mentorías

Vida ELU

Visita de Esther a Granada

Por: ELU Admin

Guillermo Pierres, 1º ELU

Empezó con ese mensaje.

9:35 A.M.

— ¡Qué emoción! ¡Viene Esther!

— Bueno espera, ¿emoción? – Yo diría nervios, más bien. ¿De qué hablo con ella? ¿Qué tengo yo que contarle? ¿Y si la aburro?

— Ehh, ni que fuera tu dulcinea.

— Justo, tonterías, es mi mentora.

— Justo.

— Pero, ¿y si muere de hastío?

Cómicamente, he de reconocer que así me sentía yo. ¿Qué será esto de las mentorías? ¿Qué me va a decir Esther que no me hayan dicho ya otros tutores? Qué narices, ¿quién necesita una mentora? Al fin al cabo, me va de lujo en la vida.
¿No?

Y así llegó el día 22 noviembre, que acabó siendo un día muy -pero que muy especial. Ese día había algo en el ambiente. Ese nosequé que se respira en la ciudad cuando se la enseñas a alguien que la mira con ojos vírgenes. Claro, que Granada no era villa desconocida para Esther, pero repito, es Granada. Quién la haya visitado sabe a lo que me refiero.

Quedamos para comer en una terraza, aprovechando el buen clima que gozamos los sureños 364 días al año. Esther, por supuesto, maravillada. Esa comida fue lo que podríamos llamar una “sesión estratégica post-partido”.

Comentamos cada gol, cada fuera de juego y cada córner del intenso pero mágico Fin de Semana ELU que compartimos. Recapitulamos desde los argumentos más metafísicos que allí se nos presentaron, hasta las nuevas impresiones de los novatos, y “los mayores” nos proporcionaron su sabio feedback al respecto. Todo esto, claro está, disfrutando ración tras ración en la clásica emboscada gastronómica para turistas de la Plaza de la Romanilla.

Platos terminados y sin tiempo para el postre, emprendimos la empinada marcha hacia el Monasterio de la Cartuja, una experiencia por la cual fácilmente nos podrían haber convalidado el Camino de Santiago.

Para la siguiente parte del artículo, reconozco mi incapacidad literaria para recoger en un simple puñado de palabras lo que allí presenciamos. En sustitución de ello, dejaré que algunas fotos expresen más que mis palabras:

Como buen Granadino, desconocía completamente la existencia esta escondida maravilla barroca. Todos quedamos, en mayor o menor medida, extasiados. Sin aliento. En ese momento las palabras sobraban.

Una vez fuera, rompimos filas y cada uno se encaminó hacia sus quehaceres respectivos. Esther, por su parte, se dirigió hacia el bullicioso corazón de la urbe nazarí para llevar a cabo sus primeras mentorías, en compañía del más hábil guía
local, quién ahora redacta estas líneas.

Lamentablemente, no puedo revelar el contenido de las mentorías. Además, tampoco queremos que esta newsletter se convierta en un tabloide sensacionalista de crónica rosa, aunque os aseguro que destronaría de forma aplastante a las
revistas Hola, Corazón y Vanitatis, como mínimo.

Así pues, concluyo retomando las palabras iniciales. ¿Qué es esto de las mentorías? Pues bien, son mi faro en medio de alta mar; mi ancla en aguas agitadas; mi centro de gravedad permanente.

Gracias Esther, Granada ya te echa de menos.

Vida ELU

Visita a Galicia

Por: ELU Admin

El pasado miércoles 19 de abril, los elus y Elumnis gallegos tuvimos el placer de recibir al mentor de los primeros, Diego, y a la antigua mentora y actual coordinadora de los segundos: Sabrina. La visita, aunque más corta de lo que nos hubiese gustado, fue intensa como pocas, y es que había que aprovechar el tiempo al máximo.

El día en Santiago comenzaría con María Calo recibiendo a Diego con un buen desayuno en la Carrilana, uno de los cafés más clásicos de nuestra ciudad, en el que cargarían las pilas ante un largo día de mentorías presenciales, que comenzarían allí mismo y se prolongarían, tras la llegada de nuestro compañero Jacobo desde A Coruña, durante toda la mañana, en la que también encontraríamos un hueco para visitar la exposición en honor al químico y farmacéutico gallego Antonio Casares, que fue la causa de una interesante conversación sobre el avance de la medicina en el último siglo, así como la importancia de la innovación científico-tecnológica en la sociedad.

Por supuesto, tras una mañana intensa era imperativo disfrutar de la gastronomía gallega, y pocos lugares mejores en la “Cidade do Apóstol” que el Mercado de la Galiciana, donde disfrutamos de una amena comida como interludio entre la intensa mañana que habíamos tenido y la no menos ajetreada tarde que se avecinaba.

Al acabar, como no podía ser de otro modo, continuaríamos con mentorías. Y es que todos estuvimos de acuerdo en que las mentorías mejoran notablemente al poder hacerse de manera presencial, pues ofrece una sensación de cercanía que a través de una pantalla es más difícil lograr. Tras largos paseos por los parques de Santiago con Laura y María, Diego se encontró con Álvaro para una última mentoría, en la que se dirigirían, de nuevo, a la zona vieja de Santiago, orbitando alrededor de la catedral y el monasterio de San Martiño Pinario.

Ya con el “solpor” gallego avecinándose se unirían, finalmente, los Elumnis Pedro, Blanca y Miriam, así como Sabrina y también nuestro ex-compañero Dani. En este momento, después de callejear por la zona más pintoresca de la ciudad, nos pudimos, al fin, reunir todos para disfrutar de una cena en el restaurante Oliveira, donde la buena comida y el buen vino acompañaron largas e interesantes conversaciones sobre todos los temas imaginables: desde ponerse al día con aquellos a quien llevábamos tiempo sin ver hasta debates sobre cómo la Inteligencia Artificial puede afectar a nuestras vidas. Tras la cena, era el momento más duro de la jornada: la despedida. Diego y Sabrina se marcharían a la mañana siguiente, por lo que, en ese momento, nos despedimos de ellos, esperando, con ganas, su próxima visita.

ELUMNI

Visita a Santiago de Compostela

Por: ELU Admin

Álvaro Sampayo, 1º ELU

El pasado jueves 25 de noviembre, los ELUs de Santiago tuvimos el placer de recibir la visita de nuestro mentor, Diego. Además, a nosotros se unieron Pedro, Blanca, Asier y Miriam, ELUMNIS que continúan sus estudios en Santiago y con los que pudimos compartir una jornada maravillosa.

La Plaza de la Inmaculada fue nuestro punto de encuentro. Como no podía ser de otro modo, la Catedral de Santiago, más concretamente su fachada norte, “de Azabacherías”, sería la encargada de dar inicio a la jornada de encuentro de los ELUS santiagueses con su mentor. Al otro lado de la plaza, la imponente presencia del monasterio de San Martiño Pinario, hoy en día sede del Seminario Mayor de la Diócesis Compostelana, nos recordaba que, en Santiago, cualquier lugar donde dirijas la mirada cuenta con una historia centenaria.

Por supuesto, nuestra primera visita era obligada. Recorrimos apenas 50 metros hasta llegar a otra plaza, en este caso la del Obradoiro, donde se sitúa la fachada del mismo nombre. Esta vez, al contrario que en la última visita de Diego, los andamios se habían retirado y, la catedral, recién restaurada, se mostraba ante nosotros en su estado más puro. Sin embargo, todavía no habíamos accedido a su interior, por lo que nos dirigimos hacia la Quintana de Mortos, para visitar por dentro la catedral, en un recorrido, lamentablemente, más corto de lo habitual, pero que aún así nos permitió disfrutar del emblema de Santiago.

Una vez en el exterior, en la Quintana de Vivos, decidimos marchar hacia la Iglesia de la Compañía, una construcción jesuita del siglo XVII, que hoy en día acoge diversas exposiciones. En este caso, la iglesia contaba con las obras finalistas del certamen Xuventude Crea. De este modo, recogimos el hilo de las reflexiones sobre el arte moderno que ya habían tenido lugar el curso pasado, y, a pesar de la calidad de los trabajos allí expuestos, la mayoría de nosotros nos quedamos más impresionados por el maravilloso altar barroco que preside el altar del templo que por las obras del certamen.

Tras esto, decidimos recorrer la zona vieja de Santiago continuando las conversaciones que habíamos comenzado. Debates sobre arte, historia, gastronomía y demás temas ocuparon el resto de la velada, junto con reflexiones sobre los proyectos vitales de cada uno de los presentes. Así, y en cierto modo, continuamos meditando sobre lo que se nos había planteado en las mentorías que los ELUs gallegos habíamos tenido la oportunidad de hacer esa misma mañana, de manera presencial, con Diego.

De esta manera consumimos los últimos momentos de la jornada, y llegó la hora de marcharse. Nos separamos donde todo había comenzado, en la Plaza de la Inmaculada, hasta la mañana siguiente, cuando volvimos a reunirnos para desayunar juntos y despedir, ahora sí, a Diego, cuyo vuelo saldría en breves. De este modo se ponía fin a la visita de nuestro mentor, y a los ELUs gallegos no nos queda más remedio que aguardar hasta la próxima. Eso sí, alejados de la pasividad, pues toda acción es esperanza, y toda espera, una búsqueda.