Identidad

Vida ELU

RATIO LEGIS – LA IDENTIDAD EUROPEA

Por:

La identidad europea, ¿mito o realidad?

“Europa ha perdido sus raíces”. “La Unión Europea no tiene sentido”. “En realidad tengo más en común con un argentino que con un alemán”. Estas son afirmaciones que, sin duda, podrían escucharse en el ágora moderna de nuestras ciudades y que abordan un debate muy interesante: ¿realmente existe una identidad europea?

A la hora de analizar distintas identidades, los estudiosos suelen apoyarse en tres grandes teorías: la cultural, la instrumental y la cívica. La teoría cultural afirma que las identidades tienen su raíz en factores étnico-culturales que han evolucionado y se han estabilizado a lo largo de la historia. La teoría instrumental afirma que la identidad se elige racionalmente en función de los beneficios que aporta. Finalmente, la teoría cívica defiende que la identidad se basa en un acuerdo sobre unas reglas para la convivencia pacífica, especialmente sobre unos valores compartidos.

¿Y cuál es, entonces, la naturaleza de la identidad europea? ¿Responde a alguna de estas teorías?

Los más pragmáticos afirmarán sin vacilar que la identidad europea tiene un carácter esencialmente instrumental, pues está vinculada a ventajas económicas tangibles como la eurozona, el espacio Schengen, los Erasmus, el mercado único… Para ellos, más allá de estas utilidades, no existiría una verdadera identidad europea.

Los más idealistas, por el contrario, defenderán que se trata de una identidad cívica, pues la UE se fundamenta en los valores del artículo 2 del Tratado de la Unión Europea: respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y de los derechos humanos.

Y por último, los más entusiastas afirmarán que Europa es también una comunidad cultural, enraizada en lo que el Preámbulo del Tratado de la UE denomina “herencia cultural, religiosa y humanista”.

En esta línea, un estudio realizado por la Fundación Robert Schuman sostiene que la identidad europea se edifica sobre una dialéctica constante entre una cultura común y una fragmentación política histórica. Por un lado, Europa es la Antigüedad grecolatina, el cristianismo, las universidades, el Renacimiento, el grito por la libertad de las revoluciones liberales…. Por otro lado, cada Estado miembro ha seguido caminos políticos y culturales muchas veces
irreconciliables: la tardía unificación de Alemania e Italia, frente al parlamentarismo inglés consolidado desde hace siglos, o incluso la histórica rivalidad entre países como Francia y España, que aún resuena en frases como el popular “I don’t want to be French”.

Y aun así, la identidad europea sigue mostrando signos de vida. Según el Standard Eurobarometer 84, un 42% de los ciudadanos considera que la historia y la cultura son la base de esa identidad, y un 56% afirma sentirse tanto nacional como europeo al mismo tiempo, sin percibir contradicción alguna entre ambas pertenencias.

Tal vez, entonces, se puede hablar de una identidad europea intermedia, con componentes culturales y cívicos que han permitido construir una unión políticamente estable y económicamente ventajosa entre 27 países. Pero también es cierto que esta identidad se presenta débil, como lo demuestra el simple hecho de que su existencia aún se cuestione. La historia europea no se enseña de manera común en las escuelas, y los ciudadanos a menudo desconocen los valores compartidos que sustentan la Unión.

Por ello, como ya advertía Jacques Delors, octavo presidente de la Comisión Europea, es fundamental dar a Europa un alma, una espiritualidad y un significado que trascienda las realidades económicas y administrativas.

Vida ELU

Filosofía de Bar – ¿Quién eres?

Por:

Inés Pacheco, 1º de ELU:

El pasado 7 de marzo tuvimos un nuevo encuentro de “Filosofía de Bar” en el que reflexionamos sobre la identidad. En esta ocasión, contamos con la compañía del Padre Rafa Pou, Martín Tami y Marta Luquero.

El encuentro comenzó con una presentación del tema por parte del Padre Pou en la que planteó la relación entre el nombre y la identidad. Nos invitó a preguntarnos: ¿quién eres?, ¿cuál es tu nombre? Partiendo de la idea de que sí existe un nombre para cada uno pero no lo conocemos verdaderamente, sino que tenemos que salir a buscarlo con el otro. Una búsqueda en la que hay cabida para el error y que solo adquiere sentido en el diálogo con los otros y con el Otro. También nos lanzó otras preguntas como ¿es posible darme forma a mí mismo? o mi yo se crea o se descubre.

Después, realizamos una ronda en la que cada uno compartió las preguntas que le habían surgido antes del encuentro y a partir de las palabras del Padre Pou, así como los aspectos que más nos inquietaban sobre este tema. En este punto, Martín nos introdujo el concepto de la vocación y la relación entre las dualidades permanencia-cambio y llamada-pertenencia en el descubrimiento de la identidad. Y es que cuando soy capaz de reconocer la llamada, tenemos la responsabilidad de responder porque nuestra identidad está vinculada con el otro ya que pertenecemos al otro porque el otro conoce nuestro nombre y es capaz de interpelarnos.

A partir de este momento, mantuvimos un diálogo abierto en el que abordamos cuestiones como la influencia del entorno en nuestra identidad, el papel de los errores en la búsqueda de nuestro yo, la forma en a que las personas que nos rodean nos moldean y la relación entre nuestro yo y los cambios que este ha experimentado a lo largo de nuestra vida.

Durante la conversación comprendimos que somos una mezcla de las personas que nos rodean, las decisiones que tomamos y aquello que se escapa de nuestro control. Entendimos que no podemos conocer quienes somos sin la mirada del otro, porque solo se conoce lo que se ama y, ¿cómo voy a conocer si no amo y soy amado? Además, reflexionamos sobre cómo nos definimos a través de la entrega al otro en el presente y la fidelidad a nuestros valores frente a los desafíos de la vida. Coincidimos en que para saber si nos estamos equivocando en la búsqueda de nuestra
identidad, la respuesta se encuentra en el silencio. Solo cuando conectamos con nuestra interioridad sin que esto nos genere ruido, podemos saber que estamos en el camino correcto.

Para cerrar, hicimos una ronda final en la que recopilamos qué es lo que más nos había llegado a cada uno y compartimos las preguntas que nos llevábamos, además de agradecer el tiempo compartido.

Personalmente, era la primera vez que asistía a un encuentro de Filosofía de Bar y la experiencia no me dejó indiferente, salí con más preguntas que respuestas, lo que en filosofía solo puede ser algo positivo. Pero, sobre todo, disfruté de escuchar a mis compañeros, de la oportunidad de conocerlos un poco más, de compartir nuestro tiempo y nuestras ideas. Me fui con una profunda sensación de calidez de poder formar parte de algo tan especial como la ELU.

Vida ELU

Luisa Ripoll en Punto de Encuentro: “Ser auténtico es ser sin pretensiones”

Por:

“El pasado lunes 18 de noviembre tuvo lugar el segundo café de Punto de Encuentro en la Universidad Carlos III de Madrid. Punto de encuentro es una iniciativa que surgió como proyecto final de la Escuela de Liderazgo Universitario de la promoción 2018-2019, que pretende acercar a profesores y alumnos, tratando de manera humana y sencilla las preguntas trascendentales del ser humano. Un poco con las formas de un Café Newman, que todos conocemos por ser la actividad estrella de los domingos en los fines de semana de la ELU.

En el café al que asistí se trataba el tema de la identidad. ¿Quién soy? ¿Cómo me muestro a los demás? La ponente fue Mónica Cavallé, doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, que en sus propias palabras, ella aboga por “una filosofía de la vida”. Se dedica, entre otras cosas, al acompañamiento filosófico, a lo más Platón y menos Prozac.

Punto de encuentro - Luisa Ripoll

Entre las ideas que introdujo la ponente, destaco lo siguiente: somos un misterio para nosotros mismos, pero a la vez nuestro yo tiene raíces muy profundas y nos es una guía para orientarnos hacia el bien. Nuestro sufrimiento y nuestra paz interior es la voz de nuestro yo profundo. Nuestro sentir es guía, y de él obtenemos identidad, valía y dignidad. También que ser auténtico es ser sin pretensiones, sin querer crear una imagen de ti mismo, y así somos más felices, ya que lo que realmente soy no puede ser cuestionado.

Además, estos cafés son literalmente un “punto de encuentro”. Allí me encontré de lleno con Te, Lu y Sofi, que son las tres un amor. Y con ese amor que son, preparan estos espacios, y eso después se nota en el clima de confianza que se respira. ¡Yo ya no me pierdo ni uno! Podéis leer también lo que suben a su blog y seguirlas en instagram, @pdencuentrouc3m, en el que suben fotos y frases diariamente.”