mARTEs – La muerte de Sócrates
Por: ELU Admin
¡Feliz mARTEs! Hoy contamos con la aportación de Sammy Ades, estudiante de 2° curso de Derecho de la UAM y de la ELU que nos comparte la obra La muerte de Sócrates, del pintor francés Jacques-Louis David. Este artista fue uno de los máximos exponentes del estilo neoclásico, que volvía la mirada a las figuras, temáticas y canon de las antiguas Grecia y Roma.
Las palabras de Sammy son fruto de la reflexión que para él suscita este cuadro y con ellas nos deja preguntas que necesariamente nos interpelan. ¡Esperamos que las disfrutéis tanto como nosotros!
«Sócrates, filósofo, cuya misión era la de molestar con sus preguntas (o por lo menos así lo percibían sus coetáneos). Sócrates, a pesar de ser muy respetado, quizás, por hacer tantas preguntas se ganó más de un enemigo…
Pero vamos a lo que importa. Este cuadro de Jacques-Louis David (1748-1825) se llama La Mort de Socrate. Pretende representar la muerte de Sócrates.
Sócrates fue sentenciado a muerte al haber sido declarado culpable de los cargos de los que le acusaban, que eran ni más ni menos que “introducir nuevos dioses y corromper la moral de los jóvenes”.
Es relevante, en primer lugar, destacar que todos en el cuadro representan en su expresión tristeza y horror. Desde el discípulo de Sócrates Critón, el cual intentó convencer hasta el final a su maestro para que no tomara la cicuta (el hombre de la túnica naranja que agarra la pierna de Sócrates) hasta el propio carcelero, el cual no puede si quiera sostenerle la mirada a Sócrates (el hombre de la túnica roja que le está dando la cicuta a Sócrates).
Todos, menos uno, él, Sócrates, que lejos de sentir miedo parece aceptar su condena de forma bravísima.
Jacques-Louis consigue transmitir de forma sincera y cruda ese sentimiento de angustia mediante sus pinceladas, pero también, transmite ese feroz convencimiento que parece invadir a Sócrates. ¿Cómo pudo trasmitir el pintor tanto sentimiento sin ni siquiera haber estado presente? Simplemente, alucinante.
Además, Jacques-Louis, creo que se esmera en contraponer dos formas de afrontar esta tragedia, la de la incomprensión y el miedo que transmite a través de todos los personajes que aparecen en el cuadro a excepción del protagonista y por otra parte, la del convencimiento y la seguridad mostrada a través de Sócrates; es increíble cómo en un solo cuadro hay tantas emociones y tan contrarias.
¿Qué tiene de especial este acontecimiento? Pues para mí lo que lo hace tan especial no es que se trate de un filósofo muy relevante o que este hecho tuviera importante repercusión en ese momento, sino que lo que lo hace único es que, aunque tuvo la opción de exiliarse y asumir un destierro, él no aceptó y prefirió tomar la cicuta, delante de muchos de sus discípulos mientras daba una última lección a sus pupilos sobre la inmortalidad del alma.
¿Por qué Sócrates pudiendo huir prefirió tomar la cicuta y cumplir la condena? Es algo que sin duda alguna me genera confusión, pues pudiendo huir ¿cualquiera no hubiera escogido vivir frente a morir? Quizá, reside la cuestión en eso, en su discurso sobre la inmortalidad del alma.
Para muchos una muerte evitable y para otros una muerte con un mensaje de aceptación y resignación.
Yo creo que no se limita solo a eso. Seguramente, nunca sabremos por qué decidió tomar la cicuta, pero si algo se percibe en el cuadro es el convencimiento de estar haciendo lo correcto. Se fue con la conciencia tranquila y como él mismo dijo “la buena conciencia es la mejor almohada para dormir”.
Aún con todo esto, no me termina de convencer su decisión y me sigue asombrando, al igual que a sus discípulos, esa determinación por aceptar la condena a muerte, sin duda alguna es un misterio sin resolver, pero remitiéndome a él de nuevo “El mayor de todos los misterios es el hombre” y Sócrates nos lo demuestra de forma muy personal.
¿Estamos entonces, ante un convencimiento de muerte o una muerte con convencimiento?».