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Vida ELU

Elus por el mundo – Sofía Sánchez-Bleda

Por:

Sofía Sánchez-Bleda 3ºELU

No sé ni por dónde empezar a escribir porque son tantas las cosas que me han pasado en estos meses que no sé cómo transmitir todo lo vivido.

Soy Sofía Sánchez-Bleda, y estoy en tercero. Estudio el doble grado de Relaciones Internacionales y Business Analytics en Madrid, en Icade y este cuatrimestre estoy en NC State, en Carolina del Norte, EE. UU.

En cuanto supe que me podía ir a estudiar fuera no lo dudé ni un segundo, sabía que iba a ser algo único y una oportunidad que tenía que aprovecharla. Siendo sinceros cuando en enero llegó el momento de irme me daba mucho vértigo. Era una sensación única, por un lado tenía muchísimas ganas de irme pero por otro me daba miedo salir de mi zona de confort.

Estados Unidos no es el típico destino de Erasmus a los que los estudiantes se suelen ir, para mí totalmente desconocido donde lo único que sabía era lo que había visto en las películas. Y así es, aquí estoy viviendo la mía, escribiendo sentada al sol en el enorme campus rodeada de otros estudiantes. Algunos están tumbados leyendo, otros jugando al voleibol, otros disfrutando del sol, …

El 3 de enero empezó mi aventura y salí del aeropuerto de Madrid con los ojos empapados en lágrimas. Cuando llegué y ya pasado el horrible jet lag una de las cosas que más me sorprendió es lo simpática y agradable que es la gente. Como me dijo Ainhoa una vez, la sonrisa es síntoma de felicidad, muestra el reflejo del alma y permite al otro crecer, y a mí para el que no me conozca mucho una de las cosas que más me caracteriza es esto. Escribía en mi diario “a mí me encanta sonreír y aquí te devuelven exageradamente la sonrisa” y es que con un simple gesto me empecé a sentir súper acogida.

Al principio la sensación es como que uno está de viaje hasta que pasadas las primeras semanas es cuando te das cuenta de que eso será tu casa durante los próximos meses. Otra de las cosas que más miedo me daba era perderme. Sin embargo he estado acompañada desde el minuto en el que llegué. Qué suerte tengo de que el Señor haya estado conmigo siempre.

Cada día aquí es distinto. Hay montón que cosas de hacer, desde ir a dar un paseo cerca del lago, ir al club de voluntariado del que formo parte, ir al gimnasio, pintar camisetas, ir a ver cualquier tipo de deporte que puedas imaginarte… siempre hay algo nuevo y divertido. También he tenido la suerte de haber compartido unos días con mi hermana Sara, y que lo que era mi casa a 6389 km, lo haya sido aquí.

Las clases aquí son muy distintas, en el buen sentido. El trabajo diario y constante es lo que más porcentaje tiene. Los estudiantes realmente disfrutan yendo a clase y les gusta, y hacen que eso se contagie.

Todo está siendo a lo grande. Estoy disfrutando mucho a la vez que aprendiendo. Además me ha servido para valorar lo que en casa era lo normal. Estoy conociendo una nueva Sofía que nunca se había dado, y estoy siendo feliz, dejando a un lado las preocupaciones del día a día y aprovechando cada pequeño momento.

Cultura

Elus por el mundo – Lola Álvarez

Por:

¡Buenas a todos!

Al parecer la ELU ha decidido este año conquistar Italia y yo no voy a ser menos. Soy Lola Álvarez, estudiante de 4º de Ingeniería Química en el Instituto Químico de Sarrià (Universidad Ramon Llull) en Barcelona y este último cuatrimestre he estado en Milán de Erasmus.

Me he sumado tarde al carro de contar mi experiencia, puesto que la mayoría de mis compañeros lo han hecho durante su estancia, pero como bien dice nuestro querido Martín, un camino no lo da todo hasta que no se recorre por entero. Por otra parte, quería darme un tiempo para aterrizar y digerir todo lo vivido, para así poder contarlo de la mejor manera posible.

No os voy a mentir, considerando toda la historia y cultura que abunda en Italia, Milán no era de mis primeras opciones como destino. Sin embargo, al ser mi universidad de origen pequeña, las ofertas eran un tanto limitadas, y de todas las elecciones posibles (en Italia tenía únicamente dos), terminé decantándome por la universidad: el Politecnico di Milano.

Con casi 50.000 estudiantes y 6 campus enormes repartidos por la región de Lombardía, el Polimi es una de las universidades con más prestigio a nivel europeo para estudiar ingeniería. Mi compañero Dani Abellán – si lees esto, verás como Milán mola más que Turín 😉 – ya comentó en su día cómo funciona el sistema educativo en Italia, así que no me entretendré porque en Milán funciona de la misma forma. Lo que sí mencionaré sobre el Politecnico es que está diseñada para que los alumnos se gestionen ellos mismos su propio tiempo y dedicación a los estudios, lo cual supone un gran contraste teniendo en cuenta que yo venía de una universidad privada, con muy pocos alumnos por clase, tres horas de laboratorio diarias y evaluación continua. El Politecnico es más bien todo lo contrario. No obstante, me ha gustado poder vivir la experiencia y poder contrastar dos formas de aprender distintas, cada una con sus respectivas ventajas e inconvenientes.

Mi campus en concreto, Leonardo, está ubicado en Città Studi, una zona de Milán no muy alejada del centro pero a su vez muy tranquila. Se respira el ambiente estudiantil allá donde vayas, en especial hacia las siete de la tarde, cuando la mayoría de clases han terminado y, si hace buen tiempo, se observa a todo el mundo sentado en la hierba que hay delante del edificio principal tomándose un Aperol del bar de confianza, la Spritzeria.

Pese a lo que muchos opinen, Milán es una ciudad bonita para vivir. Evidentemente no tiene el calibre cultural que tiene Roma, donde en prácticamente cada esquina hay una ruina o monumento que contemplar, pero es bonita a su manera. Más allá de los lugares más turísticos a visitar, como el Duomo, las galerías Vittorio Emmanuele, el Castello Sforzesco, la Pinacoteca de Brera y la zona de Navigli, vivir en Milán me ha dado la oportunidad de descubrir rincones preciosos que suelen pasar desapercibidos. Además, es la ciudad que mejor comunicada está del país, tanto dentro como fuera. Y es que donde no llegue una de las líneas de metro, llega un tranvía, y si no, habrá un bus que te lleve a tu destino. Por lo que respecta a viajes, su posición es tan estratégica que te permite hacer infinitas excursiones con sus trenes regionales. Gracias a ello, yo visité toda la región de Lombardía, Piemonte, Veneto, la Toscana y llegué incluso a Lazio, por no mencionar los viajes por Europa desde cualquiera de los tres aeropuertos de la ciudad.

Creo que todos los que hemos ido de Erasmus o de intercambio coincidiremos en dos cosas. La primera es que todos hacemos una evolución. Como bien comentaba mi compañero Ramón, volvemos siendo personas completamente distintas. A parte de que la Lola de hace seis meses no sabía cocinar, ni saber vivir sola, ni espabilarse, he vuelto con un cambio de mentalidad. Algo que no me gustaba de mí y que siempre comentaba con María en las mentorías es que de estar tan preocupada por el futuro, no lograba vivir el presente al cien por cien y no estaba conectada con la realidad. Pero este cambio de aires, no tener una rutina preestablecida y mis ganas de no querer contar lo mismo que ayer han permitido que disfrutara más de lo que vivía, y es algo que me he llevado de vuelta a Barcelona.

La segunda cosa es que la experiencia Erasmus no son los viajes, ni la fiesta (que por cierto, en Milán es lo más), sino que son las personas. No me considero una persona tímida (en gran parte gracias a la ELU, donde en cada ocasión uno acaba conociendo a gente nueva, y en parte porque al ir completamente sola no me quedaba otra) y no me fue difícil hacer amigos. Y qué amigos. No sabéis la suerte que he tenido de haberme rodeado de gente tan buena, y no sabéis lo agradecida que me siento. Vivir lejos de mi casa, sumado con la intensidad que supone estar de Erasmus, convierte a tus amigos en tu única familia allí, y una vez más pude ver reflejada la frase que tanto se nos dice en la ELU, no es dónde, sino con quién.

No me quiero enrollar mucho más, pero a efectos prácticos sí me gustaría dar algunos consejos para aquellos que quieran irse o se vayan a Milán de Erasmus:

  1. Id pronto. Aunque vuestras clases no empiecen hasta mediados de septiembre, intentad venir diez días antes para asentarse a la ciudad, conocerla y hacer planes con el resto de Erasmus que ya estén allí.
  2. Milán es una ciudad de clima extremo, el entretiempo no existe. Suele hacer mucho calor hasta mediados de octubre y en cuestión de dos días llega el frío invernal.
  3. Como buena catalana, os diré el bolsillo os va a picar, sobre todo con el alojamiento. Pero la situación es la que es y cuanto antes busquéis alojamiento, mejores opciones tendréis.
  4. Lo queráis o no, acabaréis relacionándoos más con españoles por inercia. Al fin y al cabo somos los que no solo compartimos el idioma sino también costumbres. Sin embargo, os animo a no cerraros y conocer a personas de distintas nacionalidades (no solo italianos, sino que también libaneses, belgas, franceses, iraníes, taiwaneses, americanos,…). La riqueza cultural que ganaréis será brutal y os llevaréis muy buenos amigos.
  5. No decir que no a ningún plan, las mejores anécdotas nacen de los planes más aleatorios.
  6. Sed conscientes de que lo que estáis viviendo es algo único y que muy probablemente estéis viviendo los mejores meses de vuestra vida, por lo que aprovechad desde el principio cada momento.

Por mi parte creo que no me no me olvido de nada, salvo de recomendar encarecidamente que vayáis de Erasmus. No tendremos muchas más ocasiones en la vida de vivir una experiencia así, de modo que si os lo estáis pensando, no dudéis. Y por supuesto, si alguien tiene alguna pregunta, yo estaré encantada de responderos.

Ci vediamo en el finde!

Vida ELU

Elus por el mundo – Ramón Torres

Por:

¡Hola!

Lo primero de todo, para aquellos que no me conozcan, soy Ramón Torres, estudiante de 4º de ingeniería industrial en la Universidad de Sevilla y de 4º de la ELU.

Este año soy uno de los afortunados en irse de Erasmus y no hay mejor ciudad que Roma, la citta eterna. La ciudad que no muere, que tiene historia romana, germánica e incluso española, que durante siglos fue la capital de la civilización occidental y en la que se respira historia en cada esquina.

Para mí, los primeros días fueron como un turista más, desde el Coliseo al Vaticano pasando por Trastevere sin olvidarnos de pasar antes por la Fontana di Trevi. Lo he resumido en muy poco para una ciudad como Roma, pero para mí era la primera vez que salía de casa tanto tiempo y la primera vez en esta ciudad. Aunque lleve 4 meses fuera de casa y me quede bastante aún, desde hace tiempo puedo decir que me llevo a personas esenciales, desde mis compañeros de piso a personas de distintas partes de España con las que probablemente nunca hubiera coincidido.

Los primeros meses fueron de viajes, y muchos: Nápoles, Milán, Verona, Florencia, Bolonia y Rávena, entre otros. Además, el segundo cuatrimestre se espera movidito también por viajes: a Madrid de vuelta a la “Paquito”, al norte de Italia y centro de Europa en general. Sin embargo, no todo va a ser viajar. Leyendo distintos “Elus por el mundo”, me di cuenta de que se nota que somos ELUs, no solo queremos viajar y salir de fiesta como siempre pintan de Erasmus, sino que queremos ir más allá, nunca pasar de puntillas.

Por este motivo, siempre tuve muy claro que quería aprovechar al máximo la oportunidad de estar en una universidad tan prestigiosa como lo es la Sapienza. Durante el curso he podido asistir a clases de máster, seminarios y prácticas sobre energía (mi especialidad en Sevilla), además de poder impregnarme de distintas culturas, compartiendo clase con polacos, franceses, iraníes, etc. Actualmente, estoy terminando los exámenes, pero la experiencia de las clases me ha encantado; muy internacional y abierta, una universidad muy grande y diversa en la que todo el mundo tiene cabida. Además, mi facultad, por suerte, está al lado del Coliseo y de la Iglesia de San Pietro in Vincoli (alberga el Moisés de Miguel Ángel), además de ser un edificio histórico la propia facultad. En resumen, en Roma se respiran historias vayas donde vayas.

Como es de esperar, en el Erasmus hay tiempo para todo, y tú decides en qué invertirlo. En estos primeros cinco meses, puedo decir que han sido de mucho aprendizaje, de reír, de equivocarme, de disfrutar, de saber gestionar y aprender. Puedo decir que, tras esta primera mitad, el Ramón que llegó no es, ni volverá a Sevilla dentro de 5 meses siendo el mismo, este continuo aprendizaje hace madurar aún más al que pensaba que era maduro, organizado al que pensaba que lo era y ciudadano del mundo al que pensaba que era el mundo el que lo llevaba a él.

Antes de despedirme, llega el momento que todo el mundo estaba esperando, y sí, la recomendación. Animo y recomiendo a todo aquel que se quiere ir y al que no y aún no lo sabe también, a que se dejen sorprender y se “tiren” a la piscina. Somos jóvenes una vez y los 22 (que acabo de cumplir) no los voy a volver a tener. Por eso, porque la vida está para exprimirla al máximo, no dejéis que miedos e inquietudes os abrumen y os dejen sin una experiencia que recordaréis toda la vida, el “famosillo” Erasmus. Finalmente, quiero agradecer a todos los que están haciendo de estos meses una experiencia única y que para cualquier duda o indecisiones que tengáis, no dudéis en escribirme, para eso están los Elus .

Arrivederci!