El jardín de las delicias

Vida ELU mARTEs – Día Mundial de la Radiología

mARTEs – Día Mundial de la Radiología

Por: ELU Admin

¿Sabéis qué día es hoy? Bueno, además de ser martes, y de ser 8 de noviembre, es el Día Mundial de la Radiología. Si os habéis hecho una radiografía alguna vez, ¡tenéis mucho que celebrar! El mundo del arte también estuvo de enhorabuena al descubrirse los rayos X: en 1897, dos años después de que Wilhelm Röntgen los detectara, se realizó la primera radiografía a una obra de arte. Actualmente, es un procedimiento muy común en museos de todo el mundo.

Prueba de su relevancia son dos casos que os presentamos hoy:

  • Las hilanderas, de Diego Velázquez. El hecho de que esta obra apareciese en un inventario en 1664 con unas medidas, y un siglo más tarde, con unas mayores, hizo sospechar a los historiadores del arte que se había realizado un añadido posterior. Esta hipótesis se pudo comprobar al realizar una radiografía al cuadro: la pintura original absorbe más los rayos X, lo que delimita bien el añadido (se cree que se pintó para poder exponer la obra en el nuevo Palacio Real). Gracias a estos límites exactos, el Museo del Prado pudo diseñar en 2021 un marco que devuelve el cuadro a sus dimensiones originales.
  • El Jardín de las Delicias, de El Bosco. Ya hablamos de esta inagotable obra en la tercera entrega de nuestra sección Favoritos, que os recomendamos. Pero no dijimos todo… Inspirado por el uso de rayos X, al holandés van Asperen de Boer se le ocurrió aplicar la radiación infrarroja a cuadros. El carboncillo utilizado por los artistas para dibujar absorbe más estos rayos que la pintura; por tanto, esta técnica (reflectografía infrarroja) permite ver el dibujo inicial y su proceso creativo. Como un fantasma, sobre el rostro de Dios Padre en la escena del Paraíso aparece un rostro con barba completamente distinto, revelándonos el cambio de idea de El Bosco.
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mARTEs – Favoritos (III): El jardín de las delicias

Por: ELU Admin

Ya es junio… así que falta cada vez menos para disfrutar del verano, ya sea en la playa, en la montaña o, por qué no, ¡en el museo! Hemos compuesto para vosotros la última entrega (por ahora) de Favoritos, con una obra que es imprescindible contemplar durante una visita al Museo del Prado de Madrid. Estamos ante El jardín de las delicias, obra del pintor flamenco Jheronimus Bosch durante, se cree, la década de 1490. Bosch, también conocido en nuestro país como El Bosco, mostró un estilo único que jugaba con las perspectivas clásicas del Renacimiento para introducir formas y personajes que inspirarían a los surrealistas siglos más tarde. Es el cuadro favorito de nuestro seguidor @lagartigato, a quien agradecemos su contribución. ¡Esperamos que os gusten los siguientes detalles, tan solo unos pocos de los cientos que tiene!

1. ¿Qué es un tríptico? Los que hayáis tenido la inmensa fortuna de ver el cuadro en persona no tendréis esta duda. Para quienes no: un tríptico es el formato de ciertas obras de arte, compuestas por tres paneles, normalmente uno central de mayor tamaño y dos laterales, que se pueden plegar sobre el primero. Fueron muy populares en la pintura flamenca por su diseño ingenioso, que permitía incluir una cuarta escena, solo apreciable cuando el tríptico está cerrado. En este caso, El Bosco la aprovechó para representar el tercer día de la Creación mediante la técnica de la grisalla, que imita los relieves escultóricos con una escala de grises, la cual contrasta especialmente con la viveza del interior.

2. El Paraíso. El panel izquierdo representa el Edén o Paraíso de la religión cristiana, en el momento en el que se presenta Eva a Adán. Dios Padre parece mirarnos, como si acabáramos de irrumpir en una escena serena e íntima… pero esa serenidad es frágil. Hay dos detalles escondidos que presagian el Pecado Original: por un lado, una lechuza que se asoma por el hueco de la Fuente de los Cuatro Ríos, al fondo (las lechuzas eran mal augurio en la superstición medieval); por el otro, una roca en el estanque cuya silueta representa el rostro del Diablo, cubierta por anfibios (que también eran considerados malignos).

3. El Falso Paraíso. El panel central muestra la vida terrenal, en la que el ser humano se desenvuelve con la mayor de las lujurias, en posturas eróticas impredecibles. El Bosco critica que sus coetáneos crean disfrutar del Paraíso (lo cual sugiere también el horizonte, que se continúa con el del panel izquierdo), cuando tan solo es una copia frágil del real. Así, la imitación de la Fuente de los Cuatro Ríos está surcada por grietas y los tamaños de numerosos seres parecen estar invertidos: frutas, aves, almejas…

4. El Infierno. El Bosco sentencia el único futuro que le puede esperar al hombre si continúa en el pecado: la condena eterna. Al fondo, aparece una ciudad en llamas, que algunos han relacionado con una vivencia de la infancia del autor, que experimentó el incendio de su lugar de nacimiento. Sin embargo, lo que más llama la atención es el conjunto de actividades que se consideran pecaminosas: el disfrute de la música profana, los juegos de azar… Destacamos una pareja peculiar: un hombre siendo besado por un cerdo vestido de monja. ¿Podría ser una crítica del pintor al clero? No es seguro, pero la Reforma protestante comenzaría un año después de su muerte…