Viaje Académico ELU

Cultura

Viaje Académico ELU 2019/2020: Sicilia

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No sabemos si existe algo así como una crónica al uso, pues una crónica, cuando se escribe, ¿es para el recuerdo de quienes la vivieron o para el relato a quienes no pudieron?

No sabiendo la respuesta, o no queriéndola saber, hemos tratado de hacerla todoterreno. En cualquier caso, esperamos que no sea esta una crónica al desuso, y que sea verdad eso (que dicen) que dijo Tagore de que “las palabras van al corazón cuando han salido del corazón”. Si esto es cierto, podrá o no ser una buena crónica, pero, sin dudarlo, le encantará al lector.

Día 1
El momento del encuentro es siempre muy especial en un viaje: los abrazos entre aquellas personas que tanto tiempo hacía que no se veían, la curiosidad y las clásicas preguntas de contacto entre aquellas otras que no habían tenido aún la oportunidad de conocerse, y ese aura que se percibe y en la que todos se ven envueltos, esa magia que sobrevuela las maletas y que bien podría definirse como ilusión y esperanzas cargadas. El momento del encuentro, y María Longás entregándote la tarjeta de embarque, bajan a tierra el viaje y lo hacen realidad.

La expedición, que no se caracterizaba por la originalidad de sus nombres, estaba compuesta por 3 formadores: Juan Serrano, David García y María Longás; y por 24 ELUs: Amaya Vizmanos, Mar Corruchaga, Natalia Peralta, Nicolás Oriol, Carmen García, Alberto Reina, Diego Sánchez, Ana Hauyón, Carlos Gandiaga, Lucía García, Luisa Guajardo-Fajardo, 2 Cristinas (Llordén y Hernández), 2 Jaimes (López y Redondo), 2 Martas (Igea y Morcillo), 3 Jorges (de Diego, Peña y Romanillos) y 4 Marías (Álvaro, Jarabo, López y Santaolalla).

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A lomos de Ryanair, sorteamos los kilómetros que nos separaban del ombligo del Mediterráneo y descendimos junto al sol en un precioso atardecer. En el aeropuerto de Catania nos esperaban Mar, Diego y Jaime Redondo, que habían llegado unas horas antes desde Barcelona, París y Manchester y, ya reunida la comitiva al completo, nos subimos al autobús de Giovanni, nuestro conductor.

El primer contacto urbano que tuvimos con Sicilia fue Catania, una Catania que empezaba a vestirse de gala por la proximidad de sus fiestas patronales y que nos acogió en el Hotel Collegiata. Allí tuvo lugar, tras repartirnos en las distintas habitaciones, la primera asamblea del viaje, en la que pudimos presentarnos de un modo más formal y compartir con el resto nuestras expectativas y los motivos que nos habían llevado a Sicilia. Además, Juan y David hicieron una introducción a la relevancia histórica y cultural de la isla, explicándonos que “es un lugar que nos habla de nosotros”, “porque somos griegos, porque somos romanos y porque somos judeocristianos”, porque, en cierto modo, vemos y entendemos el mundo “desde Sicilia, desde el Etna”. Nos advirtieron que el viaje sería intenso y fatigoso, que la actitud habría de ser nuestro sostén cuando nos faltase la energía, y también nos animaron, sonrientes, a que saliéramos al encuentro de nuestros compañeros de viaje, al descubrimiento de esos “con quien tanto” que en ocasiones la vida nos regala.

Con esto en mente, nos fuimos a cenar, y lo hicimos en una terracita del centro. La alargada mesa se llenó de tipos variados de pasta y embutidos típicos para compartir, que bajaron mayoritariamente con ayuda de un cóctel. La guinda a nuestra primera noche la pusieron Jaime López y Amaya, que nos presentaron tanto el Teatro Massimo Bellini como a Vicenzo, el compositor local de relevancia mundial que le da nombre con su apellido.

Además, no puede escapar a la crónica el grupo de valientes expedicionarios que, buscando añadir una segunda guinda a la anterior, fue en busca de fiesta hasta creer encontrarla en Mama África, un esperpéntico karaoke que bien podría haber inspirado a Valle-Inclán.

Día 2
El sol del segundo día cubrió de luz la ciudad, brindándonos una estampa diferente de las calles que habíamos empezado a recorrer la noche anterior.

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Tras un buen desayuno, Diego y Jaime Redondo empezaban a hablarnos de la historia de Catania cuando, para nuestra sorpresa, una mujer nos invitó a entrar en la Universidad. Así, disfrutamos de una visita inesperada, guiada y completamente gratuita, a lo largo de la cual pudimos aprender sobre los orígenes de la institución, sobre su evolución y sobre la relación que mantuvo con los alumnos que combatieron en el frente durante la Primera Guerra Mundial.

Entre agradecimientos y suspiros, salimos para dirigirnos a la plaza principal, presidida por el elefante que es emblema de Catania. Allí, nuestros Erasmus y guías particulares nos nutrieron con datos y explicaciones del ayuntamiento y de la catedral, y nos contaron la leyenda de la patrona: Santa Águeda.

Callejeando, callejeando, llegamos al Monasterio benedictino de San Nicolò de L’Arena, uno de los más grandes de Europa y que en la actualidad alberga la Facultad de Humanidades de la Universidad de Catania. Allí, en un claustro, tuvimos un ratito de formación en el cual se nos habló de la caída del Imperio Romano, así como del papel fundamental que jugaron los monasterios para “reconstruir la idea de unidad a lo largo de Europa” mediante “el hilo conductor de la religión y la luz de la conservación y la creación de la cultura”.

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Saciada por el momento nuestra sed de conocimientos, acudimos al mercado para calmar también nuestro hambre: pizzetas, arancinis, cannolis… Sicilia se hacía querer por los cinco sentidos.

Tras algo más de una hora en bus, llegamos a Taormina, una pequeña ciudad llena de agradables sorpresas. Por un lado, el buen gusto con que se construyeron en su momento, y se adornan actualmente sus calles hace de cada uno de sus rincones una postal en potencia. Por otro lado, su emplazamiento elevado en la costa noreste de la isla, subida al monte Tauro, hace de Taormina un balcón mitológico al Etna y al Mediterráneo. Pero es que, además, por si esto fuera poco, Amaya y Jaime López fueron revistiéndola de historia y pudimos presenciar en la Piazza IX Aprile el reencuentro de Juan con un amigo suyo de Mesina al que conoció durante la tesis.

Todo parecía ir de película hasta que, giro dramático de los acontecimientos, nos dijeron que su espectacular teatro griego del siglo III a.C. no aceptaba visitas a partir de las 16h, que no podríamos verlo. Finalmente, se impuso la razón sobre las propuestas locas de entrar en tromba para sortear a los dos guardias, y nos contentamos con la imagen de Wikipedia y la explicación que Marta Igea nos dio desde fuera. Finalmente… o no, porque Jorge de Diego tiró de iniciativa y creatividad para coordinar una subida al monte Tauro desde el cual, además de tener unas vistas preciosas, lograríamos ver el teatro. Así, no sólo nos quitamos la espinita, sino que llegamos a lo más alto justo a tiempo para despedir los últimos rayos del día.

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Unos con la película de El padrino, y otros con el velo negro de sus ojos cerrados, reposamos las piernas y el cansancio y recorrimos el trayecto que nos separaba de Siracusa. Entonces, en mitad de la escena de la cena y la pistola escondida en el baño, el autobús se detuvo y unos sicilianos que, por edad y complexión, podrían haber trabajado para los Corleone, sacaron nuestras maletas y comenzaron a cargarlas en varias furgonetas negras para, justo después, invitarnos a nosotros mismos a subir. Tras unos pocos minutos, se abrieron las puertas en una explanada junto a un puerto y, en ese momento, lo vimos: allí estaba nuestro hotel.

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A falta de la sala de reuniones que nos habían garantizado, bueno fue, aunque frío, el patio interior en el que celebramos la asamblea. Además de comentar el texto asignado, surgieron palabras de agradecimiento por nuestra suerte, de reconocimiento acerca de lo privilegiados que somos, y debatimos sobre la necesidad de concretar y bajar realmente a tierra las teorías que se tratan en la ELU a fin de que éstas se encuentren al servicio directo de las personas o, dicho de otra forma, para que no resulten meros ejercicios intelectuales de académicos para académicos.

Para rematar esta larga e intensa jornada, disfrutamos de nuestro primer giro pizza, así como de los grandes descuentos que había conseguido el equipo gastro-cultural, de la eficiencia lograda por la encuesta de tipos de pizza online creada por Nico y de la genial rapidez del bote común. Sin embargo, no pudieron disfrutar de mucha fiesta, pese a ser viernes, quienes la buscaron por el casco antiguo de Siracusa.

Día 3
Desayunito potente y arrancamos el día visitando el Parque Arqueológico de Neapolis, presentado por María Jarabo.

Hoy en ruinas, Neapolis fue uno de los cinco distritos de la antigua ciudad griega de Siracusa y es justo decir que, al ver las blancas gradas de roca excavadas en la propia colina verde, al subir y bajar sus escaleras recreando hoy lo que un día fue, al imaginar al Platón que entonces estuvo donde uno está… a uno le recorre, como diría Quevedo, un nosequé que quedas balbuciendo.

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En este estado como de trance, con el arrullo tenue y constante del Ninfeo de fondo y con un cielo azul como pocos, las palabras de Juan y David alcanzan una profundidad especial, y puede llegar a entenderse esa relación con lo divino que era consustancial a la vida de los griegos. No obstante, a pesar de que “hoy lo entendemos todo desde lo racional”, parece claro que, más allá de las diferencias circunstanciales entre ellos y nosotros, compartimos una misma esencia, de alguna manera, muchos de los que eran sus problemas, siguen siendo hoy los nuestros, y muchos de sus antiguos ritos nos acompañan en la actualidad “en su versión pagana”. Aflora de nuevo el pensamiento de que “no viajamos para olvidar, sino para recordar”.

Próximos al mediodía, recorrimos la Latomía del Paraíso y nos internamos en la oreja de Dionisio, donde, juntos y separados, fuimos remando con nuestras voces en un canon precioso. Fue también impactante ver las ruinas del anfiteatro romano, así como la necrópolis en la que la leyenda ubica los restos de Arquímedes.

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De regreso a la Siracusa del presente, y tras una comida libre, María Jarabo y Nico nos presentaron la despampanante catedral de la ciudad, construida sobre un templo griego a la diosa Atenea, y ubicada en su piazza, la del Duomo. También visitamos el Castello Maniace, que nos regaló cien marcos de piedra desde los cuales perdernos en la contemplación de un mar Mediterráneo surcado por veleros blancos en la luz cálida de la tarde, una estampa pacífica e idílica, de gran contraste con las feroces batallas entre romanos y cartagineses que nos relataba Nico, o con las pateras que en el mejor de los casos llegan en la actualidad desde el continente africano.

En el lado opuesto de la isla Ortigia, casco antiguo de la ciudad, nos esperaba el supuesto Museo de Arquímedes, pues lo fue más de Leonardo da Vinci. En él, pudimos ver recreaciones de algunos de los más fascinantes inventos del polímata por excelencia del Renacimiento, conectados con el físico, ingeniero, inventor, astrónomo y matemático griego de Siracusa debido a la gran referencia y fuente de inspiración que este supuso para da Vinci.

Después, tuvimos la oportunidad de asistir a una misa en italiano, pasaporte tanto a un descanso espiritual en nuestro viaje como al interior de la catedral. Además, nos reunimos a la salida en sus escaleras para celebrar la asamblea del día. John Keats, autor de Oda sobre una urna griega, sonó y dio qué pensar por su célebre epitafio: “Yo soy uno cuyo nombre está escrito en el agua”, ¿de qué manera hemos de afrontar la vida siendo conscientes de la muerte? De alguna forma, la propia Carta a Diogneto nos arrojó pistas sobre la esencia de la propuesta cristiana. Y, quizás, de alguna otra, la gastronomía italiana nos reafirmó en la idea de que, sea como fuere, la vida merece la pena ser vivida, y no sólo vivida, sino compartida, como la pizza misma.

Esta noche, de nuevo, se alargó de forma variable, y acabó antes para unos que para otras.

Día 4
“¡Lo NOTAS!”, “¡Se NOTA, se siente!”, “¡Eres un NOTAS!”, “Tomo NOTA” … puede decirse que Noto agudizó el ingenio del personal, o que el sol pegaba fuerte, o ambas… En cualquier caso, recorrimos la ciudad con las explicaciones de Natalia y de María Santaolalla en el ambiente de un grupo al que ya le ha dado tiempo a conocerse relativamente, y entre cuyos miembros fluye con menos frenos la espontaneidad.

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Tras ver la iglesia de San Francisco de Asís y la catedral de San Nicolò, pudimos visitar el Palazzo Nicolaci, construido por una familia enriquecida por el negocio del atún, tono en italiano y, de nuevo, las bromas con Noto. Pero las fotos, con rima y todo, superaron en número las bromas con Noto: en balcones, en espejos, en sofás, del fotógrafo, del fotógrafo del fotógrafo, del fotógrafo del fotógrafo del fotógrafo, del fotógrafo del fotógrafo del fotógrafo del fotógrafo… y esto es real.

En lo relativo a la comida, tuvo una gran acogida la opción del súper, más barata, que propició una comida al aire libre a las puertas de la ciudad.

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Uno de los mejores momentos del día fueron las dos horas de bus-siesta tras la comida, muy necesarias para cargar las pilas y, además, sorprendentes para quienes descubrieron, a través de sus ventanillas, los campos verdes llenos de cultivos y de árboles frutales de las fértiles tierras del interior de Sicilia.

A quince minutos escasos de Piazza Armerina, se detenía el autobús e iniciábamos nosotros, no la visita a la villa romana del Casale, sino una peregrinación rápida y generalizada al baño, que generaba un dilema interno, y luego externo, al pedir a la entrada 50 céntimos voluntarios, pues ya eran muchos los gastos, pero claro…

Jorge Romanillos fue en esta ocasión quien hizo una introducción a estos que eran los restos arqueológicos romanos más importantes de toda Sicilia. Conservados por una inundación que los sepultó en la capa protectora del barro y del olvido durante siglos, la villa del Casale conserva una de las colecciones de mosaicos romanos originales más impresionantes del mundo. Es difícil explicar esa sensación de entender a los romanos a través de los propios romanos, sin traductor de por medio, si un mosaico vale más que mil palabras, la villa del Casale vale más que un millón. Seguramente todavía habría gente allí si David no hubiera mandado un mensaje avisando de que iba a dar comienzo la formación. A través de un breve análisis de la evolución romana desde su época estoica hasta su época más epicúrea, parece poder trazarse una correlación entre la relajación de la moral y la destrucción de Roma, y brota, de un modo casi automático, la analogía al periodo actual: lo tenemos todo, pero… ¿Estamos realmente progresando con el progreso? ¿Vivimos vidas cada vez más plenas? ¿Avanza o retrocede nuestra sociedad?

Como suele ser habitual, con más preguntas que respuestas, arrancamos el camino que nos llevaría a Agrigento, en la costa sur de la isla.

Una vez allí, tras una cenita libre, la noche congregó a casi todos en un bar de copas, pues la gracia de ser tantos es que, si no hay ambiente, se crea y, si no hay fiesta, se lleva, aunque sea domingo en Agrigento.

Día 5
Llega un punto en el viaje en que, normalmente, el asombro sigue el curso de una curva de rendimientos decrecientes, sin embargo, ni la ELU ni Sicilia son normales, y el quinto día fue escandaloso de emocionante y bonito, por definirlo en pocas palabras.

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Aquella mañana tuvo lugar nuestro encuentro, en vivo y en directo, con algunos de los grandes templos que tantas veces habíamos visto desde pequeños en las pequeñas imágenes de nuestros libros de texto. Pues, en efecto, tal y como explicó Jorge Romanillos, la hoy modesta ciudad de Agrigento alberga la mayor concentración de templos griegos del mundo, construidos a lo largo de los siglos desde que se fundase la colonia en el año 580 a.C. y financiados por la enorme relevancia comercial que llegó a atesorar esta polis: ubicada en el corazón del Mediterráneo, en el punto de encuentro entre Oriente, Occidente, África y Europa.

Tras un tranquilo y soleado paseo a través del Valle de los Templos, disfrutamos a la sombra, con olor a verano, de una nueva formación. David nos habló sobre la correlación existente en el mundo griego entre el perfeccionamiento exterior y la virtud interior, así como de la evolución de la areté desde una virtus heroica, que busca inmortalizarse en el recuerdo, hacia una más asociada a la contemplación pacífica, que persigue un mayor disfrute de la vida a través de los actos cotidianos del día a día. Por su parte, Juan nos invitó a descubrir los mitos y los héroes que, aunque actualizados, y sin esta denominación, aún hoy nos acompañan: desde Star Wars y el El señor de los anillos hasta Capitán América y Spiderman, pues seguimos necesitando historias y referentes “que nos señalicen el camino”, aunque, eso sí, la posmodernidad reemplace “la iluminación-revelación de los griegos por el esfuerzo personal”.

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Davide, pues Giovanni se puso malo el día anterior, nos llevó a lo largo de 100 km por la costa hasta Selinunte, un pueblecito a pie de playa. Allí fue donde los Jaimes, el uno con bañador y el otro con muchas ganas, aprovecharon para zambullirse en la gran piscina del Mare Nostrum, que permanece abierta en febrero. Mientras, el resto miraba entre risas y comida de súper desde el pantalán.

Cuando María, David y Juan se terminaron el pez espada y los gambones que les sirvieron en el chiringuito de la playa, y que casi pudimos saborear por las gozosas descripciones del director de la ELU, dio comienzo una de las asambleas más apasionadas del viaje. Allí, rodeados por el gris-azul metálico de un mar que atardece entre sol, viento y nubes, envueltos por el regular e incesante morir de la olas, formando un círculo y una comunidad, hablamos sobre cómo ser héroes en nuestro día a día, o de si realmente habíamos de serlo, manteniendo un debate paralelo, en siglos y en argumentos, al de los griegos. Asimismo, abordamos el tema del amor, debatiendo, por un lado, sobre la manera en que teníamos que amar o, al menos, sobre el horizonte moral que habríamos de tener al amar: si en función de lo que nos aporta y nos hace sentir el otro, o si de un modo puro en base al propio ser de la persona amada; y, por otro lado, estableciendo diferentes tipos de amor, pues parece claro que no se ama de un mismo modo a una madre y a un novio o novia. Además, surgió y tratamos recurrentemente las implicaciones radicalmente opuestas que suponen estas dos formas de entender la vida: ver en ella una lucha individual por tomar las riendas y mantener el control a través del esfuerzo personal, o encarar la vida como un don, como un regalo que a uno se le da por lo que es, “de un modo inmerecido y gratuito”.

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A pesar de lo acalorado de la asamblea, el fresco que empezaba a levantarse y la decisión de no perdernos el Parque Arqueológico de Selinunte nos llevaron allí mismo. Si había resultado impresionante la visión de los templos aquella misma mañana, imponente sería la palabra para describir la entrada a uno de ellos: puede sentirse la grandeza de los dioses inspirada por la magnitud de las columnas. Jorge Peña nos habló sobre aquella antigua ciudad griega, describiéndonos el ambiente que pudo haber llenado la acrópolis, y narrándonos los encuentros y desencuentros que moldearon la antigua Selinunte hasta llegar a las ruinas que la integran hoy.

Nos despedimos del día y de las antiguas civilizaciones para dirigirnos hacia la costa norte, donde nos aguardaba Palermo. Entrar allí, con sus grandes calles comerciales, llenas de luces y de escaparates, fue como regresar al siglo XXI, para bien y para mal.

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Por variar un poco, pedimos pizzas para cenar, y algunos apuraron las últimas oportunidades para probar el canolo de ricota. Después, nos dirigirnos a una zona de bares con mucha gente y buen ambiente de fiesta, pues era lunes, pero también Palermo y, tras tomarnos algo por allí, Jorge de Diego nos guió a un karaoke en un intento de volver al Mamma África. El sitio, sin embargo, y gracias a Dios, resultó ser mucho más agradable, y pudimos bailar y cantar juntos en español, en inglés y en italiano, así como escuchar cantar, fascinados, a Giovani, de quien más tarde supimos que era un cantante famoso en la ciudad.

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Uno puede ver, en las conversaciones y en las miradas, cuándo es el último día. De repente, los momentos más normales tienen un algo especial, un cierto punto de escasez que lleva a tratar de saborearlos mejor.

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Tras cerrar por última vez las maletas, salimos al encuentro del Palermo diurno. En la Piazza Giuseppe Verdi, frente al monumental Teatro Massimo, Carmen y Ana nos presentaron la ciudad y nos hablaron de la ópera que se encontraba junto a nosotros y que está dedicada a Victor Manuel II de Italia, siendo la más grande de Italia y la tercera más grande de Europa. Además, haciendo uso de los últimos ahorrillos del bote común, gestionado por Natalia y por Jorge Romanillos bajo la supervisión contable de Nico, tuvimos la oportunidad de recorrerla por dentro con una visita guiada. Si bien sorprenden ciertas grietas y goteras en algunos de los pasillos, el patio de butacas, el proscenio y el telón de boca ponen fin a cualquier duda en lo relativo a su majestuosidad.

Después, callejeamos pasando por los Quattro Canti y deteniéndonos en la Fontana Pretoria antes de entrar en la Concatedral de Santa María del Almirante, donde pudimos observar la huella bizantina y la mezcolanza de estilos artísticos que la caracterizan.

La última formación del viaje tuvo lugar frente a la catedral, cerca de una estatua de Santa Rosalía, patrona de la ciudad. Desarrollando un tema que ya había aparecido en varias ocasiones, Juan nos habló del posmodernismo, que, pese a habernos ofrecido una prosperidad material sin precedentes, puede llegar a esclavizarnos bajo una atractiva apariencia de libertad. Juan nos explicaba que esto es debido a, principalmente, “la afirmación del individuo hasta el extremo”, “la incomunicabilidad” que supone hablar sin comunicarse y la pérdida de libertad ‘real’ que representa “la afirmación de la rebeldía como un valor”.

Hubo, tras la formación, quien no quiso perderse la oportunidad de hacer unas últimas compras, y también quien aprovechó para catar una última pizza, un último gelato, una última granita...

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Monreale fue nuestra última parada antes del aeropuerto. Situada sobre una colina a escasos kilómetros de la capital de Sicilia, domina Palermo y es famosa, tal y como Marta Morcillo nos contó, por su espectacular catedral de estilo árabe-normando del siglo XII, en cuyo interior se encuentra un tesoro formado por grandes mosaicos dorados que representan el Antiguo y el Nuevo Testamento. Fue bonito despedirse visitando el claustro, un precioso espacio con apariencia armónica y uniforme que está compuesto, y se sostiene, por infinidad de columnas distintas unas de otras, con formas variadas y colores diversos, de algún modo, si se quiere, como la ELU.

Tras asomarnos a las vistas de Palermo y tomarnos un último café, emprendimos nuestro rumbo hacia el aeropuerto. Allí, en medio del pasillo y del bullicio, logramos crear un espacio increíblemente íntimo en el que celebrar la asamblea final. Tuvimos la oportunidad, cada uno de nosotros, de compartir con el resto unos últimos pensamientos, un nuevo agradecimiento, un breve análisis del viaje, algún mensaje especial. Parecía ayer cuando hablábamos de nuestras expectativas en Catania, y resultaba increíble pensar que hubieran pasado tantas cosas y, a la vez, que hubieran pasado tan rápido. Fue muy, muy bonito.

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Además, y como viene siendo propio de Becas Europa y de la ELU, supimos ver un nuevo comienzo en este nuevo final. Supimos y sabemos que quedan muchos sueños por los que luchar e ilusiones que perseguir, y éramos y somos conscientes de que vendrán muchos más. Para entonces, y para ahora, cabe recordar la esencia de la ELU, eso en lo que realmente consiste el liderazgo comunitario: en ese sólo tú, pero no tú solo, en esa felicidad que solo es real cuando es compartida, en ese viaje más amplio y de por vida que esta vez nos ha llevado a Sicilia, pero que recorremos juntos, cada uno, y cada día.

Vida ELU

VIAJE ACADÉMICO 2019: EL CAMINO DE SANTIAGO

Por:

Por: Patricia Ramos González 

Con colaboración de: Elena López González, Tessa Mondría Terol y Gustavo Álvarez Fernández

Antes de comenzar con la crónica me gustaría pedir perdón.

Yo me ofrecí a redactar estas líneas mucho tiempo antes de que la ruta comenzara, de modo que todavía no alcanzaba a imaginar lo complicado que sería transmitir todas las experiencias y emociones vividas del 30 de junio al 7 de julio a quienes no las presenciarían. De ahí mis disculpas a los lectores -por si la emoción le gana demasiado terreno a la objetividad- y a mis compañeras y compañeros de travesía -por si no logro hacer plena justicia a todo lo que experimentamos juntos-.

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Galicia es una tierra preciosa y merecedora de ser admirada por cualquier turista, pero, en nuestro caso, ni los frondosos helechos que nos escoltaron en nuestro caminar ni los retirados pueblos que acogieron a nuestros pies cansados ni siquiera el ver la Catedral fueron el objetivo de nuestra visita (la verdad es que si sólo hubiera sido eso, me habría gustado ahorrarme el dolor de piernas).

Cada cual llevaba unos motivos consigo -intenciones de buena voluntad, ganas de domar su espíritu, rememorar el viaje de Becas que los unió o integrarse plenamente en la ELU- que Chema Alejos, formador (y casi guía espiritual) del viaje, nos invitó a compartir los días iniciales y que Esther, mentora de la ELU- nos animó a materializar en cintas de colores que anudaríamos en nuestras mochilas.

Sin embargo, yo creo que estas primeras expectativas sobre el viaje cambiaron ya desde la primera tarde, cuando el sol y el mar de Finisterre nos anunciaron sin nosotros ser conscientes que, allí donde terminaba el mundo, comenzaba nuestra transformación.

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Día 1: Finisterre – Muxía
Para agrado de unos y disgusto de otros, nuestras caminatas se iniciaban con una hora de silencio en la que algunos trataban de buscarle un sentido a toda su existencia y otros, en el extremo opuesto, intentaban a toda costa sacarse la última canción de Bad Bunny de la cabeza.

Pensándolo con perspectiva, esa hora de callar para escuchar nos ayudó bastante con ese cambio espiritual que todo el mundo dice experimentar en el Camino de Santiago; sin embargo, también tuvo otra utilidad aparte de la introspección y es que, de no haber estado, los temas de conversación se habrían acabado bastante antes de completar los 30 km de algunas etapas.

El tramo de Finisterre a Muxía fue una de ellas.

Cuando pusimos pie en nuestro primer destino -bendito el momento de la llegada-, creímos haber completado el tramo más largo, pero esa noche nos enteramos de que al día siguiente tendríamos que recorrer otros tantos kilómetros. Esta vez, con un peso adicional en la mochila: el del agotamiento, que sería nuestro más fiel compañero hasta el regreso a Madrid. Menos mal que la abundancia de la cena nos calmó los ánimos.

Entre risas, botellas de vino de la tierra y varios “pásame el agua” pusimos punto y final a un intenso primer día.

Día 2: Muxía – Dumbría
El vendaval que nos recibió a la mañana siguiente hizo que nos pesaran algo más las piernas al ponernos en marcha, pero ni el frío ni las agujetas ni los pasos en falso (estuvimos a punto de perdernos varias veces) evitaron que llegásemos a Dumbría.

Al quitarnos los zapatos fueron apareciendo las primeras ampollas y unos tímidos dolores de espalda, rodillas y tobillos. Fue aquí cuando las muestras de compañerismo se hicieron más palpables. Limpiar heridas en pies ajenos no es agradable, pero no faltaron manos para ofrecer unos primitivos primeros auxilios a quienes lo necesitaran.

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Este día comprendimos que, aunque cada cual lleva un ritmo distinto al caminar, el trayecto se hace mucho más ameno cuando vas en grupo.

Como el cansancio físico parecía no ser suficiente, Chema decidió terminar de agotarnos mentalmente hablándonos de realidades cerradas y abiertas y de la importancia de tratar a las personas como estas últimas con el fin de que puedan desplegarse en todo su esplendor.

Con estas y otras reflexiones nos fuimos a dormir, sin saber que el siguiente día sería bastante más duro.

Día 3: Dumbría – Vilaserio
En medio de una calle de este pequeñísimo pueblo realizamos las primeras curas de nuestro tercer día de marcha. Hubo a quien prácticamente no le cabía el zapato de la cantidad de gasas que llevaba en los talones. Tomando como ejemplo la jornada anterior, decidimos caminar en grupo.

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Pese al apoyo que nos dimos mutuamente, el cansancio nos pesaba más de lo que nos habría gustado. Tanto, que varias personas sentían que no podían caminar más. Entre tobillos que se iban inflamando y rodillas que empezaban a fallar, nuestra energía estaba bajo mínimos.

Pocas veces levantábamos la vista del suelo, en parte para evitar pisar mal y en parte porque preferíamos no ver las pendientes que teníamos que subir para, justo después, descubrir una nueva cuesta a escasos metros.

En estos duros momentos, el ruido interior que nos susurraba “no puedes, no puedes” se vio acallado por los primeros acordes de una canción pachanguera que comenzaba a sonar en uno de los altavoces del grupo.

Al ritmo de melodías más o menos actuales, fuimos avanzando por un sendero que ya no parecía tan arduo. Sacamos fuerzas de sitios insospechados, no sólo para seguir caminando, sino también para cantar, bailar e, incluso, saltar tan alto como sonaba la música.

Esa tarde recargamos nuestras pilas gracias a las risas que compartimos en una terraza y al sonido de una guitarra que varios se atrevieron a rasguear.

Día 4: Vilaserío – Negreira

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Amanecimos con la maravillosa sensación de que la etapa que nos esperaba sería la más corta de todo el Camino: apenas 20 km.

Aun así, tres personas no estaban en condiciones de caminar y tuvieron que coger un taxi hasta el Centro de Salud de Negreira.

Fue muy agradecido llegar allí, porque nuestros compañeros nos estaban esperando con una sonrisa. Tuvimos que esperar hasta que el albergue abriera, pero ese tiempo juntos nos permitió preguntar por el estado físico y mental de los otros y compartir nuestras sensaciones con quienes no habían podido ir a pie.

Negreria era todo lo contrario a Vilaserio. Si este último era un pueblecito en el que el silencio de las montañas te invadía por dentro, el destino de este día parecía una ciudad en miniatura. Acostumbrados a encontrarnos con apenas un restaurante en cada destino, aquí tuvimos serios problemas para escoger el lugar donde comer.

Cuando sí nos pusimos todos de acuerdo sin problema fue al proponer ir a la piscina. Las horas tumbados al sol y el baño del que disfrutamos les sentaron a nuestros músculos como una sesión de spa.

Día 5: Negreira – Santiago
Con energías renovadas, afrontamos nuestro último día de caminata sin creernos que estuviéramos a punto de llegar.

Nuevamente, algunos compañeros tuvieron que ir en taxi e, incluso, en ambulancia.

Recordaréis que el primer día hablamos de los motivos que cada uno tenía para hacer el Camino y que estas intenciones las materializábamos cada mañana atando una cinta de color a nuestra mochila.

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Para aquellas personas que desde un principio querían peregrinar a Santiago como ofrecimiento para que estas intenciones se cumplieran, fue muy desesperanzador ver cómo una tendinitis traicionera les impedía culminar a pie el trayecto.

En medio de esta situación, volvimos a presenciar grandes muestras de compañerismo en forma de una mano amiga que se ofreció a llevar en su propio macuto las voluntades de quien no podía.

A quienes caminamos, ver la Catedral de Santiago a lo lejos nos pareció un espejismo, pero a medida que fuimos entrando en la plaza del Obradoiro empezamos a asumir que por fin habíamos llegado a la meta de la carrera que comenzamos en Finisterre.

En este estado de confusas emociones nos recibieron un grupo de jóvenes del Colegio Mayor en el que nos alojaríamos. Desde el primer momento hicieron que nuestra estancia fuera maravillosa. Allí pudimos encontrarnos con dos alumnos de la ELU que estudian allí y que nos acompañaron en todo lo que compartimos: una emotiva misa en la que hasta los no creyentes sintieron “algo”, el abrazo al Santo en la Catedral y un último grupo de trabajo en el que varios rostros se llenaron de lágrimas de agradecimiento por haber compartido toda esta experiencia con el grupo.

Día 6: Vuelta a casa y conclusión
Cuando iniciamos el viaje, muchos queríamos averiguar qué tenía el Camino de Santiago que no pudiera encontrarse en una visita a cualquier otra ciudad.

Por supuesto el grupo que te acompaña es importante. Personalmente, creo que cualquier viaje académico de la ELU tiene un poder transformador increíble, ya sea a Santiago, París o Cancún.

También es cierto que ser consciente de que quienes caminan a tu lado comparten el mismo dolor físico ayuda a crear un vínculo lo suficientemente fuerte como para poderse apoyar en él durante los momentos más duros.

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Sin embargo, lo que yo creo que nos ha unido realmente es el propósito de ofrecer todo este esfuerzo -los madrugones, el frío, las ampollas, etc.- por unas peticiones que se elevan más allá de unas cintas de colores.

Por todo esto, si empecé la crónica pidiendo perdón, quiero acabarla dando las gracias. Gracias a María Longás y al Comité del viaje por haber organizado esta experiencia, a Esther por habernos ayudado a vivirla más espiritualmente, a Chema por guiarnos y abrirnos a realidades para nosotros desconocidas, a mis compañeras y compañeros por poner al servicio del grupo sus consejos y vivencias y, por supuesto, a quienes hacen que la ELU sea el mejor caldo de cultivo para crecer personalmente.

Estoy deseando volver a veros en septiembre.

Cultura

VIAJE ACADÉMICO DE LA ELU A RUSIA. MARZO 2018

Por:

Rusia desde fuera, por José Luis Parada
Nos aproximamos a Rusia como un turista al mismo tiempo emocionado e intranquilo ante semejante destino. Rusia aún tiene un halo de misterio, de extrañeza y de estalinismo que a uno sobrecoge. Y a pesar de eso, parece que atrae con su marchamo de gran potencia universal de las artes y la geopolítica.

Atraídos, pues, nosotros, decidimos que las cosas se temen menos cuando se conocen, y de ahí que planificáramos un programa de formación que se desarrollaría a lo largo del viaje, y que pasara por la historia, la política, la espiritualidad, las bellas artes y el urbanismo, en lo que podríamos definir como una mirada desde fuera.

1El interés de la ELU por Rusia reside en su cuádruple condición de: a) frontera oriental de Europa; b) escenario de la Revolución Rusa, que es la manifestación política de la cosmovisión marxista (del mismo modo que la Revolución Francesa es la manifestación política de las ideas ilustradas); c) epicentro de uno de los dos bloques en que se dividió el mundo durante gran parte del siglo XX; d) reconstrucción como gran potencia, bajo el modelo de un capitalismo autoritario, que demuestra que aquel fin de la historia que proclamó Fukuyama está lejos de ser real.

Para comprender todo esto a fondo, los alumnos han realizado una notable labor de investigación, de manera que han ido desvelando el ser de Rusia (como puede comprobarse en los Anexos) a partir de algunos de sus más importantes acontecimientos históricos y de sus personalidades más destacadas. Así, en el ámbito de la historia y la política, hemos conocido la transición del europeísmo de zares como Pedro I o Catalina la Grande, hasta la eslavofilia de los últimos cuatro zares, de Nicolas I a Nicolás II, y su carácter imperialista y autoritario. También el “fracaso” de la Revolución de 1905, que pondría las bases para la Revolución de 1917 y, de ahí, la relevancia de Lenin, el totalitarismo de Stalin, la incertidumbre de Breznev y Kruschev durante la Guerra Fría, el liderazgo de Gorbachov durante la Perestroika, la adaptación de Yeltsin y el renacer ruso a cargo de Putin, elecciones presidenciales por medio incluidas.2

El ámbito cultural tampoco podía faltar, y de este modo, hemos vivido y reflexionado sobre la espiritualidad ortodoxa (visitando iglesias, oliendo incienso y participando en su rito dominical), sobre la universalidad de las letras rusas (representadas por Dostoievski, Totlstoi, Pushkin, Gogol, Chéjov y Tsvetayeva-Ajmatova y donde se observa la tensión entre europeísmo y eslavofilia, tradición y revolución, formas clásicas y modernas), el dinamismo de unas vanguardias artísticas honestas y rebeldes, la experimentación cinematográfica entre el expresionismo y el realismo, la música a un tiempo sosegada y brutal y la manifiesta diferencia entre dos formas de organizar una ciudad, Moscú y San Petesburgo.

Por ello, es de agradecer a los alumnos su dedicación y trabajo, pues de esta manera hemos conocido un poco más el país… desde fuera, es decir, como advenedizos. Sin embargo, este viaje ha traído consigo algo más: una serie de visitas institucionales que relatarán los alumnos en esta crónica, y que nos han permitido conocer un poco mejor el país, desde dentro.3

Instituto Cervantes en Moscú, por Juan José Prados
Nuestra primera parada del viaje reflejaría la propia esencia del mismo como estación perfectamente balanceada entre lo cultural y lo institucional; preludio de nuestra inmersión completa en el país de destino.

De la mano de Abel (Director), Tatiana (Gestora cultural), y Manuel (Jefe de estudios), pudimos conocer la labor de las sedes internacionales de nuestra cultura patria, así como entrevimos las profusas relaciones entre dos países, tan lejanos pero tan “de cuento”, como Rusia y España; “Igual que a España le regalamos Pushkin, España nos regaló a Cervantes”.4

Y es que ya adelantaba Unamuno “tengo la sensación de que Tolstoi es español”, pues algo parecido debieron pensar “ellos” tras leer a nuestros autores consagrados como Tirso de Molina en la Donación del Pueblo Español encuadernada para la URSS; o cuando las obras lorquianas emanaban mensajes de libertad frente al régimen comunista, al tiempo que los Niños de la Guerra consolidaban las bases de un cierto legado e interés por lo español en Rusia, que aún hoy perdura y se refleja en un Instituto Cervantes que es seña de calidad y de autenticidad; no podemos tener mejor representación, ni mejores referentes…

Cena con Vasily Pushkov (Sputnik), por Markus
5El jueves por la noche tuvimos la oportunidad de hablar con un verdadero ruso por primera vez: Vasily Pushkov, el ‘Jefe del Centro de Proyectos Internacionales’ de la agencia de noticias estatal Rossija Sewodnja. Rossija Sewodnja opera Sputnik News, una agencia de noticias dirigida a audiencias extranjeras y que cubre noticias rusas e internacionales. La función de Vasily es establecer alianzas con agencias de noticias extranjeras y otros proveedores de noticias.

Invitamos a Vasily a unirse a nosotros en lo que pensamos que era un restaurante típico ruso.6 Sin embargo, Vasily se apresuró a aclarar que lo que estábamos a punto de comer no era ruso: el restaurante servía cocina uzbeka. La comida fue sin embargo excelente y abundante.
Vasily fue un anfitrión encantador, que se lanzó a hablar sobre la vida en Moscú, sus viajes, su familia, su trabajo e incluso sobre política (las elecciones presidenciales y la política exterior rusa) mientras evitaba hábilmente que los temas controvertidos ocuparan demasiado espacio.
La velada brindó una de las raras oportunidades de hablar abiertamente con un ruso y debatir sobre los temas que mueven a la Rusia actual.

Embajada de España en Moscú, por Ángela Ramos
Ante el objetivo que nos habíamos fijado de conocer más a fondo la política exterior rusa y sus relaciones con nuestro país, la Embajada española en Moscú constituía una parada obligatoria.

En la que fue una de las primeras visitas institucionales del viaje, recibimos algunas pinceladas acerca del papel de Rusia en conflictos como los de Crimea o Siria, o su posición con respecto a Estados Unidos o la Unión Europea. Si bien es cierto que desde 2014 ha existido una innegable incomprensión entre Occidente y Rusia, España ha sido siempre bien valorada, considerada un país importante dentro de la Unión Europea con el que hay interés de dialogar.

Esto ha permitido a los dos países fomentar los intercambios culturales, algo que ha sido crucial tras las etapas de franquismo y comunismo vividas en cada uno de ellos. De la mano de Don Ignacio Ybáñez Rubio, embajador español en Moscú, pudimos ratificar lo que ya nos habían contado en el Instituto Cervantes; que en Rusia la lengua y cultura españolas son verdaderamente apreciadas, hasta el punto de ser primer idioma en numerosos colegios, y ofertarse incluso la doble titulación en bachillerato español y ruso.

7Sin embargo, esta relativa buena relación es difícil de extrapolar al marco internacional, ya sea por tratados que no se cumplen (acuerdos de Minsk para facilitar el diálogo y la resolución de la disputa en el este y el sur de Ucrania), o distintas formas de gobernar (mientras que en Rusia una idea se lleva a su ejecución por medio del presidente, en la UE debe ser sometida a una puesta en común en el consejo de ministros, lo que inevitablemente dificulta y ralentiza su aplicación).

En cuanto a otros conflictos armados como el de Siria, se concluyó que la intervención extranjera apoyando un bando u otro está suponiendo una prolongación de la guerra. Teniendo en cuenta que Estados Unidos y Rusia no tienen intención de comenzar un enfrentamiento directo, dadas las nefastas consecuencias que tendría para ambas potencias, una posible solución sería una discusión política en la que decidieran su propio fin las fuerzas armadas sirias, incluyendo su gobierno.

En definitiva, son numerosos frentes los que Rusia tiene abiertos actualmente, pero si algo ha quedado claro en este viaje, es que nada allí es en realidad como lo vemos desde fuera, siendo difícil de explicar esta realidad política y social desde la óptica europea y tampoco podemos tratar de aplicar un sistema de corte y funcionamiento de Rusia, siendo como es un país con una historia y un perfil tan diferente al nuestro.

Delegación de la Unión Europea en Rusia, por Ignacio Leonardo Pueyo
A orillas Del Río Moscú, rodeados por una atmósfera gélida e histórica con la plaza roja y el Kremlin perfectamente divisibles, procedemos a visitar la Delegación de la Comisión Europea en Moscú. Tras acomodarnos, Sanjin Soldatic procede a realizar una ronda de presentaciones para facilitar la interacción en el coloquio.8

Mirko Kruppa (Head of Politics) nos explicó los intereses de la Unión Europea en Rusia, como potencia económica mundial debido a sus reservas energéticas. Abordó el conflicto de Crimea y las sanciones económicas que conllevó de forma mutua. Insistió en la necesidad de que Rusia cumpliera con los acuerdos de Misk. Y finalmente trato de describir la sociedad rusa, apostillando que el mayor desafío al que se enfrenta la UE es la confianza mutua.

Posteriormente, Luis Portero (Head of Economiscs) nos mostró también su largo recorrido y nos reveló la función clara de la Delegación de la UE, facilitando la política común y la política de cooperación. Nada extraño teniendo en cuenta que Rusia es el 4° socio comercial más importante para la UE, que cada año compra mercancías por valor de 226 mil millones. Del mismo modo la UE compra el 45% de mercancías que Rusia exporta mundialmente.

Como broche al coloquio, se abordaron temas como la contaminación y los intereses en energías renovables; movimiento LGTBI; y la promoción de “compras patrióticas” como instrumento para fomentar la marca Rusia en el país.
Indudablemente este Q & A, nos permitió ir conociendo las distintas realidades institucionales que eran uno de los claros objetivos de nuestro viaje académico.9

Estudios de Russia Today, por Sara Álvaro
Cuando hablamos de medios de comunicación no podemos evitar mantenernos un poco escépticos. ¿De qué postura tratarán de convencerme esta vez? ¿A qué partido político quieren que vote? Extrapolando esta situación a un contexto más internacional, cuando tuvimos la oportunidad de visitar los estudios de Russia Today todos estábamos, como poco, emocionados. Por fin íbamos a conocer la perspectiva rusa (aquella que tanto se omite en libros de historia y en prensa) acerca de los acontecimientos pasados y actuales. Conoceremos como es Putin para los que están ahí dentro, qué significó para Rusia la Guerra Fría o La Segunda Guerra Mundial, y por qué siempre resultan ser los malos y marginados por la historia a costa de países que salen victoriosos y benévolos.11

De la mano de Javier Rodríguez Carrasco, periodista español que trabaja como presentador en el programa El Zoom en el canal en español de RT, pudimos percibir con mayor nitidez cual es la versión de Rusia. Un programa que va muy enfocado a sacar a relucir aquellas verdades que muchas veces se obvian o tergiversan. En su desarrollo se entrevista a distintos profesionales relevantes en el contexto actual, sin importar su ideología, y se hace cuestionar al público si lo que hemos estado dando por evidente durante tanto tiempo es ciertamente la verdad o sólo una esquina de todo cuadro que conforma la realidad.12

De esta visita nos quedamos con una gran reflexión acerca de los medios de comunicación y de la verdad y su relatividad. También con la gran magnitud de espectadores internacionales con los que cuenta RT (tienen canales en ruso, español, inglés, árabe, francés…). Pero nos vamos también algo reticentes ante la perspectiva de que su verdad sea la absoluta. Si nos han hecho plantearnos la veracidad de lo que nos cuentan, es de esperar que esto se aplique a todos los contextos. Y esa es la moraleja que sacamos de la visita, la de forjar espíritus críticos, resumible en su propio eslogan: “Question more”.

Metro de Moscú, por Blanca González Lavín
El Metro de Moscú, inaugurado en 1935, es conocido también como el «palacio subterráneo». Con una longitud de 360 kilómetros es el tercero del mundo tras los de Londres y Nueva York.

Consta de 14 líneas y 212 estaciones. Actualmente es el primero del mundo por pasajeros llegando a transportar 2.389 millones de pasajeros en 2011, y 9,27 millones en un sólo día. Como comparación, el metro de Madrid tiene 289 estaciones y 294 kilómetros. Transportó en 2016 585 millones de personas, es decir, la cuarta parte del metro de Moscú tiene un trazado radial. En la línea circular, la voz que anuncia las paradas es masculina si se viaja en sentido se las agujas del reloj y femenina en sentido opuesto. En las demás líneas, se usa la voz masculina cuando nos acercamos al centro de la ciudad y femenina si nos alejamos de él. Resulta curioso ver cómo han resuelto en este detalle el tema de la igualdad y paridad cuando en España es una cuestión de contínuo debate.

13Una de las cosas que más choca es la gran profundidad de las estaciones, esto es debido a que la mayoría se construyeron durante la Guerra Fría y se hicieron así para que sirvieran de refugios nucleares en caso de estallar una nueva guerra. La estación más profunda es Park Pobedi (85 metros de profundidad) y tiene la escalera mecánica más larga, de 126 metros.

El Metro de Moscú es visita obligada, ya que está lleno de historia y de obras de arte. La decoración es suntuosa (“realismo social”), está lleno de: esculturas, lámparas de araña, vidrieras, estatuas de soldados y mosaicos y azulejos que representan escenas propias de la clase campesina trabajando. También está ampliamente representada la imagen de Lenin y diferentes obras sobre la guerra.14

Antes de entrar en el metro, se tiene la curiosidad de estar ante un elemento casi propagandístico, y un exponente más de la guerra fría y de la competición entre EEUU y la Unión Soviética. La realidad no decepciona. 15Tecnológicamente, no es más avanzado que otros metros de Europa, pero impresionan sus volúmenes y la suntuosidad de los acabados: suelos, techos, iluminación y decoración. Parece algo anacrónico y más propio del tiempo de los zares que del periodo posterior a la revolución. Merece la pena visitarlo.

Mausoleo de Lenin, por Oscar I. Barracchini
Los -19º con que nos despertamos en esta soleada mañana de sábado auguraban un día memorable. No defraudó. Después de un poderoso desayuno emprendimos una caminata de casi una hora desde nuestro hotel hasta el corazón de Moscú por unas gélidas, pero bellísimas, avenidas hasta llegar al mausoleo de Lenin, en plena Plaza Roja.16

El mausoleo se presentaba como símbolo de la historia de un país de contrastes, no en vano se erigen las Galerías GUM justo en frente de la tumba del gran ideólogo de la Revolución Socialista de Octubre de 1917. La solemnidad y el respeto rigen en una visita imponente e indescriptible en la que rezumaba una cierta veneración- más allá del respeto por la historia común- que el propio Lenin explica en El Estado y la Revolución (1918)-: “el marxismo educa a la vanguardia del proletariado, vanguardia capaz de tomar poder y conducir a todo el pueblo al socialismo, de dirigir y organizar el nuevo régimen, de ser el maestro, el dirigente, el jefe de todos los trabajadores y explotados en la obra de construir su propia vida social sin burguesía y contra la burguesía. Esa vanguardia; ese maestro; ese líder, en definitiva, era Vladímir Ilich Uliánov, Lenin. Y así se le reconoce en su lugar de descanso.

Kremlin de Moscú, por Álvaro Prados
Tras pasear por la Plaza Roja y sus anexos, no podíamos dejar de acercarnos al Kremlin antes de abandonar el centro histórico-geográfico de la ciudad de Moscú. Nuestra aproximación, de unas dos horas, a este entorno aunó dos aspectos imprescindibles como son la arquitectura (con influencias rusas y del renacimiento italiano, fundamentalmente) y la religión.

Particularmente, nos entretuvimos en la llamada Plaza de las Catedrales donde se ubican, entre otras, la Catedral de la Anunciación, la Catedral del Arcángel y la Catedral de la Asunción, que nos dieron pie a analizar la importancia de la iconografía en la religión ortodoxa, plantear dudas sobre nuestra cercanía o lejanía teológica, y divagar sobre el misticismo inherente a los ritos ortodoxos vinculado con la presencia del iconostasio a modo de velo entre la nave de los feligreses y el santuario. Por supuesto, esta introducción a la espiritualidad del país sería completada la tarde del domingo en San Petersburgo.

Para finalizar y poner rumbo al Jardín de la Victoria y al Museo de la Gran Guerra Patria, nos despediríamos de este enclave crítico para la vida terrenal y espiritual rusa paseando entre otros de sus atractivos, como el cañón del Zar.17

Nuestro grupo andando por la ‘Plaza de las Catedrales’. De izquierda a derecha: El campanario de Iván el Grande, la Catedral del Arcángel, y la Catedral de la Anunciación.

Museo II Guerra Mundial, por Abraham Velarde
El viaje de la Escuela de Liderazgo no pretendía quedarse en la superficialidad de lo que observábamos o escuchábamos. Esto era una18 premisa que todos los alumnos teníamos muy clara incluso antes de despegar. Los elus teníamos muy presente el objetivo de ahondar en las raíces históricas del país ruso. No podemos pretender sumergirnos en la esencia y sentido de la actual Rusia sin echar la vista atrás. Debíamos volvernos hacia el pasado, para valorar y contrastar una realidad histórica a la que nuestra visita al Museo Nacional de Historia de la Segunda Guerra Mundial nos empujaría.

Tras habernos alejado del centro de la capital moscovita, salíamos del metro expectantes por lo que sería nuestro próximo descubrimiento. El Museo de la Segunda Guerra Mundial, hasta hacía un año conocido como “Museo de la Gran Guerra Patriótica” se alzaba al final de la “Plaza de la Victoria” que recorrimos mientras comprobábamos con detalle sus enormes dimensiones.

19Antes de comenzar nuestro paseo por la historia, no pudimos evitar volver la mirada hacia el cielo para comprobar donde tenía fin el gigante obelisco que se levanta triunfante delante del Museo. 141’8 metros en honor de los 1418 días en los que la Segunda Guerra Mundial dejó su huella sobre el pueblo ruso. El monumento, se considera una representación del heroísmo ruso, no solo en la Segunda Guerra Mundial sino también en otros episodios de su historia, y así se encarna este mensaje en la escultura de la Diosa Griega de La Victoria que corona el monumento, en cuya base observábamos, no sin dificultad a causa de los montones de nieve, un San Jorge igualmente triunfante matando al dragón.

El Museo que nos disponíamos a visitar se inauguró el día del cincuenta aniversario del llamado “Día de la Victoria” (victoria de la Unión Soviética y los Aliados sobre la Alemana Nazi, el 9 de mayo de 1945). El edificio, que por sí solo sorprende por sus grandes dimensiones, su arquitectura y la disposición de sus grandes salas, parecía querer transmitir al visitante el sentimiento de nación imperial, de gran imperio. En él se albergaban numerosas exposiciones y dioramas, que junto a una impresionante proyección de sorprendentes efectos audiovisuales y sonoros nos acercaron a la II Guerra Mundial. Igualmente impresionante nos parecieron los salones de la Memoria y el Dolor.

20Pocas veces habíamos tenido la oportunidad de contemplar la historia siendo tan partícipes de la exposición, y es que las logradas recreaciones de los escenarios bélicos más significativos invitaban al espectador a sumergirse en el conflicto como si de un combatiente o civil atónito se tratase.

Conocer la historia desde, la poco frecuente en el mundo occidental, perspectiva soviética fue sin duda una de las grandes experiencias didácticas del viaje. Aun así, lo inabarcable de la historia nos resulta una excusa perfecta para volver y seguir descubriendo todo lo que nos quedó por ver aquella fría y memorable mañana de marzo.

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El Hemitage, por Francesco Davoli
Ir a San Petersburgo sin visitar el Hermitage es como ir a Roma sin pasar al lado del Coliseo. Este imponente museo, cuyo22 complejo arquitectónico está compuesto por cinco edificios que se asoman al Nevá, es uno de los más importantes del País y del mundo entero, un testimonio tangible del interés por Europa que Rusia poseía durante el período imperial: si San Petersburgo es la “Venecia del norte” con un toque parisino, el Hermitage es la “embajada” de la historia del arte europeo.

23Parece una paradoja, pero andar por los pasillos del Hermitage ha sido como volver a casa antes de tiempo: cientos de metros cuadrados de galerías dedicadas al arte italiano, español, holandés, alemán, francés… baste recordar que la colección de pinturas impresionistas francesas es de las más extensas del mundo. El museo alberga también obras rusas y de otras culturas orientales, aunque no son en absoluto las que sobresalen.

Sobre el arte no se puede hablar mucho, hay más bien que contemplarlo. Eso es lo que hemos24 intentado hacer en el breve tiempo que hemos podido dedicar a este museo inmenso: andar por los pasillos en silencio, sobrecogidos por la belleza de lo que nos rodeaba, incluyendo los edificios imponentes (en gran parte proyectados por arquitectos europeos) en los que un tiempo vivían zares y emperadores.
Es cierto que el Hermitage, y San Petersburgo en general, son la prueba evidente de la peculiaridad de la cultura rusa: amplia, variopinta, diversa, dividida y contendida entre Oriente y Occidente.

25Hemos salido de la visita rebosantes de belleza en los ojos y también con muchas cuestiones abiertas, como la pregunta sobre el sentido del arte fuera de su contexto y su cultura de origen. Además, para el próximo viaje a San Petersburgo queda pendiente el Museo Estatal Ruso, donde se puede hacer una inmersión en la parte de cultura más oriental de este maravilloso País.27

Una tarde ortodoxa, en lo religioso…y en lo político, por Beatriz Álvarez
La tarde continuó con un espacio para el recogimiento personal en un escenario inusual: la celebración de una misa ortodoxa en la majestuosa Catedral de Nuestra Señora de Kazán. El omnipresente mármol y las paredes vestidas de pan de oro nos recibieron en un silencio solo roto por la profunda voz de barítono del sacerdote.

28En el rito ortodoxo, al menos para ojos legos, el misterio se revela más claramente misterioso al quedar oculto tras el muro del iconostasio. Ello, unido a los cánticos griegos, las inscripciones cirílicas y el recitar eslavo, sumía el espíritu en un curioso estado de contemplación, propio de quien observa un fenómeno extraño y familiar a partes iguales.

La multitud de sacerdotes, el crepitar de las velas y el vaivén continuo de los incensarios no eran óbice para apreciar, en el titilar de los cuerpos que se mecían al ritmo de los salmos, e incluso en los santiguamientos inversos, la raíz de una misma experiencia religiosa; puente entre civilizaciones tan hermanas y tan desconocidas.

Pero poco sabíamos entonces de que aún abordaríamos la ortodoxia rusa desde otro ángulo. Como todas las buenas historias, ocurrió cuando menos lo esperábamos, fruto de tomar un camino que no era el correcto pero sí, finalmente, el más adecuado.

Después de perdernos intentando volver al hotel, y tras jugarnos la vida deslizándonos por una capa de hielo de un palmo de grosor que cubría el paseo junto al río Neva, llegamos a nuestro puente, iluminado por el fuego recién encendido de dos pebeteros colosales; y avistamos, a lo lejos, un difuso vaivén de banderas azules y blancas.29

Intrépidos como nosotros solos, nos lanzamos a través de los controles de seguridad hasta mezclarnos con la multitud que celebraba, en un jolgorio de música y color, la nueva victoria del presidente eterno. Si en Moscú nos sobrecogió la quietud del sepulcro del padre de la patria rusa; en San Petersburgo vimos la ebullición de la ortodoxia política… Putin y la “politics as usual”.

Paseo por San Petesburgo, por Rubén Gayarre
El lunes por la mañana, decididos y con energías renovadas nos propusimos recorrer a pie el frente fluvial de la ciudad y sus numerosos símbolos. Bajo una copiosa nevada y con el reluciente Neva a nuestro lado, congelado, como no podría ser de otra manera.

Habiendo visitado ya el pasado dia la Perspectiva Nevsky, el Hermitage y las iglesias del Salvador y Kazán nos faltaba recorrer el arco norte de la ciudad. Nos dirigimos primero al Consulado de España en Furshtatskaya Ulitsa pasando por la Isla Vasilievsky, la Antigua Bolsa de San Petersburgo, el Puente del Palacio y siguiendo el Neva por el Muelle del Palacio y el Frente Kutuzov.
Nuestra siguiente parada era el Crucero Aurora, reliquia de la Guerra ruso-japonesa y la Revolución de octubre y hoy buque museo anclado en los muelles Petrogradskaya.

Continuamos la avenida hasta la que fue la mezquita más grande toda Europa, con capacidad para 5000 fieles con sus minaretes de 50 metros, fiel reflejo de la diversidad espiritual de Rusia.

Nuestro destino final era la fortaleza de Pedro y Pablo, origen de una ciudad capricho del zar Pedro I y su deseo de crear una nueva capital con salida al mar y puerta a Europa. En su construcción murieron 30.000 obreros rusos y fue posteriormente transformada en una prisión política, por la que pasaron Dostoievski y Bakunin entre otros.

La Ciudad Azul o la Venecia del Norte no oculta su artificialidad y planeamiento cuidado y desde cero. La antigua Leningrado y nuevamente bautizada como San Petersburgo se nos reveló más humana y menos fría que las inabarcables avenidas de Moscú, estéticamente más compacta y estilísticamente más europea. Aun así, la nieve y la distancia no nos dejaron ver su aspecto urbano desde su corazón, separado en dos por más de medio kilómetro de hielo, en verano, el río más ancho de Europa.

Consulado de España en San Petesburgo, por Beatriz de León
El lunes por la mañana fuimos recibidos por , Juan Antonio Martínez-Cattaneo y Hingston cónsul general de España en San Petersburgo.

30Nuestras expectativas como estudiantes de la ELU era conocer cuál era el trabajo de un consulado así como la situación y los retos a los que se enfrenta la colonia española en Rusia, pero no solo nos contó eso, sino que durante las casi tres horas que nos recibió, nos compartió un testimonio de su experiencia y sabiduría vital (que acompaña sus casi 70 años).

Primero, nos habló de su trayectoria profesional de más de 40 años. Don Juan Antonio Martínez-Cattaneo y Hingston es un servidor público, diplomático de carrera que ha estado representando a España y a sus intereses y protegiendo a los españoles alrededor del mundo, desde Nador hasta Japón, pasando por Ecuador y hasta Iraq en tiempos de Sadam. Nos hablaba de dos palabras que van de la mano en esta profesión, vocación y sacrificio. Cuando encuentra uno la vocación va a tener que sacrificar su comodidad, la de su familia por la realización personal que supone esa profesión que te llama, eso por lo que merece la pena el sacrificio, en el caso de este cónsul, ese sacrificio consistía en mudarse cada 3 o 4 años a distintos destinos (calurosos como Iraq, fríos como Rusia) junto con su familia y a veces teniendo que estar separada de ella, por ser un servidor público. Encontrar testimonios como el suyo en un momento de la historia de España en la que la función pública está tan criticada es una auténtica inspiración.

31Por otro lado, a parte de su biografía, nos compartió un análisis geopolítico no solo de Rusia sino del mundo entero y también de España y sus intereses en el mismo que evidentemente han cambiado desde que él comenzó su trayectoria porque han acontecido verdaderos momentos estelares de la humanidad como diría Zweig, desde la descolonización, hasta caída del muro de Berlín, incluyendo la revolución iraní y el 11S.

En resumen, la verdad es que su análisis de 3 horas incluyendo anécdotas de lo más variopintas nos dejó a todos con la sensación de que él no sólo conocía la realidad de su profesión, ni la de los países a los que estuvo destinando, sino que sobre todo, conocía profundamente a España, porque uno entiende su casa cuando vive fuera de ella, y aprende a valorarla de una manera distinta.

Iglesia del Salvador sobre la Sangre derramada y Catedral de San Pedro y San Pablo, por Jugatx Orti
32La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada o Iglesia de la Resurreción de Cristo, situada en la orilla del canal Griboyédova, fue construída sobre el lugar donde Alejandro II de Rusia fue herido de muerte en un atentado. Su exterior llama la atención desde la avenida Nesky Prospekt. El interior nos sumerge en un mundo de frescos y mosaicos -más de 7.000 metros cuadrados- que cubren sus paredes y techo sin dejar un espacio libre. Hasta 32 artistas tardaron más de 100 años en completar el conjunto de escenas bíblicas. La capilla de Alejandro II es otro de los puntos interiores más impresionantes,con sus cuatro columnas y baldosas de mármol, todas diferentes.33

La Fortaleza de Pedro y Pablo es uno de los sitios emblemáticos de San Petersburgo, ya que fue la primera construcción de la nueva ciudad. Dentro de la Fortaleza se levanta la Catedral de San Pedro y San Pablo, que fue consagrada en 1733. El estilo barroco de la catedral se asemeja al de las catedrales protestantes del occidente europeo, y con su altísima aguja dorada rematada con un ángel sosteniendo una cruz, es el edificio más alto de San Petersburgo. Sus majestuosas columnas, la decoración pintada y el iconostasio pintado y sobredorado acoge las tumbas de los zares rusos de la dinastía de los Romanov. Pudimos, además, escuchar el “Padre Nuestro” cantado por un coro “a capella”, con su amplia variedad melódica propia de la música de la Liturgia Ortodoxa.

Rusia desde dentro, por José Luis Parada

¿Cómo es el pueblo ruso? En el primer encuentro institucional del viaje, Tatiana Pigariova, gestora cultural del Instituto Cervantes en Moscú, nos habló de la nostalgia imperial, de la combinación de lo trágico y lo humorístico, de cierta esencia barroca (“el orden producido por el desorden”, como decía Alejo Carpentier, y que nos asemeja a rusos y españoles). En el último encuentro, el cónsul español en San Petesburgo, Juan Antono Martínez-Cattáneo Hingston, se refirió a cómo el pueblo ruso es rudo, sabe sufrir y puede vivir con mucho menos de lo que nosotros podemos, de ahí que su resistencia sea mayor y cómo se crecen en la adversidad.

34¿Por qué votan como votan? Tanto en la delegación de la UE en Moscú, como en los encuentros con periodistas de Sputnik o de RT, como en las visitas a embajada y consulado, e incluso en las conversaciones con nuestros guías rusos, hemos podido comprender un poco mejor en qué consiste la democracia imperfecta de Rusia y cómo Putin ha sabido presentarse como un nuevo padre, una nueva figura a un tiempo cercana pero implacable, en quien los rusos pueden confiar. La escasa oposición política, la aún mejorable libertad de expresión, cierta marginalización de las minorías, la agresividad diplomática y la presión militar sobre algunos territorios son elementos que hablan de una democracia todavía en estado gestante, pero no menos cierto es que un país de las dimensiones de Rusia, tan heterogéneo, que ha sufrido un duro golpe tras el fin de la Guerra Fría y que aún tiene en la memoria el ánimo insuflado por un Lenin omnipresente en la imaginería rusa, posiblemente sea este sistema lo que ahora necesite.

¿Cómo son las relaciones con Europa y el resto del mundo occidental? Delicadas. La geoeconomía no ha llegado a calar, y aún quedan décadas de geopolítica a la antigua usanza, a pesar de los cambios tecnológicos y sociales. Las relaciones son complejas por la calidad de la democracia rusa, pero son necesarios cuantos más esfuerzos diplomáticos (Ignacio Ibánez Rubio, embajador español en Moscú y Mirko Kruppa, Head of Politics, de la Delegación de la UE en Moscú), mejor, así como ampliar las relaciones comerciales (Luis Portero, Head of Economy de la Delegación de la UE en Moscú), culturales (Abel Murcia, director del Instituto Cervantes en Moscú) y educativas (José Aurelio Llaneza, agregado de educación en la embajada española en Moscú).

Conocernos a nosotros, por José Luis Parada
Sabemos que no es lo mismo hacer turismos que viajar, que viajar no es igual que peregrinar, y que más allá de peregrinar se puede estar en35 un destino. Nos acercamos como turistas pero regresamos como viajeros que han peregrinado poco (aunque la visita al mausoleo de Lenin bien podría comprenderse como una peregrinación) pero que sobre todo han disfrutado del encuentro con quienes están.

Conocer al otro significa conocernos mejor a nosotros mismos. A estas alturas ya sabemos que no se ama sino lo que se conoce y no se conoce sino lo que se ama, y en el proceso de conocer mejor Rusia creo que todos hemos aprendido a quererla más y mejor. Hay ciertas semejanzas entre los pueblos ruso y español que se refleja en el sincero amor que los rusos profesan por el Quijote. Él fue un héroe abnegado y alocado, el pueblo ruso sigue siendo sacrificado y laborioso, el español ha olvidado el valor del sacrificio y ha dejado de soñar.

Tal vez sea esta la mejor de las enseñanzas del viaje: juzgar menos al otro, salir a su encuentro, encontrarse en los valores universales. Si es así, esto habrá sido un viaje universitario, un viaje de la ELU.