humano y no como un robot, a vivir con tus hijos, a charlar con tu mujer ¿o no?
Hay que comprometerse con uno mismo, hay que tratar de ser uno mismo, hay que ir a las libertades personales.
Margarita de mi vida, ya no me sirve eso que me dices siempre, de que te pasas la vida metida en casa, que Vicente no te saca. ¿Qué pasa? Quieres ir al cine y Vicente no quiere, pues vete al cine, fíjate qué sencillo: ese metro, ese autobús, me da una butaca y ya está, ya has visto a Paul Newman, que era lo que querías.
Se ha terminado eso de ser víctimas de la vida, hay que vencer a la vida. Hay que tomar el mando en la cama, hay que mandar a la mierda la parcela, hay que tirar el televisor en color… ¡o no!. Si lo que quieres es un televisor en color, cómprate el más grande que encuentres porque es lo que quieres, no ahorres cuatro perras para dejarlas a los hijos, disfrutad de la vida vosotros porque es vuestra vida y porque además esas cuatro perras luego no van a ser nada.
Hay que empezar a tratar de ser libres. Yo también quiero ser libre. No quiero tener que mentirme tanto. Sé que tengo que hacer algo… a lo mejor escuchar, escuchar más a la gente o hacer un programa de radio para adultos, para hablar de las cosas de hoy, porque… porque no podemos pasarnos otros cuarenta años hablando de los cuarenta años…
Ese viejo disco que vais a escuchar es el último de una melodía que no oiremos más. Yo os prometo que Ray Peterson, Raimundo Pérez si hubiese nacido en el Imperio, no volverá a decirle a Laura que la quiere, porque es que Laura tiene ya treinta y cinco castañas, cinco hijos y está casada con uno de Arkansas y eso hay que afrontarlo, coño [Se refiere el guionista a la canción “Tell Laura I love her”, de Ray Peterson].
No soy político, ni sociólogo, pero creo que lo que deberíamos hacer es darnos la libertad los unos a los otros, aunque sea una libertad condicional. Pero el caso es empezar. Yo creo que sí podemos hacerlo, creo que sí. No debe preocuparnos si cuesta al principio, porque lo importante es que al final habremos recuperado la convivencia, el amor, la ilusión. Pues de lo no que no cabe es de que tal y como vivimos, estamos fracasando.
Vamos a intentar algo nuevo y mejor.
Vamos a cambiar la vida y vamos a empezar por nosotros, ¿eh?
Vamos. Por nosotros”. https://www.youtube.com/watch?v=JneufsU2m6Y (De la película española Solos en la madrugada, 1978, dirección, guión e historia original de José Luis Garci, e interpretada por José Sacristán, Fiorella Faltoyano, Emma Cohen, María Casanova).
Volver a empezar, El crack, Asignatura pendiente, Las verdes praderas, You´re the one, Historia de un beso, El abuelo y tantas otras películas de Garci me siguen emocionando cada vez que las veo. Y siempre me hacen recordar el personaje de Candela Peña en Princesas, cuando pregunta amargamente a una compañera, también prostituta: “¿Se podrá tener nostalgia de algo que aún no ha pasado?”. https://www.youtube.com/watch?v=XANvMXanBiI
No es momento para perder el tiempo ni para evadir responsabilidades. La vida es urgente. Y de vez en cuando es bueno quedarse a solas con un buen guión para recordar, ya nos lo decía el bueno de Jaime Gil de Biedma, que la vida va en serio.
Vamos, por nosotros. Vamos.