Inteligencia Artificial

Cultura

RATIO LEGIS – CHAT GPT, HAZME UNA OBRA DE ARTE

Por:

Maite Tormo, elu de 2º

“Chat GPT, hazme un resumen de esta sentencia”. “Chat GPT, escríbeme una carta de motivación para esta entrevista”. Muchos de vosotros, como yo, estaréis más que familiarizados con esta nueva manifestación de la Inteligencia Artificial (IA) que ha irrumpido en nuestras vidas estudiantiles. Además, en los grupos de Whatsapp cada vez es más frecuente que se compartan vídeos creados por la IA que recrean situaciones absurdas o cómicas y que solamente la persona menos tecnológica del grupo —normalmente nuestra abuela— piensa que son reales: vídeos de enemigos políticos bailando sevillanas juntos, cortos de la Gioconda cantando ópera, del Papa tocando la guitarra en un concierto de rock…

Dejando de lado los ejemplos irrisorios, ¿qué ocurre cuando, gracias a la IA, una impresora 3D de un museo logra crear una nueva pintura de Rembrandt replicando su estilo, su temática y su paleta de colores? ¿Quién es el autor de dicha obra? ¿Es protegible? Como siempre, el Derecho es el responsable de seguir de cerca la realidad social de su tiempo e idear soluciones jurídicas.

La rama del Derecho que protege las creaciones de los autores se denomina “Propiedad Intelectual” y está regulada en el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual y en diversas directivas de la Unión Europea. Para que una obra pueda ser protegida por derechos de autor, deben cumplirse dos criterios fundamentales:

  1. Originalidad: la obra debe presentar una novedad o altura creativa suficiente para hacerla reconocible y diferenciable de otras.
  2. Intervención humana: solo las personas físicas —y, en algunas excepciones, las jurídicas— pueden ser consideradas autores.

En el caso de las obras generadas por IA, ambos requisitos plantean problemas. En cuanto a la originalidad, tomemos como ejemplo la pintura de Rembrandt, creada mediante algoritmos entrenados con el estilo del artista neerlandés. ¿Puede considerarse original una obra que, aunque es nueva, es producto de la imitación precisa de un estilo preexistente? ¿O debe ser considerada una obra derivada de todas aquellas utilizadas para entrenar la IA? Algunos argumentan que desde el principio de los tiempos, los artistas han pasado horas interminables en museos como el Prado en busca de inspiración, y que incluso en casos como La Gran Ola de Kanagawa de Hokusai y La Noche Estrellada de Van Gogh pueden hallarse similitudes e influencias, sin que por ello se cuestione su originalidad. ¿La IA no haría lo mismo que estos autores, inspirándose y creando nuevas obras? De momento, no hay respuesta legal o judicial a estas preguntas.

En cuanto al criterio de intervención humana, una resolución del Parlamento Europeo en 2020 lo aplica al contexto de la IA, estableciendo una distinción clave:

  1. Si la obra es generada de manera totalmente autónoma por la IA, no se reconoce protección por derechos de autor.
  2. Si existe intervención humana significativa —por ejemplo, mediante la introducción de un “prompt” (una instrucción detallada)—, podría considerarse protegible, siempre que se cumpla el criterio de originalidad. En ese caso, la titularidad de la obra correspondería a la persona que la edite o la presente públicamente, salvo que los creadores de la tecnología subyacente reclamen derechos sobre ella.

¿Y qué ocurre con los propios prompts? ¿Son protegibles? Algunos podrían argumentar que una instrucción precisa y creativa es en sí misma una forma de autoría, pero los organismos reguladores no lo ven así. La legislación actual no reconoce a los usuarios como autores de las obras generadas por IA, ya que el simple hecho de introducir una serie de palabras clave no alcanza el nivel de “altura creativa” exigido para considerar una creación como protegible.

En definitiva, el debate sobre la autoría y la originalidad en las creaciones generadas por IA está lejos de resolverse. La tecnología avanza más rápido que la normativa, y el Derecho, como siempre, deberá encontrar la manera de equilibrar innovación y protección de la creatividad humana.

Y finalmente, querido lector, ¿no será también este texto fruto de los esfuerzos de la IA?

ELUMNI

DO IT! ELUMNI Dr. Ignacio H. Medrano La aventura de emprender en el campo de la medicina y la tecnología 

Por:

El Dr. Ignacio H. Medrano, neurólogo en el Hospital Ramón y Cajal, Licenciado por la Singularity University (Silicon Valley), fundador de Savana y Mendelian, es considerado una de las personas más influyentes en Salud Digital en España. En esta ocasión, los ELUMNI pudieron conocer de primera mano su experiencia como emprendedor y Álvaro Prados Carmona, ELUMNI de la 8ª promoción, nos cuenta cómo fue este DO IT! ELUMNI: La aventura de emprender en el campo de la medicina y la tecnología.


Álvaro Prados Carmona, ELUMNI8

Aprox. 5 minutos. Si no los tienes, al final encontrarás los mensajes clave.

Hace pocos días tuvo lugar una nueva sesión “Do it!” específicamente organizada para los ELUMNI que, como sabéis (y, más aún, sabréis cuando os toque), somos esos nostálgicos que una vez terminado nuestro paso por la ELU nos rehusamos a que el fin de los Módulos suponga el adiós a nuestro afán por complicarnos la vida. En ese empeño, además de ir sumando letras a la etiqueta de “Elus” (ahora “ELUMNIs”) que llevamos por la vida, seguimos pidiendo que se nos rete a confrontarnos periódicamente con distintas realidades que de otro modo nos serían ajenas, ¿verdad? Porque, claro, uno puede pensar que qué hay más alejado de una periodista que se dedica a cooperación al desarrollo y que toma notas con libreta y boli como Esther – ELUMNI9 – que la Inteligencia Artificial. Y qué decir ya de un médico, como yo, cuya razón de ser es algo tan contrario a lo artificial como la biología misma.

Pues todo lo contrario. O al menos eso es de lo que durante una hora (que se hizo corta) nos estuvo intentando convencer el Dr. Ignacio Hernández Medrano, Especialista en Neurología de formación y una de las primeras espadas del panorama actual en el ámbito del emprendimiento y la tecnología (Savana; Mendelian). Y, de hecho, no es que le faltasen ejemplos para hacernos ver que la IA y el ahora apodado Machine Learning o aprendizaje automático están más que presentes en cada rincón de nuestras rutinas.

Equipos de fútbol, agencias de seguridad, fondos de inversión… Nuestro viaje en forma de conferencia comenzó por darnos cuenta de que estos programas son ya una realidad. En Medicina, sin ir más lejos, están aprobados por la FDA varios algoritmos que buscan ayudar a los médicos e, incluso, se esbozan otros que buscan sustituirlos en una primera atención y triaje del mismo modo que un coche autónomo te lleva a tu destino sin nadie al volante.

Ahora bien, no basta con saber que algo existe para sentirse en posición de convertirse en un emprendedor en la materia. Es necesario entender cómo funciona, y el problema es que el Machine Learning no es una ecuación lineal que podamos despejar como nos enseñaron las matemáticas… ni si quiera las propias inteligencias artificiales sabrían explicar cómo consiguen funcionar. El traductor de Google® es capaz de traducir un texto a cualquier idioma sin conocer realmente ni el de origen ni el de destino. Funciona porque ha visto tantos ejemplos que es capaz de imitarlos y, sin embargo, realmente no entiende lo que está diciendo ni por qué esa traducción es así y no de otro modo. Trabajar sin conocer las reglas del juego y sin poder justificar el resultado del propio trabajo es bastante contraintuitivo. Esta forma de aprendizaje que ahora programamos en las máquinas sería, probablemente, calificada por la mayoría de adultos como de ineficaz sólo porque llevamos años aprendiendo en base al estudio empecinado de reglas (gramaticales o de cualquier otro tipo) que sólo una vez que dominamos comenzamos a aplicar, sin embargo no es sino lo que hicimos todos cuando éramos niños y con un rendimiento muy superior al que alcanzamos con el método adulto. Así que touché. Aprender por reconocimiento de patrones y retrotraernos hacia un pensamiento más inductivo-ingenuo que deductivo-académico es, paradójicamente, cuestión más bien de inteligencia natural que artificial.

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*Imagen utilizada por el ponente durante su presentación. Derechos reservados

Esta capacidad de identificar patrones y dar respuesta a problemas de los que somos conscientes pero también de aquellos en los que todavía no hemos reparado es lo que está cambiando el mundo. Ahora bien, el problema de las inteligencias artificiales es que para ser fiables necesitan haberse nutrido de muchos casos… Por suerte para ellas vivimos en la era del Big Data, de los formularios de registro hasta para comprar el pan, de las cookies, de que mientras más “G”s tenga tu teléfono mejor, de los wearables y de la necesidad de cuantificar cada variable de tu salud de forma constante. Los datos son la nueva divisa más valiosa, y mientras más profundamente puedas indagar en las distintas capas de datos que generamos y más complejos sean los algoritmos que los analizan, mayores y más variadas serán las conclusiones que puedan extraer.

A esto, apunta Ignacio, hay que sumar que la innovación científica-tecnológica es disruptiva a una velocidad exponencialmente cada vez mayor. Aunque la brecha es todavía salvable entre generaciones, de aquí a poco tiempo sucederán avances que nos convertirán en analfabetos tecnológicos varias veces a lo largo de una misma generación, y hay que ser capaz de gestionar esta situación y promover un debate ético que permita compatibilizar lo tecnológicamente posible con lo deseable, tal y como se apunta desde el Módulo 6.

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*Imagen utilizada por el ponente durante su presentación. Derechos reservados

Son muchas los consejos e ideas adicionales que se podrían destacar de la conferencia con respecto a la aventura de emprender, así que me despido con cinco take-home messages que han sido claves para mí y una pequeña reflexión:

  1. El Machine Learning es una herramienta más que hay que saber utilizar, juzgando desde la conciencia y la moralidad aquellas conclusiones que, sin saber cómo, ofrece una Inteligencia Artificial: “La tecnología no tiene que ser perfecta, solo tiene que ser mejor que la mejor opción que tenías”.
  2. Existen ejemplos como Ignacio de que es posible una forma diferente de emprender y que el éxito, entendido como conseguir la misión del proyecto, no es igual a la fama: “El ego es la muerte del crecimiento”.
  3. A la hora de emprender es más importante pensar en el problema que en la solución, y debe suponer un desafío que te apasione: “Antepón el impacto a la empresa”.
  4. Importancia del timing: cada idea tiene su momento, y no pienses que hay que esperar a terminar de formarte para embarcarte en tus proyectos: “Probablemente ya es demasiado tarde si no te has puesto hoy”.
  5. Las ideas revolucionarias surgen del absurdo y, aunque la competencia bien entendida es un catalizador, la colaboración logra más de lo que uno podría en solitario: “Si tienes un buen equipo y una buena idea, el dinero llegará, pero esta ecuación no funciona en sentido inverso”.

A propósito de la importancia del equipo, termino con una reflexión personal porque es una certeza que he podido validar en casi todas las esferas de mi vida y que, aunque ahora haya surgido en este contexto, no sólo aplica al emprendimiento. De hecho, la conversación entre amigos que pudimos mantener al finalizar la conferencia de Ignacio es una prueba más de ello. La de mayor calado reciente en mi vida ha sido este último año en que como Médico me he visto en la circunstancia de tener que enfrentarme al examen MIR en mitad de una pandemia. Para más inri, ha sido un año especialmente duro a nivel personal, y sin embargo los resultados han acompañado y ha sido entre otros factores por el trabajo de mi hermano a quien he tenido conmigo en la aventura así que gracias de nuevo, Juan – ELUMNI8 – .

No hay mayor proyecto de emprendimiento, ni más propio, que la vida misma. Buscad bien a vuestro apoyo y formad un equipo que engrandezca vuestro proyecto. La ELU es un buen sitio para ello.