ELUs por El Mundo – Julia Salafranca
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Hace ya siete meses que vivo en esta curiosa ciudad de Escocia llamada Glasgow. Digo curiosa, porque tienen costumbres tan extrañas como poner un cono de tráfico en una de sus estatuas más famosas o freír barras de Mars. Si ya pensábamos que los ingleses hacían las cosas al revés, los escoceses más aún. Sin embargo, no podría haber escogido un sitio mejor para pasar los cuatro próximos años de mi vida.
Cuando llegué al aeropuerto de Edimburgo (desgraciadamente no hay vuelos directos Madrid–Glasgow), tuve un choque con la realidad, iba a vivir sola y no tenía ni la más mínima idea de cuál iba a ser el resultado.
El primer día fue un desastre, el taxista, escocés, tenía un acento ininteligible, que me hizo replantearme mis conocimientos de inglés. Además, no vi a nadie en la residencia ya que me había pasado todo el día explorando Glasgow con mis padres. A pesar de todo, me levanté al día siguiente decidida a conocer a gente, y para la hora de la cena (que allí es a las 5), ya tenía un grupo de amigos con los que salir aquella noche a los eventos que realizan las sociedades de estudiantes durante una semana para que la gente se conozca. Creo que esa semana, llamada “Freshers’ week”, fue una de las mejores de mi vida.
Aunque Glasgow tiene varias universidades, yo estudio en “University of Glasgow”, también conocida como “Hogwarts” por sus alumnos, ya que parece sacada de Harry Potter. Y es uno de los sitios que definitivamente hay que visitar. Además, muy cerca podremos encontrar mi lugar favorito, una alegre callecita llamada “Ashton lane”, llena de bares, lugares para comer y un cine antiguo con sillones.
Paseos por las calles principales, los jardines botánicos y parques, ir a los diferentes museos o ver la catedral y la necrópolis, caminar al lado del río al anochecer… son muchas las cosas que puedes hacer en Glasgow, caracterizado por un fuerte espíritu universitario.
También, merece la pena visitar Edimburgo, y el paisaje natural de Escocia, las “Highlands”.
Personalmente, vivir en Glasgow está siendo una experiencia muy enriquecedora, donde cada día sigo conociendo a gente increíble, de diferentes países y culturas, en una ciudad y ambiente universitario donde te hacen sentir parte de la comunidad. Para mí, Glasgow se ha convertido ya en mi segundo hogar. Y es que, si algo es cierto, la fama de simpáticos y acogedores de los escoceses, se la han ganado a pulso.
Glasgow es una ciudad que no os podéis ni debéis perder, así que podéis contar con una guía durante los próximos tres años, o tal vez más, nunca se sabe.
Julia Salafranca