Budapest

Vida ELU

Elus por el mundo – Clara Sánchez

Por: ELU Admin

¡Hola elus!

Soy Clara Sánchez Fernández-Pedraza, elu de 4º y estudiante de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Desde que era pequeña la idea de irme de Erasmus rondaba por mi cabeza y, debido a las características de mi carrera, consideré oportuno realizarlo en mi último año ya que podía estudiar las optativas más internacionales y universales de mi plan de estudios. Así, entre todos los destinos que me ofrecían, escogí Budapest, una ciudad maravillosa en la que estoy viviendo una experiencia increíble. Con muchísima ilusión, ganas y nervios llegué a mi Universidad (National University of the Public Service), y para mi sorpresa – y suerte – ¡descubrí que era la única española en toda la universidad! Así, el inglés estaba asegurado desde el minuto uno.

En cuanto a las clases, pude escoger asignaturas que me ofrecían una formación más práctica y dinámica, en las que se interactuaba mucho durante las sesiones y parte de la evaluación consistía en presentaciones de 30 minutos exponiendo el tema que hubieras investigado. Además, se fomentaban mucho las conferencias sobre temas geopolíticos de la actualidad que me han permitido conocer más el panorama internacional. Y, aparte de lo académico, el deporte era uno de los pilares de la universidad, fomentado a través de los diferentes equipos de fútbol, baloncesto, hípica, equitación… Como con las instalaciones que ponían a nuestra disposición a un precio muy económico. Sin duda, lo mejor de la universidad ha sido el grupo de internacionales que hemos hecho, compartiendo muchísimo tiempo juntos tanto en la universidad como fuera de ella. De esta manera con las clases, actividades y amigos de la universidad he vivido en un ambiente internacional al completo.

Así, cuando llegaba a mi piso en el centro de Budapest, que compartía con tres españolas y una andorrana, me sentía como en casa. Cinco chicas, completas desconocidas al principio, y que a lo largo de los cuatro meses viviendo, compartiendo y creciendo juntas, la amistad ha venido sola. Cada una con nuestra personalidad y dando lo mejor de nosotras para generar un buen ambiente de confianza y generosidad. ¡Hasta hacíamos compra conjunta y compartíamos la comida! Lo más parecido a una familia que te puedes encontrar de Erasmus. Y, además, ha sido con ellas con quien he viajado durante estos meses.

Porque aparte de lo que os contamos hace un tiempo Blanca, Jorge y yo en la Newsletter sobre el transporte, la gastronomía y la gente de Budapest, otra de las maravillas de esta ciudad es su ubicación en Europa. Viena, Bratislava, Cracovia, Serbia y Praga son ciudades que he tenido la suerte de conocer en estos meses y que me han hecho empaparme de su historia y, principalmente, de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, con los estragos que causaron el nacismo y comunismo en ellas, como nunca antes lo había hecho. Es impactante ver cómo en todas ellas hay un free tour sobre “El barrio judío y la Segunda Guerra mundial” en los que te cuenta cómo se vivió aquello en estos países y cuánto ha marcado a la sociedad y a su gente.

Escribiendo estas líneas todavía me queda un mes más para terminar esta gran experiencia. No obstante, a día de hoy soy consciente de cuánto he aprendido, vivido y conocido durante estos meses. Vivir fuera de casa, en el extranjero, con otro idioma y cultura completamente diferentes a la tuya, te presenta situaciones que, más o menos agradables, tienes que hacer frente y, sin duda, te ayudan a crecer, ser consciente y valorar cuánto cuestan las cosas, la actitud con la que lo quieres vivir, saber lo que merece la pena y dedicarle el tiempo que necesita.

Y, sobre todo, me reafirma aún más un lema que es de esta casa, y es que “La felicidad sólo es real cuando es compartida” y en mi caso no habría sido así de no haber tenido a las personas con quienes lo he vivido y con quienes he compartido mi experiencia al volver a España.

Os animo a todos los que podáis, de decir que sí a la oportunidad de hacer un Erasmus y vivir así una de las mejores experiencias de vuestras vidas. ¡Nos vemos pronto!

Un abrazo,

Clara

Vida ELU

Elus por el Mundo – Clara Sánchez, Blanca Lirio y Jorge Úbeda

Por: ELU Admin

¡Hola, elus!

Somos Blanca Lirio, Clara Sánchez y Jorge Úbeda: una veterana y dos alumnos de 4º de ELU, respectivamente, que estamos cursando un cuatrimestre universitario en Budapest, Hungría, y queríamos contaros un poco lo que está siendo nuestra experiencia aquí.

Cuando llegamos, a finales de agosto, la ciudad aún acogía muchos turistas que aprovechaban los últimos días de verano para visitar la ciudad. Y nosotros, recién llegados, nos sentíamos un poco como ellos; “de paso”: ninguno asimilábamos mucho que esta se iba a convertir en nuestra casa durante los siguientes cinco meses.

Poco a poco, nos hemos ido instalando, y hemos descubierto una ciudad que tiene un sinfín de cosas para hacer y visitar. Y, es que, dividida por el río Danubio en dos partes, Buda y Pest; Budapest es una de las ciudades con más ambiente nocturno, y planes día a día que hemos conocido: tiene desde islas convertidas en parques, hasta castillos de lo que fue el gran Imperio Austro-Húngaro; pasando por el parlamento más grande de toda Europa, y los “ruins-bars” más icónicos de la zona.

Sin embargo, es una ciudad que no necesita de grandes planes para disfrutarla; pues, por ejemplo, pasear por la ciudad es una experiencia genial, que, aprovechando el buen tiempo que está haciendo ahora; (el invierno en Budapest puede alcanzar los -10º C) a todos nos encanta hacer.

En lo que respecta a la universidad, estamos teniendo experiencias algo distintas. Cuando quedamos para hablar de cómo vivimos los retos académicos, a dos de nosotros nos pareció que había que estudiar más de lo esperado, mientras que hubo un “voto particular” en el que se opinó que la vida académica para un Erasmus en Budapest es más bien relajada. Suponemos que depende mucho de la universidad a la que vayas.

Sobre las amistades internacionales, nos parece muy curiosa la forma en la que los españoles nos relacionamos de Erasmus. Tras estar aquí un mes y medio, nos hemos dado cuenta de que los estudiantes españoles somos los únicos que, por regla general, no hacen piña con los alumnos del resto de países. Así, está el grupo de italianos, franceses, alemanes, etc. y, por otro lado, el grupo de españoles. Lo hemos estado hablando con amigos que están o han estado de Erasmus en otros países, y pasa lo mismo en todos los destinos. Salvo honrosas excepciones, somos mucho más gregarios de lo que en un primer momento se pueda pensar. Culturalmente somos gente simpática y abierta, pero en el Erasmus nos acomodamos. No nos complicamos mucho la vida.

Después de charlar un rato, caímos en la cuenta de que podía ser por tener que hablar en inglés. Ya no es que ser sociable en un idioma que no es el tuyo requiera un esfuerzo extra, que también, sino que, además, nos da corte hablar en inglés delante de nuestros propios compañeros españoles. Es muy difícil mezclar grupos y que nazcan verdaderas amistades porque nos ponemos a hablar entre nosotros en castellano a la menor oportunidad. Sería buenísimo que nos quitáramos ese complejo de encima porque nos estamos perdiendo a mucha gente estupenda.

Por otro lado, en un primer contacto con los autóctonos te puede sorprender la diferencia de comportamiento que tienen dependiendo del grupo generacional en el que se encuentren. Si tienes cualquier duda o necesitas ayuda en la calle, la gente joven es muy abierta y está dispuesta a ayudarte en lo que necesites; los de mediana edad lo harán también, pero si después de intentarlo no consiguen entenderte, seguirán su camino sin dedicar más atención. En cambio, los mayores tendrán una actitud distante y fría desde el principio, sin posibilidad de entablar contacto con ellos. Es importante entender que esto es reflejo de los tiempos que han tenido que vivir, puesto que la etapa comunista en este país no acabó hace mucho y marcó fuertemente a la sociedad en un clima de desconfianza y discreción extrema. También nos ha sorprendido la cantidad de “homeless” que puedes encontrar en las calles, tanto si es una avenida principal como una más secundaria. No obstante, la ciudad es muy segura, tanto de día como de noche hay mucha gente y el ambiente de la ciudad te hace sentir rápido como en casa.

Una de las mayores joyas que tiene Budapest es su transporte público. Tranvía, metro, bus, trolebús, conectan prácticamente todos los puntos de la ciudad permitiéndote ir, de una manera muy intuitiva y rápida, a cualquier parte. Aunque si tienes la oportunidad y las ganas, te recomendamos alquilar una bici y recorrer las calles de Budapest con ella. Desde el Puente de la Libertad, cualquier mirador o incluso a orillas del Danubio puedes disfrutar de un atardecer espectacular y deslumbrarte con la iluminación de la ciudad de noche. Tampoco te puedes ir sin probar el famoso Goulash, una sopa densa con trozos de ternera, verduras y paprika (también muy popular aquí) o el Langos, pan frito caliente al que le puedes añadir diferentes ingredientes como queso, jamón, nata, etc. y que está delicioso.

Nosotros sólo llevamos un mes y medio aquí y ya estamos enamorados de la ciudad. Sabemos que todavía tenemos muchas cosas por descubrir y vivir durante los próximos meses, y esperamos seguir creciendo personalmente como lo estamos haciendo con esta gran experiencia.

¡Un abrazo a todos y nos vemos pronto!