Experiencia Social ELU – Ciempozuelos

25 JUL

La incertidumbre es la sensación más frecuente cuando nos enfrentamos a situaciones ajenas a nuestro día a día. El estigma, desgraciadamente, también lo es. Ni muros de un blancor asfixiante, ni camisas de fuerza, ni almas errantes a lo largo de un corredor eterno. No encontramos nada de aquella imagen desvirtuada que arrojan los filmes de terror en torno a la salud mental. El Complejo Asistencial Benito Menni no se parecía en nada a aquel estereotipado manicomio que todos –admitimos entre complejos– imaginamos que sería.

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Apenas cinco días nos bastaron para poder afirmar sin rodeos que en aquel hogar vivían los seres más hermosos del planeta. Apenas cinco días de un intenso y gratificante programa de voluntariado, aderezado con interesantísimos encuentros de formación y reflexión común, sirvieron para afianzarnos en nuestra misión, tan personal e individual como compartida y universal: la hospitalidad.

En torno a este espíritu de entrega giró una experiencia irrepetible que nos permitió charlar con magníficos especialistas en salud mental, participar en terapias ocupacionales, conectar en el terreno espiritual con Hermanas Hospitalarias venidas de todos los continentes, empatizar y fortalecernos a raíz del testimonio del familiar de un paciente y, ante todo, escuchar. Escuchar, sentir y amar a cada una de esas personas que hizo que todo esto cobrara sentido, incluso a aquellas que aparentemente no parecían poder hablar, sentir ni amar. Y, sin embargo, ¡cuánto expresaban sin mediar palabra! ¡Cuánto sentían y cuánto amaban!

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¿De veras merece la pena sobrevivir cuando todo nos es adverso? Os animamos a plantearos esta cuestión; os animamos a participar en futuras experiencias de voluntariado. A nosotros tan solo nos queda reafirmarnos en nuestra creencia: ¡qué bello es vivir ante cualquier circunstancia! Sin duda, coincidiréis en la respuesta.