El pasado 31 de octubre los delegados de Madrid organizaron la primera actividad en la Comunidad de Madrid que por los diversas circunstancias tuvo que dividirse en dos según la zona en la que viven los alumnos. Algunos de los que participaron nos cuentan ellos mismos cómo lo vivieron y en qué consistieron las dos propuestas:
MADRID
Pilar Monedero García-Ochoa – 1º
El pasado 31 de octubre se produjo el encuentro entre los ELUs de Madrid. Las limitaciones de movilidad plantearon en un primer momento ciertas dificultades para que se produjera. Sin embargo, los delegados supieron solucionarlo buscando todas las alternativas posibles para que este encuentro tuviera lugar, y ahora podemos decir que fue todo un éxito.
La actividad giró en torno a la visita al Museo Thyssen, concretamente a la exposición temporal de expresionismo alemán, lo que nos permitió rodearnos de un ámbito cultural que nos ayude a empaparnos del sentido ELU. Las diferentes obras nos permitieron entender mejor la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX, que vivieron una época de guerras y enfrentamientos de clases lo que hizo que esto quedara reflejado en sus obras con motivos abstractos y subjetivos. Pudimos apreciar diferentes corrientes dentro del propio expresionismo lo que llenaba la exposición de contrastes. Por un lado, llamativos paisajes rurales o extrañas figuras que daban pie a la imaginación de cada uno. Por otro lado, obras más oscuras que representaban los sentimientos del autor que decidía abstraerse mediante la pintura para poder representar lo que ocurría a su alrededor.
Después de haber visitado la exposición, fuimos al Retiro para poder llevar a cabo los grupos de trabajo. Aprovechamos la agradable tarde de otoño para sentarnos en el césped y compartir nuestras impresiones sobre lo que nos había transmitido la exposición. Además, hubo tiempo para hablar sobre futuros encuentros y cómo utilizaremos el nuevo Pasaporte ELU que nos ayudará a llevar un recuento de todo lo que hagamos según el ámbito en el que se enfoque.
Por último, qué mejor manera de acabar este encuentro que yendo a tomar algo por los bares de Madrid. Recorrimos desde el Retiro las principales calles hasta encontrar algún bar que acogiera a tantos grupos de seis personas en los que nos dividíamos. De esta manera acabó este primer encuentro en Madrid, entre risas y anécdotas pudimos conocernos más y dar pie a futuros encuentros que seguro serán igual de increíbles.
Jaime López Espada – 2º
El pasado sábado tuvimos la oportunidad de reencontrarnos con nuestros compañeros de la ELU y de encontrarnos, en algunos casos por primera vez, con los de primero. Sin duda fue una gran oportunidad para conocernos un poquito mejor y, además, cómo se suele decir ahora, todo se hizo con las medidas sanitarias adecuadas.
La actividad comenzó en el museo Thyssen, donde nuestro grupo se dedicó a admirar las obras de los expresionistas alemanes, sobre todo las de Kandinsky, a renombrar cuadros y a tener algún que otro debate intensito, o mejor dicho, apasionado, sobre los límites del arte.
La velada continuó en el parque madrileño del Retiro. Una vez dentro nos asentamos alrededor del Palacio de Cristal (en grupos de seis que es lo que marca la ley) que actualmente alberga una exposición de flores gigantes muy bonita. Allí y al modo de los grupos de trabajo tratamos de explicar qué era para nosotros la ELU y compartir experiencias, expectativas y emociones. Creo que hablo en nombre de todo mi grupo si digo que los seis salimos de allí con ganas de aprovechar lo máximo que se pueda este año todo lo que tenga que ver con la Escuela de Liderazgo. Ah bueno, y con ganas de rellenar todas las páginas del nuevo Pasaporte ELU.
Después de todo esto, la actividad se dio por finalizada y todos nos despedimos, pero como no podía ser de otra forma muchos nos fuimos a tomar algo y disfrutar de lo que quedaba de noche antes del toque de queda.
Luisa Ripoll – 3º
La exposición temporal del Thyssen estaba perfectamente escogida para mostrar el cambio de paradigma que se dio en el arte a principios del siglo XX: el uso subjetivo del color y de las formas, la búsqueda de los sentimientos más reales. Para mí, una exposición perfecta para el encuentro, ya que cada cuadro estaba sujeto a múltiples interpretaciones, y comentarlas con el ELU que tenías al lado surgía de forma natural y siempre era constructivo. Al final, uno se reconocía en la mirada del otro, y qué manera más bonita de conocerse.
POZUELO
Borja García – 4º
El sábado pasado tuvimos una actividad los elus que somos de la zona de San Juan de la Cruz, en Pozuelo de Alarcón. En principio íbamos a ir al museo Thyssen en Madrid, pero como confinaron nuestra zona fuimos a ver otra obra de arte completamente inesperada. Esta obra es especial, pues no ha sido creada por ningún hombre.
Además, aunque muchas veces se ha intentado copiar, nunca se ha conseguido igualar en belleza y asombro. Hablo de las puestas de sol.
Fuimos a un parque natural que hay en Pozuelo por la tarde, buscamos un sitio que tuviera buenas vistas y estuvimos contemplando la puesta de sol. Durante la puesta, leímos algunos fragmentos de poesías en las que se hablaba de esta maravilla, y después estuvimos hablando y reflexionando sobre cómo muchas veces las mayores maravillas del mundo no están en un museo ni en un lugar exótico, si no que las puedes encontrar con tan mirar a través de la ventana. Nos dimos cuenta de lo impresionante que es que algo tan peligroso y hostil como el sol puede generar una situación tan bella cuando se junta con el resto de elementos de la naturaleza.
¿De verdad todo esto se ha creado por azar? Nos preguntábamos.
Nos sirvió para conocernos mejor a los que ya nos conocíamos de antes, a hacer amistad con aquellos que son de primero, a darnos cuenta de que muchas veces son las cosas más sencillas las más bellas, y que son estos momentos, bien disfrutados y con un buen grupo de amigos, de las cosas que nos hacen más humanos.
Jaime Parra – 1º
En un mundo dividido por una enfermedad pandémica, los ELUs del Pozuelo confinado se encontraron en un día de cielo rosado para observar el atardecer. Arropados por letras de Neruda, reflexiones de Gandhi e historias de Exupèry, no les hace falta ver 43 atardeceres en un día como el Principito, porque con uno en buena compañía es suficiente.