Queridos ELUs: Aunque muchos de nosotros ya nos conocemos, me gustaría comenzar presentándome. Soy Mario De Miguel Ramos, de San Sebastián, y estudié Ingeniería de Telecomunicación en la Universidad Politécnica de Madrid. Posteriormente realicé mi doctorado en esta misma universidad y actualmente trabajo como asociado de investigación en el Departamento de Ingeniería de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido. Fui uno de los 50 becarios de la primera edición de Becas Europa y me gradué en 2012 en la primera promoción de la ELU.
Cuando pisé por primera vez Cambridge en 2012, como monitor de la séptima edición de Becas Europa, ni tan siquiera imaginaba que unos años después esta pequeña ciudad se convertiría en mi nueva casa. Muchos de los que habéis participado en el viaje de Becas la conocéis y habéis podido pasear por sus calles empedradas, llenas de historia y tradición. Llevo ya un año entero viviendo aquí, lo que me ha permitido conocer y comprender un poco mejor este curioso lugar.
Para un científico como yo, trabajar en esta ciudad es un privilegio. Buena parte de las páginas de la historia de la ciencia se ha escrito aquí. Fue en los jardines del Trinity College donde Newton, según la leyenda, observó caer la manzana que inspiraría la Ley de la Gravitación Universal. Watson y Crick tomaban pintas en el pub “The Eagle” cuando anunciaron el descubrimiento del ADN. Thomson y Rutherford esbozaron los primeros modelos atómicos en los laboratorios Cavendish. Son sólo algunos ejemplos de lo estimulante que resulta este ambiente para una persona que se dedica a la investigación: cada rincón de Cambridge resulta inspirador.
Culturalmente, la ciudad es un hervidero. Muchos de los más importantes actores ingleses estudiaron aquí y la oferta teatral y musical es impresionante. Además, se da un fenómeno muy curioso: algunos de los estudiantes demuestran un talento extraordinario, es posible encontrar una obra de teatro universitario en uno de los colleges con interpretaciones de un nivel por encima de muchas obras profesionales.
Es en estos colleges donde se concentra la vida universitaria y donde la tradición de más de 800 años se hace más patente. Aunque las clases magistrales tienen lugar en los diferentes departamentos, los estudiantes residen, estudian, reciben tutorías y realizan la mayor parte de sus actividades en uno de los 31 colleges, el primero de los cuales se estableció en 1284. Cada semana durante el curso tienen lugar una o varias “cenas formales”, en las que muchos de los estudiantes y académicos visten traje y toga (la toga sólo es obligatoria para los miembros del college). Como asociado de uno de los colleges (en mi caso, el Sidney Sussex College), resulta sobrecogedor entrar al antiguo comedor iluminado por la luz de las velas mientras los estudiantes esperan de pie a que el Master (director) del college bendiga la mesa y se siente con el resto de asociados en la “High Table” (la mesa de los asociados está situada sobre una tarima).
El deporte es también una parte fundamental de la vida universitaria. Bien conocida es la afición por las regatas, que alcanza su punto álgido en la tradicional carrera entre Oxford y Cambridge. Además, dos veces al año tienen lugar los “bumps”, carreras en las que los equipos de los diferentes colleges tratan de chocar su proa con la popa del bote delantero para adelantar posiciones en la clasificación. Si el tiempo acompaña, en Junio un estupendo plan para el sábado es compartir una jarra de Pimms con amigos en los jardines de “The Plough” mientras animas a tu college favorito.
Podría contar muchas cosas más, pero creo que lo mejor es animaros a que vengáis a experimentar la magia de Cambridge por vosotros mismo. ¡Venid a visitarme!
Mario de Miguel