ELUs por El Mundo: María Guerrero

29 FEB

Me levanto, un Whatsapp para mis padres, “Buenos días!”, preparo el desayuno, acabo los deberes para las clases de hoy, me visto después de mirar por la ventana (y de comprobar la temperatura en algún sitio más fiable) y cojo la bici para ir a comerme el mundo.

Soy María, estudio traducción e interpretación y mi destino Erasmus era Finlandia, pero el peso en mi conciencia ha hecho que ahora esté viviendo en un lugar anónimo y perdido en tierras tudescas. Es una ciudad pequeña del sur de Alemania, con una calle principal y mucha zona residencial, con muchas (muchas) bicis, con su encanto y con sus historias sobre barriles de cerveza que se abrieron siglos atrás y que han marcado el municipio para siempre.

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Erlangen es una de las tres ciudades con dependencias de Siemens y su principal motor económico es la Friederich-Alexander Universität (establecida tanto en Erlangen como en Núremberg). Mi teoría conspiratoria es que Adidas (a unos diez quilómetros) y Siemens se han compinchado para aumentar la juventud y vitalidad de la zona por cien mil. Da gusto pasear sin rumbo, observar a toda la gente, entrar a los Kneipen y empezar a hablar con personas aleatorias. A veces conoces a gente cualquiera, otras veces acabas hablando sobre las variedades dialectales del catalán o en una charla sobre los nazis en un tugurio cerca de río. Yo he tenido la suerte de conocer también personas extraordinarias de todas partes del mundo, de todas menos de Erlangen. Y es que irónicamente para mí eso es sentir la ciudad: estar sentada con gente de sitios recónditos del mundo que confluyen por reglas del azar en este pequeño lugar.

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Académicamente, está siendo un año de retos, de hacer dieciocho asignaturas a la vez, de traducciones jurídicas imposibles de alemán a inglés y de aprender cómo funcionan las centrales eléctricas (porque sí, los Erasmus también tenemos que estudiar). Personalmente, está siento un año de tener entereza, de aprender a estar sola y de aprender a no estar sola. Socialmente, este año incluso diría que es más reposado que algún otro año de la carrera (se me habrá pegado algo de la responsabilidad alemana). Y vitalmente, este es el año en el que me enamoro del alemán, esa lengua ruda y complicada, y de toda la gente que me ha hecho amarlo.

Soy María, estudio traducción e interpretación y mi destino Erasmus era Finlandia, pero ¡qué de gente he conocido en mi destino final! Las decisiones que tomamos son las que nos hacen ser quienes somos, y yo soy un poco más alemana. En cualquier caso, el sitio es lo de menos. Lo importante sois vosotros, que tengáis ganas, que os lancéis a hablar con quien sea, que os equivoquéis al comprar una tarjeta de teléfono, que aprendáis, que viváis y que después seáis un poquito más persona. Indescriptible.

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Y que me espere Finlandia, que yo repito. María Guerrero.