Elus por el Mundo – Beatriz González del Yerro
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Realmente no somos del todo conscientes del gran privilegio que supone hoy día ser universitario. Generaciones y generaciones han trabajado por conseguir que, hoy nosotros, tengamos la oportunidad de formarnos en ciencia y conciencia, de dedicar unos cuantos años de nuestra vida para aprender y maravillarnos con lo que el mundo puede ofrecer al hombre, y que, con todo ello, podamos nosotros también responder a las necesidades de nuestro tiempo.
Desde un primer momento, estamos rodeados de muchísimas oportunidades entre las que nos es muy difícil escoger y, aunque a medida que pasan los años y avanzas en la carrera, parece que la línea a seguir ya está muy encauzada, te das cuenta de que no es así: que las decisiones y elecciones aún están por tomar, que es a través de ellas como encaminas tu vida y que dependen de ti el tomarlas.
Así, con estas reflexiones, empecé este verano sin saber que en tan solo un par de meses, me encontraría viviendo en la impresionante capital del antiguo Imperio Austro-Húngaro: ¡Viena!
La oportunidad se presentó la última semana de agosto, y en tan solo un par de semanas, me encontraba ya en la capital austríaca, viviendo en una residencia de estudiantes, practicando y aprendiendo alemán, conociendo la ciudad, haciendo nuevos amigos. Muchas veces esperamos que se den las circunstancias perfectas para realizar los planes que tenemos en nuestra cabeza sobre cómo tiene que ser nuestra etapa universitaria y por ello, muchas veces, acabamos separándonos de la realidad. Por ello, es tan importante el saber adaptarse a las circunstancias que vayan surgiendo y saber sacar el máximo partido a lo que ellas nos pueden ofrecer.
Así, ante la incertidumbre generada por la situación sanitaria respecto a la posible modalidad presencial de las aulas y aprovechando la oportunidad que se nos concedía desde la Universidad Carlos III de Madrid de realizar durante este año lectivo las clases totalmente online, me lancé a vivir a Viena. Sin duda alguna, he podido sumergirme totalmente en la cultura austriaca, viviendo en una pequeña residencia de estudiantes, donde he tenido la oportunidad de trabajar a tiempo parcial también. He podido aprender el respeto que tienen unos por otros, que se refleja en su tan conocida puntualidad y orden, la tranquilidad y sosiego en el vivir, su respeto por la tradición y la herencia recibida, cultivadas en la música, el teatro y el baile así como su vocación internacional sin dejar atrás su identidad como eminencia histórica.
Si bien es cierto que desde el pasado día 17 de noviembre, Austria se encuentra en un completo lockdown por la terrible pandemia COVID y el gran aumento de casos, entre la preocupación por el sufrimiento, la tristeza por la situación y consecuencias que está dejando, he aprendido a fijarme en el lado positivo, a valorar aquello que tenemos, que sigue siendo mucho y a pedir y dar gracias a Dios por todo lo que hemos recibido y por todas las personas que nos pone en nuestro camino.
Liebe Grüße und bis bald!
Beatriz González del Yerro