Silvia Tévar

Vida ELU

Recomendaciones de lectura de algunos Elumni

Por: ELU Admin

Ana Repáraz te recomienda…

EL MUNDO DE AYER (STEFAN ZWEIG)

Título: El mundo de ayer
Autor: Stefan Zweig
Temática: Autobiografía del autor, publicada en 1942, que relata con un aura nostálgico los cambios que sufre Europa a causa de las guerras, la evolución social, el cambio de actitudes, los movimientos artísticos y culturales.

¿Con qué frase resumirías la lectura?
“Toda sombra es, al fin y al cabo, hija de la luz y sólo quien ha conocido la claridad y las tinieblas, la guerra y la paz, el ascenso y la caída, sólo éste ha vivido de verdad.”

¿Por qué recomiendas este libro?
Porque este libro te transporta a un pasado reciente, cuyas grandes preguntas siguen siendo vigentes hoy en día: ¿Cuál es el valor de la libertad y de la cultura? ¿Qué rol debe tener una Europa unida? Zweig mezcla de una forma amena y elegante sus experiencias más individuales como escritor de éxito y encuentros con algunos de los mayores representantes culturales del momento, con unas vivencias sociales como austriaco judío, ciudadano de una Europa a punto del colapso.

¿A quién se lo recomendarías especialmente?
A todos aquellos que quieran entender no sólo los hechos que llevaron a las dos guerras mundiales, sino los valores que defiende (y que debemos preservar) una Europa moderna y cosmopolita. También a todos aquellos que sientan una especial curiosidad por el valor de la cultura en la sociedad.  

¿En qué aspectos más significativos crees que se debería centrar el lector?
Si bien es cierto que algunos podrían tachar la perspectiva de Zweig como parcial, con una vida acomodada e incluso idílica en algunos aspectos, personalmente, lo único que echo en falta es la continuación del relato de los hechos por parte de este espectador (y narrador) de lujo.

Silvia Tévar te recomienda…

ENSAYO SOBRE LA CEGUERA (JOSÉ SARAMAGO)

Título: Ensayo sobre la ceguera
Autor: José Saramago
Temática: Indagación sobre la condición humana

¿Por qué recomiendas este libro?
Creo que Ensayo sobre la ceguera es una obra que nos sitúa entre la espada y la pared, una creación que viene a sacudir nuestra conciencia. A través de una historia que nos atrapa desde el primer momento, José Saramago va articulando un mundo distópico para que nos replanteemos nuestras convicciones, nuestras seguridades y nuestra concepción de la vida. ¿Qué es el ser humano? ¿Quién soy yo? ¿Dónde depositamos nuestra felicidad? ¿Valoramos todo cuanto se nos ha regalado? ¿Hasta qué punto necesitamos de los otros para constituirnos, para Ser en mayúsculas?

¿A quién se lo recomendarías especialmente?
A cualquier persona que no quiera una lectura complaciente, sino que esté dispuesta a ponerse en juego.

¿En qué aspectos más significativos crees que se debería centrar el lector?
Creo que hay dos elementos claves: en primer lugar, la focalización de la voz narrativa, con sus acercamientos y distanciamientos; y en segundo lugar, los gestos de solidaridad y comunidad de los protagonistas, en contraposición a las estructuras de dominación que se generan.

Mario de Miguel te recomienda…

LOS AÑOS EXTRAORDINARIOS (RODRIGO CORTÉS)

Título: Los años extraordinarios
Autor: Rodrigo Cortés
Temática: La novela recoge las memorias de su excéntrico protagonista, Jaime Fanjul

¿Con qué frase resumirías la lectura?
Un viaje divertido y surrealista, narrado de forma exquisita.

¿Por qué recomiendas este libro?
Es sorprendente e inesperado. Cuando decides bajar la guardia y dejarte arrastrar por la narración, la lectura de esta novela se convierte en una experiencia tremendamente divertida.

¿A quién se lo recomendarías especialmente?
A cualquiera que sea capaz de abordar su lectura dejando por un momento la razón a un lado, dispuesto a disfrutar de una historia extraordinariamente escrita en la que encontrar sentido a lo que ocurre es lo menos importante.
 
¿En qué aspectos más significativos crees que se debería centrar el lector?
Creo que el lector debe entrar en esta novela sin prejuicios, dispuesto a dejarse llevar por las peripecias de Jaime Fanjul sin tratar de encontrar razón o realismo en las anécdotas que se narran, disfrutando del viaje, y preparado para reír y sorprenderse.

Teresa García te recomienda…

LÉXICO FAMILIAR (NATALIA LINZBURG)

Título: Léxico familiar
Autor: Natalia Ginzburg
Temática: La autora cuenta la historia de su familia —los Levi—, entremezclando sucesos ordinarios e íntimos con profundas reflexiones políticas, sociales o religiosas

¿Con qué frase resumirías la lectura?
Todas las familias tienen su propia historia: unas frases que repiten, un modo singular de hacer y de ver la realidad.

¿Por qué recomiendas este libro?
Porque la mirada tierna —que no edulcorada— y detallada de la autora sobre su familia, sobre sus expresiones, dogmas, hábitos, relaciones, incoherencias o virtudes, te adentra en la tuya.

¿A quién se lo recomendarías especialmente?
A todo aquel que disfrute con las historias cuya trama es ordinaria —no fantástica—. También a aquellos a los que les pesan los defectos de sus familias.  
 
¿En qué aspectos más significativos crees que se debería centrar el autor?
En la mirada sin juicio de la autora hacia todos los personajes.

Fátima Tornero te recomienda…

EL PASO SIGUIENTE EN EL BAILE (TIM GAUTREAUX)

Título: El paso siguiente en el baile
Autor: Tim Gautreaux
Temática: Amor

¿Con qué frase resumirías la lectura?
Una apuesta por el matrimonio y por el saber querer bien al otro, hasta el punto de acabar dando la vida por él.

¿Por qué recomiendas este libro?
Recomiendo su lectura por el siguiente motivo fundamental: representa lo inquebrantable del vínculo matrimonial. La novela describe de manera brillante la autenticidad del amor de su protagonista, Paul Thibodeaux, por su mujer, Colette, quien, eternamente insatisfecha y fantasiosa, no duda en abandonarle en búsqueda de lo que aparentemente considera un futuro más próspero. Paul deja marchar a su mujer y posteriormente acude en su búsqueda, con el fin de volver a conquistarla y enamorarla. El siguiente fragmento representa uno de los múltiples ejemplos a lo largo de la novela del amor de Paul por Colette.
 
Me han dicho que te vas y he venido a pedirte que te quedes.
¿Por qué, Paul?
(…) Él se dio cuenta de que tenía hambre de verla y empezó a preguntarse cómo serían los días por venir.

Quiero que te quedes por nosotros.
Creo que ya no hay ningún ?nosotros? dijo ella, mirando en dirección oeste hacia el puente.”

¿A quién se lo recomendarías especialmente?
Su lectura se puede recomendar al público en general, pero puedo atreverme a recomendarlo de manera especial a los novios y a quienes tienen planeado casarse, pero también a los matrimonios más veteranos, pues siempre es bueno volver a ese “primer amor”.
 
¿En qué aspectos más significativos crees que se debería centrar el lector?
En las notas diferenciadoras del amor que siente Paul por su esposa, lo generoso, desinteresado y sincero de éste, frente a lo caprichoso, infantil y egoísta del de ella. Resulta difícil, cuando no imposible, no encariñarse de Paul desde las primeras páginas, es un personaje muy simpático.

Vida ELU

Actividades en Valencia con su mentora María García Mejías

Por:

EXPLORANDO UNA VALENCIA INACABADA

Silvia Tevar, 3º ELU

23 de abril. Por fin. Todos esperábamos desde hacía días la llegada de María García, nuestra mentora. Y ahí estaba, en la plaza de la Virgen, con una sonrisa en los ojos y, seguro, con otra bajo la mascarilla; llena de ilusión, de amor y de cariño.

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Junto a ella, aquella tarde nos equipamos con una mochila incompleta, un tamiz, una campana y un candil; y tuvimos la suerte de poder transitar nuestra «ciudad inacabada» y descubrir con nuevos ojos el espacio que nos ha visto crecer. Nuestra primera parada fueron la catedral y la basílica. Juntos, conocimos un poco más sobre sus estilos arquitectónicos y nos preguntamos sobre el sentido que sus muros encierran. Más tarde, llegamos a las torres de Serrano, esas vigías que franqueaban la anterior muralla de la ciudad y que han saludado o amenazado a infinidad de ciudadanos.

Poco después, la calle Caballeros y el barrio de la Seda nos encantaron con sus callejuelas estrechas, sus dibujos, colores y recovecos. El Mercado Central y la Lonja estaban cerrados, pero pudimos admirar sus impotentes estructuras. Finalmente, nuestro último destino fue la Plaza del Ayuntamiento, franqueada por el edifico de Correos.

En definitiva, fue una tarde entrañable. Tras mucho tiempo sin poder vernos, fue una gran alegría reencontrarnos y poder disfrutar todos juntos descubriendo y conectando con nuestra cultura.

EXPOSICIÓN EN EL CENTRO CULTURAL BANCAJA DE SOROLLA

María Castillo Persiva, 1º ELU
Lucía Pina Rodríguez, 2º ELU

La lluvia no fue un impedimento y el sábado, contando con las incorporaciones de aquellos que no pudieron asistir el viernes, nos volvimos a reunir. Por la mañana pudimos disfrutar de la belleza de la Lonja, un precioso monumento valenciano.

Tras tantos meses viéndonos a través de las pantallas con cinefórums, inauguración… el momento había llegado. Poco a poco, como las gotas de lluvia que mojaban la calle, fuimos llegando al lugar acordado.

Qué tendrán las comidas que siempre dan paso a la comunión de personas e ideas… Ya no había marcha atrás: habíamos recuperado la cercanía tan propia de la comunidad ELU, estaba viva. En menos de tres horas pudimos compartir parte de nuestras vidas, inquietudes e ilusiones. Los elus de primero nos sentimos muy acogidos; fue como si volviéramos al hogar.

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Como siempre pasa, al acabar de comer nos quedamos con ganas de más y aprovechamos el tiempo para disfrutar de una nueva exposición en el Centro Cultural Bancaja. Y qué mejor exposición para ir con nuestra mentora, María, que: Femenino plural, de nuestro gran querido pintor valenciano: Sorolla. Una increíble exposición donde muestra la presencia de la mujer en la sociedad de finales del sXIX y principios del XX, coincidiendo este periodo con los inicios del movimiento feminista. Sorolla siempre se manifestó como un hombre de ideas liberales y promotor de la instrucción femenina donde decidió educar a sus hijas; esta visión aparece plasmada en la exposición, fue realmente un final de quedada digno de ELU Valencia.

Por último, queríamos dar las gracias a María por habernos acompañado todos estos meses y por habernos enseñado a ver la vida con tanta pasión, como tú lo haces. ¡Esperamos volverte a ver pronto por la Terreta!

 

Vida ELU

Revista Parnaso

Por:

Silvia Tévar nos presenta su artículo publicado en la revista Parnaso y nos cuenta un poco sobre esta iniciativa

Unamuno afirmó que “son los estudiantes los que deben traer a los claustros no ansia de notas, sino sed de verdad y anhelo de saber para la vida, y con ellos aire de plaza, del campo, del pueblo, de la gran escuela, de la vida espontánea y libre” (Unamuno, Biografía, Galaxia Gutenberg, 2019).

Así, es desde esa «sed de verdad», desde ese «anhelo de saber para la vida» que nace Parnaso, una revista de estudiantes para estudiantes. Parnaso es un espacio humanístico donde fomentar todas las disciplinas relacionadas con la cultura y las artes; un cauce donde poder expresarnos y fomentar nuestra creatividad. Actualmente, integramos el equipo un total de diecinueve estudiantes, cada uno con distintas carreras, gustos y aficiones, algo que nos enriquece todavía más. Entre ellos, estamos las elus Blanca Lirio Asensio, subdirectora y encargada de la sección de Cine; y yo, Silvia Tévar Garcilópez, encargada de la sección de Escritura Creativa. Nuestra directora es Carla Juárez Pinto.

Contamos con una página web actualizada donde cualquier universitario puede participar, aportando sus ideas y creaciones. Además, pretendemos publicar tres números físicos a lo largo del curso, como el que sacamos a la venta el pasado diciembre de 2020, nuestro “Número 0”. En él, cada miembro elaboramos una obra y, gracias al buen consejo de María García Mejías, hoy me gustaría compartiros el pequeño artículo que escribí para esta presentación de la revista, publicada en Valencia con ISSN 2660-6380. Podéis acceder a él a través de este enlace, ¡espero que lo disfrutéis!

Por último, para más información sobre Parnaso, podéis contactar sin problemas conmigo o consultar nuestra página web y nuestras redes sociales: Instagram, Facebook o Twitter.

¡¡¡Muchísimas gracias!!!

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Silvia Tévar – Una gota de agua más

Por:

ESCUCHA Y AMA

Todavía recuerdo el olor del salón, aquella mezcla de antigüedad, limpieza y tranquilidad que me saludaba cada vez que llegaba. Hace ya nueve meses desde que tuve la oportunidad de ir, durante dos semanas, al convento de Santa Mónica. Hace ya nueve meses que, acompañando y sirviendo a los ancianos que allí residen, descubrí la importancia del escuchar y el acompañar.

Cada tarde, las monjitas del convento me recibían con una sonrisa nueva, con un brillo en la mirada que removía mi corazón. El primer día estaba un tanto nerviosa: había llamado esa misma mañana preguntando en qué podía ayudar y me habían respondido que necesitaban a gente para dar de cenar a los mayores y hablar un poco con ellos. “Nada complicado”, me dijeron. Sin embargo, recorriendo aquellos pasillos de piedra fría, caminando por primera vez hacia la salita de estar, una pejiguera inquietud bailaba en mi interior: ¿me verían con buenos ojos? ¿Y cómo empezar a hablar con ellos? ¿Me aceptarían?

Apenas hicieron falta unos segundos para que mis dudas iniciales se disiparan: tan pronto como entré en la estancia, un hombre que más tarde se presentaría como Luis me sonrió con sorpresa y curiosidad. Su mirada, una maraña de cariño, paciencia y energía. “¡Caramba!” Fue lo primero que dijo. Y así, a partir de aquel instante, comencé un camino que todavía hoy trato de explorar: el de aprender a escuchar, a acoger con asombro y respeto las historias de aquellas personas que, cada tarde, antes de cenar, me contaban un poquito más de sus vidas, de sus anhelos, de las pequeñas actividades diarias que podían llevar a cabo día a día. Me di cuenta de que la vida se vive y se ama en los pequeños gestos diarios; de que, a veces, lo importante es simplemente estar ahí. Con ellos exploré esa Valencia que tan solo conocía a través de los libros de historia. De su mano descubrí qué significa trabajar en el campo, día tras día, con infinita paciencia y tesón; aguantar las heridas del esfuerzo para darles un futuro a las personas amadas. Conocí qué se siente cuando algunos días las fuerzas son escasas, cuando la debilidad impide incluso jugar a las cartas. Gracias a Pedro, Carlos, Luis y Alfonso comprendí qué significa querer a un hijo a pesar de sus idas y venidas; la importancia del perdón, de la gratitud y la responsabilidad de la paternidad.

Por otro lado, dándole la papilla a Amadeo, un anciano de la segunda planta, comprobé qué esencial es la fuerza de voluntad. Para mi compañero, cada cucharada era una lucha por hacer que aquella pasta descendiera por su garganta. Sin embargo, él allí estaba, sorbiendo y resistiendo, pidiendo más con la cabeza. Las monjitas y voluntarios del convento también fueron una clara muestra de ello: su pasión, dedicación y entrega atraparon mi corazón. Fregando, organizando, limpiando, moviendo a los mayores, curando a los enfermos, acostándolos… Nunca perdían ese brillo en la mirada, ese cuidado, ese cariño por todo lo que hacían.

Y es que, en esas dos semanas aprendí cómo el amor es el motor del ser humano, la fuente que se parte y se reparte. El amor, el sentido de la vida.

Silvia Tévar

Vida ELU

Congreso Lo Que De Verdad Importa

Por:

19 de abril de 2020. El reloj de mi pantalla marca las 18:00 mientras la suave música de inicio atrapa mi atención. Está a punto de comenzar el congreso de “Lo que de verdad importa” y todavía no puedo hacerme una idea de lo mucho que me va a hacer vibrar, de lo mucho que me va a enseñar. A lo largo de dos horas, mis cimientos se van a ver sacudidos, zarandeados por esas tres personas, por esas tres historias de vida que, en lo que parecía una tarde cualquiera, me desvelaron el interior del corazón humano, me pusieron frente a mis miedos, anhelos, seguridades y consuelos; frente a mis valores, creencias y el recuerdo de los que están y los que se fueron. Frente a lo que de verdad importa.

Juan Pablo Escobar comenzaba resquebrajando mi coraza con una primera pregunta que todavía resuena en mis oídos: “¿para qué tener una mansión si nadie te está esperando?”. De su mano, soy capaz de presenciar la bondad del ser humano y la necesidad vital que tenemos de perdón y reconciliación. Con un padre narcotraficante, que tanto daño ha causado y que tantas víctimas ha dejado, este arquitecto me enseñó cómo no estamos obligados a continuar con ningún legado destructivo, sino al contrario. Es cierto que somos nosotros y nuestras circunstancias, pero también es verdadero que todo depende de nosotros, que somos nosotros quienes decidimos que esas circunstancias “no sean más grandes que nuestra persona”. Así, en este confinamiento al que nos vemos abocados, estas desafiantes palabras me recuerdan que es tiempo de aceptar la soledad y de crecerme en ella. Es tiempo de abrazar mi ser de la mano de esa gran maestra que, en el frenético ir y venir diario, había relegado a una esquina polvorienta de mi cuarto: la humildad.

Por su parte, con Bosco Gutiérrez Cortina me sentí pequeña, tremendamente frágil y necesitada de los demás. Necesitada de mis padres, de mis hermanos, de mis vecinos, de todas y cada una de las personas que me rodean, porque solo puedo ser yo “cuando formo parte del equipo”; y sin ese equipo, sin esas personas que me aman, que me cuidan y que velan por mí, no soy nada. Esto mismo experimentó Bosco Gutiérrez durante su encierro físico en unos escasos 4 metros cuadrados; y ese saberse necesitado, querido y dependiente, le hizo darse cuenta de que, precisamente, es esa dependencia la que nos libera. Con su ejemplo, constato que somos libres, que soy libre, porque “no me he hecho a mí misma”, como sostenía Hannah Arendt; porque no somos los únicos artesanos de nuestros actos, sino que somos limitados, y es precisamente esa limitación, es precisamente ese ser-con-otros lo que nos hace responsables para seguir adelante. Así, frente a mi gastada mesa de escritorio, siento que mis acciones no solo afectan a ese “yo, mi, me, conmigo” que tantas veces me construyo, sino que repercuten directamente sobre ese otro que me quiere, que me abraza con mis debilidades y en mis miserias. Experimento que el amor no entiende de murallas egoístas ni de fortines individualistas, sino que resquebraja toda armadura con su anhelo de vida.

De esta forma, Bosco Gutiérrez pasó a recordarme que, para poder seguir viviendo, para poder tener salud mental; es necesario aceptar, acoger cada situación con sus luces y sus sombras, en su simple y descarada realidad; porque “no es más inteligente el que más sabe, sino el que se adapta con mayor rapidez a las circunstancias”. Mi corazón, ese centro que de vez en cuando se me olvida escuchar, me recordaba que tengo, que todos tenemos una postura vital ante la muerte; que necesito esos momentos de reconfirmar mi fe y mis valores, porque son ellos los que marcan quién soy y quién quiero ser, hacia dónde va este navío que, a causa de mis debilidades y limitaciones humanas, se me descontrola. Para ello, no obstante, he de huir de ese egocentrismo que tantas veces me persigue y que, incluso, de vez en cuando me atrapa. Debo volver al origen, “ser un soldado de Cristo” y ofrecer cada minuto por las personas que tanto quiero. Debo aprovechar el tiempo, porque no en vano un tal Horacio nos enseñó que hay que vivir el momento; pero siempre con un norte, con un sentido, con el amor como bandera y la responsabilidad como emblema. Bosco Gutiérrez nos desveló que debemos ser pacientes, aprender a esperar, no darle tantas vueltas al pasado, sino establecernos propósitos prácticos y ser optimistas. Y siempre, siempre, volver a empezar y dar las gracias, porque nada de lo que tengo me lo merezco, porque cada minuto, cada segundo es un regalo que me ha sido dado, ¿y quién soy yo para atreverme a no valorarlo?

Así nos mostraba, a su vez, Pedro García Aguado, quien me recordaba que, efectivamente, las cosas no aparecen cuando y como yo las deseo, elevada sobre un pedestal de infinitos proyectos; sino que “todo llega cuando tiene que llegar”. Las palabras de Víctor Frankl danzaban por mi habitación mientras Pedro García nos mostraba cómo podemos y debemos “darle la vuelta al argumento” cuando la situación no se puede cambiar. Besar la realidad, amoldarme a ella y cambiar mi mirada sobre la misma, ahí está la clave para ser libre, para encontrar la verdad, el bien y la belleza; porque, como apuntaba Alfonso Méndez el pasado 18 de abril, la libertad es “poder ser yo delante de cualquier circunstancia”.

Sin embargo, para ello hace falta valentía, porque es seguro que caeremos y fallaremos. Lo importante es que “el fracaso nos enseñe aquello que el éxito oculta”, que seamos capaces de conquistar el miedo humano. Se requiere, como afirmaba Pedro García, “talento, valentía, esfuerzo” y, de nuevo, humildad, esa compañera que gusta ir de la mano de la paz. Y es que, ojalá que, para cuando acabe este confinamiento y recuperemos el tan ansiado exterior, nos demos cuenta de que no somos, de que no hemos sido prisioneros si hemos vivido en serenidad, si hemos buceado en las profundidades de nuestros anhelos, si hemos sido vulnerables, agradecidos, compartido y aceptado nuestras debilidades y, sobre todo, si hemos amado. Porque sí, ahora me doy cuenta de que solo el amor es lo que de verdad importa.

Silvia Tévar

Vida ELU

Concierto valenciano

Por:

“Agudos y graves, idas y venidas, cantos humanos ascendiendo y descendiendo, entremezclándose, jugando con la admiración de los presentes. Invocaciones, suspiros y lamentos se acompasaban con susurros de amor, con promesas expectantes.

Así, haciéndonos vibrar con cada respiración, con cada pausa; el pasado 5 de noviembre los elus de Valencia tuvimos la oportunidad de disfrutar del concierto de “Lluís Vich Vocalis”, agrupación vocal masculina especialmente dedicada a la interpretación de la música antigua, medieval, renacimiento y primer barroco. El concierto se celebró en la Capilla de la Sapientia, construida en 1498 por Pere Compte y reconstruida en 1737 en un estilo barroco de tendencia clásica que, inevitablemente, nos atrapó en el tiempo.

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De esta forma, entre arcos de medio punto, frontones en sombra y juguetones destellos dorados, los asistentes presenciamos un espectáculo increíble de canciones renacentistas.

Entre las composiciones francesas escuchamos O Crux benedicta y Signoras te (Cipriano de Rore, 1515-1565), Tresves d’amours (Clément Janequin, 1485-1558), Maulgré moy vis (Claudin de Sermisy 1490-1562) y Tant que vivrai (Claudin de Sermisy, 1490-1562). Por otro lado, algunas inglesas fueron: If ye love me (Thomas Tallis, 1510-1585), Memento salutis auctor (William Byrd, 1543-1623), Under this Stone (Henry Purcell, 1659-1695), Hey ho! Tot he greenwood (William Byrd) y Man is for the woman made (Henry Purrcell).

Finalmente, y para rematar la experiencia, cenamos todos juntos (incluidos algunos Clavis) mientras nos conocíamos más y crecíamos “con quienes tanto”. En definitiva, disfrutamos de una tarde única y enriquecedora en la que vivimos de primera mano la belleza de la música, del compartir, de la amistad y del ser-con-otros. La belleza de ser felices, porque “la felicidad solo es real si es compartida”.

Silvia Tévar

Vida ELU

CINEFÓRUM VALENCIANO, POR SILVIA TÉVAR

Por:

“El pasado miércoles 6 de marzo, los ELU’s de Valencia tuvimos la oportunidad de participar en un apasionante cinefórum sobre la película La isla mínima.

Tras un duro día de trabajo y estudios, y acompañados de una buena pizza, nos vimos sumergidos en la España de los años 80. De la mano de los protagonistas, dos policías, no sólo resolvimos un caso de asesinato, sino que comprendimos un poco más esa transición española en la que todavía existía el encubrimiento.

Como nos ilustraron Ruth y Alberto, los colores y las perspectivas constituyen una parte esencial del montaje. Así, las gamas cromáticas terrosas y los planos generales conseguían mostrarnos un pequeño pueblo andaluz totalmente aislado de la civilización. La música suave y repetitiva, como apuntó Alfran, incrementaba todavía más esa sensación de incomunicación y encierro.

De hecho, tras un intercambio de opiniones, descubrimos que La isla mínima no solo nos habla de un espacio geográficamente aislado, sino que son sus propios habitantes quienes forman parte de ese destierro, de ese individualismo. Son personajes que viven egoístamente, preocupados únicamente por sus vidas y reacios a crear lazos con sus prójimos. Es por esto que son personas incompletas, sin definir, “individuos con los que no puedo encariñarme”, comentaba nuestra compañera Blanca.

Así es como nuestro debate se llenó de preguntas que nos remontaron al pasado fin de semana de la ELU: ¿Debemos ser siempre coherentes con nuestros valores? ¿Se puede convivir con la carga de la culpa? ¿El fin justifica los medios? ¿Puede un asesino sentir arrepentimiento? ¿Hasta qué punto podemos hablar de “buenos” y “malos”? ¿Somos capaces de perdonar cualquier ofensa?

Finalmente, reparamos en un personaje que nos ofrecía un rayo de esperanza: el único niño de la película. En él, los colores se intensificaban simbolizando que él era el futuro de esa sociedad. Además, nos dimos cuenta de que esta sensación de promesa se reforzaba con la actitud del protagonista que decidía creer en su compañero, un agente y asesino franquista. Este personaje decide, por tanto, creer en nuestra tendencia natural hacia el Bien, en nuestra capacidad de perdón. Decide creer que no estamos hechos de blancos y negros, sino que todos tenemos nuestros defectos y virtudes. Decide creer en esa moral interna, en aquello que nos hace humanos. Decide creer, en definitiva, en el ser humano.”

Vida ELU

El Principito y la imaginación de lo invisible

Por:

Silvia Tévar, alumna de 1º de la ELU nos comparte cómo fue hablar de El Principito en la Universidad de Valencia:

“¿Qué lees? ¿Cómo lees? ¿Con quién lees?
Con estas preguntas daba comienzo el coloquio de José María Alejos y Álvaro Abellán-García; y envueltos por estas cuestiones, los asistentes fuimos conducidos por el maravilloso mundo de la lectura de El Principito y, en definitiva, por el enigmático camino de la vida.

Conducidos por los profesores, descubrimos que el propio Saint Exupéry presenta, en la introducción de El Principito, los temas que nos van a acompañar a lo largo de la obra: nuestros anhelos, deseos y melancolías más profundos, que nos persiguen a donde quiera que vayamos. Tal y como apuntaban nuestros ponentes, el sufrimiento, el sentido de la vida y la amistad, son las cuestiones que laten bajo la tinta del francés; realidades que van a “domarnos” durante toda la lectura, resonando en nuestro interior. Y es que, es de lazos, de vínculos, de tiempo, de dedicación y de amor; de lo que nos habla Saint Exupéry; en definitiva, del ilusionante misterio del ser humano, del vivir.

Así, descubrimos que la historia del piloto encierra mucho más que una desafortunada avería. Como apuntaba Álvaro Abellán, el motor estropeado no es únicamente el de la avioneta, sino el del corazón del propio aviador, que volverá a latir gracias a una voz: la del Principito. Con el mandato de dibujar un cordero, el hombre que se había “hecho mayor” es puesto de nuevo frente a su vocación: pintar realidades invisibles; una llamada que había sido descubierta a los seis años y rápidamente sofocada por “los asuntos serios” de los adultos.

De hecho, son los encuentros como este, los que comienzan con un sonido humano, y no con la visión; los que harán madurar a nuestro Principito. Así sucede con su amada Rosa: “¡Qué hermosa eres!”, o con el zorro: “¡Qué bonito eres!”, dos personajes que representan el Amor y la Sabiduría.

José María Alejos sonreía mientras leía el nacimiento de esta flor y cómo su belleza natural sacia la inquietud ontológica del Principito. Sin embargo, nuestro Príncipe es todavía demasiado pequeño para comprender esa nostalgia que le remueve y, por ello, su mirada se acaba endureciendo y centrándose únicamente en lo accesorio, en los defectos de su amada. Nuestro protagonista deja de respetar, de ver la realidad tal y como es; y así, inicia un viaje iniciático a la manera de Ulises, visitando numerosos países en busca de una respuesta, en busca de la amistad.

Ahora bien, todos sus habitantes, se encuentran encerrados en sí mismos, demasiado ocupados con sus fórmulas y reglas, con sus límites y obligaciones; y por ello, sus países son demasiado pequeños… Hasta que llega a la Tierra, donde conoce al zorro. Y, ¿qué es este, sino un maestro, un sabio? El zorro, como señalaba Álvaro Abellán, no responde rápidamente a las constantes preguntas del Principito. En su lugar, respeta sus tiempos, y deja que sea él quien redirija esa mirada que se había deshumanizado. Junto a este, nuestro Príncipe descubre que lo esencial, verdaderamente es invisible a los ojos; que el tiempo que le dedicamos a nuestra rosa, es lo que la hace única; y que él y solo él, es el responsable de lo que ha domesticado.

Por último, acompañados por Álvaro, José María y el aviador, los asistentes comprendimos que la verdadera amistad es dar la vida por el otro, y que cuando estamos dispuestos a ello, cuando el aviador deja de lado las piezas rotas de su avioneta para consolar a su nuevo amigo; es cuando descubre y descubrimos, el misterio único e irrepetible que entraña el Principito.

Y ahora me pregunto, ¿no es este nuestro día a día? ¿No es está nuestra vida? ¿Cuántas veces “amamos el ruido del viento en el trigo”, porque nos recuerda a esa persona que nos hizo crecer? ¿Cuántos momentos con aquellos que nos quieren, nos han transfigurado, nos han permitido respetar, implicarnos e intimar con la realidad? Y es que ya lo decía José María: la realidad no es plana, estamos hechos de nuestras circunstancias y de nuestros lazos; de nuestras luces y sombras; y cuanto más única y entusiasmante se nos presenta la vida, es cuanto más la conocemos, cuanto más la queremos. Es cuando salimos de nosotros mismos, que somos capaces de comprender y de amar al otro, de conocer “lo invisible”.

Por tanto, no se trata de “Pienso, luego existo”, sino de “Amo; luego existo”; y es entonces, cuando somos amados para amar, cuando saciamos nuestra sed en un pozo de vínculos, de lo invisible; cuando, por fin, podemos “volver a nuestra máquina”. Es entonces cuando, por fin, podemos vivir”.