Santiago de Compostela

Vida ELU

Visita a Santiago de Compostela

Por: ELU Admin

El pasado 25 de abril, Diego aterrizaba en Santiago.

Aunque el plan inicial era organizar una visita a alguna exposición de pintura o fotos, las ganas de hacer las mentorías por fin presenciales ganó a la cultura esta vez. Aún así, y aunque el tiempo lluvioso como de costumbre no acompañó, pudimos irnos turnando entre clases para pasear más o menos toda la ciudad, empezando con un desayuno cerca de la catedral, siguiendo por un paseo por la alameda y plaza de abastos y, después de un descanso para comer en un clásico sitio de la ciudad, continuar la tarde de mentorías, cuando ya fue inevitable tener que comprar un paraguas.

Para terminar el día, nos reunimos todos para cenar entre conversaciones tanto banales como un poco más profundas, para acabarnos despidiendo ya con ganas de su próxima visita.

Al día siguiente, tras dar un último paseo por la zona vieja, al mediodía Jacobo despedía a Diego, esperamos que no hasta dentro de mucho tiempo.

ELUMNI

Visita a Santiago de Compostela

Por: ELU Admin

Álvaro Sampayo, 1º ELU

El pasado jueves 25 de noviembre, los ELUs de Santiago tuvimos el placer de recibir la visita de nuestro mentor, Diego. Además, a nosotros se unieron Pedro, Blanca, Asier y Miriam, ELUMNIS que continúan sus estudios en Santiago y con los que pudimos compartir una jornada maravillosa.

La Plaza de la Inmaculada fue nuestro punto de encuentro. Como no podía ser de otro modo, la Catedral de Santiago, más concretamente su fachada norte, “de Azabacherías”, sería la encargada de dar inicio a la jornada de encuentro de los ELUS santiagueses con su mentor. Al otro lado de la plaza, la imponente presencia del monasterio de San Martiño Pinario, hoy en día sede del Seminario Mayor de la Diócesis Compostelana, nos recordaba que, en Santiago, cualquier lugar donde dirijas la mirada cuenta con una historia centenaria.

Por supuesto, nuestra primera visita era obligada. Recorrimos apenas 50 metros hasta llegar a otra plaza, en este caso la del Obradoiro, donde se sitúa la fachada del mismo nombre. Esta vez, al contrario que en la última visita de Diego, los andamios se habían retirado y, la catedral, recién restaurada, se mostraba ante nosotros en su estado más puro. Sin embargo, todavía no habíamos accedido a su interior, por lo que nos dirigimos hacia la Quintana de Mortos, para visitar por dentro la catedral, en un recorrido, lamentablemente, más corto de lo habitual, pero que aún así nos permitió disfrutar del emblema de Santiago.

Una vez en el exterior, en la Quintana de Vivos, decidimos marchar hacia la Iglesia de la Compañía, una construcción jesuita del siglo XVII, que hoy en día acoge diversas exposiciones. En este caso, la iglesia contaba con las obras finalistas del certamen Xuventude Crea. De este modo, recogimos el hilo de las reflexiones sobre el arte moderno que ya habían tenido lugar el curso pasado, y, a pesar de la calidad de los trabajos allí expuestos, la mayoría de nosotros nos quedamos más impresionados por el maravilloso altar barroco que preside el altar del templo que por las obras del certamen.

Tras esto, decidimos recorrer la zona vieja de Santiago continuando las conversaciones que habíamos comenzado. Debates sobre arte, historia, gastronomía y demás temas ocuparon el resto de la velada, junto con reflexiones sobre los proyectos vitales de cada uno de los presentes. Así, y en cierto modo, continuamos meditando sobre lo que se nos había planteado en las mentorías que los ELUs gallegos habíamos tenido la oportunidad de hacer esa misma mañana, de manera presencial, con Diego.

De esta manera consumimos los últimos momentos de la jornada, y llegó la hora de marcharse. Nos separamos donde todo había comenzado, en la Plaza de la Inmaculada, hasta la mañana siguiente, cuando volvimos a reunirnos para desayunar juntos y despedir, ahora sí, a Diego, cuyo vuelo saldría en breves. De este modo se ponía fin a la visita de nuestro mentor, y a los ELUs gallegos no nos queda más remedio que aguardar hasta la próxima. Eso sí, alejados de la pasividad, pues toda acción es esperanza, y toda espera, una búsqueda.

Vida ELU

Visita de Diego a Santiago de Compostela para ver a sus mentorandos

Por:

José Rama, 1º ELU

Cuando hemos estado viajando por el desierto de la soledad y del aislamiento, la Tierra Prometida es el otro. Otros, en nuestro caso, porque nuestro bienquerido mentor Diego vino a visitarnos a este reducto galaico muy bien acompañado: Carola vino con él. Con ellos disfrutamos de dos días que, pese a todo el viento, lluvia y sol con los que Compostela nos quiso echar de sus calles, fueron, sin duda, maravillosos.

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Como es natural y no puede ser de otra manera, y como Santiago empieza en la Catedral, nosotros ahí empezamos nuestro recorrido. Atravesar la Puerta Santa y disfrutar del edificio, tan soberbiamente restaurado, tan virgen que aún hay andamios en el exterior, es siempre una experiencia que acerca más a Dios mediante su belleza, pero poder hacerlo en compañía de explicaciones tan acertadas como las que Carola nos brindó ofrecen una nueva perspectiva.

Pese a empezar como empezamos con visita tan señalada, el día solo fue a mejor. Comimos en la terraza de Amoa bajo el vendaval (pues las medidas sanitarias son las que son), pero ni notamos viento ni sentimos lluvia, tanta y tan buena era la conversación que se dio alrededor de esos platos atípicamente gallegos. Las conversaciones cara a cara son lo que nos lleva a conocer y a apreciar más al otro. Son en estas en las que nos damos cuenta de que, como decía Bauman, la verdad solo puede emerger al final de una conversación. De estos días nos llevamos, sobre todo, tantas buenas palabras que nos dijeron y que no cabrían aquí por mucho que las intentásemos plasmar.

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Rematamos el día con una tarde de lo más completa: paseo por el parque de Bonaval, visita al Centro Galego de Arte Contemporánea y finalmente al teatro, a ver “Terceiro acto”. De la naturaleza saltamos al arte y del arte a la naturaleza y, de pronto, ambas cosas eran una. Estas actividades culturales dieron lugar, una vez más, a las mejores conversaciones y a los más acalorados debates. Ya se sabe que esta es la virtud (o la condena) del arte moderno. Todo, por supuesto, alrededor de una mesa, que esto es Galicia.

El segundo día lo comenzamos oyendo la Misa del Peregrino, pues ningún viaje compostelano está completo sin esta, y continuó por los senderos más apartados y desconocidos de la ciudad, si es que tal cosa era aún ciudad, pues parecía que nos hubiéramos internado en lo más profundo de las fragas. Comimos una penúltima vez y nos despedimos, sumamente agradecidos los elus, esperando que la próxima comida y la próxima conversación no se hiciesen tanto de rogar.