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Vida ELU

Daniel Sada – ELUs por el Mundo

Por:

“Mi experiencia en Roma está siendo una auténtica pasada. Al principio no me convencía mucho Roma como destino: estaba muy cerca de casa, es una ciudad que ya conocía, iban varios amigos míos de la universidad… Pero cuando finalmente escogí Roma, decidí ir a la aventura. Me busqué compañeros de piso que no conocía de nada, una zona de Roma también desconocida para mí, y una universidad que nada tenía que ver con la UFV. Y ahora que estoy ya acabando mi periodo de Erasmus, puedo decir que fue la decisión correcta.

Uno puede pensar que Italia y España son bastante parecidas con todo esto de la cultura mediterránea, pero para nada. Desde el principio me sorprendió el estilo de vida italiano. Comen a la 13:00 horas, cenan a las 18:00-19:00 horas, y esa costumbre española de cervecitas con tapas en una terraza es inexistente aquí.

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Sin embargo, Roma te ofrece a cambio miles de oportunidades distintas. No solo todo el turismo evidente (Coliseo, Vaticano, Capilla Sixtina, las cuatro grandes basílicas…) sino que cada calle, cada casa, cada edificio tiene su historia. Y eso es algo que se nota. En Roma, parece que todo se hace a lo grande. Y pasear, y más aun vivir en Roma, te hace sentir parte de algo más grande. La gente que se piense que conoce Roma, en realidad no tiene ni idea. Es una ciudad que tiene cada día una cosa nueva por descubrir, y después de cuatro meses viviendo aquí, me he enamorado de ella. Y sé que todavía me falta tanto por conocer…

Mi primer día en Roma, he de decir que llegué un poco preocupado. ¿Conocería a gente guay? ¿Me costaría mucho hacer amigos? ¿Me llevaré bien con mis compañeros de piso?… y todas esas preocupaciones se me fueron esa misma noche. Había una fiesta organizada para los alumnos erasmus, y nada más llegar ya conocí a lo que pasaría a ser mi cuadrilla (la llaman así porque son casi todos vascos jajaja). Me encontré metido en un grupo de gente totalmente distinta a mí, con ideas completamente diferentes, y más fuera de mi burbuja de lo que nunca había estado, y sin embargo me sentía como en casa.

A partir de ahí, todo fue a mejor. Una cosa muy buena del Erasmus en general, y de Roma en específico, es que te permite viajar mucho y muy barato. En la segunda semana ya habíamos organizado un viaje, y nos fuimos a Nápoles (la mejor pizza del mundo sin duda), Pompeya y a la costa amalfitana. Una maravilla de viaje. Después hemos hecho muchos viajes más: Florencia, Milán, Venezia, Marsella, Holanda… No hemos parado.

Otra cosa que me ha encantado de Roma es la universidad. Se llama la LUISS, y la verdad, no había oído hablar de ella en mi vida. Pero es la leche. Nunca había visto una uni con tanto ambiente en el campus, con tanta actividad. Para que os hagáis una idea, en cada pasillo hay una guitarra colgada, para que si a alguien le apetece se la pueda llevar a los jardines a tocarla un rato. Tienen una zona de radio y música por si quieres relajarte un rato; una sala donde solo se puede hablar inglés con pianos, guitarras, café y galletas gratis, sofás para relajarse… En definitiva, una locura de universidad que me ha permitido conocer a muchísima gente de todas partes.

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Una diferencia un poco molesta de Roma comparado con Madrid es el transporte público. No es que vaya mal, es que es un auténtico caos. En realidad, toda la ciudad lo es, por eso me gusta tanto. Mis amigos y yo decimos que en Roma o le echas un par, o no cruzas un paso de cebra en tu vida. Porque aquí todo el tema de respetar semáforos no lo llevan. Con el transporte público igual, todo eso de seguir el horario como que no les apetece. Y un bus puede pasar cada 5 minutos, y luego no pasar durante 2 horas. Así que siempre tienes que estar preparado para todo.

Y esa fama que tienen los romanos de conducir mal: totalmente cierta. Pero yo no diría que conducen mal; más bien tienen sus propias reglas. Es un caos organizado, en el cual la gente hace lo que quiere, mientras sea más rápido que el otro. Si ves que el otro es más rápido, o hace el giro antes, o llega a un stop antes… le dejas pasar. Así funciona. Y una vez te acostumbras es una maravilla, porque en vez de preocuparte por seguir las normas, tienes que preocuparte por adelantarte al otro, lo que hace que conducir en Roma sea bastante divertido.

Por último, pero no por ello menos importante, quería hablaros de la fiesta romana. He de decir que no me ha decepcionado. Aquí la gente sabe cómo se sale. No tanto como en Madrid, pero saben lo que hacen. El hecho de que se pueda beber en la calle, con música, hielitos… te hace la vida mucho más fácil. Y ya si le sumas que el clima aquí es una maravilla (no he tenido que ponerme el abrigo todavía) hace que salir de fiesta sea muy fácil y económico. Hemos tenido la suerte de tener discotecas donde ponen música muy buena, con descuentos para erasmus… por lo que diversión no ha faltado. Pero mi plan favorito de Roma, sin duda, era ir a Trastevere a nuestro restaurante predilecto: pizza margarita a 3€ (tamaño familiar) y el litro de vino blanco a 8€. No había manera de no salir contento de ese sitio.

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Así como idea final, os recomiendo a todos los que no lo hayáis hecho que os vayáis de intercambio, y que no tengáis miedo a iros solos, a la aventura. Creo que esa es una manera única de conocerte mejor a ti mismo, salir realmente de tu burbuja, y ponerte al límite. Y ya si podéis hacer deporte si estáis de intercambio hacedlo, que a mí eso me ha faltado y se nota un poco jajaja.”