Elus por el Mundo – Jaime López Espada
Por: ELU Admin
Buenas, soy Jaime López Espada y estoy en tercero de la ELU. Soy de Madrid y estudio ingeniería industrial en dos universidades; la primera parte la he hecho en la famosa y reconocida entre los ELUs ETSII (UPM) de Madrid y la segunda la estoy haciendo en la École CentraleSupélec (CS) de París. La verdad que siempre había tenido claro que en el momento indicado intentaría hacer un Erasmus, pero nunca me había planteado la posibilidad de hacer un Doble Diploma, lo cual es una opción bastante interesante, y menos aún en Francia. Sin embargo, es de esto sobre lo que os vengo a hablar.
Desde bien pequeño he tenido siempre claro que quería dedicarme a la ingeniería, y teniendo una idea aproximada del panorama tecnológico todo apuntaba a que lo más interesante sería poder formarse en países punteros tales como Alemania o los Estados Unidos, y por ello las lenguas de estos lugares fueron las que me dediqué a aprender; ambos el inglés y el alemán desde la primaria hasta primero de carrera. Todo esto para que después de conocer a un veterano de mi universidad durante una peregrinación en Roma, este me contara las maravillas de una universidad, o más concretamente “École” (cf. Sistema francés), que existía cerca de París y en la que él había hecho ya una doble titulación. “CentraleSupélec” se llamaba, era la primera vez que escuchaba a alguien hablar tan bien de una universidad; me habló del método diferente de enseñanza, de lo dinámico y variado que era, de la cantidad de actividades del campus, es decir, de los foros de opinión, de empresas, de las fiestas, de los deportes y competiciones, de las oportunidades, de los viajes organizados y de muchísimas cosas más. Tal fue el asombro que me produjo el escuchar que existía algo que se asemejaba tanto a aquello que me habían explicado en el viaje de Becas que decidí frenar en seco y cambiar drásticamente mi rumbo universitario para ponerlo en dirección a París.
El camino no fue fácil, era necesario tener unas notas lo suficientemente buenas como para recibir el sí de la institución de partida (UPM) y la de llegada (CS), además de aprender el francés, del que no conocía ni una sola palabra, pero bueno señores, y aquí viene frase MrWonderful, el que la sigue la consigue, y así pasado un año logré cumplir los requisitos para poder partir a París a realizar un doble diploma.
Con las agonías y la inseguridad del camino recorrido para poder llegar a ser aceptado no fui consciente de que al final iba a irme hasta el último momento, y por eso, una vez allí todo fue bastante chocante, sin embargo, puedo decir que fue para bien. Desde el momento en que pisé el campus, hecho a la americana, es decir, enorme y a las afueras de la ciudad, con todo lo necesario para vivir entorno a ella, supe que este lugar era diferente; desde el calibre de los edificios hasta la manera en la que se nos acogió, con dos semanas llenas de actividades dedicadas a la integración de todos los alumnos, se podía sentir un espíritu diferente en esta manera de ver la educación.
A medida que ha ido pasando el tiempo, y con un poco de perspectiva ya, he podido observar como en esta universidad hay una combinación mágica entre motivación, recursos y colaboración. Es de verdad impresionante el tamaño de la vida universitaria que existe en este lugar, siempre en constante ebullición. La institución se pone completamente al servicio de los alumnos y facilita el acceso a multitud de recursos, desde la posibilidad inmediata y facilísima para reservar cualquier espacio de la uni, hasta el acceso a cualquier tipo de consejo o fondos para comenzar cualquier nuevo proyecto; provocando así que surja un ecosistema increíble en el que la propia École acaba siendo aquello tan bonito que nos decían en Becas Europa, es decir, un ayuntamiento entre alumnos y formadores.
Es cierto sin embargo que no todo es brillante y de color rosa, hay también cosas que fallan y no todo es perfecto, como el horario, bastante largo y absorbente, o la manera de enseñar de algunos profesores, que como es típico en muchas facultades de ingeniería son más investigadores que buenos profesores, pero a pesar de todo y haciendo balance, puedo afirmar que este lugar y la experiencia que estoy viviendo en él son increíbles.
En estos últimos meses he podido hacer de todo, cosas tan increíbles como poder subir a París cada fin de semana, como si fuera el patio de mi casa, recorrerme media Francia con la excusa de los viajes de “cohesión” o con los cursos de formación de la universidad, esquiar en los Alpes o, algo que me dejó sin palabras, montar gratis en un globo aerostático a la salida de clase, porque, ¡atentos!, la asociación de aeronáutica había decidido montar uno en los terrenos de rugby de la uni.
Académicamente el cambio ha supuesto un reto y he tropezado más de una vez en Centrale, ha habido momentos duros en los que uno se plantea bastantes cosas, y múltiples fracasos acompañados de muchos noes, más una vez más puedo confirmar que la experiencia ha sido positiva y que todas estas caídas han podido servir para aprender, total, unas veces se gana, y otras se aprende. Además, agradezco la gran libertad que existe para elegir el camino de formación que uno quiere seguir, con muchas opciones y variedad a la hora de elegir asignaturas y especialidades, además de la formación completa que se busca con bastantes cursos de formación en dominios trasversales.
Paralelamente a los estudios he tenido la suerte también de poder formar parte de una asociación llamada Perunidad, dedicada al apoyo de proyectos humanitarios en Perú, los cuales se financian y funcionan gracias al dinero recolectado durante todo el año por los miembros de la asociación y por la ayuda de gestión prestada desde la distancia, para finalmente acudir para ayudar en persona durante nuestro “stage” de verano. También he tenido la suerte de ser miembro del equipo de remo de CentralSupélec, la ACP, con la que he podido competir, perder y ganar en equipo, una verdadera suerte.
No puedo acabar esta crónica sin hablar de la gente tan maravillosa que esta experiencia me ha permitido conocer. Desde la familia de españoles con los que prácticamente vivo el día a día, pasando por mis compañeros de piso David y Sebas, hasta la infinidad de amigos franceses e internacionales de todas las puntas del globo que he podido hacer. Estoy muy agradecido por lo mucho que me han abierto los ojos y por los tantos buenos momentos que he podido compartir con ellos, pero aún más por saber que aún solo ha pasado un cuarto del tiempo que debo estar aquí.
De esta forma, termino ya de enrollarme cual persiana y os digo que me tenéis disponible para cualquier duda o consejo en caso de que alguno de vosotros quiera irse de Erasmus a Francia o que quiera aprender el francés “vite fait”, porque ya os digo que no solo es el inglés el que se enseña mal. ?
Bisous desde el bonito prado a las afueras de París en el que se encuentra esta maravillosa universidad, y ¡hasta la próxima!