Experiencia Social en Fontilles – Por Belén Ortega

05 OCT

Hace unos días llegaron a mí unas cuantas preguntas sobre la experiencia que tuve en Fontilles y lo cierto es que se me vinieron mil ideas, imágenes y momentos a la cabeza para plasmar en el folio.

Cuando me enteré de esta actividad yo acababa de terminar mi primer curso de medicina (ahora estoy en 5º!!). Consistía en pasar una semana en una residencia con personas que habían padecido la lepra (o lo padecían), ayudando en lo que necesitasen. Me apunté antes de enterarme de qué iba la cosa, con un grupo de gente que no sabía ni por quién estaba compuesto.

belenchi

Fontilles está entre las montañas, a un rato en bus de Denia. Nos alejábamos en un acogedor Hostal en Denia (o cerca, no recuerdo bien), cerca de la playa y algunos bares chulos. Era septiembre y olía a final de verano tostado.

Mi primera impresión al llegar al sanatorio fue “que peque soy”, las vistas eran espectaculares. Era la primera vez que recibían voluntarios de la uni, nos estuvieron enseñando las instalaciones y pronto nos repartieron para hacer cosas.

Recuerdo que había una residencia, un centro de día, un bar, digamos que Fontilles era una “mini ciudad” diseñada desde hace mucho tiempo. A mí me tocó ayudar en la residencia. Aprendí a hacer camas, con sistemática y a dejarlas bien puestasJ. Ayudábamos en todo lo que hiciera falta. Recuerdo que algún día también aprendía del fisioterapeuta. Aprendí de todos y cada uno de los pacientes que conocí.

Aprendí a escuchar y aprendí mucha historia también. Organizábamos después algunas actividades para las tardes; hicimos un bingo que estuvo super divertido también. Aprendí sobre la patología de la lepra, vimos los laboratorios y cómo trabajan allí.

Lo que más me gustó de la experiencia es que me di cuenta de que regalar tiempo y dedicación a otra persona es lo más bonito. Es dar y recibir. Suena cursi pero fue así. Como te miran y te cuentan sus cosas, te reciben en su y hogar y de alguna forma entablas una conexión bastante intensa en pocos días.

Los pacientes de Fontilles son excepcionales. Seguramente mi opinión esté muy sesgada por la experiencia, pero como nos acogieron fue maravilloso, fue de mis primeras experiencias de voluntariado, de contacto con pacientes, con personas, y la verdad es que me enseñaron tantas cosas sin darse cuenta… ¡Ni yo, que lo he visto con el tiempo!

Fuera de Fontilles, donde nos alojábamos, está Denia muy cerca, sitios chulos para cenar y tomar algo. Además la playita, un paseo al atardecer…

Diría a los ELUs: Creo que dedicar un finde del verano a esto es una buena forma de desconectar, de dedicarle tiempo a algo que seguro da sus frutos, y no solo en beneficio propio. Seguro que la mayoría ya saben qué es el voluntariado, pero para mí, las personas de Fontilles son especiales; tanto pacientes como trabajadores. Vuelves a lo básico, a pasar el tiempo con alguien, a escuchar, a ayudar, y a querer… ¿para qué estamos hechos si no?