Ingeniería Industrial

Vida ELU

Elus por el Mundo – Pablo Espinosa

Por: ELU Admin

Querida comunidad ELU:

Os escribe Pablo Espinosa, alumno de cuarto curso de la Escuela. Aunque soy estudiante de tercero de Ingeniería Industrial en la Universidad Carlos III, este año tengo la suerte de poder disfrutar del programa Erasmus en Suiza. Aunque os podría concretar mi experiencia en la ciudad donde está mi universidad, Brugg-Windisch, al ser pequeña y estar un poco en tierra de nadie os contaré mi experiencia de intercambio en toda Suiza en general, ya que tengo la suerte de estar en país relativamente pequeño en el que todo me queda a un paseo en tren como mucho.

Empecemos por el principio. Aunque no fuera una de mis primeras opciones al echar mi solicitud, sabía que era una posibilidad probable por no ser muy querida como destino de Erasmus. Una vez me asignaron plaza y me decidí solo había una idea que allá donde le comentase se repetía: “te vas a un sitio caro y aburrido”. Pues bien, aunque pueda estar de acuerdo hasta cierto punto con lo primero, no puedo estar más en desacuerdo con lo segundo. Os cuento esto principalmente porque desde el primer momento que tomamos tierra un amigo de clase y yo, nos dedicamos a recopilar lo que llamamos “Las grandes mentiras de Suiza”, y como las más de treinta entradas que hemos ideado resumen bien lo que hemos vivido, usaré alguna para este trocito de Elus por el Mundo.

Mentira no.1: En Suiza hace frío
Vale, sí, sé lo que podréis estar pensando: la Confederación no tiene el clima de Córdoba un día cualquiera de primavera, pero tampoco tiene ese frío siberiano que tantos me advertían. Os estoy escribiendo ya entrado diciembre y el abrigo no ha sido realmente necesario hasta hace una semana o dos. Además de esto, quitando la temporada invernal (que lejos de ser árida, tiene su propio encanto por las grandes decoraciones de Navidad y el paisaje nevado allá donde mires) Suiza tiene un clima suave y agradable el resto del año que te permite hacer una infinidad de planes al aire libre.

Mentira no.4: Suiza es caro
Decididamente no me he ido de intercambio a un país donde la vida sea asequible para cualquiera, pero con la mentalidad apropiada de estudiante de Erasmus, uno se puede organizar para no gastar mucho. Sabiendo a qué supermercados ir, como Lidl o Aldi, dónde comprar cosas básicas a buen precio, los sitios en los que tomarse algo no suponga un agujero en la cartera, y el cómo moverse en transporte con abonos más que rentables, la vida se vuelve mucho más asumible y parecida a lo que uno se encuentra en otros destinos Erasmus popular como Francia o Italia. Además, un extra a tener en cuenta es que el estado suizo (no la UE) te proporciona una ayuda mucho más generosa, además de otros descuentos y facilidades para salir adelante.

Mentira no.12: En Suiza se trabaja mucho
Aquí tengo que romper una baza en favor de nuestra tierra, y es que a pesar de la fama que tenemos de perezosos y vagos, y la buena fama que tienen los países germanófonos en cuanto a diligencia y trabajo, en este país la gente se toma la vida con mucha filosofía. La administración pública aunque eficaz, no siempre es rápida. Ésta tiene unos horarios muy escuetos donde encontrar ayuda fuera de ellos o por un canal distinto a ‘en persona’ es cercano a imposible.

Mentira no.16: En Suiza con el inglés te basta
Aunque esto es verdad si solo te mueves por las grandes ciudades como Zúrich, Ginebra o Basilea, la realidad es que fuera de ellas no es tan común que la gente hable bien inglés. Al ser un país con cuatro lenguas oficiales (alemán, francés, italiano y romanche), tienes más posibilidades de encontrar alguna que sepas con la que puedas apañártelas. Aun así, en función del cantón (región) en el que te encuentres uno u otro será la oficial y la mayormente hablada, así que conviene saberse un buen puñado de básicos de cada uno para poder pedir un café o ir a comprar a un supermercado.

Más allá de lo que os he comentado, que es un poco crítica doble al prejuicio a veces excesivamente generoso y otras injustamente peyorativo que tenemos los españoles hacia Suiza, mi experiencia aquí está siendo sobresaliente. La gente es muy amable y atenta, donde te sorprende una mezcolanza entre la practicidad y rectitud germana y la cercanía y extroversión propia de italos y galos. Este crisol cultural europeo es apreciable en cualquiera de sus ciudades, pero os recomiendo verla con vuestros propios ojos visitando las distintas regiones que lo conforman, donde seguro que disfrutaréis mucho y acabará por encantaros tanto como a mí. En definitiva, para que veáis hasta qué punto es tal mi satisfacción con este intercambio, que al principio solo me iba a quedar un cuatrimestre, pero tras verme tan a gusto, decidí solicitar una prórroga que me concedieron sin problema alguno.

Este es un país muy bueno para un estudiante equilibrado, que quiera disfrutar de una infinidad de planes distintos (desde fiesta y ocio nocturno hasta senderismo, esquí y otras actividades al aire libre) y viajes variados (moverse por Europa es realmente barato y rápido desde aquí), pero que también quiera recibir un buen complemento a su educación y formación. Esta última aquí destaca por su sencillez y lo asequible que es, pero sobre todo por el gran énfasis en lo práctico que le ponen desde el principio. Ya sea desde la propia universidad o en conjunción con ella, avanzar y dar los primeros pasos en la vida profesional es tremendamente sencillo, donde verte colaborando con
empresas prestigiosas de distintos sectores es la norma.. Por lo tanto es un gran destino, completo en muchos aspectos y que sin duda dejará una buena señal en ti, como experiencia de vida, y en tu expediente como experiencia universitaria que es.

A pesar de que lo recomiendo a cualquiera que lo esté considerando (e incluso si no está en su radar) sobre todo creo que es ideal para personas que estudien carreras más prácticas, en el ámbito de la ingeniería y empresa, por lo previamente mencionado. Con estas palabras me despido, espero que os haya gustado y esta entrada haya servido para que podáis ver con otros ojos a este gran y bello país.

Vida ELU

Elus por el Mundo – Gustavo Álvarez

Por: ELU Admin

Estimados Elus y ELUMNIS,

Si todavía no nos hemos presentado, permitidme comenzar por ahí. Me llamo Gustavo Álvarez y actualmente curso mi cuarto año de Ingeniería Industrial y ADE en ICAI, Madrid. Soy un asturiano de 22 años disfrutando de un Erasmus en Holanda o, dicho con más rigor, en Delft, ciudad situada en la región holandesa de los Países Bajos. Llegué en agosto y aquí permaneceré hasta principios de junio, momento en que volveré a España para el acto de clausura de la ELU como graduando. Ha sido un año sin precedentes para mí, por lo que me gustaría compartir con vosotros mis impresiones al respecto.

¿Qué es un Erasmus? Esta pregunta puede tener una y mil respuestas más. Supongo que, para cada uno, esta experiencia significa algo distinto. Tal vez un horizonte por descubrir para algunos, tal vez un mero pasatiempo para otros. En mi caso, describiría la experiencia como una oportunidad de transformación. Oportunidad por estar supeditada a la voluntad individual de vivir al máximo el momento presente. Transformación por conllevar un cambio sobre la persona que decide aprovechar dicha oportunidad. Este cambio no se sitúa en ninguna dirección concreta, ni apunta en un sentido determinado. Para algunos significa su primera emancipación, aunque esto no haya sido así en mi caso.

Mi primera burbuja explotó a los 18 años, cuando abandoné Asturias y me desplacé a Madrid en busca de mejores expectativas académicas y laborales. Tras tres cursos en residencia, una nueva burbuja comenzaba a tomar forma. En mi opinión, esto, no necesariamente malo, sí conlleva el riesgo de abrazar cierto conformismo social. Como consecuencia de la fortuna de verse muy bien rodeado, uno puede relegar la idea de que, especialmente a nuestra edad, se debe estar en constante búsqueda y crecimiento. Creo que, a tal efecto, el Erasmus es una experiencia idónea.

TU Delft, Technische Universiteit Delft, es una universidad donde solo hay ingenieros. Esto implica que, en una acogedora ciudad de 100.000 habitantes, haya 25.000 estudiantes de ingeniería. Esto dota a la urbe de un dinamismo sin par, aunque obliga a uno a adentrarse en la cercana Róterdam para encontrar mayor diversidad de alumnado. La exigencia de la universidad no tiene nada que envidiar a las españolas; por lo que, exceptuando para aquellos que nos encontramos de intercambio, el resto de alumnos tiende a recluirse con asiduidad.

Con una de las carreras más prestigiosas de Europa en el campo aerospacial, TU Delft es una maravilla. Un campus muy cuidado, con instalaciones muy modernas y vanguardistas. Por tener, tiene hasta el Instituto de Investigación Nuclear, con un pequeño reactor. Las instalaciones deportivas parecen una ensoñación, de verdad. Como colofón, cabe mencionar que TU Delft es pública; lo cual, sumado a lo anterior, contribuye a que mucho talento internacional —también español— decida realizar aquí sus estudios.

Por todo lo dicho, Delft ofrece muchas posibilidades. Entre otras cosas, he tenido la suerte de apuntarme a la rama holandesa de 180 Degrees Consulting, que opera como una suerte de consultoría social donde colaboro con un proyecto de microfinanzas en Zambia. Además, con tanto estudiante, siempre hay planes que hacer. Cada época del año tiene lo suyo y, aunque enero y febrero fueron ciertamente fríos y lluviosos, en general no hace mal tiempo. La meteorología viene predominada por el viento y las nubes, pero diría sin ninguna duda que llueve más en Asturias que aquí. Aunque claro, comparado con Madrid…

Los neerlandeses tienen fama de cerrados entre los internacionales, pero esto no es del todo cierto. Por lo general, tienden a ser muy cercanos y amigables una vez superas la primera barrera social. Sin embargo, su gusto por el tecno es, en ocasiones, ciertamente abrumador. Hay una vasta cantidad de festivales en cuyos escenarios encontrarás tecno duro, acid, house… Aunque en diciembre todo estuvo cerrado por COVID19, desde hace un par de meses no hay ningún tipo de restricción. Y, aunque hay bastante fiesta, no es un país con mucho día festivo. Que yo sepa solo hay cuatro, exceptuando los propios de Navidad y Semana Santa: Koningsdag (“El día del Rey”), día en que se celebra el cumpleaños del monarca regente y donde todos han de vestir algo naranja; Bevrijdingsdag (“El día de la Liberación”), que conmemora la rendición nazi en Holanda; el Hemelvaartsdag (“El día de la Ascensión”); y Pinkersteren (“Pentecostés”), ambas de fundamento cristiano.

Los Países Bajos ofrecen una escasa cultura gastronómica, especialmente comparada con su variopinta gama de ciudades. Delft, mismamente, es una pequeña ciudad con la mayor densidad de canales por metro cuadrado, al estilo de Ámsterdam. Prácticamente no se ven coches, ya que aquí la bicicleta tiene prioridad absoluta. La Haya, a tan solo cinco minutos en tren de Delft, presenta un centro histórico muy bien cuidado y sirve como sede para muchas instituciones del país. En contraste, Róterdam es una ciudad muy dinámica y moderna. En Ámsterdam, se visita; en Róterdam, se trabaja; en Delft, se estudia; y en La Haya, se jubila.

Como conclusión, el Erasmus es una experiencia muy interesante. Te permite explorar, viajar y descubrir a muchos niveles. Como impacte en ti depende exclusivamente de cómo decidas encararlo. Soy de los que cree que no hay un destino mejor que otro, puesto que cada lugar ofrece un sinfín de oportunidades que debemos estar dispuestos a aprovechar. Está en tu mano hacer de ello una experiencia transformadora e inolvidable.